Metodo histórico critico de estudios bíblicos

Autora: Rebeca Reynaud

 

 

Opina Benedicto XVI

 

Este tema es muy actual y apasionante. El Papa actual lo trata en el primer capítulo de su libro nuevo: Jesús de Nazaret.

 

El Papa Benedicto XVI comenta: “Para la fe bíblica es fundamental referirse a los hechos históricos reales. Ella no cuenta leyendas como símbolos de verdades que van más allá de la historia, sino que se basa en la historia ocurrida (...). El factum historicum no es para ella una clave simbólica (...). Et incarnatus est: con estas palabras profesamos la entrada efectiva de Dios en la historia real”[1].

 

Si dejamos de lado esta historia, la fe queda eliminada y transformada en otra religión.

 

El método histórico-crítico –dice el Papa- es indispensable; se trata de una de las dimensiones de la exegesis, pero no agota el contenido de la interpretación. Es importante que se reconozcan los límites del método histórico crítico. El primer límite consiste en que debe dejar la palabra en el pasado. En cuanto método histórico, busca los diversos hechos desde el contexto del tiempo en que se formaron los textos. Intenta conocer con la mayor exactitud el pasado para descubrir lo que el autor quiso decir.

 

En la medida en que el método histórico es fiel a sí mismo, no sólo debe estudiar la palabra como algo que pertenece al pasado, sino dejarla además en el pasado. No puede hacerla actual porque eso sobrepasaría lo que le es propio. Efectivamente, “en la precisión de la explicación de lo que pasó reside tanto su fuerza como su limitación”[2]. Su objeto propio es la palabra humana en cuanto humana.

 

El método histórico deberá remontarse al origen de los diversos textos y, en ese sentido, colocarlos antes en su pasado. Hay que ser conscientes de que, al tratar de conocer el pasado, no puede superar el nivel de hipótesis, ya que “no podemos recuperar el pasado en el presente”[3].

 

“Exégesis canónica”

 

En América se ha desarrollado desde hace 30 años el proyecto de la “exégesis canónica”, que se propone leer los diversos textos bíblicos en el conjunto de la única Escritura. La Dei Verbum había dicho que, quien quiera entender la Escritura en el espíritu en que ha sido escrita debe considerar el contenido y la unidad de toda ella. El Concilio añade que se han de tener en cuenta la Tradición viva de toda la Iglesia y la analogía de la fe (cf. Dei Verbum, 12).

 

La hermenéutica cristológica ve en Cristo la clave de todo el conjunto y, a partir de él, aprende a entender la Biblia como unidad, presupone una decisión de fe y no puede surgir del mero método histórico. Pero esta decisión defe tiene su razón —una razón histórica— y permite ver la unidad interna de la Escritura.

 

La “exégesis canónica” —la lectura de los diversos textos de la Biblia en el marco de su totalidad— es una dimensión esencial de la interpretación que no se opone al método histórico-crítico, sino que lo desarrolla de un modo orgánico y lo convierte en verdadera teología.

 

El Papa cita a un exégeta alemán –Rudolf Schnackenburg-, quien tras una vida de investigación, concluye: “mediante los esfuerzos de la investigación con métodos histórico críticos no se logra, o se logra de modo insuficiente, una visión fiable de la figura histórica de Jesús de Nazaret (...); el esfuerzo de la investigación exegética... por investigar estas tradiciones y llevarlas a lo históricamente digno de crédito... nos somete a una discusión continua de la historia de las tradiciones y de la redacción que nunca se acaba” (p. 348-349)[4].

 

En España

 

Un experto en hermenéutica bíblica, el doctor Vicente Balaguer, dice:

La metodología histórica critica sirve mucho y se puede aceptar porque contiene el análisis filológico e histórico. Pero hay que aceptar el método histórico-crítico con reservas; el método histórico critico hay que dejarlo a menos de que también se aplique a sí mismo. Es una sierra que destroza todo para ver que contiene dentro la madera. Tiene el peligro de que puede matar lo bueno y lo malo.

 

Este método es crítico de la Tradición, no de sí mismo. Es adecuado cuando no es crítico de la Tradición y si lo es de sí mismo.

 

Se ha estudiado la exégesis del CV II como la aplicación del método histórico-crítico, y sucede que la Dei Verbum va mucho más allá. Ese método debe completarse. Una de sus debilidades es que siempre deja el significado del texto en el pasado.

 

Muchas veces el método DETERMINA lo que se va a concluir.

El método histórico crítico tiene sus raíces en Lutero y Espinoza. Se desarrolla en el siglo XIX Lo explica Gadamer (protestante).

 

Lutero y sus sucesores (Melanchton, Schleiermacher…) rechazan la interpretación de la Iglesia porque dicen que está domesticada a favor de las bulas. Lutero cree que esa interpretación ha sido manipulada.

 

No existe texto sin interpretación.

Toda memoria es colectiva.

 

Intropatía: qué quiso decir el autor. Es una ingenuidad. Nunca se puede saber qué quiso decir.

Podemos saber si es adecuada la interpretación de un texto, como una partitura puede estar bien interpretada.

 

La Iglesia interpreta la revelación a través de los textos. No interpreta los textos, dice: Jesús dio potestad de perdonar los pecados, como se ve en San Mateo…

Jesús instituye la Eucaristía, como se ve en el cap. 6 de San Juan.

Todo lo demás es paráfrasis ____________

 

El Magisterio es respuesta a la Revelación y por lo tanto también es canónico. Eso se define en Calcedonia.

La Iglesia es viva. La Palabra de Dios es viva porque actúa porque la lee alguien. Es viva si hay santidad. Un libro es un cadáver hasta que alguien lo lee.

 

El doctor Vicente Balaguer distingue entre método –camino cerrado- y metodología: actitud filológica e histórica que busca conocer el significado de un texto o acontecimiento en el pasado (entrevista, julio 2007).

 

 

En Estados Unidos

 

El historicismo es metodológico, dice Scott Hahn. Empieza con la sospecha de que allí hay algo que no está bien. Es la tendencia a poner lo histórico en la base de los hechos. Toda la sabiduría y todas las formas experimentales posibles se ven en un contexto histórico cambiante. En lo religioso y teológico lleva al escepticismo  Ve el milagro como el resultado de un condicionamiento histórico de la gente. El historicismo aplica el pensamiento hegeliano a todo acto trascendente de Dios. Niega la trascendencia de Dios y deja solo la inmanencia. Historicismo e inmanentismo van de la mano (LUCY A).

 

Esto conduce al relativismo y al subjetivismo. Todo es cuestión de condicionamientos culturales. Son idealistas, llegan al solipsismo. Cortan la rama donde están parados. Los que siguen este método critican todo –son hipercríticos ante la Tradición-, excepto el método mismo. Hay que ser más críticos ante el método histórico crítico.

 

Estos métodos críticos están siendo abandonados por muchos teólogos protestantes y los están retomando algunos católicos. Metodológicamente empiezan con la sospecha y con la duda ante la tradición antigua.

 

El método histórico es distinto, opera con imparcialidad. El método crítico no busca la imparcialidad. Sospechan que muchas ideas fueron fruto del interés de la primera comunidad cristiana o del autor, y sospechan de ello. Algunos parten de querer encontrar errores. Algunos teólogos parten del saber, no ser ser. Quieren ser dioses. Bultman, anglicano ya muerto, dice que el teólogo es antieclesial: no puede trabajar bajo ninguna autoridad.

 

Si Cristo es Dios tienes que partir de allí, dice Scott Hahn, de otro modo llegas a la infidelidad. A veces los teólogos caen en un círculo vicioso: Si no tienen fe dirán: “Eso no es científico porque lo que asumes no está concluido”.

 

Nuestra fe en la inerrancia y en la inspiración nos hace ver que son un don, igual que la Escritura es un regalo divino. Nuestra aceptación de ella es también un don divino. La inspiración y la inerrancia no son fruto de nuestra investigación. Esa es la tentación: que eso es resultado de nuestras pruebas. Tenemos que pedir más fe.

 

Hay que aproximarnos a la Escritura como nos aproximamos a Cristo, sabiendo que nuestra razón es limitada. Se tiene que tomar un método que admita el misterio. El criticismo histórico no es el más adecuado porque busca las raíces ideológicas, por lo tanto, en sí, ya es una ideología. Higher criticism: historical criticism.

 

Es distinto el método histórico del método histórico crítico Este último toma la hermenéutica de la sospecha, y se plantea: ¿a quién le interesa que se digan así las cosas?...

 

La Biblia no enseña verdades científicas pero sí es referencia para evitar errores científicos.  



[1] Benedicto XVI, Jesús de Nazaret 1ª parte, Ed. Planeta, México 2007, p. 11.

[2] Benedicto XVI, Jesús de Nazaret 1ª parte, Ed. Planeta, México 2007, p. 13.

[3] Ibidem.

[4] Citado por Benedicto XVI en Jesús de Nazaret 1ª parte, Ed. Planeta, México 2007, p. 9.