Quieren manipular tu mensaje

Autor: Ramón Aguiló SJ

   

Los poderes fácticos, que manejan a los grupos humanos, -ciudades, estados, naciones, asociaciones internacionales, mundiales- están formados por personas que se llaman políticos. Tú, Jesús de Nazaret, los conoces perfectamente. Los políticos además ahora pueden ser hombres o mujeres, jóvenes, o mayores. Los hay de todas clases. Porque tienen diferentes filosofías, distintas concepciones de la humanidad y las más variadas formas de gobernar. Los hay de derechas, de izquierdas, de centro. Ahora todos quieren  acercarse al Centro, porque así tienen todas las ventajas de la derecha y de la izquierda. Algunos grupos se llaman Cristianos. Otros se presentan como promotores de la Justicia Social. Otros quieren ser los forjadores del capitalismo y del liberalismo, para que haya riqueza en el mundo y la riqueza aumente. 

 

Esta es nuestra realidad política. Este es lo que podríamos llamar el Jardín, el Parque de los dirigentes de los diversos grupos del universo. Te podría presentar los diferentes tipos, encarnados en las más variadas personalidades. Pero esto nos llevaría muy lejos. Parecería una Enciclopedia Política.

 

LO MALO DE LA POLÍTICA. Hay un aspecto de la vida política que la vuelve peligrosa, desagradable, y a veces hasta rechazable. Y este aspecto consiste en el deseo fuerte, indomable, de permanecer largo tiempo en el poder. Por esto los políticos fundan los PARTIDOS, y en los PARTIDOS se van integrando diferentes personalidades que sienten una fuerte llamada y un vigoroso deseo del PODER. Y por ello los políticos crean una ideología propia para entusiasmar a las gentes, y así poder ganar las elecciones  que se desarrollan cada cuatro, cinco, seis años, según las diferentes Constituciones Nacionales.

 

Pero este aspecto tan real se convierte en un peligro constante.  Y esto es lo malo de la Política. Porque, para mantenerse en el poder, hay que satisfacer a las multitudes, hay que mantenerlas felices, alegres, como si fuera posible, mantenerlas siempre en danza como se hace en los días de fiesta. Y este objetivo lleva a los dirigentes a engañar al pueblo que está a sus pies, para que no piense demasiado, y llegue a sentirse como un eterno poseedor de la felicidad.

 

LA REALIDAD MANIPULADORA. Los años se van sucediendo uno tras otro.  Como las estaciones de los trenes, de los autobuses, hasta de los aviones que vuelan por los aires. Durante los años, las estaciones son cuatro. Y en cada una de ellas, se nos presentan diferentes ofertas de felicidad, que los políticos aprovechan, manejándolas.

 

Y así se presentan la sucesión de las fiestas. A veces son varias las semanas que se llaman festivas, y por tanto nos ofrecen diferentes atractivos. Pero todo lo que nos gusta, y al mismo tiempo se traga con demasiada frecuencia y mayor cantidad, llega a molestar. Es como comer pasteles, caramelos, tartas, a todas horas, desde el momento de despertarse por la mañana hasta cuando se cierran los ojos para dormir. O estar todo el día mascando azúcar, o todos los días  engullendo  pastas de todos los colores y siempre empalagosos. Demasiadas fiestas se convierten así en una mala experiencia. Esto es lo que está sucediendo con la sucesión de nuestras fiestas que se van acumulando a lo largo de los meses y de los días. Mucha gente se queja de esto, porque al final resulta insoportable. También la normalidad de los días de trabajo, la marcha hacia la oficina, el taller o la tienda tiene su encanto, aunque al final del día uno se sienta cansado. Hasta el sueño resulta más fácil en estas circunstancias de normalidad.

 

Te voy a poner algunos casos concretos que están relacionados con tu propia vida, Jesús, y en tu presencia en tu Iglesia de todos los siglos.

 

Cada año recordamos tu Navidad. Ya sabes a qué me refiero. Es una fiesta que debería ser muy alegre, pero sobre todo muy espiritual. En esta Fiesta recordamos la hermosa historia de tu Nacimiento en Belén de Judá, en un lugar muy pobre, de María, tu Madre. Recordamos que el Hijo de Dios se hizo Hijo del Hombre para salvarnos. Recordamos que todos nosotros somos cristianos y que todos nosotros, siguiéndote a Ti, y procurando vivir como Tú nos has enseñado, hemos encontrado la felicidad en este mundo y en la eternidad.

 

Pero la realidad es muy diferente. Los días de Navidad se acumulan los festejos, las compras, las comidas especiales, las alegrías para los niños y las niñas. La mayor parte de estas fiestas puede considerarse como acumulación de la mundanidad. Muchos olvidan lo que significa la palabra NAVIDAD. Quizás nunca lo han conocido.

 

Después vienen las Fiestas de Fin de Año. Y la comida de las doce uvas, cuando los relojes señalan la media noche. Después bailes y banquetes. 

 

Llegan las Fiestas de los llamados Reyes Magos. Y desfilan las cabalgatas por las calles de las ciudades. Los Reyes Magos pueden llegar por tierra, mar y aire. Las Televisiones los hacen ver apenas pisan las calles de las ciudades. Los niños y las niñas sueñan en los regalos. Otra vez cabalgatas. Regalos. Chucherías.

 

Y así sucede con los Carnavales, que deberían ser una preparación para las austeridades de la Cuaresma, y actualmente se han convertido en verdaderas llamadas al pecado y a la prostitución.              

 

LOS MANIPULADORES. Me parece que lo peor de todo es que las autoridades políticas de todos los niveles no se quedan inactivas ante una fiestas que tienen y deberían tener unas profundas raíces cristianas y religiosas. Al contrario, las manipulan sin recato para conseguir el apoyo indudable de sus gobernados. Millones de dólares, de Euros, de otras monedas se gastan en organizar y realizar  todo este conjunto de griteríos, risas, bebidas, comilonas y diversiones, para asegurarse los votos para su Partido Político, el Partido que seguramente se presentará como el promotor de una política moderada, mirando hacia el Centro. Pero ¿quiénes pagan estos millones?.

 

Muchos se desentienden de todo este movimiento cristiano-mundano. Jesucristo, por desgracia muchos se aprovechan de Ti y de tus Mensajes, para conquistar el poder y mantenerse en él. Y las gentes se dejan manejar. Parece que lo único que les interesa es comer bien, divertirse, dormir tranquilamente, después de haber contemplado unas horas de todo lo que sucede en este desgraciado mundo, que debería ser tu mundo, Cristo: guerras, muertes, terrorismo y cabalgatas que desfilan por las calles, para celebrar unas fiestas que ya no saben qué significan. El Cristianismo debe ser vivido por todos, también por los políticos y las políticas, pero jamás debe ser manipulado por ellos, con finalidades bastardas.