Sobre la oración

Autor: Rafael Ángel Marañón

 

 

Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria,

El ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;

Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones,

A fin de que, arraigados y cimentados en amor,

seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos

cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,

Y de conocer el amor de Cristo,

Que excede a todo conocimiento,

Para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios

(Efesios 3:19).

 

 

Se han escrito tantos libros y tratados sobre este misterio de la oración, que casi parece superfluo ponerse de nuevo a tocarlo. Lo haremos desde una perspectiva breve, y a poder ser concisa, pero para que todos entiendan

Casi vale más la pena decir lo que NO es la oración que lo que realmente ES. Pero como todos no estamos a la altura de los grande teólogos diremos cosas simples.

Dejemos de lado ese sistema, de pedir por cosas que realmente no son de tipo espiritual. No que dejemos de pedir unos por otros, por que hemos de ser solidarios.  Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. (Santiago 5:16).

Dios quiere que estemos en comunión constante con Él, por que digamos lo que digamos, solo así se puede estar vigilante ante las arremetidas del mundo. Quien no está haciendo las cosas como para el Señor, sino como para sí, no está en la onda en la que Dios quiere tenerlo. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. (Colosenses 3:17). Eso también es oración de la mejor calidad.

Reconozcamos que muchas veces nos movemos como las ardillas, solo por movernos, y otras somos como el oso que se pasa el invierno dormido sin hacer nada. Las dos posturas son extremas, y no valen para estar en la comunicación que Dios anhela de sus hijos.

La oración es un acto de cara a cara con Dios. Es en compañerismo agradable, de amigos, de camaradas, en la misma dirección y el mismo objetivo. De eso, pocos dirán que no. Pero es preciso que vayamos en la dirección de Dios y no hacer (o procurar hacer) que Dios vaya en la misma dirección que nosotros. Y lo hacemos muchas veces.

Conozco a hermanos en la fe que dicen: «Yo no oro mucho, por que siempre me siento como muy miserable delante de Dios. He pecado, y ahora no puedo presentarme sucio y con remordimientos delante de él». Craso Error ¿Qué decía el rey profeta David?: Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he pecado. Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. (Salmo 51:3,4).

David oraba, y oraba Jeremías en medio de sus tribulaciones. Elías que era hombre sujeto a pasiones, como nosotros, oró y no llovió, y después oró y volvió a llover. (Santiago 5:17).  ¿Y nosotros consideramos ser mejores que estos santos hombres de Dios y ponemos trabas por que no nos consideramos dignos? ¡Pues claro que no somos! Esa es nuestra grande, miserable, y bendita necesidad.

¿Con qué presentaré ante Yahvé, y adoraré al Dios Altísimo? ¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año? ¿Se agradará Yahvé de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma? Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Dios de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios. (Miqueas 6:6,7,8).

Perdonad hermanos, pero a veces parece que somos los más necios del mundo. Bien es verdad que el predicador yo el comentarista no hace muy bien su trabajo o nosotros somos romos para entenderlo pero hay cosas que las entendemos hasta los más lerdos. ¿Qué dice la Santa Escritura sobre la forma de andar delante de Dios.

¿Desecha la oración bucal, la que se hace de labios? No, si se hace sinceramente. Es muy bueno hablar con Dios. Bendita locura hablar con el altísimo aunque muchos se mofen de esta práctica, ¿Qué saben ellos? Pero yo voy sobre textos que se explican por sí solos.

No hemos de caer en la trampa de nuestra justicia y nuestro criterio, para enfocar debidamente nuestra vida ¿recuerdas los que Dios dice por medio de los profetas? Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado. (Isaías 29:13).

Lo único que tenemos que hacer es una parada en nuestro agitado andar y pensar un poquito solo en lo que nos dice la escritura. ¿Quieres andar delante de Dios y orar con la fe y la razón? Pues medita esto que sigue. Deléitate asimismo a Jehová y Él te dará los deseos de tu corazón. (Salmo 37:4)

Bien ora pues, quien para todo, mira a Cristo. ¿Qué más queremos que se nos diga? Y que mejores resultados encontramos en cualquier otra acción, que siempre va acompañada de aprensión, incertidumbre y angustia, cuando no de fracaso rotundo. Nosotros no podemos fracasar, por que nosotros no funcionamos por nosotros mismos; porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad. (Filipenses 2:13).

Sacrificar en obsequio suyo, todo lo que no es imprescindible para la vida honesta, es elevarse sobre nosotros mismos para subir de continuo hacia Cristo. Y esa es la mejor plegaria, por que es realmente, un diálogo íntimo y secreto, cara a cara con el amigo que nunca falla. ¿Por qué pedimos gollerías, y nos enfadamos si no nos las conceden? ¿En que estamos pensando? ¿Tal vez la lotería o cosa parecida, nos va a conceder lo que nosotros consideramos lo que debe ser lo bueno para nosotros?

La mejor oración es entrar de una vez, sin temor, y despreciando la propia vida, en el compañerismo de Cristo como legítimos herederos con Él, de la misma gloria que el Padre ha destinado para Cristo y los suyos. Y esos, hermano mío, somos nosotros. Tú y yo, y los demás por que todos somos del mismo barro, y para del barro hacer hombres y mujeres suyos, descendió Dios, en forma humana, para realizar tan bendito prodigio.

Así que no mires tanto tu ombligo y mira más a Cristo; No inventes teologías. Hay miles de libros y prédicas que hablan de cómo ha de hacer se la oración eficaz, pero solo hay una. Es estar y andar, de la mano de Jesús. El supo poner su rostro a las bofetadas, a los esputos, a su propia sangre, a la humillación de ser dueño de todo, y someterse as la voluntad de su Padre. ¿Y nosotros qué? ¿No creemos que nos debería dar vergüenza muchas veces, de lo retorcidos que somos, ante el que fue modelo inimitable de inocencia y verdad?

¿Quieres ser salvo, libre, y feliz? Sométete en todo a la voluntad de Dios cualquiera que sea esta. Esa es la formula para todo. Para que el pastor predique con poder del Espíritu, y para que el oyente beba del manantial de la verdad, y no de las aguas amargas de Mara. Y eso es lo que no enseñó Jesús de obra y de palabra.

Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.