28 de noviembre, XXI aniversario de la erección del Opus Dei en Prelatura personal

Autora: Rebeca Reynaud

 

 

Cuando San Josemaría Escrivá de Balaguer funda el Opus Dei se encuentra ante un vacío jurídico. No existe nada que corresponda a lo que Dios le pide. “Había que crear toda la doctrina teológica y ascética, toda la doctrina jurídica”, declara el Fundador (Romana, Estudios 1985-1996, p. 155). Fue un largo camino a recorrer hasta que el Papa Juan Pablo II, el 28 de noviembre de 1982, erige a la Obra en prelatura personal.

El Opus Dei tiene un nombre más completo, y es el de “Prelatura de la Santa Cruz y del Opus Dei”. Y la Cruz, de hecho, está antes, es la primera a ser nombrada. La Cruz ha acompañado siempre a Cristo, en toda su vida. Y ha de acompañar también la vida de todo cristiano.

¿Qué son las prelaturas personales? Son entidades erigidas por la Santa Sede dentro de la organización de la actividad pastoral de la Iglesia. Son instituciones eclesiásticas gobernadas por un prelado propio, instituido por el Papa con un poder ordinario y propio de jurisdicción. Se constituyen para llevar a cabo actividades particulares, que en nada atentan contra los legítimos derechos de los obispos diocesanos. Las prelaturas personales son estructuras seculares de la pastoral de la Iglesia, por eso dependen de la Congregación para los Obispos.

Los laicos pueden cooperar en las tareas de la prelatura de un modo orgánico. Lo hacen por un vínculo contractual (y no en fuerza de votos).

El Opus Dei es una prelatura personal de ámbito internacional. El clero y los laicos de la Prelatura realizan conjuntamente una tarea apostólica que tiene por finalidad que en todos los ambientes se tome conciencia de la llamada a la santidad y al apostolado, del valor santificante del trabajo profesional y de todas las ocupaciones corrientes.

Los fieles laicos de la Prelatura gozan, con respecto a sus opciones temporales, de la misma libertad que los otros católicos, sus conciudadanos y sus iguales, dentro de los límites de la fe y de la moral católicas, y del respeto a la disciplina eclesiástica y a las leyes civiles.

La Constitución Apostólica Ut sit, dictada en forma de Bula, con la cual el Papa erigió la Prelatura personal de la Santa Cruz y Opus Dei y sancionó las normas por las cuales se rige, está fechada el 28 de noviembre de 1982. Escribe Juan Pablo II en esa Bula: “Con grandísima esperanza la Iglesia dirige sus cuidados maternales y su atención al Opus Dei, que fundó –por inspiración divina- el Siervo de Dios Josemaría Escrivá de Balaguer..., con el fin de que sea siempre un instrumento apto y eficaz de la misión salvífica que la Iglesia lleva a cabo para la vida del mundo”.

Tanto por su forma –Constitución Apostólica- como por su redacción y por las cláusulas de estilo empleadas, el documento responde al uso habitual de la Santa Sede cuando se trata de erigir instituciones pertenecientes a la estructura jerárquica de la Iglesia.

Mediante la configuración jurídica que se confirió al Opus Dei, se ha alcanzado una correspondencia perfecta entre carisma y norma jurídica, entre sustancia y forma. La Constitución Apostólica Ut sit describe la finalidad de la Obra: “Esta Institución se ha esforzado, no sólo en iluminar con luces nuevas la misión de los laicos en la Iglesia y en la sociedad humana, sino también en ponerla por obra; se ha esforzado igualmente en llevar a la práctica la doctrina de la llamada universal a la santidad, y en promover entre todas las clases sociales la santificación del trabajo profesional y por medio del trabajo profesional. Además, mediante la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, ha procurado ayudar a los sacerdotes incardinados en las diócesis a vivir la misma doctrina, en el ejercicio de su sagrado ministerio”.

El trabajo se ha de realizar con espíritu de servicio y al mismo tiempo debe constituir una ocasión de trato con Dios. Y puesto que se debe santificar, ha de realizarse con la máxima perfección posible, cuidando todos los detalles, también los más pequeños.

San Josemaría sabía que había que encontrar un estatuto jurídico que protegiera el carisma fundacional que había recibido del Señor. Más de 50 años duró el largo peregrinar de la Obra por el desierto, hasta que el Señor nos hizo entrar en la tierra prometida,
con la erección del Opus Dei en Prelatura personal por parte del Papa Juan Pablo II

Los tres signos de la vida de San Josemaría son: primero, dejar entrar a Jesús en su vida y confiar en él; segundo, trabajar como el que más, sabiendo que no hace una obra suya sino la Obra de Dios; tercero, a la vista de las maravillas de Dios, reconocerse a sí mismo como un instrumento inepto en las manos de Dios. En pocas palabras: entrega, fe, humildad.