¿Se acabó la temporada?

Autor: Ramón Aguiló SJ

   

En los días post-veraniegos, en los días después de las vacaciones de Navidad y Pascua, todos dicen y comentan cómo les fue en la feria. Y naturalmente hay para todos los gustos. Las estadísticas fueron muy buenas. Se batieron verdaderos records. Aumentaron los números de visitantes. De vuelos. Todo color de rosa. Todo positivo. Pero, cuando hablan los particulares, olvidándose de los fríos datos de los calculadores, y de las cifras, todo se vuelve un poco más complicado. Y parece ser que algunos no pudieron comerse ni una rosca.

 

Y estas impresiones que se basan en otros números más privados, más confidenciales, también son importantes. Son los más importantes, para los grandes operadores del Turismo, y para los pequeños empresarios de servicios complementarios.

 

Todos comparan el mes de Julio de este año con el més de Julio de los años anteriores. Revisan los datos de las Cajas, de las Contabilidades, los comparan con los datos de los años anteriores. Y se estremecen cuando observan que ha habido disminuciones. Esta es la verdadera crisis. Esta es la Crisis del Personal, de los que se pasan el año suspirando por los meses de las Vacas Gordas.

 

Mi palabra para todos ellos, sería que revisaran la realidad de la importancia económica de su propia acción empresarial. Es inútil pensar que se pueden engordar cada vez más vacas con los mismos piensos. Y esto es lo que las zonas turísticas han intentado hacer durante muchos años. Si su negocio es un negocio más entre tantos otros que ya existían, no se empeñe en hacer milagros. En la economía los milagros son imposibles. Piense si le convendría dedicarse a otra actividad más necesaria, menos repetida.

 

Sin embargo, no soy yo quién para dar consejos económicos a personas que tienen muchos más conocimientos y experiencias que los míos.

 

A mí me interesa esto, para subrayar que muchas zonas turísticas o ciudades que están junto al mar o las montañas están marchando decididamente hacia la formación de unas verdaderas Urbes internacionalizadas. Y éste es un tema que se ha planteado durante las últimas semanas. Todo eso crece mucho, ha crecido y sigue creciendo. Ha crecido como servicio turístico, pero también se va desarrollando como Ciudad Residencial. Son cada vez más las gentes que compran aquí un apartamento, o un chalet, para vivir con su familia todo el año. Y esto tiene muchas consecuencias.

 

Aquí está apareciendo una Comunidad humana, formada por familias mixtas, por miembros de diferentes nacionalidades y de variadas lenguas. Y el hecho de que vivan y desarrollen su vida en un mismo ambiente, con idénticas facilidades e idénticos problemas está promoviendo el acercamiento de todos. Creo que todavía no se ha llegado a la plenitud de ese desarrollo comunitario. Pero también creo que se van dando pasos hacia su creación.

 

Puede venir después la necesidad de que esta gran Ciudad exija su independencia municipal. Y esto no sería extraño, sino más bien normal.

 

Pero no hay que precipitarse en el vacío por sólo el impulso ciego de la independencia. Mientras la economía de la Ciudad no esté mejor fundada y establecida, más normalizada y más diversificada, no creo que sea conveniente la separación. Este es un comentario natural, periodístico, sin ningún interés político, sin ninguna trampa. Hay que decir esto para evitar malos entendidos y susceptibilidades. La historia no se detiene. Y los pueblos van surgiendo así: bajo el impulso a veces racionalizado, a veces impensado, de las colectividades humanas. El tiempo dirá.