Tú eres valiente, Jesús

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

 

Tu vida debía haber sido una vida pacífica, tranquila. Porque Tu Presencia era la Presencia del Dios que siempre se había manifestado como Misericordioso, como el que siempre perdona, como el que solamente busca el bien de la humanidad. Lo decía el Génesis, en su capítulo 1, cuando quiso explicar la creación de nuestro ser: “Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra…” “Creó, pues. Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó…” “Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien…”

Dios creó el Universo para que fuera un Universo hermoso, tranquilo, y a los seres humanos para que pudieran vivir en paz y ayudarse mutuamente.

Pero estos seres humanos poseían una característica que no tenían los otros seres. Esta característica era y es la Libertad. El hombre, la mujer tienen la capacidad de elegir. Y aquí nos encontramos con un gran problema. Un problema que se ha extendido a todos los siglos, a todos los pueblos. 

Si analizamos profundamente esta realidad, nos encontramos con que es una realidad maravillosa. El hombre y la mujer se convierten en algo parecido al Creador. Porque ellos deciden, y escogen lo que quieren realizar. Son como unos artistas pintores que pintan eligiendo los colores, o como los actores de un teatro universal que improvisan constantemente sus palabras y sus acciones.

Tú, Jesús de Nazaret, has vivido profundamente, a veces dolorosamente, esta realidad de la libre elección. Tú hablabas a los que querían escucharte, Tú les decías la verdad y los que querían la aceptaban, Tú les indicabas el camino y solamente unos pocos de los que te escuchaban, lo seguían. En algunas ocasiones te encontraste solo, y rodeado de enemigos.

Por ello tu vida fue una vida tranquila, alegre, mientras estuviste en tu casita con el carpintero de Nazaret y tu querida Madre, María, pero, cuando, después del bautismo de Juan y después de los agotadores días del desierto, comenzaste a comunicar tu Mensaje, hablando a aquella generación, los problemas para ti fueron creciendo cada vez más, hasta que te llegó el día de ser detenido, con la colaboración de un traidor, llevado a los tribunales, y condenado a muerte como si fueras un delincuente común, un malhechor.

¿Qué habías hecho para llegar a ser crucificado? Nunca has realizado el mal. Siempre has hecho y comunicado el bien. Has hablado de Dios, de la salvación, del juicio final, de cuál es el camino para llegar al triunfo, de la gran Ley del Amor que es el resumen de todas las Leyes y Constituciones posibles en este mundo: Amarás a Dios y amarás al prójimo. Y Tú te pusiste como modelo de este Amor. Has realizado milagros. Has resucitado muertos., Has curado enfermos de todas las enfermedades imaginables. Eran las pruebas de tu Divinidad, de que eras el Enviado para la salvación de todos, de que Tú estabas marcado con todas las señas del Mesías, el Ungido, de Dios todopoderoso, de Yahvé.

Pero las reacciones contrarias, agresivas, se te presentaron pronto, durante lo que llamamos tu Vida Pública, que fue muy breve.

Muchos te pusieron toda clase de obstáculos. Se mostraron agresivos. Te pedían señales especiales que demostrasen tu Mesianismo. Sobre todo, los orgullosos fariseos, los mentirosos, los que se mostraban siempre como los mejores, pero en realidad eran sepulcros blanqueados. Llevaban dentro y la mostraban fuera una gran cantidad de putrefacción. Tú, que siempre perdonaste a los pecadores, a los llamados publicanos, a las pecadoras públicas, humilladas, Te mostraste muy duro y valiente contra aquellos que simulaban ser lo que no eran. 

La oposición que estaba frente a Ti era muy dura, muy destructora, muy agresiva. Quería aniquilarte.

Tú, Jesús, tuviste que demostrar siempre tu Valentía. Y no dudaste. Fuiste Valiente hasta el final. Y cuando se presentaba la ocasión agresiva, demostraste que aquellos opositores “eran una generación MALVADA Y ADÚLTERA” (Mateo, capítulo 12 y Lucas, capítulo 11).

Transcribo el documento de Mateo: Entonces le interpelaron algunos escribas y fariseos: “Maestro, queremos ver una señal hecha por Ti”. Mas Él (Tú, Jesús) les respondió: “Generación malvada y adúltera. Una señal pide, y no se le dará otra señal que la señal del Profeta Jonás. Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del Hombre estará en el seno de la tierra tres días y tres noches. Los de Ninivitas se levantarán en el Juicio con ESTA GENERACIÓN Y LA CONDENARÁN, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás. Y AQU
Í HAY ALGO MÁS QUE JONÁS. La Reina del Mediodía se levantará en el Juicio con ESTA GENERACIÓN Y LA CONDENARÁ, porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, Y AQUÍ HAY ALGO MÁS QUE SALOMÓN”

Tú, Jesús, no experimentaste el Miedo durante tu Vida Pública de Apóstol, de Mensajero de la Verdad. A veces has hablado con mucha dureza. Y te has enfrentado con los que no querían aceptar lo que Tú decías. Y te atacaban y te amenazaban.

Eres un gran ejemplo de valentía para todos los cristianos de ahora. Muy especialmente por los que proclaman tu mensaje, para un mundo que está inclinado al materialismo más exagerado, y que ha elegido ya el placer más rebajado, más animal.