Te quieren seguir en coche.

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

FIESTAS Y PUENTES. Todos nos alegramos cuando nos vamos acercando a tus Fiestas Sagradas o a las Fiestas de tu Madre, María. A lo largo del año son unas cuantas. Algunas caen en Domingo, que es el día dedicado, consagrado especialmente a Tí, porque en él recordamos tu Resurrección. Otras Fiestas se van intercalando en los días de la semana. Y resultan un verdadero corte en la monotonía del trabajo. Se organizan entonces los "Puentes", y ya puedes imaginarTe lo que sucede. Vacaciones. Para los Estudiantes. Y para sus papás y mamás. Y hasta para los Abuelos y Abuelas, aunque éstos y éstas muchas veces van a parar a las "Residencias para la Tercera Edad" que es el nombre que ahora suele darse a lo que antes llamábamos "Asilos de Ancianos", pero éste queda feo ahora. Porque los "ancianos" han desaparecido. Y los "asilos" también. "Tercera Edad" y "Residencias". Es cuestión de palabras, como decían los filósofos, cuando no lograban entenderse. 

"Operación Salida". Puente. "Operación Retorno". Resaca.

Después a trabajar de nuevo. Ambientarse. Y dale que te pego. Ganarse la Vida como se pueda.

 

CIRCULAR EN COCHE. No sé qué decirTe sobre todo esto. Lo que veo es que las gentes se lo toman todo a diversión. Lo mismo si es Semana Santa, cuando recordamos tu Pasión, Muerte y Resurrección, como si es una Fiesta del Patrono o de la Patrona del Pueblo o de la Ciudad, o de las Comunidades Autónomas o del País. Lo mismo si es una Fiesta de María Santísima o de algun misterio de tu Vida. Todo es Igual. La Noticia es "Comienza la Operación Salida, y se espera que diez millones de coches se pongan de viaje por las carreteras de España". 

Hasta los vemos en largas tiras sobre las pantallas de la Tele, durante el día, bajo un sol espléndido o debajo de la lluvia y las nubes. A veces los vemos viajar de noche. 

Parece que los Informadores están esperando que algunos de estos cochazos modernos que, a pesar de la crisis todos tienen y todos manejan, consumiendo millones de litros de gasolina, se salgan de las calzadas, choquen entre sí, o contra los árboles, o sencillamente se despeñen varios metros desde los puentes o caminos sobre los márgenes de las montañas y de las colinas. Cuatro muertos, o tres muertos y un herido grave. Se desconocen las causas del siniestro. 

Al escuchar aquello todos sufrimos. Al final del Puente resulta que han muerto setenta personas. Al final del año llegan a las cuatro o cinco mil, las que han muerto en accidentes de tráfico. Algo espeluznante. La Guardia Civil tiene seis mil agentes para poner orden en los viajes. Pero es inútil. La gente bebe. La gente se divierte. La gente se droga. La gente no duerme. Y después suceden todos estos desastres.

 

LA IGLESIA Y LAS FIESTAS. A mí me irrita que la Iglesia no diga nada. Y acepte las cosas tal como son y como van. Y que no busque soluciones para que las Fiestas acumuladas no constituyan un problema social, de seguridad y de tráfico.  

Y es que las Fiestas religiosas se han convertido en un Carnaval General de Coches hermosos, de todos los colores y de Gentes que se tumban sobre las Playas, o bajo los árboles y pinos de los Bosques, o esquían en las nevadas montañas de Sierra Nevada y de los Pirineos. Hasta los reyes y los nobles están allí para animar a los demás y dar la imagen de que estamos en una Monarquía Constitucional en un Estado Social y de Derecho. 

Es una lástima que actualmente las Fiestas religiosas no sean más que el anillo o el arco de un Puente de varios días para que las gentes, que en principio se declaran profundamente cristianas, se diviertan, gasten, olviden sus penas, y puedan seguir trabajando para ganar más, y mantener el presupuesto de todo lo gastado.

 

UNA NACIóN RICA. España ha ido creciendo en estos últimos años. Estamos en el Número Nueve del Ranking Mundial de Bienestar. Esto significa que España es uno de los países más ricos, más que Alemania y más que Suecia, lo que es verdaderamente mucho. También quiere decir que se está suavizando la diferencia entre ricos y pobres aquí. Esto es muy bueno.

 

UN DIBUJITO QUE ME HIZO PENSAR. Un día estaba leyendo uno de los Diario de tirada nacional y contemplaba uno de esos dibujos que presentan diariamente agudos dibujantes y al mismo tiempo pensadores y críticos de la Sociedad. El dibujo de aquel día de Semana Santa representaba, con unos trazos muy sencillos y claros, pero enormemente expresivos, la figura del Hijo de Dios, Jesús, llevando y arrastrando su cruz por el camino del Calvario. Eras Tú mismo en un elemental dibujo. Y Te seguían una larga fila de coches muy hermosos y estilizados. El dibujo no tenía ninguna inscripción. No expresaba quiénes eran los ocupantes de aquellos coches tan caros, tan confortables, tan cómodos. Estos coches son el elemento más expresivo de nuestra sociedad avanzada. Y en ellos, sin duda, iban cómodamente sentados los hombres, las mujeres y los niños y ancianos que viven sumergidos en esta riqueza tecnológica. Seguían tus huellas, tus huellas hacia el Calvario. Pero Te seguían recostados en las butacas de un coche, que podría ser Ford último modelo, o un Citroen, o un Fiat italiano. 

Aquel dibujo tan simple me sacudió. Me decía muchas cosas. Y todas ellas muy interesantes.

 

LA SUBVERSIóN DE LAS FIESTAS. Nuestra Semana Santa, nuestras Fiestas de Cristo y de María, de los Patronos y de las Santas, se han convertido en una forma de contradicción colectiva, una especie de subversión de Valores. 

Jesús va arrastrando su Cruz, María va mostrando los aspectos de su Vida Espiritual y Cristiana, los Santos y las Santas nos recuerdan los caminos difíciles de la Santidad y de la Honradez. Y nosotros les contemplamos y les seguimos contemplando el espectáculo religioso, mientras estamos confortablemente instalados en los colchones de nuestros Limousines, turismos, aviones y barcos, o desde las casas y las playas, las montañas y las paellas, desde las discotecas y los hoteles de las más altas estrellas.

 

LO QUE SIGNIFICA TODO ESO. Yo no sé si los ritos de la Iglesia están suficientemente adaptados a los modos y exigencias de los hombres de nuestro tiempo. Tal vez tendríamos que revisarlos otra vez. Para reformarlos y presentarlos más claros, más sencillos, más cristianos. No sé qué puedes pensar Tú sobre este punto.

Pero una cosa es evidente. No podemos vivir en la ilusión de que todavía perdura el valor y las costumbres de los días Santos, de las Ferias y Fiestas, de las Semanas Especiales y Patronales. 

Tú no estás en el Centro de todos estos coches que se mueven por las carreteras y chocan, se despeñan y matan a los ocupantes. 

Lo que a las gentes interesa son las vacaciones estudiantiles, los días sin trabajo de los Obreros y Obreras, las diversiones, los campings, las acampadas, las comidas y los licores, los pasteles y los regalos. 

Lo que les interesa es ir a sus casas de origen, a sus padres, a los abuelos, a los lugares de entretenimiento y bailes, a los restaurantes y hoteles. 

De los aspectos estrictamente religioso ya no queda casi nada en esa retahila de Fiestas Nacionales y de Precepto. 

Los que están en el Centro del País toman el coche y se van hacia la periferia y las playas. Los del Norte se dirigen en coche hacia el Sur. Los del Sur, cansados del Sur, se van hacia el Norte. Los de aquí van allá y los de allá se trasladan a otro sitio. Lo que nos interesa es salir del propio ambiente, que ya nos ahoga. Los más en el propio coche. Unos cuantos en Tren y Autocares. Los Otros en aviones. 

Y en el camino por desgracia se ponen más nerviosos, se cansan, dejan de dormir y se ponen en peligro de perder la propia vida y la de sus familiares y desconocidos de la otra parte de la carretera. Regresan más cansados de lo que se fueron. Y con unas inmensas ganas de tumbarse en su propia cama. 

Mientras tanto, Tú, revestido de diferentes formas artísticas, más o menos hermosas, a veces de dudoso gusto, más o menos sensibleras y artificiales, vas arrastrando tu Cruz, a pie y sin ningún Cireneo que Te ayude. Muchos espectadores Te contemplan desde sus azules butacas de los coches, de los hoteles o de sus propias casas y chalets de campo. O desde las hamacas de las playas soleadas. Así los simples ciudadanos. Así los que ocupan sillones de Autoridad en brillantes despachos. Así también muchas veces los que, por su posición en la Iglesia, deberían ser ejemplo de Austeridad y de Sacrificio. 

Una Fila, larga Fila, de Coches blindados, blancos y negros, de Trenes repletos y de Aviones rápidos.  

Y delante de la Fila, Tú, Cristo, o María, tu Madre, o Santiago el Apóstol, o un Santo Patrono de una Ciudad o Pueblo que casi nadie sabe por qué lo es o por qué fue escogido. Todos a pie. 

Los espectadores comiendo patatas fritas y wisky, sentados en las poltronas. Y cerca una bandeja con bombones de chocolate al licor, o unos "confites" propios del tiempo, para que sea más llevadera la tarde o la mañana.

 

LOS MARGINADOS EN LOS SUBURBIOS. Y al lado, muy cerca de casa, en las grandes ciudades, en los tugurios del campo, los Cristos vivos de la humanidad y de España, los desheredados, los marginados, los hambrientos, los enfermos, los analfabetos, se están muriendo, casi en silencio. Muchos se están peleando por una pequeña bolsa de pan crudo y probablemente duro. 

Mi querido y admirado compañero Ignacio Ellacurría, de quien Te hablé en otra carta, decía a propósito de estos espectáculos y preguntaba a la Humanidad: "¿Qué hemos hecho para que estos pueblos estén crucificados?. ¿Qué hacemos ante sus cruces?. ¿Qué vamos a hacer para bajarlos de la cruz?".

 

NOS REFUGIAMOS EN LOS COCHES. Todos sabemos hablar de los Derechos Humanos Fundamentales, cuando se trata de los propios, y los defendemos con toda la fuerza de nuestro ser. Pero cuando se trata de los Derechos Fundamentales de los demás, que son millones, nos refugiamos en nuestros coches del último modelo, limousines cómodos de color azul metalizado, o blancos, muy blancos, recién lavados. 

Queremos seguir al Cristo del Evangelio que va de pie, en nuestros coches, en los coches más confortables, más lujosos, más rápidos. Y esto es imposible. Nos complicamos el camino. Nos cargamos de chatarras y basuras. 

Hemos de ir andando, ligeros, vigorosos en nuestro espíritu. Como iba El. Como marchabas Tú, el Hijo del Hombre, que "no tenías donde reclinar y descansar tu cabeza", aunque reconocías "que las  zorras tienen guaridas y las aves del cielo tienen sus nidos".  

Hemos de dejar todo ese bagaje que vamos acumulando durante nuestra vida. Un soldado, un atleta debe llevar lo indispensable. Y avanzar seguro, impertérrito, libre. Demasiadas maletas, demasiados baúles. Demasiados afectos incontrolados. Demasiadas riquezas. Demasiadas ataduras. Demasiados pecados que nos turban. 

En la Primera a los Corintios Pablo argumenta: "¿No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el premio?. ¡Corred de manera que lo consigáis!. Los atletas se privan de todo; y eso ¡por una corona que se marchita!; nosotros, en cambio, por una que no se marchita. Así, pues, yo corro no como a la ventura; y ejerzo el pugilato, no como dando golpes en el vacío, sino que golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado". 

Tú llevabas siempre sobre tus hombros una cruz. Porque la Cruz era tu destino. Y es el nuestro. El Coche para los demás y para trabajar. La Cruz sólo se puede arrastrar a pie, caminando.