(En
la iglesia de Monte Sión de los Jesuitas de Palma de Mallorca se
conservan las reliquias del Santo Hermano, Alonso Rodríguez, quien fuera
portero del Colegio del mismo nombre, y es ahora Patrono de Mallorca. Su
cuerpo de cera, tendido en un hermoso sepulcro, me sugirió estos versos)
Yo
te veo ahí de cera,
Viejo
portero de niños.
No
estás muerto. Estás mirando
Con
tus cerrados ojitos.
¿Por
qué respiras tan lento
si
estás ya en el Infinito?
¿Por
qué ya nadie te escucha?
¿Por
qué te callas, viejito?
Tu cuerpo está siempre en vela
en el hueco de ese vidrio,
dispuesto a abrirles la puerta,
si te llaman desde el frio.
Resuenan
las campanillas
En
nuestros tiempos movidos.
Los
hombres buscan entrar
Y
encontrar algún cobijo.
Y
tú siempre está ahí,
Viejo
y amado hermanito.
Y
tu silencio nos grita:
Ya
voy, ya voy, Cristos míos.
Abrid
las puertas al hombre
Que
busca por los caminos.
Podrá
escuchar el mensaje
De
un viejo que habla dormido.
Verá
una sonrisa limpia
Sobre
unos ojos tranquilos.
Oirá
el murmullo de un rezo.
Ya
voy, ya voy, mis amigos.