Garcilaso de la Vega, poeta renacentista

Autora: Rebeca Reynaud

 

 

Garcilaso de la Vega nació en Toledo en 1501 ó 1502. El padre de Garcilaso, del mismo nombre, se distinguió bajo los Reyes Católicos. Se dedicó al servicio de las armas, que proseguirá de por vida junto al emperador Carlos V, con gran lealtad, y hacía poesía por afición. 

En el siglo XVI ser poeta no era reconocido, escribían para amigos, se mandaban las poesías unos a otros. Los poetas suponían que sus versos no se publicarían jamás. El oficio de poeta no era remunerado, era una afición. La poesía era más aristocrática que democrática. 

Después de una batalla, el emperador le favorece con el hábito de Santiago en 1523.En 1525 contrae matrimonio con Elena de Zúñiga, hija del maestresala de la reina, unión que es aprobada por el emperador y su hermana, Leonor de Austria.

En 1526 asiste probablemente, en Sevilla, a la boda del emperador con Isabel de Portugal y marcha con la corte a Granada. Allí, entre las delicias cortesanas de un ocio de seis meses, se produce la famosa ocasión que da entrada en la lengua castellana a los metros italianos, según cuenta su introductor, Juan Boscán. 

Después Garcilaso conoce a Isabel Freire, dama portuguesa del séquito de la emperatriz. “De Italia le vino el metro y de Portugal la musa”, escribió Dámaso Alonso. Antes de 1529 Isabel se había casado con Antonio de Fonseca. Garcilaso estaba perdidamente enamorado de Isabel y le hace poemas –porque se usaba en la corte- pero la dama fue siempre fiel al marido.

En 1529 Garcilaso sale de España con el emperador. La coronación imperial en Bolonia y los negocios diplomáticos de Italia, son ocupaciones de la corte y ponen a Garcilaso en contacto, por primera vez, con el mundo italiano. En su poesía Garcilaso conjuga elementos de la tradición española con la italiana; propone una ruptura que da por resultado el endecasílabo, agrupado en 14 versos, en la forma denominada “soneto”, lo que supone gran ingenio, como se verá al final.

En 1531, por haber participado como testigo en la boda de un sobrino, no aprobada por los reyes, se ve envuelto en un proceso que le hará perder todo el favor real, pues las personas de la corte debían pasar la aprobación de su boda por la voluntad el emperador. Sin embargo, el duque de Alba consigue llevárselo con él a Flandes y alcanzar al emperador en Ratisbona. Entretanto sus amigos no dejan de trabajar en su favor. En Nápoles conoce la noticia de la muerte, de sobreparto, de Isabel Freire, en 1533. En 1534 se halla en la campaña de Túnez y la Goleta, donde es herido. El año siguiente será de reposo y Garcilaso confirma su buena fama entre los doctos italianos. En 1536, en una campaña contra los franceses, escala una torre y es herido en la cabeza con una piedra, muere días más tarde en Niza.

Pese a su brevedad, la obra garcilasiana constituye el más completo acervo de poesía clásica. Consumió lo mejor de su vida en acciones bélicas, acorde con el ideal renacentista de hermanar armas y letras (“tomando ora la espada ora la pluma”). Lo más importante de su obra se concentra en los tres últimos años de su vida.

En el uso de metros y estrofas italianas, la obra de Garcilaso inicia toda la dirección de la lírica española en el Siglo de Oro. La adaptación de nuevas formas poéticas implicaba nuevo contenido. Sus sonetos tiene influencia de Petrarca y de otros italianos. Garcilaso logra en algunos la rotundidad clásica. La personalidad de Garcilaso une varias facetas que se funden en él de manera perfecta: el enamorado, el servidor del rey, el cortesano y el hombre de letras. El análisis de las propias emociones, la sencillez y el individualismo caracterizan el fondo de toda su poesía.

La influencia de Garcilaso en la poesía lírica castellana es inmediata en el siglo XVI, en el que su huella se deja sentir en todos los poetas. En el siglo XVII su poesía significó la meta equlibrada entre las tendencias extremas, en el siglo XVIII se le volvió a considerar como clásico, pero cuando verdaderamente se le reconoció fue en el siglo XIX.

La lectura en voz alta del Soneto V nos familiariza con la recepción de esta poesía, vinculada al lenguaje musical.

“Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribiste; yo lo veo
tan solo que aun de vos me guardo en esto.

En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.

Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma misma os quiero.

Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero”.