Pablo te amó de veras

Autor: Ramón Aguiló SJ

   

Te escribí ya una vez contándoTe la fuerte impresión que me produjo la gran Personalidad de tu Apóstol, Pablo. Entonces Te hablé de él como Testigo de tu Divinidad y de tu Mensaje, juntamente con el Primer Papa, Pedro. Pero se puede decir mucho más de los dos.  

Hoy deseo insistir en la Gran Obra Apostólica realizada por un Hombre Extraordinario llamado Saulo de Tarso, durante una vida relativamente corta, porque desde su conversión hasta su muerte transcurrieron sólamente unos 36 o 37 años. Vivió en total unos 64.

 

UNA VIDA COMPLEJA. No voy a recordar todos los vericuetos de su Biografía realmente agitada, de caminante, navegante y entusiasta seguidor primero de la Ley Judía, como Fariseo, y después del "Nuevo Camino Cristiano", como Apóstol. 

He intentado seguir sus pasos sobre los mapas de aquel tiempo. Me he perdido. He recogido todos los datos que se hallan en los escritos sagrados, desde los Hechos hasta las últimas Cartas. Imposible exponerlos ahora. Esto no sería una Carta. Sería una Enciclopedia Paulina. 

Cuando ya era Apóstol, realizó cuatro extensos viajes. Pero deberíamos añadir a éstos para comprender lo agitado de su vida, los que hizo anteriormente, y los que realizó enseguida después de convertido.  

Porque sabemos que estuvo en Arabia. Y que, después de los últimos datos que dan Los "Hechos de los Apóstoles", en su capítulo 28, todavía tuvo tiempo y energías para viajar.  

Algunos dicen que llegó a visitar a España, en la parte de la antigua Tarraco donde, sobre unas rocas, todavía se levanta una vieja iglesia románica que, según la tradición, señala el lugar donde Pablo tuvo su predicación.  

En la Carta a los Romanos, capítulo 5, hay una alusión a su deseo de ir hasta España. Dice a los Romanos, después de haberles escrito sobre la colecta : "Así que, una vez terminado este asunto, y entregado oficialmente el fruto de la colecta, partiré para España, pasando por vosotros [los de Roma]. Y bien sé que, al ir a vosotros, lo haré con la plenitud de las bendiciones de Cristo".  

Demostraba así Pablo su gran deseo de predicar a Cristo en Roma y en España.  

Después de su liberación o absolución en Roma cuando había apelado al César, le quedaron todavía algunos pocos años para viajar por las iglesias fundadas, organizarlas mejor, escribir algunas cartas y nombrar sus delegados y presbíteros en las localidades más importantes.  

Después probablemente regresaría a Roma, donde fue ejecutado en un nuevo proceso. Fue el último y definitivo viaje. Pero todo esto no ha quedado escrito en los "Hechos".  

Saulo de Tarso recorrió prácticamente los principales pueblos y ciudades que están a la derecha y a la izquierda, de un Eje Geográfico que se extiende desde Tarso en el Norte hasta Jerusalén en el Sur.

 

SU NIÑEZ Y JUVENTUD. SU FAMILIA. En Tarso de Cilicia nació. Era una ciudad de israelitas y de griegos. Aquí aprendió las dos lenguas que utilizó en su vida: el Hebreo, lengua de su familia y de su Religión, y el Griego, lengua de su ambiente cultural. Aquí se formó como niño y adolescente y aprendió su oficio de tejedor de lonas para tiendas de campaña y otras utilidades, que era el mismo oficio de Aquila, un hombre del Ponto, y de su esposa, Priscila, dos cristianos que conoció en Corinto. En Tarso vivió en un ambiente abierto hacia otras culturas. Cuando tendría unos quince años se trasladó a Jerusalén. 

En la Ciudad Sagrada de Jerusalén se formó como israelita. Estudió la Toráh y las Tradiciones Judías bajo el magisterio de aquel Rabino tan querido y respetado por todos que fue Gamaliel, sucesor y animador de la escuela de Hillel. En Jerusalén nació el Saúl Integrista, el Fariseo Fudamentalista. 

Después estuvo siempre actuando, siempre hablando y comunicando, siempre contestando a las conciencias que buscaban la Verdad. Fue un hombre que no admitía dudas en su fe religiosa. Entusiasta en los dos caminos que conoció y practicó profundamente: El Israelita y el Cristiano. 

Las Ciudades que más resonancia han tenido en su Vida fueron: Tarso de Cilicia, Jerusalén de Judá, Damasco de Siria, las dos Antioquías, la de Pisidia y especialmente la de Siria, Atenas de Grecia, Efeso de Lidia, Mileto de Caria, Cesarea de Galilea y Roma, capital del Imperio. 

En realidad Pablo se llamaba Saúl, nombre hebreo que significa "El Deseado". Por influjo de la cultura griega de su ciudad, también su Nombre se helenizó, y se le llamó "Saulo". Más tarde cambió de nombre, no sabemos por qué, tal vez por influjo de la lengua Latina, o porque conoció a un tal Sergio Paulo que era procónsul de Chipre, a quien convirtió a la Fe Cristiana, como narran "Los Hechos" en su capítulo 13. 

Desde el punto de vista religioso, Saulo era un ferviente israelita, de la Escuela de los Fariseos, lo que ahora llamaríamos, Escuela de los Integristas o Fundamentalistas, y por tanto, algo fanático, activo y hasta amante de la represión contra todas las desviaciones religiosas, especialmente la "Cristiana".  

Era de familia influyente. Ciudadano Romano, seguramente por su alta posición social, ya que era un título que se concedía a pocos. Pero se sentía más orgulloso de ser Israelita, es decir, del Pueblo Elegido de Dios, aunque alguna vez en su vida de Apóstol, recurrió a su Ciudadanía Romana para defenderse de las persecuciones judías.  

Estaba al servicio de los dirigentes de su Pueblo para erradicar todo brote del "Nuevo Camino" que le molestaba profundamente, y hasta le enardecía para ser eficaz en su persecución. 

Parece que Saulo tenía una hermana o una pariente cercana, que tenía un hijo, joven muchacho que se mostró muy activo en defensa de su tío.  

Por lo menos el Libro de los Hechos de los Apóstoles, en su Capítulo 23, dedica un largo párrafo a describir la actitud eficaz de este joven a favor de Pablo. Cuando éste se encontraba en graves dificultades por una conjura de "más de cuarenta Judíos" relacionados con el Sanedrín, su sobrino supo actuar con eficacia.  

Cuenta el Libro de los Hechos que los más de cuarenta conjurados comunicaron secretamente a los Sumos Sacerdotes y Ancianos: "Bajo anatema nos hemos comprometido a no probar cosa alguna hasta que no hayamos dado muerte a Pablo. Vosotros, por vuestra parte, de acuerdo con el Sanedrín, indicad al Tribuno que os lo baje donde vosotros, como si quisiérais examinar más a fondo su caso. Nosotros estamos dispuestos a matarle antes de que llegue". 

Se trataba de una verdadera conspiración secreta para eliminar a Pablo que en este momento estaba bajo la autoridad y protección del Tribuno Romano de Jerusalén.  

Los Sumos Sacerdotes y los Ancianos mostraron su conformidad a los conjurados. De hecho estaban aceptando y encubriendo una verdadera ilegalidad. ¿Terrorismo de Estado?. Probablemente sí. Recuerdo que en el pueblo de Israel las autoridades religiosas tenían, según la tradición, un claro poder político, que, entonces, no podían ejercer del todo, a causa de la ocupación militar romana que tenía su proyección en el orden de la autoridad.  

Pero hubo alguna filtración. El Sobrino de Pablo se enteró. Entonces quiso salvar la vida de su tío. Y ni corto ni perezoso, pensó un plan y se puso en marcha. Primero habló con su tío, y, después por indicación de éste, con el tribuno. Se trataba de descubrir ante las autoridades romanas la conspiración y así contrarrestarla. 

Dicen "Los Hechos": "El Hijo de la Hermana de Pablo se enteró de la celada. Se presentó en el cuartel, entró y se lo contó a Pablo. Pablo llamó a uno de los centuriones y le dijo: 'Lleva a este joven donde el Tribuno, pues tiene algo que contarle'. El le tomó y le presentó al Tribuno diciéndole: 'Pablo, el preso, me llamó y me rogó que te trajese este joven que tiene algo que decirte'. El Tribuno le tomó de la mano, le llevó aparte y le preguntó: '¿Qué es lo que tienes que contarme?'. 'Los judíos, contestó, se han concertado para pedirte que mañana bajes a Pablo al Sanedrín con el pretexto de hacer una indagación más a fondo sobre él. Pero tú no les hagas caso, pues le preparan una celada más de cuarenta hombres de entre ellos, que se han comprometido bajo anatema a no comer ni beber hasta haberle dado muerte. Y ahora están preparados, esperando tu asentimiento'. El Tribuno despidió al muchacho dándole esta recomendación: 'No digas a nadie que me has denunciado estas cosas'. Después llamó a dos centuriones y les dijo: 'Tened preparados para la tercera hora de la noche doscientos soldados, para ir a Cesarea, setenta de caballería y doscientos lanceros. Preparad también cabalgaduras para que monte Pablo. Y llevadlo a salvo al Procurador, Félix'". 

Así Pablo se libró de una muerte segura, gracias a la intervención providencial de este simpático joven, sobrino suyo, del que no conocemos nada más, ni siquiera cómo se llamaba. Tampoco sabemos nada de su madre, la hermana de Pablo. No sabemos si se bautizaron o si permanecieron en el Judaismno. Pero la intervención del joven fue decisiva. Supo espiar e informar oportunamente a quien debía. Así desbarató una trama de duros juramentados integristas, dispuestos al asesinato de Pablo. 

De su familia se sabe algo más, pero dudoso.  

En su Carta a los Romanos, Capítulo 16, cita a algunas personas a los que llama "Mis Parientes" (Latín: Cognati. Griego: Singuenéis). Pero no se conoce el sentido exacto que da a esta palabra. ¿Tal vez Compaisanos?. ¿Tal vez parientes en diferentes grados, también lejanos?.  

Dice lo siguiente: "Saludad a Adrónico y Junia, mis parientes y compañeros de prisión, ilustres entre los apóstoles, que llegaron a Cristo antes que yo".  

De Andrónico han dicho algunos comentaristas que era el padre de Pablo. Según alguna tradición después habría llegado a ser Obispo.  

También cita a Junias, a Herodión, a Lucio, a Jasón y a Sosípater, como parientes suyos. De Jasón se dice que fue Santo en la Iglesia y que su Fiesta se celebraba el 25 de Junio. Sosípater podría ser el mismo que Sopater de Berea, que aparece en "Los Hechos", capítulo 20.  

Lo importante es que Pablo, después de su conversión, se entregó totalmente al Apostolado de la Palabra. Viajó constantemente, constantemente reunió y habló a judíos, griegos y romanos. Y así fue construyendo la Iglesia de Dios. Mantenía sus contactos con Pedro algunas veces.

 

CONVERSIóN DE SAULO. Tú, Jesús de Nazaret, fuiste el que único que convirtió a Saulo. Su conversión fue una obra tuya, personal, sin intermediarios.  

La ha narrado y subrayado Lucas, en "Los Hechos" (capítulos 9, 22 y 26). También Pablo en sus Cartas, muy en especial en la dirigida a los Gálatas (Capítulo 1) y en la Primera a los Corintios (Capítulos 9 y 15) describe su transformación. Y finalmente el mismo Pablo en sus discursos ante los Judíos de Jerusalén (Hch. capítulo 22) y de Roma (Hch. capítulo 28), ante el Procurador Romano en Cesarea (Hch. capítulo 24), ante el Rey Agripa y Berenice, su esposa, en la misma Cesarea (Hch. capítulo 26). 

Lo que le sucedió en el camino de Damasco, cuando iba a apresar y encarcelar a más cristianos, fue un enorme "Choc" espiritual y psicológico. Le cambiaste totalmente, en un momento. Fue un cambio radical. Un cambio instantaneo del fanático y cruel "Anti-Cristo" al entusiasta y exaltado, total, de alma y cuerpo, "Pro-Cristo". 

Hay mucha emoción en lo que contó Pablo ante los judíos de Jerusalén unos años después de su Conversión (Hch. Capítulo 22).  

Pablo se hallaba en la Ciudad Santa para las Fiestas de las purificaciones. Entonces fue descubierto y reconocido por varios judíos venidos del Asia. Y alborotaron al pueblo para que actuara contra él. "La gente concurrió de todas partes". "Se apoderaron de Pablo y lo arrastraron fuera del Templo". "Inmediatamente cerraron las puertas". "Intentaban darle muerte". Llamaron al Tribuno de la Cohorte. Y éste se hizo cargo de Pablo. Lo arrestó y mandó que lo atasen con dos cadenas.  

Cuando el Tribuno quiso investigar las causas de tanta agitación, chocó con las contradicciones de los acusadores. Todos pedían su muerte. El Tribuno mandó que lo llevasen al Cuartel. "Cuando llegó a las escaleras, tuvo que ser llevado a hombros por los soldados a causa de la violencia de la gente".  

Antes de entrar en el Cuartel, Pablo en griego pidió permiso al Tribuno para hablar al pueblo. El Tribuno lo había confundido con "un egipcio que en los últimos días había amotinado y llevado al desierto a cuatro mil terroristas". Al constatar que Pablo sabía griego, y no era el egipcio, le concedió lo que solicitaba. 

Así "Pablo, de pie, sobre las escaleras, pidió con la mano silencio al pueblo. Y haciéndose un gran silencio, les dirigió la palabra en lengua hebrea". Este es aquel emocionante Discurso autobiográfico: "Hermanos y Padres, escuchad la defensa que ahora hago ante vosotros".  

"Al oir que les hablaba en lengua hebrea guardaron más profundo silencio. Y dijo: Yo soy Judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta Ciudad [de Jerusalén], instruído a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres. Estaba lleno de celo por Dios, como lo estáis todos vosotros el día de hoy. Yo perseguí a muerte a este Camino, encadenando y arrojando a la cárcel a hombres y mujeres, como puede atestiguármelo el Sumo Sacerdote y todo el Consejo de Ancianos. De ellos recibí también cartas para los hermanos de Damasco y me puse en camino con intención de traer también encadenados a Jerusalén a todos los que allí había, para que fueran castigados". 

"Pero, yendo de camino, estando ya cerca de Damasco, hacia el mediodía, me envolvió de repente una gran Luz venida del Cielo. Caí al suelo y oí una voz que me decía: 'Saúl, Saúl ¿por qué me persigues?'. Yo respondí: '¿Quién eres, Señor?'. Y El a mí: 'Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues'. Los que estaban conmigo vieron la Luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba. Yo dije: '¿Qué he de hacer, Señor'. Y el Señor me respondió: 'Levántate y vete a Damasco. Allí se te dirá todo lo que está establecido que hagas'. Como yo no veía, a causa del resplandor de aquella Luz, conducido de la mano por mis compañeros entré en Damasco". 

Pablo ciego, deslumbrado por tu Luz, sacudido por tu Encuentro estaba cambiado. Fue a Damasco. Ananías, un buen cristiano, le curó la vista y le dijo que debía bautizarse. Y que Le sería a Jesús, "testigo ante todos los hombres, de lo que había visto y oído".  

Prosigue el discurso de Pablo ante los Judíos: "Habiendo vuelto a Jerusalén y estando en oración en el Templo, caí en éxtasis, y le ví a El que me decía: 'Date prisa y marcha inmediatamente de Jerusalén, pues no recibirán tu testimonio acerca de Mí'. Yo respondí: 'Señor, ellos saben que yo andaba por las sinagogas encarcelando y azotando a los que creían en Tí. Y cuando se derramó la sangre de tu testigo Esteban yo también me hallaba presente, y estaba de acuerdo con los que le mataban y guardaba sus vestidos'. Y me dijo: 'Marcha, porque yo te enviaré lejos, a los gentiles'". 

Tú, Jesucristo, fuiste la gran Obsesión, la maravillosa Obsesión de Pablo, tu nuevo Apóstol, el llamado para los gentiles. Como has sido la gran Obsesión de tantos cristianos ignotos, y de tantos Santos canonizados que Te han admirado y han intentado imitarTe en algún aspecto de tu Vida y de tu Personalidad tan compleja. Muchos no son santos. Pero igualmente Te quieren. Y Te quieren muchísimo. Casi tanto como Pablo Te quiso. 

Continúan los Hechos, diciendo: "Le estuvieron escuchando hasta estas palabras y entonces alzaron sus voces, diciendo: '¡Quita a ése de la tierra!. ¡No es justo que viva!'. Vociferaban, agitaban sus vestidos y arrojaban polvo al aire. El Tribuno mandó llevarlo dentro del cuartel y dijo que lo sometieran a los azotes para averiguar por qué motivo gritaban así contra él". 

No llegaron a azotarle, porque cuando ya estaba estirado para ello, Pablo preguntó si les era lícito azotar a un ciudadano romano sin haberle juzgado. Y la actitud de los romanos cambió.

 

LOS PRIMEROS AÑOS DE CRISTIANO. Así, Convertido por Tí, cambiado radicalmente, comenzaba Pablo su nueva Vida. Su vida de Cristiano. Se puso en marcha enseguida. Y, como dice en la Carta a los Gálatas (capítulo 1), "Cuando Aquél que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien revelar en mí a su Hijo para que Le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre, sin subir a Jerusalén donde los Apóstoles anteriores a mí, me fuí a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco. Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía. Y no ví a ningún otro Apóstol, pero sí a Santiago, el hermano mayor del Señor. Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que no miento". 

Ya no tuvo descanso jamás. Pablo fue una pieza clave en el conflicto que se presentó muy pronto en la Iglesia por cuestión de los Nacionalismos y de las Tradiciones, también Religiosas.  

Se formaron dos bandos: Los Judeo-Cristianos y los Cristianos provenientes de la Gentilidad, griegos y latinos. ¿Había que exigir a los Gentiles conversos que cumplieran todas las prescripciones de la Ley de Moisés, incluida la Circuncisión?. 

Pablo fue decidido y rotundo. Siempre contestaba: No. Porque la Salvación nos viene por la Fe en Cristo, y no por la Ley Antigua. 

Hubo largas discusiones en Antioquía y Jerusalén. Pablo que todavía ocupaba un lugar subalterno detrás de Bernabé, se mostró inflexible en la posición doctrinal. Tuvo que ir a Jerusalén. Y participó en el Primer Concilio de la Iglesia. De donde salió una norma conciliadora, gracias a la intervención de Pedro que ya había abierto las puertas de la Iglesia a los paganos y a la actitud también muy prudente de Santiago. 

Este es el argumento de varias de sus cartas.