Tu no quieres parados

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

Tú tienes unas salidas maravillosas, inesperadas, originales. Planteas un problema u otro, y le das una solución, una salida diferente a la que nosotros hubiéramos pensado siguiendo nuestros normales y raquíticos caminos de la razón.  

LA PARÁBOLA DE LOS PARADOS. Hay una Parábola, exclusiva de Mateo, que me ha hecho reflexionar sobre ese tu estilo característico que tienes para ofrecernos una reflexión sobre algún aspecto importante de tu Mensaje.  

Está en el Capítulo 20 del Evangelista-Publicano-Excobrador de Impuestos. Es una exclusiva que encaja muy bien en las preocupaciones de un comerciante y de un funcionario que llevaba cuentas y perseguía a los que debían pagar.  

Se nota que Mateo tenía una mentalidad financiera y bursátil, monetarista y contractual. Tal como lo pintara Miguel Ángel Merisi, llamado el Caravaggio por el lugar en que nació en 1569, en uno de sus más famosos y bellos cuadros "La Vocación de San Mateo". Mateo parece un anticipo de la máquina calculadora, una especie de banquero en miniatura. 

La Parábola es la que los Biblistas suelen titular con alguna de estas formas: La Parábola de "los Obreros de la Viña" o "Los Obreros enviados a la Viña" o "Los Jornaleros de la Viña". Y en ella aparecen una vez más esos viñedos que tanto Te han encantado en tu niñez y juventud, y de los que has sacado tantas ideas, comparaciones, historias, fantasías, para explicarnos algo de lo que más nos interesa. Pero sobre todo aparecen los Viñadores o Trabajadores del campo, sus problemas y sus frustraciones.  

Esta parábola, llena de emoción social y de ideas siempre actuales, parece escrita para nuestros tiempos de paro obrero y de insuficientes salarios, de agitaciones, a veces violentas, y de huelgas masivas con manifestaciones callejeras, en medio de compactos grupos de policías antidisturbios, con cascos, balas de goma, corazas de plástico y gases lacrimógenos.

 

HAY PARADOS, PERO NO HAY REVOLUCIONES. Cuando ahora se habla de los "sin-trabajo" en el mundo, en los Estados Unidos de América, en la Europa Comunitaria y en la misma España, nos quedamos atónitos. Y nos preguntamos cómo puede existir la paz en estos países, los más ricos del mundo, cuando en ellos vagan por las ciudades, por los campos, por los puertos, tantos millones de trabajadores que no pueden conseguir una plaza, un puesto con que ganarse la vida, como ellos quisieran. Esto es terrible. Podría ser la gran causa de una Revolución extendida, un retroceso histórico hacia los años del siglo 19 y comienzos del 20. Pero no sucede así. Porque los Estados y las Sociedades han sabido planificar y estructurar subvenciones compensatorias para los que no pueden trabajar. 

Cada año aparecen también, amenazantes, los problemas de los Salarios, de la Inflación, del I.P.C. (Índice de Precios al Consumo), del poder adquisitivo y otros temas sobre los métodos reivindicativos de los obreros, como la Huelga, la Huelga de Celo, la Huelga de brazos caídos, la Huelga por un tiempo determinado, la Huelga Indefinida.

 

LOS SIN-TRABAJO DE TU TIEMPO. Ya algo parecido sucedía en tu tiempo y en tus pequeñas ciudades y aldeas de Israel. A tí Te llamó la atención. Tú veías a los hombres de todas las edades, reunidos en lugares céntricos, discutiendo, malhumorados, qué podrían hacer hoy, cómo conseguirían lo necesario para comer y pagar los otros gastos del día.  

Sus conversaciones se irían calentando, a medida que pasaba la mañana y llegaba la tarde. Y no aparecían los Propietarios de los campos y los Empresarios Capitalistas.  

Algunas veces entre los mismos parados surgirían discusiones más apasionadas, gritos, y hasta llegarían a agresiones. Y no podrían faltar los comentarios sobre la riqueza de los ricos, de los señores, de los propietarios de campos y talleres. Y estos comentarios, sin duda, eran sarcásticos, agresivos y rencorosos, y mostraban los deseos de un cambio radical en las cosas sociales de entonces. En ellos estaba latiendo el odio y lo que se ha llamado el embrión de la lucha de clases. Como llegó a manifestarse en la gran Capital del Imperio, Roma, cuando los Esclavos se pusieron en marcha para protestar y conquistar el poder.

 

NO TE GUSTAN LOS PARADOS. Tú lo veías todo. Y comprendías que los hombres necesitan trabajar en esta vida. Y necesitan el salario de cada día, un salario bien calculado para que cubra las necesidades de los trabajadores y puedan vivir con sus familias una vida digna de las personas humanas, libres, responsables, alegres. Y veías que los Parados de entonces eran parados de verdad.  

Esperaban horas y horas cada día en algún lugar señalado. Y esperaban días y semanas, y no lograban ser contratados por algún poderoso. No había oficinas públicas, como ahora las del Instituto Nacional del Empleo, INEM, para hacer cola, inscribirse, preguntar y esperar pacientemente una solución al propio problema. Los Empresarios de entonces y los mismos Obreros no habían logrado el nivel que en nuestros tiempos ya han conseguido. Los Legisladores han organizado las cosas para que el Paro y las cuestiones salariales consigan salidas oportunas y rápidas. 

Además de los Institutos Oficiales han ido apareciendo Empresas privadas que buscan empleo para los que no lo tienen. La Informática está llegando hasta estas Empresas y los Ordenadores debidamente conectados pueden ofrecer datos de forma inmediata para poder encontrar los puestos en las más diferentes naciones de Europa. Hasta nos dicen dónde y cómo podemos aprender la lengua del país que te ofrece la solución. Todo en cuestión de minutos. Todo por un Contrato de trabajo aceptable por ambas partes. Todo para saltar las fronteras entre los países y vencer la única frontera que todavía queda, la diferente lengua. Esto es interesante. Pero humano. Sociología terrena.

 

NO PODEMOS ESTAR PARADOS EN EL REINO DE DIOS. Pero, muy especialmente proyectabas sobre estas realidades terrenas, tan injustas y tristes, la Luz de tu Verdad Eterna, de tu Evangelio Salvador. Y esa combinación de constataciones históricas y humanas por una parte, y por otra de los comportamientos exigidos por tu Evangelio, enriquece tus Enseñanzas que son al mismo tiempo una lección de Sociología y de Espiritualidad. 

Cuando Tú veías los parados en las plazas a todas horas, y les oías discutir, y veías cómo llegaban hasta ellos los capataces y los mismos grandes ricos, pensabas que el Paro Obrero es un gran defecto social, un gran pecado del sistema, y por tanto no es bueno que exista y debe ser corregido por todos los medios posibles. Pero no Te quedabas aquí, en lo terreno. Y Tu Pensamiento volaba hacia tu Padre, Señor del Reino, y veías al mundo como un gran campo de Dios, en el que todos los hombres deben poder encontrar, ocupar y explotar un puesto de trabajo, y rendir en él responsablemente al servicio del Bien de Todos. 

Si no puede haber parados en las ciudades, tampoco puede haberlos en el Reino de Dios. Y si en este mundo de trabajo, todos deben poder ganar un salario familiar justo, también lo ganarán justamente ante el Señor de todas la cosas, si trabajan bien por El, y si saben aprovechar su tiempo de vida con dignidad. 

Tú veías el Mundo como un gran Campo, un enorme Viñedo, en el que hay un Señor indiscutible que es tu Padre, y unos trabajadores que somos todos los hombres. Y Tú que habías venido a traernos la Palabra del Reino de Dios, pensabas que todos los miembros de la humanidad debían aprovechar bien sus días para trabajar intensamente en este Campo tan especial, ganarse el Premio de la Vida Eterna que es el Gran Salario de la Humanidad, confiando en la Misericordia de tu Padre, más que en las exigencias de la justicia y de las contabilidades.  

Tenemos un Contrato con Dios. Pero es un Contrato entre Padre e Hijos. Y por tanto amoroso, completamente especial y extraordinario. Siempre a favor de los Hijos, más allá de la cifras, de los números, de los cheques y de las contabilidades. A nosotros nos toca trabajar, trabajar intensamente, trabajar lo mejor posible, trabajar siempre, trabajar teniendo y escalando las más altas metas cristianas de servir a Dios y a nuestros hermanos indistintamente.  

El Padre, Tu Padre, llevará las cuentas, llevará la contabilidad, cuidará la precisión, derramando sobre todo esto la infinita alegría de su generosidad amorosa.

 

NO CRITICAR AL SEÑOR DEL CAMPO. No podemos murmurar contra este Señor. Ni podemos quejarnos de El. Como se quejaban, y murmuraban de los propietarios, los trabajadores de las viñas de Israel. Ha sido así siempre.  

Los Obreros del mundo, los obreros de la historia, han tenido que trabajar siempre con la amargura en su corazón, porque han constatado que eran explotados. Desde los esclavos de la Antigüedad hasta nuestros obreros sindicalizados y fuertes han visto en el "Patrón" a un enemigo vigoroso al que es preciso dominar y vencer. Todas las conquistas sociales se han conseguido lentamente a través de las luchas sociales, a veces muy duras y sangrientas. 

Los Trabajadores de Dios no hemos de estar preocupados. Trabajamos gozosos. Porque sabemos que por encima de la Justicia, en Dios brilla la Generosidad y el Perdón. Estos son nuevas y humanas manifestaciones de su Ser Infinito.

 

LO QUE SUFREN LOS TRABAJADORES AHORA. En estos días una noticia nos ha conmovido muy duramente. En una de las grandes minas de Asturias, España, han muerto 14 mineros, aniquilados por una acumulación de gas grisú, que estalló. Hemos visto sus cadáveres. Hemos visto sus féretros. Hemos escuchado los gritos de sus viudas, de sus hijos, de sus padres. Brillaban las lágrimas en sus ojos.  

Hemos visto los rostros austeros, serios, valientes y ennegrecidos por el sudor y el carbón, de sus compañeros de trabajo en las galerías subterráneas. Estos hombres trabajan a cuatrocientos, quinientos y más metros, bajo la tierra, en unas galerías estrechas e incómodas, siempre peligrosas para la integridad física. 

La vida de los mineros, la vida de cada día, es como una muerte constante. Lo he visto en la Cuenca del Rhur, en Walsum, cuando estuve allí. Lo he visto muy de cerca en Bolivia, que es un país de minas y petróleo. Es duro trabajar varias horas bajo la presión de tantas agresiones físicas y psíquicas. A pesar de las máquinas, esa muerte constante sigue igual. Las máquinas a veces acumulan nuevos peligros.  

Todos los trabajadores del mundo, sin excepción, pero muy especialmente los que trabajan y agotan sus vidas en los sectores más duros, como los mineros, deberían conquistar nuestras simpatías, nuestra atención, nuestra comprensión y nuestra colaboración más sincera y afectuosa.

 

EL TRABAJO EN EL REINO. Nosotros, los trabajadores de la Viña de Dios no nos vemos obligados a arrostrar tantos peligros físicos. Nuestra vida llega a ser normal. Es cierto que durante varios siglos, el trabajo de los cristianos se ha desarrollado en climas y situaciones peligrosas. Los comienzos de la Iglesia exigían la disposición de todos para el martirio. Ahora puede haber dificultades en trabajar en las Misiones de países desconocidos. Todavía son asesinados hermanos y hermanas nuestros. Pero son una minoría. 

Dios nos convoca a un trabajo tranquilo, sin amenazas de nadie.

 

APROVECHAR EL TIEMPO. Lo importante es aprovechar los días, los segundos de nuestra vida, que es el gran capital que Dios nos da y que nosotros hemos de explotar con inteligencia. 

"Carpe Diem", esta es la idea que se desarrolla en una interesante y curiosa película que se llama "El Club de los Poetas Muertos", un film norteamericano de 1989.  

Tiene un argumento novedoso, original y muy bien desarrollado por el Guionista, el Director y unos actores jóvenes de gran calidad interpretativa. Recoge las aventuras de un grupo de estudiantes especialmente seleccionados y escépticos en una Academia de los Estados Unidos. 

Llega a aquella escuela superior o Academia un Profesor nuevo, Kitty, que va a ser un educador revolucionario, con nuevos métodos pedagógicos, para captar la atención y el entusiasmo de sus alumnos. A veces parece un profesor excéntrico. 

El les propone que sepan vivir el momento, la actualidad, intensamente. "Carpe Diem", "Aprovecha el Día", la Ocasión, el Tiempo. 

Nosotros, los Obreros de Dios, deberíamos también tener esta decisión de aprovechar muy bien el tiempo que Dios nos da y las ocasiones que se nos ofrecen constantemente para realizar los planes de nuestro Salvador, que eres Tú, Jesús de Nazaret.

 

ADAPTADOS A LA REALIDAD. Pero no basta aprovechar el tiempo. Hay que trabajar completamente adaptados al momento histórico y ambiental en el que realizamos nuestra acción. Hemos de ser "actuales". Siempre. Sin miedos.  

Y esta mirada a la actualidad es compleja, a veces torturante. Porque la realidad es muy rica y variable. No es lo mismo actuar entre cristianos convencidos, mayores, maduros o hacerlo entre jóvenes inquietos, movedizos, escépticos, pasotas. Pero esta pluralidad, este dinamismo no deben desanimarnos, no deben llevarnos a agarrarnos a viejas tradiciones y fórmulas, que pueden ser ramas de madera roída y deformada por el tiempo y los siglos. Estas ramas se caen fácilmente y no sirven para nada. 

Hemos de hablar el lenguaje de la actualidad. Y hemos de encarnarTE en lo movedizo y cambiante, aunque parezca un heroísmo imposible. No puedo hablar en chino a un español. Ni puedo vestir de luto negro, si el luto es expresado con vestidos blancos.

 

LA LLAMADA ES CONSTANTE. SE PAGA UNA VEZ. En la Parábola hay una clara alusión a la sucesión de los diferentes tiempos: El Propietario sale "a primera hora de la mañana", "hacia la hora tercia", "hacia la hora sexta" y "hacia la hora nona", "a eso de la hora undécima", y "Al atardecer, dice el dueño de la Viña a su administrador...". Les va a pagar comenzando por los últimos hasta los primeros". Por tanto el Propietario aparece por la plaza cinco veces al día. Y para pagar, juntamente con el administrador, una vez. Esta última vez con su generosidad provoca una discusión con los obreros que le condenan por "Injusto". Probablemente hubo amenazas. 

Otros traductores acomodan aquellos horarios a nuestros modos de hablar actuales. Y dicen que el Propietario apareció las siguientes cinco veces: "Al amanecer", "A media mañana", "Hacia Mediodía", "A media tarde" y "Al caer la tarde". Pagó "Cuando oscureció".

 

UN DENARIO-PLATA. A todos los obreros de las diferentes horas los había contratado por "Un Denario" que sería el Denario-Plata de Roma, acuñada por primera vez en 279 a. C. Era como el prototipo de las monedas. Una especie de dólar-plata. Y era el salario de costumbre, por día, en aquel momento histórico. También existió el Denario-oro. Había también monedas de más bajo precio cuya valor era parte de uno de los Denarios. No sabemos con cuál pagó el Propietario de la Parábola.

 

PERSONAS Y GRUPOS. Esta sucesión de Tiempos se puede aplicar tanto a las Personas consideradas individualmente, como a los grandes grupos nacionales a través de la Historia. 

En estos sentidos podemos considerar que nosotros somos llamados al Trabajo Especial e Intenso por el Evangelio, en diferentes momentos de nuestra vida personal. Y así ha sido. Estoy seguro de que si volvemos nuestra vista atrás, encontramos las señales de estas llamadas de Dios, a través de ciertas situaciones importantes o relevantes de nuestra vida. Los demás no han caído en la cuenta. Pero nosotros hemos escuchado la Voz de Dios que nos pedía algo, que nos enviaba. 

Yo la he escuchado. Generalmente en el comienzo de nuestra responsabilidad personal, cuando somos adolescentes, experimentamos algo. Después en la Juventud. Cuando llegamos a una cierta madurez. En ese descansillo de la escalera de la vida que es la madurez. Y finalmente en la Tercera Edad. El momento de nuestra muerte es el de la Paga Generosa.

 

SENTIDO HISTÓRICO DEL LLAMAMIENTO. La Parábola también tiene un evidente sentido histórico. Dios ha llamado a los fundadores de la Antigua Alianza.  

Se ha manifestado a los Primeros Seres Humanos. Más tarde a Abrahám, Isaac, Jacob, Moisés, los Profetas. Y de una forma espectacular y transparente, a través de tu Presencia, de tu Mensaje, de tu Redención en Israel con proyección hacia los otros pueblos y hacia los siglos venideros. Fue llamado Israel, pero se hizo el sordo, y "no hay peor sordo que el que no quiere oír". Y así Tú abrías las Puertas de la Llamada a otras Nacionalidades. Esto no les podía agradar a los que se sentían pueblo escogido y privilegiado de Dios. Hemos de escuchar la invitación  para ser Operarios de la Viña de Dios, en cualquiera de los momentos en que ahora nos encontremos. La consigna es: Trabajar. Trabajar bien. Trabajar al servicio de Dios y de los demás.

 

FINAL CON POESÍA. En mi Breviario he encontrado unos versos que he leído y rezado con atención y hasta con cierto sabor espiritual. Están en las Vísperas del Lunes de la 1ª Semana del Tiempo Ordinario.  Son sencillos y dicen así:

Hora de la tarde
Fin de las labores.
Amo de las viñas
Paga los trabajos
De tus viñadores.
Al romper el día,
Nos apalabraste.
Cuidamos tu viña
Del alba a la tarde.
Ahora que nos pagas
Nos lo das de balde.
Que a jornal de gloria
No hay trabajo grande.

Das al vespertino
Lo que al mañanero.
Son tuyas las horas
Y tuyo el viñedo.

A lo que sembramos
Dale crecimiento.
Tú que eres la Viña,
Cuida los Sarmientos.                        

 

Es siempre un consuelo poderse decir a sí mismo: "No sé qué vale mi trabajo de hoy. No sé si llega a valer un denario, moneda que ahora debe valer muy poco, después de tantos siglos de creciente inflación. Lo que me importa es que he trabajado. Me he esforzado. No me he ahorrado ningún esfuerzo. Me he cansado, pero no me he quejado, no lo he dicho siquiera. Espero que mi Padre Dios siga siendo generoso, también conmigo. Y que Tú, Jesús de Nazaret, tengas en cuenta a este hombre, a esta mujer, que Te aman y trabajan por Tí". Yo firmaría esta breve carta final con una firma significativa, que, si se pudiera leer diría algo así: Un Obrero que trabaja por Tí. 

Ya ves. Casi dos mil años después de haberla Tú explicado a tus amigos, nosotros, los cristianos del siglo 20 o 21, la leemos todavía, y nuestros sucesores continuarán su lectura hasta el final de los tiempos. Y lo verdaderamente curioso es que la comprendemos. Porque esta parábola está escrita con caracteres eternos, insuperables, siempre actuales. Hay millones de parados en todas partes. Millones de parados en tu Iglesia. Y esto no Te agrada.

Yo soy al mismo tiempo trabajador que procuro estar siempre ocupado, atento a tu llamamiento, a todas horas, esperando que la generosidad del Padre se me manifieste. Y no sólo en el Denario-Plata que me prometió, y al mismo tiempo, me siento un viviente Sarmiento de un Vid Verdadera que eres Tú.  

En resumen, una Vida pletórica de sentidos y de realidades. Así son todos los hermanos que viven su Cristianismo en cualquier parte de este Campo, bajo la mirada atenta del Padre, que lo escribe todo en el Libro de la Vida. Gracias por esta Lección. Gracias por el Denario.