Tu eres el mensaje

Autor: Ramón Aguiló sj.

Hoy es el día en que todos recordamos tu Nacimiento en Belén. Y es un día de gozo para el mundo entero. ¿Qué sería el mundo sin Ti?. Yo no puedo imaginarme sin haberte conocido. Yo no puedo imaginar la Historia de la Humanidad sin Ti.

 

LA NAVIDAD AHORA ES UNA MEZCLA. Pero también Te digo que estos días de tantas fiestas, tantas comidas extraordinarias, tantas luces encendidas, tantas felicitaciones postizas, enturbian la limpieza de mi alegría, y le ponen unas gotas de vinagre.  

¿No se podría celebrar todo más sencillamente?. Pero la verdad es que el mundo está así y es así: mezcla las cosas divinas con las terrenas. Y crea un gran pastel. Ya no sabemos qué es lo que celebramos. Las gentes compran, gastan, se divierten, comen, beben, se emborrachan, cuando llegan estas fechas. Y muchos no saben por qué. Comen pavos, langostas, mariscos, turrones. Beben cavas, licores. Bailan en discotecas. ¿Qué más?. Yo quisiera explicarles la verdad. Yo quisiera decírsela. Pero no sé cómo. Ni dónde. Porque no los puedo encontrar. No van a la Iglesia. Los veo sólamente en la calle. Alguna vez.

 

Tú ERES LA PALABRA, EL MENSAJE. Sin embargo, yo sé que Tú eres el Mensaje de estos días. Me lo decía hoy tu amigo íntimo, Juan, en su misteriosa introducción del Evangelio que escribió. El me ha susurrado la palabra "Palabra". A mí me cuesta entender. Pero yo sé perfectamente, porque la utilizo constantemente, el significado y el valor de las palabras. Pero Tú eres "La Palabra", es decir, "El Mensaje". 

Cuando escribo, cuando hablo, quiero comunicar algo, algo que he pensado, que he querido, que he sentido, que he vivido y experimentado. Y entonces tengo que recurrir a esa encantadora cadena de sonidos y de signos que hemos llamado "Palabras". Cuando Juan me dice que Tú eres la Palabra, ya antes de nacer, y antes de todos los siglos, quiere decirme que Tú eres y eras la Comunicación, el Mensaje de Dios hacia afuera, aunque el afuera todavía no existiera. Y cuando me afirma que esa Palabra se encarnó, me ha dicho que Tú, Niño, Hombre, eres el Mensaje del Padre a la Humanidad, al Universo, y a todos los que puedan y quieran escucharle. 

Esto es maravilloso. Esto significa que Tú eres una Comunicación, un Discurso, una Poesía, una Sinfonía, un Cuadro, una Escultura, una Señal y un Signo. Es decir, un Mensaje total, íntegro, claro, luminoso, preciso, profundo, hermoso, significativo y verdadero. Todo esto eres Tú, Jesucristo. Con tu Personalidad, tu Vida, tus Enseñanzas, tus Consejos y Preceptos, tu Iglesia Comunitaria. Estás hablando continuamente. Y los que quieren, pueden escucharte. Pero la triste verdad es que existen muchos sordos, inconscientes, aislados, abrumados por sus egoísmos, por el mundo material y ruidoso que les envuelve. Tu misión es hablar. Tu misión es gritar. Pero se ha levantado en el mundo tanto griterío que no se Te puede escuchar.

 

EL ARTE DE LA NAVIDAD. Han construido tantas obras de arte, a veces muy poco artísticas, que se refieren a Tí... Y durante estos días de Navidad, Te exponen como un pequeño Infante, con sus mejillas coloradas, sonriente, con tus ojos pequeños, abiertos, con tus cabellos rizados, rubios, con tus manos alzadas, recostado sobre unas pajas amarillas, punzantes, en un pesebre de maderas rugosas. Y yo Te miro. Como Te miran los demás. Y a veces depositamos un beso sobre tus pies de niño. Es una escena navideña, que se ve en todas partes. Y que viven muy especialmente los niños y las niñas de nuestras familias cristianas. Y aquella imagen tuya pequeñita, tiene cerca la imagen más grande, de tu madre, María, hermosa ella, que Te mira con sus ojos arrobados, transparentes, cálidos. Y allí está José el que fuera y es tu Padre legal, con su vara, atento, cuidando de tu seguridad y de la seguridad de tu Madre. 

Y veo a los animales que te rodean para darte calor en la noche fría. Y más allá los pastores, mirando hacia el cielo, y hacia el ángel con alas voladoras, que les anuncia la alegre noticia de tu nacimiento. "En Belén de Judá, os ha nacido..." 

Y más lejos detrás de unas montañas de cartón y de musgo están las estatuillas de los tres Magos del Oriente, sobre unos camellos cansados, preguntando por Tí, porque quieren adorarte, ya que han contemplado una maravillosa estrella en el cielo del Oriente. Y debajo de la mesa hay un moderno aparato que, en compact-Disc, va entonando sugerentes y emotivos villancicos de todos los países, que cantan melodías suaves a esta Noche de Paz y de Amor que Te vio nacer. 

El mundo, los artistas, los santos como Francisco de Asís han convertido la celebración de tu Nacimiento en una Poesía que se declama con un fondo musical, o una melopea.

 

TODO FUE MáS DURO. No sé si fue así realmente. En realidad todo sería más duro, más prosaico, y hasta cruel. Porque todo sucedió de una forma imprevista, rápida, en una cueva, o en un portal, porque no encontraron lugar para tu Madre en la posada de la Ciudad de David. Comenzabas a gritar tu Mensaje, tu Palabra, en el mismo momento en que Te manifestabas, pequeñito, como Hombre, uno de nosotros, hermano nuestro, prototipo de la Humanidad.

 

EL REGALO DE TU ALEGRÍA. Comenzabas a conquistar el mundo y la historia. Y traías como regalo tu Alegría. Como canta aquel Villancico tan simpático, obra de un clásico poeta español:

 

             "Norabuena vengáis al mundo,

             niño de Perlas,

             que sin vuestra vista

             no hay hora buena".

 

             "Niño de Jazmines,

             Rosas y Azucenas.

             Niño de la Niña

             después dél más bella

             que tan buenos años,

             que tan buenas nuevas,

             que tan buenos días

             ha dado a la tierra.

             Parabién merece,

             parabienes tenga,

             aunque tantos bienes

             como Dios posea".

 

             "Mientras os tardasteis,

             dulce gloria nuestra,

             estábamos todos

             llenos de mil penas.

             Mas ya que vinisteis,

             y a la Tierra alegra

             ver que su esperanza

             cumplida en Vos sea,

             digan los Pastores,

             respondan las sierras,

             pues Hombre os adoran

             y Dios Os contemplan:"

 

             "Norabuena vengáis al Mundo,

             Niño de Perlas,

             que sin vuestra vista

             no hay Hora Buena".

 

Estos versos tan bonitos, llenos de un sabor arcaico y de una poesía siempre agradable, son la expresión de la Alegría de un Poeta que se siente intérprete de la Humanidad, que Te acoge y Te festeja en tu Nacimiento, Palabra Eterna y Elocuente del Padre, Comunicación de su Mensaje a los que viven en un mundo sumergido en las sombras de la muerte. 

Durante estos días Navideños todos se sienten felices. Se reúnen en Familia, comen juntos, beben unas copas de cava, degustan diversas clases de Turrones y de Pasteles. Cantan. Se felicitan. Se desean mutuamente muchos años de Vida. Se ponen de pie para brindar. Tal vez cantan mal algun Villancico. Y después se van a sus casas para descansar, dormir, y superar las resacas de tan largos días de Festejos. 

Muchos de ellos no sabrían contestar a la pregunta que se refiera al Por qué de tantas Fiestas. Muchos no podrían responder a la cuestión sobre qué significa ser Cristianos. 

Pero nuestra historia es ésa. No hay que darle más vueltas. No sé si a Tí Te gusta todo ese derroche de dinero. Y de alienación colectiva. De todos modos Te digo también de todo corazón: "Feliz Navidad". y añado: "Muchas gracias, Infinitas gracias, por ese Regalo que nos has traído a todos los hombres y mujeres que Te conocen, el Regalo de tu Alegría. Una Alegría que ya comunicaste a los Pastores por medios de tus Angeles, y que ahora se transforma en un Belén Casero, o en un Cántico Universal que solamente perciben los Llamados". 

Iremos por el mundo enarbolando nuestra antorcha de la Alegría. Tú abres la marcha de los Alegres. Tú diriges la Coral de los que cantan: "Gloria a Dios en lo más alto del Cielo y Paz en la Tierra a los Hombres que ama el Señor". Yo no puedo sentirme triste, yendo contigo. A pesar de todo. A pesar de las nubes.