Tener éxito o producir fruto 

Autora: Rebeca Reynaud  

 

 

Para todo ser humano sólo hay dos opciones en la vida:

·        la autorrealización: es decir, ir a lo mío, a mis intereses; y

·        la dependencia del Creador: lo que implica decidirse por la verdad y el amor.

 

El que quiere autorrealizarse quiere “tener”. La opción de seguir a Dios es la opción por vivir de fe, es optar por la grandeza majestuosa de la verdad.  

Tener éxito, ser reconocido, ser un triunfador es el lenguaje que usan los libros de superación personal, pero no es propiamente un lenguaje del Evangelio. Jesús habla de compartir, de servir, de amar, de morir para dar fruto. “Yo les aseguro –dice-que si el grano de trigo no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto”. Y esto fue asumido y vivido por el mismo Jesús.  

Muchos queremos imitar a Jesucristo, y a veces se nos olvida que la vida de Jesús fue un morir constante. Morir a la fama, al prestigio, al mesianismo fácil. Su biografía fue un morir para dar la vida. Jesús está consciente de que su misión lleva persecución, rechazo, sufrimiento, angustia, muerte, y esto lo acepta por amor a los seres humanos. Clavado en la cruz entrega su espíritu (Jn 19,30).  

Dos son las necesidades del hombre: el amor y el sufrimiento, dice María Valtorta. El amor le impide hacer el mal. El sufrimiento repara el mal hecho, dice la mística.  

“En la muerte de Jesús se encuentra el aparente triunfo del mal y la victoria definitiva del bien; el momento más oscuro de la historia y la revelación de la gloria divina”, dijo el Papa Juan Pablo II, y añadió: A pesar de las tempestades y devastaciones producidas por el mal, por el hombre y por Satanás, Dios guía al mundo.  

Con fortaleza y optimismo, hemos de descubrir y explotar las virtudes ocultas en nosotros mismos y en las personas que amamos. Los dos grandes medios para adquirir la fortaleza son la gracia de Dios y el esfuerzo personal. Los medios para conseguir la fortaleza deben encaminarse en primer lugar hacia el robustecimiento de la fe. Necesitamos estudiar. Dios no dispensa nuestro esfuerzo humano, lo complementa.  

El ser humano tiene muchos hábitos buenos pero le falta una cosa: “decisión”. Ve lo que hace falta y luego no da el paso a hacerlo... Por falta de fortaleza. El hombre fuerte –Rafael Llano- pasa de la preocupación a la ocupación.  

¡Qué importante es saber usar bien de la libertad! Y la cosa se complica porque, para reconocer el bien hay que llevar una vida honesta. Por eso dicen que “el hombre no vale por lo que es o por lo que tiene, sino por lo que decide”.