Sociedad y religión

Autor: Rafael Ángel Marañón 

 

 

 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.

(Efesios 4:28).

A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan.

(2ª Tesalonicenses 3:12).

Mucho se habla hoy día de socialización, versus globalización, y hay establecido- creciendo cada día más-, un movimiento contestatario a esta hipotética forma de enfoque del futuro de la humanidad. Todos, antropólogos, investigadores sociales, políticos, toda clase de filósofos y escritores de las más variadas tendencias, hablan y hablan sobre el fenómeno de la globalización y la socialización.

Esta última ha dado unos resultados tan evidentes de fracaso que más vale que no nos ocupemos de ello. Hasta muchos cristianos también hablan del tema con más o menos acierto.

Por supuesto todos están (estamos) contra la contaminación, la explotación de riquezas y de personas. Como todos, nosotros (los cristianos) proponemos soluciones a este incipiente fenómeno. Lamentablemente también el cristianismo no pasa de abstracciones -por lo menos en los trabajos a los que  yo he podido tener acceso- y de dar soluciones o denunciar de forma similar a como lo hacen los paganos. Obras son amores y no buenas razones.

Es deseable por supuesto que cese la esclavitud, la explotación de niños, el divorcio, el aborto, etc., con sus perversas consecuencias y es deseable también que se denuncien estas situaciones tan horribles. Pero cuando falla la denuncia, es cuando se proponen "alternativas" a la situación actual. El tierno voluntarismo está bien para la denuncia, pero no para las alternativas que se dan, con una ignorancia de la naturaleza humana perdida y cada día más extraviada a pesar de los aparentes "adelantos".

Los grupos contestatarios pueden dar opiniones, y propuestas políticas, pero no tienen alternativas reales o medianamente válidas para este estado de cosas. Hoy día ya hemos contrastado sobradamente los resultados del comunismo, el fascismo y tantos otros ismos que solo han llevado al sufrimiento de los que han caído bajo su férula. Eso es incontestable.

El seguimiento de la dirección de Cristo ha dado siempre excelentes resultados. Y no se me hable de la Inquisición por que eso era un cristianismo un poco rarillo ¿No creen? Yo hablo del verdadero cristianismo tal como lo predicaron los apóstoles. Haciendo hincapié en que Dios padre lo había hecho Señor y Mesías (Cristo en griego)

Las propuestas de los antiglobalización, son solo eso. Propuestas que no tienen otra base que el intento de imposición de una distinta violencia, y el agujero por donde se intenta colar (por cierto en vano hasta ahora), propuestas políticas de tan distintos signos como gentes acuden a sus concentraciones. Pero insistimos: no son alternativas.

La contestación política tiene bastantes veces voz y razones, en la propuesta política de gobiernos o sistemas de gobierno, pero filosóficamente no tienen base ni discurso realista y practicable. No cabe la menor duda, y eso es importantísimo también, que la izquierda es tan necesaria como la derecha y ha de existir. Pero eso (o nada menos que eso) solo es política, y no alternativa de sistema social viable.

Decir que no hay derecho a esto o lo otro, es bueno y tiene su razón y necesidad, pero todos queremos tener nuestra buena casita, que desde luego no estamos dispuestos a compartir; cuando pulsamos el botón que enciende la luz queremos que luzca y que haya agua y alimentos. Producidos con, o sin abonos, queremos alimentos de la agricultura. Con o sin concentración de animales en las granjas, con métodos más o menos avanzados de crianza y engorde, deseamos alimentos a precios que podamos pagar sin hipotecar otras ventajas de la tan denostada civilización occidental, por otra parte con suficientes razones.

Haciendo abstracción de la técnica moderna, el pensamiento de la humanidad actual difiere muy poco, por no decir nada, de los imperios ya lejanísimos de Egipto, Nínive, Babilonia, Grecia, Roma etc. Solo que este pensamiento actual se establece en una civilización tecnificada, pero que filosóficamente no difiere en nada de las antiguas.

En realidad cuando se clama por la antiglobalización se clama también por un gobierno mundial, con la modificación o sustitución de las constituciones de cada pueblo o nación, para sustituirlas por una constitución mundial que sustituya a todas. El anticristo.

El terrorismo y cualquier incidente que pueda surgir (que surgirá), a causa de la situación a la que nos lleva el "sistema" que tantas libertades ha erigido y que tantas libertades ha extinguido por causa del "contrato social", provocarán cataclismos a nivel mundial. Y desde luego (en esto voy mucho más en contra de la corriente general) una tendencia cada vez más potente a establecer el "gobierno mundial".

Un gobierno fuerte, controlador y paradójicamente centralizador aun no se realiza (ni deseo, ni espero que se realice en mis días) porque las naciones que por una u otra causa (que no es de este trabajo analizar) han llegado a un alto nivel de opulencia, no quieren que se establezca, para no perder su estatus actual. No desde luego para beneficiar a otras naciones que, como es natural, van también a lo suyo como todos.

La tendencia actual de englobar a muchas naciones en un estado multinacional, es un empeño posible solo entre países que cómodamente instalados que, por ahora, se pueden permitir hacer abstracción de las tendencias centrífugas y los atavismos humanos de milenios.

Solo en la comodidad y la abundancia puede proyectarse este tipo de asociación o hasta integración relativa, que se destruirá tan pronto como aflore una crisis de suficiente consistencia para que se produzca la desbandada, si no es que se regrese de nuevo a las enemistades.

Huntigton, desde una posición voluntarista dice que hay que buscar las compatibilidades por parte de los dirigentes a fin de integrar las culturas, pero esto es utopía en un mundo que es cada vez más egoísta -a pesar de las declaraciones tan bonitas- y va a lo suyo. La solidaridad es solo cuestión de bellas palabras y de intereses.

Culturas como la islámica y la occidental (¿Para qué, llamarla cristiana?) no son compatibles en absoluto ya que cada una de ellas estima a la otra como nefasta. Por tanto es inútil tratar de otra cosa que de la convivencia, o menos aun, solo la cohabitación. Esto que afirmo no es políticamente correcto, claro está, pero no por eso es menos cierto.

Un resumen de esta situación y de las "alternativas" propuestas es como sigue según un trabajo muy documentado.

A) la necesidad de proteger la tierra (ecología) como patrimonio común de todos.

B) La necesidad de uniformar el sistema monetario.

C) La necesidad de mantener la paz mundial.

C) La necesidad de una mejor distribución de la riqueza y las oportunidades.

C)  La necesidad de rescatar a las naciones más débiles de su atraso que provocará muy pronto en una invasión más o menos pacífica.

Esto es magnífico y pocos estarán en desacuerdo con estos planteamientos, pero no se tiene en cuenta la realidad del egoísmo humano y que toda reducción unicista impuesta, será dictatorial, se trate por parte de la derecha, el centro, la izquierda, o cualquier otra propuesta social.

Para los cristianos (y esto es lo que más nos interesa), esta situación es del todo prevista y previsible a la luz del evangelio. La "Torre de Babel" es una realidad en un mundo que, como aquellos, trata desesperadamente de "emanciparse" de Dios y poder asumir, él mismo, toda la responsabilidad de la marcha de la humanidad con tan tristes y mezquinos resultados.

Los cristianos deseamos tan fervientemente, como el que más, que la justicia prevalezca en la tierra, y que la buena voluntad de Dios para con los hombres no sea impedida, sino recogida y disfrutada por el mayor número de hombres. De esto trata la evangelización y el magisterio cristiano.

Solo desde esta perspectiva real y sinceramente cristiana, es posible pensar en una redención y recuperación tanto de la humanidad como del resto de la creación. La Iglesia tiene que salir de sus paredes y demostrar fuera que esa piedad que mostramos dentro de los templos es aplicable más aun en la calle y en la solidaridad verdadera con los demás habitantes del planeta. “Y también la Iglesia puede caer en la tristeza metafísica-en la acidia-: un exceso de actividad exterior puede ser un intento lamentable de colmar la íntima miseria y pereza del corazón, que siguen a la falta de fe, de esperanza y de amor a Dios y a su imagen reflejada en el hombre”.

“Y puesto que no se atreve ya a lo auténtico y grande, tiene la necesidad de ocuparse de las cosas penúltimas. Sin embargo ese sentimiento de “demasiado poco” permanece en crecimiento continuo”. Sic.   (J. Ratzinger).

Lo dice el actual Papa , no yo.

Como para este tema no bastaría un libro y yo soy muy viejo y perezoso, dejo a los jóvenes tomar la antorcha y decir como Samuel: Habla, porque tu siervo oye. (1º Samuel 3:10).

En uno de mis libros escribí hace ya años más o menos esto: "El Che Guevara dijo casi al final de su vida guerrillera: «América cambiará cuando cambie el corazón de los americanos». Para llegar a esta conclusión no había hecho falta que hubiesen muerto y sufrido tantas personas".

Los cristianos no confiamos en panaceas políticas, aun colaborando lealmente al establecimiento de un mejor orden social, sino que esperamos, en la verdad y el genuino amor, que llegue la bendita hora en la que nuestro salvador y redentor Jesús, venga a establecer el orden perfecto y el gobierno justo por el que tanto suspiran todos los habitantes de la tierra.  Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. (2ª Pedro 2:13).