Moral y política

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

 

Nosotros, los ciudadanos y las ciudadanas, vivimos una vida normalmente tranquila, organizada, repetitiva. Y es que para ganarnos el pan nuestro de cada día, hemos tenido que buscar un trabajo. Después nos hemos impuesto un sistema para aprovechar bien nuestro tiempo. Hemos de dormir unas horas. Hemos de comer. Hemos de pasear. Y hemos de leer algún diario y ver los informativos de la Tele o escucharlos por nuestra radioemisora preferida, aquella que nos dice lo que hemos esperado que nos digan.

Pero hay un fenómeno que nosotros no sabemos descifrar muchísimas veces. Los protagonistas de nuestra normalidad vital son los políticos, los personajes principales, los protagonistas del gran teatro del mundo.

Podemos preguntar a las gentes qué piensan de los políticos. Las gentes más jóvenes nos dirán que a ellos y a ellas, les importa muy poco o nada. La política les fastidia. La política no les interesa. Otros, más mayores, generalmente tienen una opinión, bastante negativa, acerca de los que nos gobiernan en los diferentes niveles del poder. Porque ahora, con la democracia, los poderes se desarrollan a nivel local, a nivel, de comunidad autónoma o estatal (como sucede en los Estados Unidos de América y en otros países formados por diferentes estados federados o confederados). En España también se da ahora esta realidad. Hay una verdadera explosión de políticos y de políticas. Y también de partidos y grupos, etc… Las gentes mayores cuando miran y hablan de estos hechos, suelen ser bastante escépticos. A veces los ciudadanos más maduros, se muestran escandalizados. Porque los Medios cuentan de los políticos y de las políticas cosas y hechos que no están bien.

Hemos tenido varios casos en la historia de la realidad política del mundo. Y también en los ámbitos más reducidos de los poderosos y de las poderosas.

En la realidad europea hemos visto con estupefacción que algunos Partidos Políticos llamados CRISTIANOS han sido causa de escándalos. Algunos políticos de estos partidos llamados CRISTIANOS han sido llamados a sentarse ante los jueces para ser juzgados. Algunos han sido condenados. ¿Por qué? La Respuesta a veces es muy difícil.

Los políticos tienen mucho poder. Visten elegantemente. Viven lujosamente. Ganan bastante y reciben cantidades de dinero que las gentes vulgares no llegan a conocer jamás. Además manejan mucho dinero que no es suyo. Es dinero del Estado. Es dinero que se ha ido acumulando gracias a los impuestos que pagan los habitantes de aquel país, de aquel estado o de aquellas ciudades.

Y esto es terrible. Porque tanto poder llega a corromper. Las tentaciones son muy fuertes. 

Y los delitos cometidos por los Políticos y las Políticas se proyectan sobre todos los gobernantes. Los que pertenecen a su partido, que quedan también algo desprestigiados, y los demás, el pueblo soberano. 

Los opositores aprovechan todos estos escándalos para aumentar su fuerza y conseguir más votos. Y los medios de Comunicación Social para que las gentes los lean, los escuchen y los vean con más frecuencia e intensidad.

Por todo ello los que se dedican a la acción política jamás deben aprovechar el nombre de Cristo y del Cristianismo, para llegar al poder y conservarlo. No se pueden llamar Cristianos públicamente con la intención de aumentar su prestigio social. Cristo no puede ser manipulado para fines políticos. 

Es evidente que los políticos y las políticas deben procurar ser buenos, ejemplares, en su vida diaria, en su vida personal, en su vida familiar, en su actividad intelectual y pública. 

El mundo está escandalizado por lo que los políticos realizan. Viajes. Gastos. Diversiones. Regalos a los amigos. ¿Quién los paga? ¿Es que todos quieren ser una forma de Ministros de Asuntos Exteriores?

Por todo ello hay que insistir en que los Políticos deben tener en cuenta siempre las más precisas normas de la Moral. Actuar siempre de una forma moralmente intachable. Esta Moral podría llamarse una Moral Laica. Pero nadie puede sentirse exento de practicarla y de vivir siempre las conductas más exigentes y más decentes. El Político y la Política deberían ser personas que nunca sean causa de escándalos, ni de malas interpretaciones por parte de los ciudadanos que siempre los miran y siempre están dispuestos a atacarlos.