Leer a los Padres de la Iglesia

Autora: Rebeca Reynaud

 

 

El estudio de la Patrología se justifica sobradamente en un programa de estudios teológicos porque, como dijo Pío XII: "Con el estudio de las sagradas fuentes (Escritura y tradición) las ciencias sagradas se rejuvenecen constantemente; mientras por experiencia sabemos que la especulación que descuida la ulterior investigación del depósito sagrado, se hace estéril" (Pío XII, Humani generis, 21, Dz 2314).

Es alentador el modo en que la "Instrucción sobre el estudio de los Padres de la Iglesia en la Formación Sacerdotal" (1989), de la Congregación para la Educación Católica, invita al estudio de los Padres ya que esa reflexión hace fructificar "el antiguo principio de la unidad en la diversidad y del progreso en la continuidad de la Tradición", como dice la misma Instrucción (cf. n. 24, f). Los Padres apreciaban tanto la meditación y el estudio como el amor, pues, como dice San Agustín: "ningún bien es perfectamente conocido si no es perfectamente amado", y esto es aplicable tanto a la Sagrada Escritura como a las personas.

La Instrucción nos dice que el retorno a la Escritura, tan recomendada por el Concilio Vaticano II, debe de ir acompañada de la vuelta a la Tradición (cfr. n. 29). Se nos pueden presentar muchas dudas en el estudio de la Sagrada Escritura aparentemente novedosas, y resulta que ya han sido resueltas por los Padres de la Iglesia.

A través del estudio de los Padres se ve que el gnosticismo, que tanta batalla da hoy día, es tan antiguo como el cristianismo, y ha sido refutado con argumentos muy bien pensados por algunos Padres de la Iglesia. Y lo mismo pasa con otras herejías que se visten de modernidad y son más antiguas que Matusalén.

En los Padres destaca la fidelidad al testimonio apostólico, y nos transmiten, como afirma Johanner D. Bauer, que "las enseñanzas esenciales han de permanecer esenciales, las accesorias, accesorias".

Me hubiera gustado que añadiera en el título (y luego en el contenido) "en la Formación sacerdotal y de los fieles", pues ya que en el Concilio Vaticano II se habla de la llamada universal a la santidad, entonces podrían incluir a los laicos.

La instrucción consta de las siguientes partes:

 

INTRODUCCIÓN

I. ASPECTOS DE LA SITUACIÓN ACTUAL

II. POR QUÉ ESTUDIAR A LOS PADRES

III. COMO ESTUDIAR A LOS PADRES (MÉTODOS)

IV. DISPOSICIONES PRÁCTICAS.

 

INTRODUCCIÓN

La introducción advierte que se va a ocupar de "algunos problemas concernientes al tema" (n. 1), ya que "en los Padres hay algo de especial, de irrepetible y de perennemente válido" (n. 2), como lo aseguró Juan Pablo II: "de la vida extraída de sus Padres la Iglesia vive todavía hoy".

PRIMERA PARTE: ASPECTOS DE LA SITUACIÓN ACTUAL DE LOS ESTUDIOS PATRÍSTICOS

La instrucción hace ver que hay un "despertar en el campo patrístico" (n. 7), y esto se hace evidente cuando se visitan las librerías de teología católica pues muchas editoriales han empezado a editar estas colecciones. Me parece también que algunos sectores protestantes están viviendo este despertar.

Uno de ellos, Scott Hahn, convertido al catolicismo, hizo varios descubrimientos sobre el Apocalipsis, y después comprobó que no eran nuevos sino que venían ya en varios Padres de la iglesia, luego, siendo católico, descubrió que la Misa es el cielo en la tierra, y luego leyó eso mismo en algunos Padres de la Iglesia.

Me gustó mucho que la Instrucción hiciera énfasis en la concepción de una Tradición viva, "que progresa y se desarrolla" (n. 10), ya que algunos la –erróneamente- ven como un "bloque monolítico y fijo", y entonces de crean prejuicios contra la lectura de los Padres.

En otro momento se hace una alusión a la Constitución "Dei Verbum" que dice: "La Tradición y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas (...). Por eso la Iglesia no saca exclusivamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Y así ambas se han de recibir con el mismo espíritu de devoción" (Dei Verbum n. 9) Luego dice: "La Tradición y la Escritura constituyen un solo depósito sagrado de la palabra de Dios, confiado a la Iglesia" de modo que están unidos y no puede subsistir independientemente.

SEGUNDA PARTE: POR QUÉ ESTUDIAR A LOS PADRES

Esta segunda parte justifica la lectura de la Instrucción al principio de un curso de Patrología, pues lleva consigo la motivación de este estudio. Es interesante que aquí trate de la importancia de la afectividad en el estudio de la teología. Si esos estudios los ponemos en la cabeza y en el corazón, los vamos a asimilar con fruto ya "que los Padres manifiestan sus riquezas doctrinales y espirituales tan solo a quienes se esfuerzan por penetrar en su profundidad a través de un continuo y asiduo trato familiar" (n. 17). Esto lo tengo personalmente comprobado con la lectura de San Juan Crisóstomo.

La Instrucción expone brillantemente la importancia de los Padres de la iglesia en el plan de estudios de la teología. Afirma que los Santos Padres son "testigos privilegiados de la Tradición" porque están cerca del tiempo de Jesús y de sus apóstoles, están "próximos a la pureza de los orígenes" (n. 19). Ellos dan "origen a la Teología" (cf. n. 20, b). Son testigos de una Tradición viva, "que demuestra la unidad en la diversidad y la continuidad en el progreso" (cf. 21 c). Adherirse a los Padres es "mantenerse en lo fundamental" (cf. n. 22 d). Seguir a los Padres es "captar más fácilmente el núcleo esencial de nuestra fe" (cf. 27). Además, ellos nos dan ejemplo "de gran humildad frente al misterio de Dios" (cf. n., 38). La humildad es de gran importancia porque va de la mano de la fidelidad. La Instrucción cita a dos Padres para ejemplificar esa humildad: San Ireneo dice que la generación del Verbo es inenarrable y que aquellos que pretenden explicarla "han perdido el uso de la razón" (Adv. Haer. 2, 28, 6: PG 7, 809) Luego cita a San Agustín, quien dice: "Es preferible una ignorancia fiel, a una ciencia temeraria".

TERCERA PARTE: COMO ESTUDIAR A LOS PADRES

La Instrucción hace una apretada síntesis del método que se ha de usar, que es el histórico-crítico, sin olvidar "el carácter sobrenatural de su objeto y la necesidad de referirse al Magisterio" (n. 54 b). El documento da una regla de oro, acentúa "el hecho de que el pensamiento cristiano, aunque comienza con los Padres no termina con ellos. De ahí que el estudio de la patrística y de la patrología no puede prescindir de la tradición posterior" (n. 60 d).

La Instrucción usa las palabras "patrística" y "patrología" casi indistintamente. Conviene aclarar que "el término patrología tiende a expresar sobre todo el estudio histórico y literario (vida y obras) de los escritores antiguos"; en cambio, la patrística atiende la estudio de las ideas y doctrinas más que a los aspectos filológicos y literarios Cfr. Diccionario Patrístico y de la Antigüedad Cristiana, II, del Institutum Patristicum Augustinianum de Roma, Ed. Sígueme, Salamanca 1992, p. 1712).

CUARTA PARTE: DISPOSICIONES PRÁCTICAS

Se pide que el profesor de Patrología "haya conseguido la especialización", que tenga "capacidad de acceder a las fuentes", sepa latín y griego, y que cuente con la bibliografía pertinente (cf. n. 64). Esta Instrucción es una excelente introducción al curso de Patrología.