Los bloques peligrosos

Autor: Ramón Aguiló SJ

   

Jesús, Tu quisiste que todos los seres humanos formáramos un gran bloque, un único bloque, un inmenso bloque de hermanos y hermanas que viven para una felicidad perpetua. Este gran bloque humano y divino es tu Iglesia, tu Cuerpo Místico. En realidad es una gran sociedad que se extiende a todos los siglos, a todas las razas, a todas las naciones.

 

Pero, por desgracia, debo comunicarte que este ideal tan maravilloso que Tú nos has propuesto, es un sueño, una forma de pensar, de imaginar, de proponer. Porque las gentes se han olvidado de todo esto, y viven una vida material, corporal. Pero nada más.

 

Tú, cuando se acercaba el gran día, el terrible día de tu condena a muerte, de tu crucifixión, de tu entierro, pensaste precisamente en este hermoso ideal de la Unidad de todos. Y a mí me parece que Tú veías con claridad, contemplabas el futuro, con cierta tristeza. Porque repetiste varias veces, en una oración al Padre, que brotaba de tu corazón conmovido, la plegaria que “TODOS SEAN UNO, COMO TÚ, PADRE, Y YO SOMOS UNO”.

 

Lo dice claramente tu Evangelista San Juan en su capítulo 17. En aquellos históricos momentos, en aquella terrible tarde, Tú estabas muy impresionado. Y Juan Te observó perfectamente y Te vió muy emocionado. Dice: “Así habló Jesús, y ALZANDO LOS OJOS AL CIELO, dijo: Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo Te glorifique a Ti... Padre Santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que SEAN UNO COMO NOSOTROS... No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos, que, por medio de su palabra, creerán en Mí, PARA QUE TODOS SEAN UNO. Como Tú, Padre, en Mí y Yo en Ti, que ELLOS TAMBIÉN SEAN UNO EN NOSOTROS, para que el mundo crea que Tú me has enviado... Yo en ellos y Tú en Mí, para que sean PERFECTAMENTE UNO, y el mundo conozca que Tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a Mí”.

 

Es una bellísima oración que brotó de tu corazón, cuando, con los ojos levantados, te estabas dirigiendo a tu Padre y Padre de todos. Repetiste varias veces la súplica por la UNIDAD DE TODOS. Parece como si la Unidad de todos los seres fuera algo fundamental, irrenunciable para Ti, Jesús de Nazaret, pero que al mismo tiempo, con tu mirada profética, estuvieras viendo, emocionado, que la Unidad de todos se quedaba en un maravilloso ideal, como si fuera una utopía inalcanzable, y que la realidad sería la de la división, la realidad de las guerras, la realidad de las diferencias raciales, nacionales, religiosas, la realidad de las muertes violentas, de los terrorismos, y de los bloques contrapuestos siempre en estado de tensión.

 

Cuando yo miro nuestra actualidad, me siento plenamente convencido de que tu Ideal no se ha cumplido, no está realizado ni siquiera en parte. Tú lo veías en tu oración. Por esto has insistido tanto en tu súplica de la Unidad.

 

Dentro de las Naciones hay divisiones. Hay divisiones culturales. Hay divisiones lingüísticas religiosas. Y esto lleva a los pueblos a considerar como enemigos a los que no son como ellos, a los que han tenido una historia diversa, a los que pertenecen a una cultura que no es la suya.

 

La Historia de la Humanidad es una larga historia de guerras. Para evitarlas, o para estar más preparados  para ganarlas, los dirigentes políticos procuran estar unidos con los dirigentes de otros pueblos. Y así surgen los Bloques. ¿Evitarán estos bloques las guerras, el derramamiento de sangre humana, el aumento de los cadáveres destrozados?. Me parece que no será así. La experiencia de nuestros días nos muestra lo contrario. Las grandes potencias tienen puesta su atención en el crecimiento de sus propias riquezas, del control de los bienes necesarios para las modernas tecnologías. Entonces buscan entenderse con los que se parecen a ellas. Y los grandes van con los grandes. Los pequeños se quedan aislados.

 

También influye mucho en la división de la humanidad las diferencias religiosas. Es algo terrible, Jesús de Nazaret. Los Cristianos siempre proclaman su respeto por los que no tienen la misma fe que ellos profesan, Y ellos profesan la Fe en lo que Tú eres y Tú les enseñaste.

 

Te voy a poner algunos ejemplos. Tú conoces muy bien, mucho mejor que nosotros, las tristes realidades de nuestro mundo que cada día resulta más pequeño. Pues bien, en este mundo de ahora prácticamente todos los países deben estar atentos a los enemigos, que a veces son enemigos ocultos. Por ello, las fuerzas de seguridad se multiplican. Los espionajes están en todas partes, los contraespionajes también. Porque los enemigos van tomando las más diversas formas, y realizan acciones en donde menos las podemos esperar, con terribles actos de terrorismo, que destruyen y matan sin contemplaciones, a veces a través de fanáticos autosuicidas. Ellos se matan violentamente para poder matar a otros.

 

¡Qué lejos está nuestro mundo de ahora de aquella UNIDAD que Tú tanto deseabas y deseas!. Se han formado varios bloques entre las naciones, aunque todas quieren confluir en una sola sociedad que se llama la ONU, o sea la ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS.  Pero, por desgracia, esta Asociación que debería profesar y mantener la unidad de todos, se ha convertido en un modo de petrificar las divisiones. Hay naciones que tienen derecho al Veto, y naturalmente son las más poderosas. Son muy pocos los asuntos en los cuales hay unanimidad de posiciones. Además, también los terroristas han atacado sus oficinas que pretenden exportar y concretar sus ideales de Unión.

 

Por otra parte, Europa se ha ido construyendo, aumentando el número de sus miembros. Comenzaron unos pocos, después pasaron a ser 15. Ahora ya son 25. Pero no llegan a tranquilizar el continente, porque siempre van apareciendo cuestiones muy importantes que impiden o retrasan la unanimidad. Además de las grandes diferencias de Lenguas, de Culturas, de Historias muchas veces con grandes derramamientos de sangre, se han ido manifestando los muros que traen consigo las diferencias de Religión. Hay Judíos, cuya Religión Tú, Jesús, conoces muy bien, porque has vivido tus poco años de vida rodeado de Judíos. Hay también Musulmanes que tuvieron en otros tiempos mucha fuerza. Comenzaron con la guerra Santa y conquistaron una gran parte de Europa. Hay muchos Cristianos que, por desgracia, también están divididos.

 

Se está hablando de una Constitución de Europa, que sería LA CARTA MAGNA de las Naciones Europeas, pero han surgido enseguida las discusiones al referirse a sus Raíces Históricas. Es verdad que el Cristianismo ha influido mucho en la formación de las Naciones que forman la UNIÓN  EUROPEA. Pero otros grupos religiosos también están ahí en las raíces. ¿Qué te parece, Jesús?. En el Medio Oriente, los Palestinos mayoritariamente Musulmanes están en guerra con los Israelitas, y también han surgido odios de los seguidores de Mahoma contra los Cristianos, porque ellos recuerdan las durísimas Cruzadas.

 

Hemos de orar por la Unidad de todos, como Tú lo hiciste, Jesús. “Que todos sean UNO”. También podríamos recordar que el Himno escogido por las Naciones Europeas Unidas en aquel himno de la Alegría, que lleva la Música del genial Compositor Ludwig van Beethoven, en su novena sinfonía. La Letra es del poeta Juan Cristóbal Federico Schiller en su oda “A la Alegría”. ¿Podrían ser las Naciones de Europa y de todo el mundo  como un gran Parque, un enorme Jardín, un brillante Cielo de la Alegría? ¿”El Canto alegre del que espera un nuevo Día”?. ¿O todo se quedará abandonado como un gran fracaso?. ¿Seguirán todos adorando el becerro de oro, que es la religión bastarda de los grandes ricos, de los grandes enormes capitalismos?.

 

Yo quisiera que, siguiendo el sencillo camino que Tú, Jesús, nos has señalado y señalas al mundo entero, lleguemos a esa cumbre maravillosa del amor fraterno, que es la fuente viva de todas las posibles alegrías.

 

Yo creo que la gran mayoría de los seres humanos, escogerían tu programa, y Te escogerían a Ti, como Líder, si Te conocieran.

 

Por algo cantamos las notas brillantes del genial Beethoven: “Escucha, hermano, la Canción de la Alegría, el canto alegre del que espera un nuevo día. Ven, canta y sueña cantando y vive soñando”...