Tu programa no convence

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

Estaba yo leyendo hoy con varios hermanos y hermanas de mi Comunidad, que es la tuya, lo que los Comentaristas llaman tu Programa, especialmente lo que dijiste en el Sermón de la Montaña sobre las llamadas "Bienaventuranzas" que ahora podríamos llamar "El Camino de la Dicha".  

Ya Te escribí otra vez sobre este asunto. Y Te dije que Te imaginaba en un gran estadio moderno, lleno hasta la bandera, con una buena instalación de amplificadores, y ante las Cámaras de las principales Televisiones del mundo. Con una pantalla gigante, que Te hiciera visible a aquellas multitudes que, como las de tu tiempo, "disfrutan de escucharte".

 

NO PUEDES SER TRIUNFALISTA. Pero yo no creo que Tú puedas ser demasiado triunfalista. Yo no sé qué sucede. Tal vez los que repiten constantemente tus Mensajes no los saben comunicar bien, o no dan buenos ejemplos por no encarnarlos dignamente. O quizás en otros estadios más grandes otros maestros de la humanidad entusiasman a las masas con diferentes proyectos y muy encendidas y humanas palabras.  

También estos Doctores de lo que podríamos llamar "Ciencia de la Felicidad Humana", sugestionan y entusiasman a millones y millones de hombres y mujeres, invitándoles con su elocuencia y sus arengas, muy bien pensadas y muy bien revestidas con los ropajes de la moderna publicidad, a que sepan ser de veras y aquí "Bienaventurados" y "Dichosos". 

Yo no veo que las gentes procuren practicar lo que Tú dices, ni veo que quieran ser "Dichosos" a tu modo. Ni siquiera los que afirman seguirte, aquellos que se consideran dirigentes del Cristianismo, presidentes o Directores de alguna comunidad que lleva tu nombre. Yo los veo muy bien equipados, forrados, asegurados, con todos los medios imaginables, aun los más sofisticados, para vivir confortablemente, sin riesgos de ninguna clase y evitando todos los problemas, aun los más imprevisibles e inesperados. Todos hasta quieren preparar su mejor muerte y una sepultura digna, a través de Empresas especializadas para estos extraños y tétricos quehaceres. 

No veo que tus amigos y amigas quieran ser "Pobres", ni en su espíritu. Ninguno de ellos quiere sufrir, y por esto todos evitan el dolor y cualquier desgracia o sufrimiento, físico, psíquico o moral. Van al médico con mucha frecuencia y por cualquier síntoma o dolor, aunque sean pequeños y fáciles de sobrellevar. Visitan a los Psiquíatras, quienes les recetan pastillas y grageas para que sufran menos y puedan dormir largamente y tranquilos.  

Los veo desprendidos de los demás, porque no quieren complicar su propia vida con los problemas ajenos. Sin juzgar a nadie, me parece que el egoísmo está ahí, en muchos corazones y en muchas voluntades.

 

EXISTE UN ANTI-PROGRAMA. Con todo lo que yo directamente veo en ese gran estadio que es el mundo, o a través de las pantallas del Cine y de la Televisión, y aun en las llamadas Revistas Gráficas, se podría redactar un Anti-Programa del Mundo, que es el que está en vigor en todas partes, y es el mismo con el que procuran conseguir votos los políticos que se presentan a todas las elecciones imaginables. Es el mismo también que proponen los modernos santones y predicadores de las diferentes sectas y doctrinas orientales y occidentales, en sus enormes concentraciones, o a través de ruidosos programas de Televisión. Siempre piden dinero, limosnas, ayudas, hasta indican el número de sus Cuentas Corrientes que tienen en los Bancos mejores y con más sucursales en pueblos y ciudades.  

Ellos no repiten tus "Bienaventuranzas", no repiten tus "Dichosos". Lo dicen de otra forma. Lo dicen al revés. Ellos prometen para alcanzar la felicidad lo que Tú rechazas.  

Este Anti-Programa sería más largo que el tuyo. Pero esto no importa demasiado, porque las multitudes están dispuestas a escuchar largos discursos cuando se halagan sus instintos y sus más materialistas deseos, y además están dispuestas a vitorear y aplaudir entusiásticamente a los oradores que les hablan, y a depositar sus generosos ébolos en las bandejas o en los Bancos. Ellos saben mezclar perfectamente una elocuente retahíla de palabras encendidas, vigorosas, tajantes, con los fuertes y largos aplausos, con los vítores y "Vivas" a los nuevos salvadores, provocados después de los mejores párrafos.  

Esta es una mezcla que gusta, que adormece a las masas humanas, que les hace soñar por unas horas y les lleva a experimentar ficticios milagros. Y todo esto les encanta. Y les sugestiona: cantan y bailan, y cierran los ojos y lloran, como si estuvieran realmente en un arrebato místico.

 

LAS BIENAVENTURANZAS DEL SIGLO XXI. Yo creo que si recogemos el sentir y las acciones de los hombres y mujeres, de los oradores y directores de cursos y predicadores que podríamos llamar post-modernos, nos sería posible formular una original forma de "Bienaventuranzas del siglo XXI" o una "Guía para ser Dichosos". Sería algo así en contraposición a tu enseñanza: 

"Dichosos los Ricos, especialmente los muy Ricos, porque ellos conseguirán todo lo que quieran de este mundo, incluso el poder político y social". 

"Dichosos los Violentos, los Fuertes, los Enérgicos y los Orgullosos porque ellos tendrán el respeto de todos los demás, y serán temidos, y así podrán imponer sus voluntades y caprichos sobre los otros". 

"Dichosos los que nunca lloran y siempre se sienten felices y ríen, los que viven alegres y satisfechos, porque no necesitan del consuelo ni de la ayuda de nadie, y serán autosuficientes para vencer las dificultades propias de esta vida terrena". 

"Dichosos los que no tienen hambre, ni sed de Justicia, ni de Santidad, porque no tendrán que sacrificarse, ni jamás se sentirán defraudados, ni sentirán que sus deseos son frustrados, ni preteridos". 

"Dichosos los duros, exigentes y vengativos porque ellos no serán molestados y aplastarán a sus enemigos". 

"Dichosos los de corazón apasionado y sensual porque ellos podrán gozar de los placeres que ofrecen la vida y el sexo". 

"Dichosos los precavidos y los fuertemente armados porque no serán atracados, ni sus bienes robados, ni secuestrados, ni extorsionados, ni vencidos". 

"Dichosos los que viven apartados de los delincuentes y de los tribunales de justicia, los que viven pacíficamente y son respetados por su posición social o política, porque conseguirán el Reino de este mundo de bienes y de placer". 

"Dichosos seréis cuando los demás os alaben, no os molesten y digan sólamente cosas buenas de vosotros por causa de vuestra vida confortable. Alegraos y regocijaos, porque os aplaudirán, os envidiarán, y vuestra recompensa será grande en esta Tierra. Que de la misma manera trataron y respetaron a todos los poderosos anteriores a vosotros". 

Y a estos "Dichosos" podríamos añadir todavía más, teniendo en cuenta lo que dicen los maestros y las gentes de este siglo. 

"Dichosos los que tienen una mujer hermosa y fuerte, porque conseguirán placeres todos los días". 

"Dichosos los atletas, fuertes y vigorosos porque serán admirados y deseados por las mujeres y aun por otros hombres". 

"Dichosos los que tienen una familia de pocos hijos, porque no tendrán grandes preocupaciones y podrán vivir confortablemente". 

"Dichosos los que pertenecen al Partido Político vencedor en las Elecciones, porque podrá conseguir un buen puesto, tal vez con un sueldo blindado". 

"Dichosos los que tienen buenos amigos en las burocracias de las diferentes administraciones, porque a través de su influencia conseguirá todo lo que desee, aun contratos millonarios, si es Empresario". 

"Dichosos los Empresarios, los Dirigentes, los miembros de los Consejos de Administración y otras instituciones semejantes, porque podrán imponer sus ideas y opiniones y ganar, sin grandes trabajos, buenos sueldos". 

"Dichosos los que no se ven obligados a ser trabajadores de Minas, del Campo, de las diferentes Fábricas, porque no estarán sujetos a las esclavitudes de los horarios, a los caprichos de los capataces, a la dureza cotidiana de la actividad productiva, para recibir después unos salarios siempre insuficientes y sujetos a la inflación". 

"Dichosos los que tienen un buen chalet con un hermoso jardín y una buena vista sobre el mar, o en la montaña, y alguna empleada doméstica que cuide de la casa y de la familia. Más dichosos todavía los que tienen una segunda vivienda para el Verano junto a la Playa o en la Sierra fresca". 

"Dichosos los que tienen una buena Cuenta Corriente con un Interés preferencial, en varios Bancos y no tienen que pagar ninguna hipoteca, porque así podrán gozar de la vida presente y garantizarse un futuro seguro y un retiro espléndido y sin problemas, para sí mismos, sus mujeres y sus propios hijos"

 

DA VERGÜENZA PERO ES ASí. Amigo mío, Jesús de Nazaret, me da vergüenza seguir escribiendo estas cosas que suenan a parodia y a burla, y están impregnadas con el olor y el sabor amargo, acre, de un verdadero Anti-Evangelio.

 Pero lo terriblemente triste es que lo que Te escribo hoy responde a la verdad de lo que sucede ahora, de lo que veo y escucho todos los días, aun en los ambientes más cercanos.  

Y lo más decepcionante es que tu Iglesia parece estar contagiada de esa enfermedad tan contraria a tu Mensaje de Salvación, de Pobreza, de Pureza, de Humildad y de Paz. Los que son como Tú los quisieras, son el hazmerreír de los demás. Y los que por su profesión deberían ser como Tú los quieres, se quedan muy lejos de tu Ideal, que debería ser también el suyo.

 

LO QUE QUIERO SER. Yo no voy a ser ninguna excepción. Sólo Tú sabes cómo soy realmente. Pero quiero decirte por escrito que mi más sincero y profundo deseo es intentar seguir ese camino austero, seco, sin adornos ni grandes paisajes, ni hermosos colores, que Tú has pisado antes y por el que Tú me quieres acompañar ahora.  

Me quedo con tus "Bienaventuranzas". Me quedo con tus "Dichosos". Y por tanto, renuncio a todas las alegrías terrenas, pequeñas, materiales, placenteras, y cada día me esforzaré por llevar a cuestas, sin grandes quejas, esa Cruz que me has dado, y que me vuelve semejante a Tí. La arrastraré hasta el final, aunque las gentes me desprecien, aunque nadie me mire, aunque todos parezcan sordos. No sé cómo hacer para que el mundo escuche y comprenda tus "Bienaventuranzas" verdaderas, tus "Dichosos" verdaderos. Y los substituya, y los ponga en lugar de aquellos otras y otros tan detestables, tan mundanos, y tan contaminados con las más negras realidades del Mal.  

Tus "Bienaventuranzas" nos salvan. Las del Mundo nos condenan. No debo tener dudas en la elección. Yo ya he elegido. Mantengo mi promesa. Sé que existen otros muchos millones de hombres y mujeres que viven tu difícil programa. Pero ellos suelen estar silenciosos, escondidos. Son los y las que pasan por las calles sin gritar.