Los rincones ecológicos

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

 

Las grandes Obras de Arte están compuestas de rincones, de pormenores, de pinceladas, de golpes. El Conjunto artístico es hermoso, pero el detalle también lo es. Y la Luz de la totalidad es el conjunto de unas pequeñas piceladas blancas.

 

Esto mismo le sucede a esa gran Obra de Arte que es Mallorca. Está constituída, configurada, por unos bellísimos rincones ecológicos, intocados casi, naturales, espontáneos, como una flor en medio del campo, como una larga estalactita en unas fantásticas cuevas de roca. Parecen de cera. Pero están ahí, erguidas, llenas de siglos, blancas, transparentes, como si fueran de cera, de alabastro, de mármol.

 

Durante estos días, estamos celebrando las Fiestas de estas Joyas Mallorquinas, que, siempre hermosas y siempre casi iguales, pueden ser consideradas, como unos verdaderos tesoros ecológicos, las delicias de nuestros amigos los ecologistas. Todos somos ecologistas, por lo menos, mientras nadie nos invade el terreno de los intereses personales o familiares.

 

Estas Bellezas, estos rincones, pueden estar en las montañas o en los llanos, pueden estar junto a las playas amarillas o en los bosques rumorosos.

 

Siempre recuerdo aquella Obra de Arte que escribiera aquel gran escritor de Teatro Mallorquín, que fue Gabriel Cortés. Tiene una obra muy hermosa y muy actual, que se llama "Bosc Endins". Sería escrita por los años 30. Y sin embargo, contiene un mensaje de gran modernidad: el encanto de los bosques de Mallorca, y el castigo que merecen aquellos que lo quieren violar. "Bosc Endins" es la Historia Teatral de un propietario que admira los bosques de su propiedad y los respeta para bien de la comunidad, y de su hijo, moderno, emprendedor, que quiere explotar los bosques con el fin de ganar dinero. Padre e hijo se enfrentan, hasta que se produce la tragedia: uno de los obreros es aplastado por un árbol que cae.

 

Todos recordamos las impresiones maravillosas de nuestras experiencias en los bosques frondosos. Recuerdo aquellas visitas a un bosque de hayas, donde todo era encanto, fresco y ruido de aguas frescas, bajo las altas copas sacudidas por los aires de verano. "Bosc endins"... Estos bosques de hayas o de pinos, de encinas o de robles... deben ser respetados, amados, porque ellos nos dan vida y oxígeno, nos dan paz y sublime poesía natural.

 

Otras veces son las playas. En los años 30 podíamos plantar las tiendas de campaña bajo los pinos verdes, junto al mar en Magaluf, y dormir durante la noche serena, al compás de aquella música inexplicable de las olas y el viento. Ahora ya no es posible este ensueño allí. Pero lo es en otros rincones de Mallorca. El Bosque llegaba hasta las arenas de las playas, y había un beso inefable entre el Bosque y el Mar.

 

Ahora, después de medio siglo de historia, las imágenes han cambiado. Son muy frecuentes las secuencias fílmicas de troncos de árboles en amplias extensiones, rodeados, destruídos, calcinados, por las llamas devoradoras, lanzan al cielo sucias oleadas de nubes negras, asfixiantes. Son muy frecuentes las playas cubiertas de plásticos y de papeles, empujados por el vaivén de las olas turbias.

 

Nuestro Universo Ecológico es maltratado por los Hombres y las Mujeres que lo explotan. Y se levanta por encima de estas calamidades provocadas una canción elegíaca, como si unas campanas invisibles tocaran a muerto. La multitud quisiera detener la masacre. Pero es impotente ante el sarcasmo oculto de los que aman la violencia y el mal.

 

Cuando vamos silenciosos a un rincón hermoso, no decimos nada a nadie. Porque es posible que nos escuche alguno de esos que disfrutan con el fuego y la destrucción.