Sínodo: ¿Espuela o freno?

Autor: Ramón Aguiló SJ  

 

 

Me refiero al Sínodo Romano. En Roma Obispos, Representantes de las diferentes Conferencias Episcopales del Mundo, Superiores Religiosos, y otros se hallan reunidos para estudiar la Vida Religiosa en la actualidad. Se trata de la Vida consagrada tanto de hombres como de mujeres.

 

Este es un tema de suma actualidad y popular. Hace unos pocos días, tuve la ocasión de escuchar en la Radio 1 de Radio Nacional un interesantísimo Debate sobre el lugar de la Mujer en la Iglesia, y muy especialmente hasta qué grado creía la gente que podía y debía llegar la mujer en la Jerarquía Católica.

 

Había especialistas, y hubo una extensa participación de radioescuchas a través del Teléfono. Casi todas las intervenciones populares pedían una participación más alta de la mujer en la Jerarquía de la Iglesia. Y las razones que se aducían para ello, eran razones serias, que no manifestaban ninguna intención de burla o de chiste. Se aducía, por ejemplo, el mayor número de mujeres en los grupos eclesiales, y la calidad de su colaboración en los puestos que actualmente pueden ocupar. Y esto es así.

 

Ahora las mujeres, preparadas especialmente para ello, según sus propias capacidades y esfuerzo, están en los más variados puestos importantes de la Iglesia. Y muestran una eficacia y una constancia que a veces se encuentran a faltar en los hombres.

 

El Sínodo Romano no es un Centro de Decisiones. Sólamente puede dar consejos, estudios, sugerencias, al Papa y a los Organismos competentes. Por esto, no podemos esperar cambios visibles. Pero aún así,  el Sínodo puede proyectar sus Conclusiones muy lejos, dependiendo siempre de la Voluntad decisiva del Papa, que, por ahora, es el Papa Polaco, Juan Pablo II.

 

La Vida Religiosa consagrada tiene actualmente serias dificultades. Se podría hablar de una verdadera y muy extendida sensación de Búsqueda con todo lo que ello significa en las estructuras y en las personas. Difícilmente se podrá lograr que esta sensación se supere totalmente, en unos tiempos de tantos y tan vertiginosos cambios.

 

Hay un doble deseo muy difuso entre los católicos que pueden llegar a la Vida Consagrada. El primero es el deseo de mirar hacia el Cristo Evangélico sin adherencias históricas y culturales posteriores. Se quiere encontrar el Cristianismo puro. Al fin y al cabo, el Religioso, la Religiosa, quieren expresar la presencia y la acción de la Personalidad de Jesús y de su Mensaje en todos los tiempos y culturas. Jesús es una Personalidad Rica en matices, que ofrece un Mensaje y una Obra, de enormes potencialidades. Los Fundadores Religiosos han escogido algún aspecto de esta Personalidad, de este Mensaje, de esta Obra, y lo han intentado concretar en un Instituto, Orden o Congregación. Así apareció el Cristo Sacerdote Majestuoso de los Contemplativos, el Cristo Pobre de los Franciscanos, el Cristo Apostólico y Salvador de los Jesuítas y otros, el Cristo Compasivo de tantas Congregaciones dedicadas a la Asistencia de Enfermo, el Cristo Encarnado en los pobres. Y así podríamos describir el llamado "Carisma" de tantos Grupos Religiosos. En el primer brochazo siempre encontraríamos a Jesús.

 

Un segundo elemento, muy importante: los Fundadores aparecieron en un tiempo concreto, dentro de una cultura concreta, para unas necesidades concretas. Y crearon sus Fundaciones condicionados por todos estos elementos de su tiempo, aun sin saberlo. Pero los tiempos cambian, y cambian las culturas, y cambian las necesidades de los pueblos. De este hecho del Cambio, proviene lo que podríamos llamar la inquietud histórica de los Institutos. Están condicionados por el ambiente en que viven y desarrollan sus actividades. Si no es así, quedan aislados. Y pueden sentirse inútiles y faltos de sentido. Lo que sucede generalmente es que se van adaptando lentamente a las nuevas situaciones. Lo que ahora resulta más visible y más inquietante debido a la aceleración de los cambios, que ya no se realizan por siglos, sino por años, por generaciones.

 

La Vida Religiosa del próximo futuro tendrá que mirar a Jesucristo más fijamente, con más decisión. Y tendrá que mirar hacia la Juventud que sube, porque en la Juventud se halla la semilla del Cambio. Todo lo demás puede ser inútil, y hasta perjudicial para la propia Consagración en la Estructura.

 

¿Tendrá el Sínodo valentía suficiente para realzar estas dos miradas?. ¿Querrá que prevalezca la Cultura del Aislamiento detrás de los Muros y de las Formas Externas o señalará como objetivo la Mirada hacia el próximo futuro para llevar a Jesús, su Vida y su Mensaje, a las nuevas generaciones y a los nuevos pueblos?. Las nuevas generaciones son inquietas, desilusionadas, amantes de la Libertad, y sin embargo generosas para los sacrificios altruistas, y los nuevos pueblos son víctimas del Hambre, la Enfermedad y las Guerras.

 

¿Será espuela de corcel para la Búsqueda, o Freno para que la Carroza se detenga y vuelva su mirada hacia los años pasados?

 

Es difícil la respuesta. Pero sería decepcionante que las Casas Religiosas y sus Miembros cerraran sus puertas y sus formas, para conservar los restos de algo que está condenado a languidecer y a morir, más o menos tarde. Los Fundadores no harían lo que hicieron entonces. Porque todos ellos quisieron ser "Modernos", es decir, "De su Tiempo".  Los Religiosos, las Religiosas han de estar trabajando donde Jesús y las Gentes los necesiten, dentro de una mínima estructura social.