Te vi crucificado

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

  Los mejores pintores de la Historia de los pueblo occidentales han querido pintar tu imagen, en todas las formas y posiciones. Te han pintado como Niño, como Joven trabajador, como Maestro rodeado de gentes, de tus discípulos. 

TUS IMÁGENES DOLIENTES. Y, como no podía ser de otro modo, también Te han pintado en los días de tu dolor. No sé si han conseguido dar la profundidad y extensión de tus sufrimientos a causa de las torturas a que fuiste sometido por tus enemigos del pueblo de Israel y la frialdad de los crueles Romanos. Lo cierto es que tus imágenes están ahí, en las paredes de las Catedrales e Iglesias, en los muros de los Museos más famosos del mundo y en todos los Libros y Enciclopedias de Arte. 

¿Cuál de estas imágenes Te gusta más?. ¿Cuál se aproxima más a la realidad de tu Persona y de tus Dolores?. Me gustaría recibir una respuesta tuya a estas preguntas que se me sugieren cada vez que veo su reproducción o su original. Es verdad que si yo Te hubiera visto cara a cara podría imaginarme perfectamente cuáles serían los rasgos de tu dolor. Pero nunca Te ví, aunque a veces me parece sentir tu Presencia. 

Te he visto también en los fotogramas y secuencias de tantas películas que se han realizado sobre tu Vida, tu Pasión y tu Resurrección. Pero, en estas ocasiones, más que en las de los pintores, veo la cara del actor, el maquillaje de los artistas, las expresiones impuestas por el Director o Realizador en el colorido de los escenarios más o menos bien logrados. 

Yo he notado que entre esos creadores de tu Figura han prevalecido ciertos rasgos, que parecen expresar mejor la realidad histórica según ellos. Cabellera larga de color castaño o negro. Barba descuidada. Ojos grandes de mirada penetrante con un tinte negro que sin embargo expresa la Alegría de la Compasión. Túnica muy sencilla con tendencia al color claro. ¿Sería así la realidad de tu expresión?. No sé. 

Parece que entre los Judíos de entonces estaba prohibida la reproducción de retratos de los difuntos. Así se explicaría que a nadie se le hubiera ocurrido pintarte. Es verdad, que algunos afirman que es auténtica la llamada Santa Sábana de Turín que envolvería tu Cuerpo muerto y que conservada, grabada en ella, tu verdadera imagen. También se habla de la cara que quedó estampada en el pañuelo con que una mujer llamada Verónica quiso limpiártela. Pero la tradición de la Verónica es muy tardía, trece siglos después de lo acontecido, y por tanto no le podemos dar crédito. La tradición de la Santa Sábana de Turín se sigue manteniendo después de muchas investigaciones y pruebas a que ha sido sometida. La imagen, sin embargo, no está clara, y resulta más bien un conjunto de sombras en forma de rostro.

 

TU FIGURA: LA FIGURA DE UN HOMBRE. ¿Eras un hombre hermoso o eras un hombre feo?. Los más antiguos escritos post-evangélicos están divididos sobre este punto. Pero he visto que los que afirman tu fealdad se fundan en las descripciones dadas por los antiguos libros de la Biblia, especialmente de los Profetas. No me convencen. Si Isaías Te describe como feo, el autor de algunos Salmos dice que serías el más hermoso de los hijos de los hombres. Me quedo con el Salmo. Los pintores naturalmente Te han pintado hermoso y fuerte. Los Góticos, mayestático y rígido. Los posteriores han ido flexibilizando las imágenes, dándoles actitudes de naturalidad y de humanismo. Fue el Renacimiento de la concepción de la vida según los Griegos que se fundamentaba en el valor y la belleza del cuerpo humano. Son diferentes estilos. Diferentes modos de ver la belleza. Diferentes colores y formas. Hay figuras bizantinas muy hermosas y delicadas. 

Así encontramos a pintores más o menos famosos: Diego de la Cruz, Maestro de Perea, Juan de Juanes, El Greco, Zurbarán, Ribera, Velazquez, Goya. También ha habido grandes imagineros, como Salcillo y Juan de Mesa. Son los "pasos" que las gentes miran y contemplan extasiadas en las procesiones de Semana Santa de toda España. 

Yo no sé con cuál quedarme. Pero me parece un absurdo pensar en un Cristo feo o bello. Esto me parece inhumano. Tú, Cristo, fuiste el "Hombre", el "Hijo del Hombre" como Tú mismo Te has definido. Y por tanto, eso es lo que yo he de buscar en tu figura: hombría, que no es precisamente belleza, ni tampoco fealdad.

 

UN HOMBRE CRUCIFICADO. Yo Te he visto crucificado. Y en tu rostro, en tu cuerpo, he visto las huellas del sufrimiento, de las torturas, de las maderas y de los hierros, de los azotes, de las espinas y de los clavos. He contemplado la presencia de la muerte violenta, de la soledad, de la depresión, del fracaso. Pero todo esto me demuestra tu inmersión en lo peor de la humanidad. El Hijo de Dios humanizado debía sumergirse hasta lo más hondo de esta sangrienta raza de seres que mueren y se matan. Tú eres como el más doliente de la historia. Puedo decir con seguridad que Tú has sufrido más que cualquier otro, hombre o mujer, de este mundo.

 

NUESTRO MODELO. Gracias, Jesucristo. Con esto me animas a aceptar silenciosamente la parte de mi Cruz de cada día, Crucificado que Te levantas sobre las cumbres atormentadas del Universo. 

A los Religiosos y Religiosas se les suele regalar un Crucifijo el día en que pronuncian sus votos de Pobreza, Castidad y Obediencia. Un Crucifijo que pueden conservar y llevar consigo siempre hasta el fin de sus días. Sobre su cadáver, entre sus manos frías, también es posible ver este Crucifijo. Todo esto es muy expresivo, indicador de un mensaje  y de una realidad. 

El Mensaje es que Cristo Crucificado nos pide que sepamos llevar su Cruz cada día todos los cristianos, y que los Religiosos han tomado sobre sí la voluntad y la responsabilidad de vivir esta lenta marcha hacia el Calvario y su propia Crucifixión. La Realidad es que no podemos buscar ni encontrar en la vida de los Consagrados otros aspectos, humanos, sociales, culturales que busquen el éxito, la riqueza, la admiración de los demás. Sólamente aquello que responde a la voluntad salvífica de Cristo es posible encontrar en los Religiosos y Religiosas. Ellos y Ellas son Testigos y Mensajeros de tu Verdad, de tu Vida, de tu Muerte. En realidad, todo esto se podría también decir de tus simples cristianos.  Pero en ellos no se ha convertido por los votos en un modo de profesión consagrada y duradera, para toda la vida. 

El Crucifijo está también en las habitaciones principales de todas las casas. Y es un recuerdo de tu Presencia en el mundo y de tu Mensaje alentador para todos los pequeños crucificados en todas las latitudes del Universo. Mirando al Crucifijo nos sentimos fuertes, vencedores de todas las depresiones, de todas las angustias, de todos los sufrimientos.

 

LOS VERSOS DE LOS QUE TE AMAN. Mirando al Crucifijo nos sentimos impulsados espontáneamente a decirte que Te queremos por tu Infinita Generosidad al entregarte a la Muerte de Cruz por todos nosotros. Esto es lo que ha querido expresar aquel Poeta en unos versos famosos, que son repetidos cada día por tantos cristianos que Te aman: 

                        "No me mueve, mi Dios, para quererte

                        el Cielo que me tienes prometido.

                        Ni me mueve el Infierno tan temido

                        para dejar por eso de ofenderte.

 

                        Tú me mueves, Señor. Muéveme el verte

                        Clavado en esa Cruz y escarnecido.

                        Muéveme el ver tu Cuerpo tan herido,

                        Muévenme tus afrentas y tu Muerte.

 

                        Muéveme, al fin, tu Amor, y en tal manera

                        que, aunque no hubiera Cielo, yo Te amara.

                        Y, aunque no hubiera Infierno, Te temiera.

 

                        No me tienes que dar porque Te quiera,

                        pues, aunque lo que espero, no esperara,

                        lo mismo que Te quiero, Te quisiera".

 

Hermosos y expresivos versos, ¿Verdad?. El que los escribió Te quería. Y es imposible contar el número de millones de hombres y de mujeres que, al decirlos, han experimentado la alegría de poder decirte su Amor de esta forma, y ver cómo su corazón, a veces duro, se vuelve sensible y afectuoso contigo. Yo digo estos versos casi cada día. Se dice a veces que el poeta fue Francisco Xavier, el Jesuíta Navarro, Compañero de Ignacio de Loyola, y Fundador con él y con otros de la Compañía de Jesús, tu Compañía. Xavier fue un gran Apóstol y llevó tu Crucifijo, tu Imagen, a la India y al Japón, y murió cuando la quería introducir en la inmensa China. Si no los creó él de verdad, los hubiera podido crear. Porque Te amaba. Había escuchado a Ignacio. Había pensado al compás de sus Ejercicios Espirituales. Iluminado por estos Ejercicios, Te conoció más y mejor. Porque los Ejercicios de Loyola son un camino interior, muy sencillo, sin vericuetos, que nos lleva hacia Tí. Con ellos Te conocemos mejor, Te amamos más, Te imitamos más profundamente, a Tí, Cristo Crucificado.