Firmes en la fe

Autor: Rafael Ángel Marañón    

 

Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos,

Hijos que no quisieron oír la ley de Jehová;

Que dicen a los videntes: No veáis;

Y a los profetas: No nos profeticéis lo recto,

Decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras;

   Dejad el camino, apartaos de la senda,

Quitad de nuestra presencia al Santo de Israel.

   Por tanto, el Santo de Israel dice así:

Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad,

y en ello os habéis apoyado;

Por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina,

(Isaías 30).

   

¿Es moda, o es una tontería más para enmascarar problemas? Porque otra vertiente o alternativa no se comprende, nada más que desde un propósito de descristianizar España, aparte de disgregarla. No es solo en España, sino en toda Europa han tratado de quitar de delante de las gentes los símbolos cristianos. No es que alguien de nosotros tenga que estar o no, en la onda de los símbolos, siendo más partidario de la vida cristiana pública y ejemplarizante.

Fuera de las distintas sensibilidades, la cultura cristiana impregna hasta la médula, los principios que recibimos de nuestros padres cristianos. Puede que en muchos casos sean, en lo que respecta a la fe, unos principios rústicos y poco selectivos, pero en general, y en lo que respecta a las costumbres, la moral cristiana es la referencia de todo lo que se tiene como digno y deseable en la vida pública y privada, para la conducta diario de las gentes en los países tradicionalmente cristianos.

Ahora, en una época de apostasía galopante, los esfuerzos de los llamados hombres de progreso, quieren a toda costa barrer de la enseñanza los o principios de la religión. Los mismos que por la salud pública en moral y costumbres, tienen la responsabilidad de mantener y promover estos principios son los que han dado de lado y no solo eso, sino que se han lanzado al exterminio de cualquier idea que provenga del cristianismo.

Cada problema que surge en el seno o en relación con la Iglesia cristiana, es aireado con todo entusiasmo, mientras cualquier calamidad mucho más importante y dañina se oculta vergonzantemente.

No son los de lejos los que traen nuevas creencias y novedades, que eso sería natural y dentro de la libertad a respetar a todos, lógico y admisible. Pero los que más insisten en aniquilar la cultura cristiana, son los más beneficiados por estos principios evangélicos, que les permiten sus maniobras en contra del cristianismo,.

Estos apóstatas merecen que se les diga como dijo el profeta: No hablo de todos vosotros; yo sé a quienes he elegido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come pan conmigo, levantó contra mí su calcañal. (Juan 13:18).

  Son precisamente hombres y mujeres que tratando de imponer doctrinas extrañas, traen consigo la discordia y la destrucción de los “escrúpulos” cristianos. Es un ansia de autodestrucción en beneficio de no sabemos que conceptos de libertad o igualdad.

Se acepta por todos ellos como cosa natural y por tanto baladí, la violación de una chica /o de 13 años por un adulto que esa monstruosidad ya no es delito si el menor, ella o él, han dado su consentimiento.  ¿Cómo podríamos hacer catálogo de estos extravíos que, por lo que dice la opinión pública, (no contrastada) no tienen importancia? Los retrasados y retrógrados somos los cristianos.

Es cierto que debemos respetar a todos, por que esa es la esencia del cristianismo, pero también este es merecedor del respeto que, aunque sea por que es el principio de toda moral social, es o debe ser respetado por todos los beneficiarios de su operatividad y eficacia.

El iconoclasta, se fija solamente en que la cruz es el signo de la muerte de Cristo. La supresión de ese símbolo de nuestra redención, significa que la gente normal, sin mucha información sobre la religión, al no tener algo visible en que sostenerse por ser incapaz del raciocinio abstracto, se quede sin ese agarradero.

Agarradero que a su mente más rústica (no todos somos tan inteligentes, para ser unos consumados teólogos), le procura una referencia sobre el misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo. Así mismo he visto como a muchos de otras denominaciones cristianas, les han roto los cristales de los automóviles, por que llevaban un pez silueteado pegado a uno de ellos los mismos que apelan a la libertad para ellos.

La fobia antirreligiosa actual, es una de las más perversas y dañinas. No admite razonamientos, y es solo nihilismo irracional y furibundo. La razón aquí no tiene lugar, ni la compasión tampoco. Según ellos, los cristianos deberían ser perfectos, instruidos en todas y cada una de los asuntos de la redención, cuando la Escritura dice: Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará inmundo por él, sino que él mismo estará con ellos; el que anduviere en este camino, por torpe que sea, no se extraviará. (Isaías 35:8).

Cuando Jesús hablaba no lo hacía con grandes discursos grandilocuentes, y solo para iniciados, sino para los pequeños, para los débiles, para los que no tenían tantas entendederas como parece que quieren demostrar que tienen, estos “amigos” nuestros. Cristo Jesús habló también para estos, para los pobres por que como dice la canción “y tú, pobre has sido”

Y así dice: Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento. (Mateo 9:13). Es a estos pecadores, y no a los justos, a quien Jesús viene a llamar con suave silbido. No quiere imponerse. Que cada uno escoja su camino, pero el que este en él no tiene que hacer nada más que seguirlo, sin meterse necesariamente en más averiguaciones. Y el justo es también recibido cuando renuncie a su propia justicia para su salvación.

Muchos hoy día preguntan ¿con quien se casó Caín? ¿Por qué el intendente de Herodes, que no era puesto de menor importancia, dejaba que su esposa acompañase a Jesús? ¿Que necesidad tenemos nosotros de meternos en honduras, por donde nadie nos ha llamado, ni nadie nos ha exigido que tengamos que saber?

¿No basta saber lo que es preciso, hacerlo con devota fidelidad y dejar que la obra la haga Dios, quien tiene poder para todo lo que quiere? Así se dice: Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.  (1ª Pedro 5:10).

El mismo nos establece, y nos ha llamado a su gloria. No entremos a la llamada de los que todo lo quieren averiguar. Es bueno que los cristianos indaguemos en la Escritura, pero dejemos a los que por deber de estado, son los llamados a indagar en profundidad, lo que afecta a nuestra fe y a nuestra salvación. Porque así dijo Yahvé el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza. Y no quisisteis... (Isaías 30:15).

Y a los oponentes y descubridores de vanas teorías, invitémosle en nombre de Jesús a que no se compliquen. Acepten su ministerio y su sacrificio, descansen su alma y su espíritu, y empleen sus talentos, los que lo tienen, en mejorar sus conocimientos, profundizando con oración y humildad en los sagrados misterios de la salvación.

Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. (Santiago 3:1). Es encomiable y necesario que insistamos en el estudio de la Escritura. Indaguemos, pero siempre en el conocimiento de que hay personas elegidas y preparadas, que al fin de cuentas tienen la última palabra. Cualquiera no puede alcanzar la profundidad de los misterios, y tampoco la historia y las costumbres en que sucedían los eventos que la escritura explica. Un poco de discernimiento y humildad es una excelente receta. Y estar dispuesto a ser corregido.

 

Soli deo gloria.