Los que te abandonan

Autor: Ramón Aguiló sj.

MUCHOS TE ABANDONAN. ¿POR QUé?. Jesús de Nazaret, Te quiero comunicar que suceden cosas penosas en el mundo actual, y que, por desgracia, tampoco son enteramente nuevas. Y uno de estos aspectos tristes de nuestro cuadro total está constituido por los que Te abandonan. Se producen verdaderas fugas de jóvenes y mayores, que, por diferentes causas, no quieren saber nada de Tí ni de tu Iglesia.  

Generalmente las quejas van dirigidas más frecuentemente contra la Iglesia, o las Iglesias que llevan tu Nombre, más que contra tu Persona.  

Hombres y Mujeres que manifiestan su oposición a Tí personalmente, también los hay. Pero son menos que los que Te abandonan a causa del Grupo, de la Comunidad Eclesial a la que pertenecían y que lleva tu nombre y pretende comunicar tu Mensaje a los fieles y vivirlo con ellos. Tienen quejas contra ella. Ven con mucha intensidad sus sombras, sus puntos negros, sus debilidades, sus traspiés históricos, que de todo esto hay en su bagage. Y entonces, como consecuencia, también se separan de Tí. Y se vuelven o hacia otras Religiones, por ejemplo las Orientales, o sencillamente hacia un Ateismo que generalmente no es un Ateismo militante, sino un Ateismo Práctico, o una especie de Agnosticismo que podría ser clasificado como Agnosticismo elemental, pueril, desinformado o más bien Analfabeto.  

A mi me resulta siempre penoso constatar todo esto que significa un claro retroceso del ámbito práctico de tu Mensaje. El Mundo ahora se va construyendo sobre las Leyes de la Economía, de la Fuerza Militar, de las Ideologías Políticas, de los Pactos Internacionales, de los compromisos entre Partidos. Y se tiene muy poco en cuenta todo lo que significan Valores Religiosos: la Adoración del Dios Verdadero, tu Padre, y de su Enviado que eres Tú, la Vida Moral, las Responsabilidades personales y colectivas en asuntos de mucha importancia para conservar, proteger y desarrollar las convicciones profundas de los Individuos.  

No se me puede quitar de la cabeza ni del corazón aquella frase que escuché narrada por otro. Sucedía al principio de la Guerra Civil Española de los años 1936 a 1939. Fueron unos milicianos a detener a un Sacerdote para fusilarlo, y, al atravesar la Sacristía de la Iglesia, esos milicianos tuvieron que pasar por delante de un Crucifijo, que Te representaba a Tí en la Cruz. Era una hermosa Obra de Arte. Al pasar, un Miliciano alzó sus ojos, miró tu imagen, levantó su brazo izquierdo con el puño cerrado, y dijo estas palabras: "Tan bueno como eras Tú. Y tan malos como son los que Te siguen".  

Esta exclamación que me parece muy espontánea, explica muchas fugas de gentes católicas, cristianas, que se sienten defraudadas por los defectos que ven en los que llevan tu Nombre de Cristianos y en la misma organización y estructuras de tu Iglesia Jerárquica. Observan cosas, costumbres, formalismos que no les entusiasman, no les llegan al corazón, a la mente.  

Yo no Te digo esto para expresarTe mi propio desengaño, porque yo sé perfectamente que Tú describiste el mundo como un gran campo de cultivo donde aparecen mezclados las espigas del trigo y las malas hierbas de la zizaña. Y esto va a ser así hasta el final. Y tu Iglesia está sumergida en el mundo, y por ello, también participa de todos los rasgos característicos del mundo.

 

LOS QUE TE ABANDONARON POR TU MENSAJE DEL PAN. Tampoco debería maravillarme demasiado. Porque Tú mismo experimentaste la pesada sensación de la derrota. Cuando Tú hablaste del Pan de la Vida, como dice el Capítulo 6 de Juan Evangelista, dijiste cosas centrales, importantes, básicas de tu Mensaje de Vida Divinizada.  

Un buen grupo de gente organizó un viaje por mar a Cafarnaúm, en tu busca. Querían verTe y escucharTe. Habían comido del pan y de los peces que Tú multiplicaste. Las gentes Te escucharon con gusto primero junto al mar, después en la Sinagoga. Partiendo de lo que comieron los Israelitas en el Desierto, Tú les fuiste manifestando que Tú eres el Verdadero Pan bajado del Cielo.  

Pero cuando los explicaste todo más concretamente y lo aplicaste a la Eucaristía, se Te complicaron las cosas, y la situación perdió en entusiasmo.  

En tus palabras apareció el gran misterio de lo que ahora llamamos la transubstanciación. Porque les dijiste: "Yo soy el Pan Vivo bajado del Cielo. Si uno come de este Pan, vivirá para siempre. Y el Pan que Yo le voy a dar, es mi Carne por la Vida del Mundo".  

Al escuchar estas frases, comienzan las discusiones entre los judíos que estaban tan atentos, y se preguntan unos a otros: "¿Cómo puede Este darnos a comer su Carne?". Tu les vas repitiendo esta misma enseñanza en diversas formas, con variadas frases, sin volverTe atrás. Y entonces comienzan las defecciones, las fugas. Algunos de los que Te habían buscado para escucharTe, cambian de opinión y Te abandonan.  

"Muchos de sus discípulos, al oirle, dijeron: Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?"... "Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con El". Tú les preguntaste también a los Doce, si querían abandonarTe, y Pedro por todos ellos, Te respondió: "Señor ¿A quién iríamos?. Tú tienes palabras de vida eterna". Y se quedaron contigo ellos, Sólamente los amigos más íntimos.  

Tú sufriste esta primera dispersión. Te llegó al corazón. Te hirió profundamente. Estoy cierto.

 

LOS DOS QUE HUYERON A CAUSA DE TU PASIóN. Pero no fue la última, ni mucho menos la única. A causa de tu Pasión también muchos desaparecieron. Los más se escondieron. Se agazaparon en algun rincón. Muy pocos dieron la cara. Lo he repetido varias veces.  

Pero hay un caso excepcionalmente interesante: Es el de los dos Discípulos, Cleofás y otro, que después de las horrososas experiencias de tu detención, de tu condena, de tus torturas, de tu muerte, quedaron tan abatidos, tan derrotados, que decidieron abandonar el grupo de los creyentes, y marcharse la Ciudad de Jerusalén, para buscar sosiego, respirar aire puro y comenzar una nueva vida en Emaús. Aquellos dos discípulos emprendieron la fuga, aunque habían sufrido tanto y quedaron tan impresionados por todo lo a Tí sucedido que seguían hablando de todo ello y recordando los más terribles pormenores.  

Iban caminando. Habían escuchado comentar cosas extrañas. Mujeres que habían visto ángeles. Pero el Libertador del Pueblo de Israel no había sido visto más, después de su crucifixión.  

Es la típica huida de aquellos que no han comprendido nada de tu Personalidad, de tu Misión, de tu Mensaje, de esa Buena Nueva tan repetida a través de los siglos.  

Tú le fuiste a buscar. Y se lo explicaste todo. Y ellos Te reconocieron al bendecir y partir el Pan. Así Te han pintado tantos artistas. Y así Te ha pintado aquel gran Pintor cuyo cuadro se halla en una de las paredes de la Parroquia de Palma Nova en Mallorca. Hay que leer el Capítulo 24 de Lucas, que explica largamente el suceso en exclusiva. Marcos, Capítulo 16, deja sólamente una breve referencia: "Después de esto, se apareció, bajo otra figura, a dos de ellos cuando iban de camino a una aldea. Ellos volvieron a comunicárselo a los demás. Pero tampoco creyeron a éstos".  

Ya ves. La realidad de tu tiempo predecía ya el futuro de la fe cristiana en el mundo por venir.  

Yo estoy plenamente convencido de que Tú no dejas escapar a nadie sin intentar llegar a su mente, a su corazón. Los que Te abandonan ahora son los que no Te conocen, como no te conocían los dos de Emaús. Por esto les trataste duramente, en tus palabras, de "Insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los Profetas". Y Tú les diste una Lección de Biblia, les iluminaste un poco algunos de los misterios de lo que Tú eras y debías ser. Y regresaron al buen camino. Y se encontraron de nuevo con la alegría de la Comunidad que cantaba el "Alleluya" de tu Verdad.

 

UNA PEQUEÑA ORACIóN. Mi humilde oración Te pide dos cosas: Primera: que no permitas que Te abandone jamás, a pesar de todas las desagradables experiencias.  

Segunda: que no Te abandone nadie de los que ahora creen en Tí y Te siguen, y que, poco a poco Te vayan comprendiendo mejor, y ellos, con su esfuerzo personal, con su Fe consecuente y firme, colaboren en el mejoramiento de tu Iglesia Comunitaria, para que sea siempre una más transparente portadora de tu Presencia y de tu Mensaje.