La música y tu Iglesia

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

LAS COMUNIDADES Y LA MÚSICA. Muy pronto los cristianos cantaban en sus reuniones y asambleas litúrgicas, utilizando seguramente los mismos cantos de los Israelitas. Y comenzó entonces un proceso histórico de perfeccionamiento de lo que se ha llamado la "Música Sacra". El gran Papa Gregorio I, el Magno, que es Santo, fue el que dió forma a la más famosa de esas músicas, el Gregoriano. Esto sucedía en el siglo VI. El Gregoriano es una maravilla de arte musical pero sencillo. Brota espontáneo como una oración de los creyentes. Es suave, lírico. Y a veces tiene unas notas de tristeza que se llenan de júbilo y de gloria, según las situaciones litúrgicas. Me gusta el Gregoriano. Y lo he cantado muchas veces. Aquellas Misas "De Angelis", "Fons Bonitatis" y otras son maravillosas. Los "Kiries", los "Glorias", los "Credos", el "Te Deum", las famosas "Secuencias" son algo insuperable, a pesar de su sencillez arquitectónica, estructural.

Es la mejor voz, la más expresiva para hablarTe a Tí y para expresarTe los sentimientos y la confianza de todos. Pero el Gregoriano sólo cantaba en latín, mientras en las naciones aparecían y se iban desarrollando lentamente las llamadas lenguas Romances, que dieron origen a los actuales idiomas nacionales. 

Durante la Edad Media sucedieron muchas cosas oscuras en el mundo Cristiano. Fue una larga Edad de Cristianismo, pero también se dejó sentir la falta de cultura popular. Fueron años de violencia, de salteadores, de delincuentes. Grupos de jóvenes disolutos y escandalosos se dedicaban a la música profana para sus diversiones desordenadas. Entonces se produjo la reacción positiva de la Iglesia y de los reyes y nobles y de los grandes señores para poner un poco de orden en todo este mundo musical. Se crearon numerosas Cofradías de Músicos que gozaron de muchos privilegios, en los siglos XIII y siguientes y en los países de la vieja Europa. La Iglesia fue decreciendo, pasó largos años de crisis, surgieron las desavenencias y divisiones por cuestiones teológicas y nacionales. Mientras los Papas, con sus cortes, ostentaban el lujo del poder político y se dedicaban a las guerras y a tomar parte en los conflictos mundanos, no cayeron en la cuenta de que se resquebrajaba la unidad de la Iglesia. Entonces llegó la vergüenza de la División y de las Iglesias Nacionales, como si Tú tuvieras muchos cuerpos. 

El Concilio de Trento quiso poner orden en este griterío de opiniones. Y especialmente estudió lo referente al Canto en los templos. Fué en las Sesiones XXII y XXIV, que se desarrollaron en los años 1562 y 1563. Mientras tanto, la música profana había adquirido contornos importantes, y se estaba convirtiendo en una esplendorosa obra de arte. Palestrina y Victoria lo lograron.

 

MúSICA RELIGIOSA. Juan Pierluigi Palestrina había venido a nuestro mundo en Palestrina precisamente, un lugar cerca de Roma que conozco muy bien, en 1526 y fue el gran reformador de la Música Sagrada, en el siglo XVI. Primero fue Maestro de los Niños del Coro de la Capilla Julia de San Pedro del Vaticano. Después fue cantor y Maestro de la Capilla Sixtina por un permiso especial del Papa, porque sólo los sacerdotes podían pertenecer a esta Capilla, y Palestrina estaba casado y tenía hijos. Todavía se cantan sus composiciones musicales polifónicas que son muy valoradas. Murió en Roma en 1594. Se conservan 93 Misas y 139 motetes. De 2 a 12 voces. 

Tomás Luis de Victoria, nació en Ávila, hacia 1540. Fue cantor y director de Capilla y Enseñanza del Colegio Germánico de Roma, dirigido por los Jesuítas. Tiene muchas Obras de varias voces.

 

LOS GRANDES MúSICOS Y Tú. Alemania muy pronto enarboló la bandera de la nueva y buena música con el barroco alemán Jorge Federico Haendel (1685-1759) y su contemporáneo también alemán, pero clásico, Juan Sebastián Bach (1685-1750). Crece el poder de los Instrumentos musicales sobre el de las voces, y aparece la Coral. La Música así había alcanzado su madurez. Y parece que ya no podía crecer más. De ellos recuerdo impresionantes momentos vividos, como el famoso "Alleluya" del Oratorio "El Mesías" de Haendel, que he escuchado siempre con entusiasmo en tantas ocasiones de mi vida. La Alegría por la Victoria de tu Resurrección va continuamente "in crescendo" en el espíritu y en la comunidad que lo escuchan. Haendel era un Protestante que Te quería. Las obras de Bach son inagotables, pero recuerdo muy especialmente la "Pasión según San Mateo" 

Hay todavía algunos grandes nombres en la Música de contenido Religioso. El más grande puede ser Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), el niño prodigio, que vivió pocos años, pero los vivió para la Música hasta llegar a crear la moderna Orquesta. Quiero recordar de él la "Missa de Requiem". A continuación le sigue Ludwig van Beethoven (1770-1827), un sordo genial, romántico, que dió a la música su forma perfecta con las nueve Sinfonías y el Canto de la Alegría, y que alumbró hermosas obras religiosas con la "Missa Solemnis". 

La Música moderna se despliega después en un brillante abanico de formas. Aparece la Opera. Y los Grandes Compositores. Viena, la capital de Austria, se estabiliza como Capital Musical de Europa y del Mundo.  

Me gusta recordar que tu Madre ha sido motivo de inspiración para músicos con el Ave María, de Charles Gounod, francés (1818-1893), de Franz Peter Schubert, austríaco (1797-1828), de Tomás Luís de Victoria, español (n.1540- m.?). Se crearon los grandes "Oratorios", obras musicales de profundo sentido religioso, que brotaron de compositores tan famosos, como Franz Joseph Haydn, Felix Mendelssohn, Robert Schumann, Héctor Berlioz, Franz Liszt, Juan Brahms, Anton Grigorievich Rubinstein y Lorenzo Perosi.

 

MÚSICA RELIGIOSA EN NUESTROS TIEMPOS. En nuestros tiempos la música religiosa ha dejado la estela de los grandes maestros. Se ha ido popularizando cada vez más. Los "Negros espirituales" son reflejos de la música africana sobre los países de lengua inglesa, especialmente los Estados Unidos. El Papa Pio XII comenzó una Reforma Litúrgica que consolidó y amplió el Concilio Vaticano II de los años 1960, con la bendición de los Papas Juan XXIII y Pablo VI. 

En las Liturgias actuales de las Comunidades Africanas, Sudamericanass y Asiáticas se canta y se baila. Baila y canta el Obispo, canta y baila el sacerdote. Cantan y bailan todos los presentes. La Liturgia se ha vuelto participativa. Es la expresión de la Cultura del Pueblo donde se celebra. Y esto es maravilloso. 

Yo asistí a la Primera Misa que se celebró en todo el mundo en lengua Ketchua, que es la lengua de la mayoría de las tribus indígenas de los países sudamericanos. Era en Bolivia, en Tarabuco. El sacerdote vestía un poncho como casulla. Los indígenas cantaban en ketchua y sonaban los charangos y las sicuris o zampoñas. Me emocionó. Me hizo llorar.  

Recuerdo que después de la Misa le pregunté al Arzobispo de Sucre que también estaba presente: ¿Qué le parece que la Iglesia haya esperado casi quinientos años para hablar a los indígenas en su propia lengua?. No supo qué contestar. ¿Qué dirías Tú, Jesús de Nazaret?. 

Ahora la Música Religiosa parece estar en crisis. A veces veo celebraciones de religiosos y religiosas que cantan, al son de una o dos guitarras, canciones en castellano. Me parece pobre, muy pobre. Y poco expresivo para personas mayores.

 

ESPERANZAS DE UN FUTURO MáS MUSICAL. Seguramente algun día llegará una recuperación de los grandes valores del arte para la mejor comunicación de tu Presencia y de tu Mensaje. Siempre nos encontramos en la misma disyunctiva: o nos integramos en el pueblo totalmente, y entonces hemos de prescindir de los grandes valores culturales, o nos preocupamos de éstos, y perdemos nuestro contacto con el pueblo al que hemos de hablar. Tú escogiste la integración, la inmersión total.

 

LA CATEDRAL SUMERGIDA. Yo quisiera terminar recordando la Leyenda y las notas musicales de una gran Obra de Claude Achille Débussy, francés (1862-1918). Es un típico Impresionista. LA Obra se llama "La Catedral Sumergida". El argumento proviene de una leyenda nórdica. En las limpias aguas de un lago existe una catedral sumergida. Y es posible verla. Es preciosa. Y allí está su campanario. Y algunas veces al año en las grandes solemnidades, se escuchan sus campanas melodiosas. Y la Música de Débussy, que es sobre todo imaginación y sentimiento, refleja todo el encanto de las aguas temblorosas. Y de la construcción sagrada. Y las melodías de las campanas.  

Y yo pienso, Jesús de Nazaret, que aquella Catedral tan hermosa, tan cristalina, tan sonora, es tu Templo. Y por eso estás Tú allí, como en tu Casa y como estás en las demás Catedrales y Templos del Universo. Tú que caminaste sobre las aguas de un Lago puedes ahora sentirTe Señor de las Aguas, y sumergido en ellas, puedes irradiar tu Luz en el fondo de los Mares, y salvar a todos los que se han hundido y perecido en ellos y a todos los que los surcan arriesgando su propia vida. Me gusta este arcoiris que va desde el Agua a la Música. Y sobre este Arco Triunfal quiero admirar y adorar tu Figura de Hombre y de Dios.

 

IMPRESIONES EN UNA CATEDRAL GóTICA. Hace ya unos años yo participaba en la Celebración de la Misa Crismal, el día del Miércoles Santo, en la Catedral de Palma de Mallorca, que es una enorme Obra de Arte Gótico, que se ha ido levantando y completando a través de los siglos. Todavía no está completamente terminada. 

Es esbelta, sobre todo, cuando se la contempla desde el interior. Sus estrechas y altas columnas, rodeados por pulseras de luces, se levantan hacia unos arcos que parecen lejanos, cercanos al cielo, casi invisibles.  

Presidía el Obispo. Concelebraban trescientos sacerdotes. La Gran Catedral estaba repleta de gentes. Aquel día experimenté toda la belleza de la música sagrada en un ambiente tan exquisitamente artístico. Y plasmé aquellos sentimientos en una poesía que me gustaría comunicarTe.

                                   Embrujo

Había un embrujo allí.
En las ojivas doradas.
Había un encanto de oro.
Allí un embrujo volaba.

Qué grande me parecía
Aquellas nave embrujada.
Cómo se movía el aire
Y las llamitas temblaban.

Los hombres y las mujeres
Parecían tener alas,
Y sus ojos bien abiertos
Un mundo nuevo soñaban.

Los que vestían de blanco
Una oración murmuraban.
Los que vestían de negro
Repetían sus palabras.

Había un silencio dulce.
Un murmullo de él brotaba.
Era un mar que se movía
Suavemente, todo en calma.

Aquella tarde las naves
Y sus columnas tan altas
Parecían las trompetas
De una orquesta de fantasmas.

Yo me sentía arrollado
Y extasiado ante las llamas
De un espíritu inmenso
Que en silencio me abrasaba.

Eran pequeños los mundos
Que aquella nave cruzaba.
Eran pequeños los hombres
Que en la nave navegaban.

Yo creo que se erguía allí
Aquél que habló de llegadas,
Aquél que con su mensaje
Disponía las moradas.




El encanto del silencio
Me arrebató toda el alma.
El embrujo de las formas
La llenó toda de gracia.

En los rostros y en las piedras
Escuché las notas largas
De unas alas amarillas
Que al Infinito acercaban.

Y el Embrujo se extendía
Volando sobre las manchas
De las líneas verticales
Como flechas que nos llaman.

Los siglos están aquí.
Van pintando mientras cantan.
Van cantando mientras rezan.
Van rezando mientras aman.

                                  

  

Yo me sentía arrollado y extasiado ante las llamas de un espíritu inmenso que en silencio me abrasaba.      

 

La Catedral Sumergida pudiera ser muy semejante a la Catedral de Palma en la que viví aquella experiencia religiosa y poética. Yo la puedo imaginar así. Temblorosa bajo las aguas tranquilas y limpias, luminosa con las luces de sus reflectores, melodiosa con las notas de su maravilloso órgano constantemente modernizado y con los toques pausados de sus campanas rítmicas y poderosas, que a veces tocan a rebato. Música, Arquitectura, Luces, Colores y en el Centro de Todo, Tú, Jesús de Nazaret, Alfa y Omega, Principio y Fin.

 

CAMINA Y CANTA. La Iglesia tiene una Patrona de la Música y de los Músicos que es Santa Cecilia, una Virgen Romana, de la familia noble de los Cecilios, que tenía una buena formación, y aprendió música y murió mártir.  

En el día de su fiesta, la Iglesia recuerda unas bonitas frases del Genio de San Agustín: "Nuevo Hombre, Nuevo Testamento, Nuevo Cántico. El Nuevo Cántico no responde al Hombre Antiguo. Sólo pueden aprenderlo los Hombres Nuevos, renovados de su antigua condición por obra de la Gracia y pertenecientes ya al Nuevo Testamento, que es el Reino de los Cielos".  

"Es nuestra vida, más que nuestra Voz, la que debe cantar el Cántico Nuevo". "Cada uno se pregunta cómo cantará a Dios. Cántale, pero hazlo bien. El no admite un canto que ofenda sus oídos".  

"Canta con júbilo". "Este es el Canto que agrada a Dios, el que se canta con júbilo". "El Júbilo es un sonido que indica la incapacidad de expresar lo que siente el corazón. Y este modo de cantar es el más adecuado cuando se trata del Dios Inefable. Porque si es inefable, no puede ser traducido en palabras. Y, si no puedes traducirlo en palabras, y, por otra parte, no te es lícito callar, lo único que puedes hacer es cantar con júbilo". "No podemos expresar con palabras lo que siente el corazón". "Cantadle con Maestría y con Júbilo". (Agustín, Salmo 32, Sermón 1, 7-8: CCL 38, 253-254). 

Y en otro lugar Agustín de Hipona se extiende otra vez en la alabanza de la música y del canto: "Cantemos aquí el ALELUYA, aun en medio de nuestras dificultades, para que podamos luego cantarlo allá, estando ya seguros". "Feliz el ALELUYA que allí entonaremos. Será un ALELUYA seguro y sin temor". "Cantemos ahora, no para deleite de nuestro reposo, sino para alivio de nuestro trabajo. Tal como suelen cantar los caminantes: canta, pero camina; consuélate en el trabajo, cantando, pero no te entregues a la pereza; canta y camina a la vez". (Agustín, Sermón 256, 1. 2. 3: PL 38, 1191-1193). 

"El Tamborilero" es un encantador Villancico para tu Navidad. Su poesía es también un mensaje musical. El "Canta y Camina", como decía San Agustín, pero, además, "Toca el Tambor", un "Viejo Tambor".  

Quiere regalarTe algo, pero el tamborilero es pobre, y no tiene más que un "viejo Tambor". Caminaba hacia el Portal "redoblando el viejo Tambor", y después lo tocó ante Tí y tu Madre. "Cuando Dios me vió tocando en Belén, me sonrió". Este fue tu regalo de recién nacido: una Sonrisa.  

Yo creo que todos los hombres y las mujeres de este mundo no tenemos más que "viejos tambores", y los vamos sonando durante nuestra vida.  

Por esto es tan igual la Historia de la Humanidad. Nos diferenciamos en una cosa: que unos no saben por quién golpean el Tambor, y otros queremos que resuene para Tí, a cambio de una Sonrisa, tu Sonrisa de Hijo de Dios y de Hijo del Hombre.

 

CÁNTICO A LA MÚSICA. Adelardo López de Ayala, de mediados del siglo XIX tiene unos versos famosos sobre la Música. Dice:  

             "La Música es el acento

              que el mundo arrobado lanza

              cuando a dar forma no alcanza

              a su mejor pensamiento:

              de la flor del sentimiento

              es el aroma lozano.

              Es del bien más soberano

              presentimiento suave

              y es todo lo que no cabe

              dentro del lenguaje humano".

 

LOS SALMOS QUE CANTAN. Si esto es la música siempre, cuando la música quiere expresarTe a Tí, se convierte en una experiencia mística. 

El último de los Salmos, el 150, es una Doxología. Una Doxología que se canta en medio de una gran orquesta, en el Santuario de Dios. Es una llamada al canto y a la música, porque no hay otra forma de expresar la Adoración al Ser Inefable, como decía Agustín de Hipona, aquel Sabio que conocía muy bien el Universo, tu Iglesia y tu Gran Personalidad De Hijo de Dios. A Dios le agrada la Buena Música, como decía Agustín, cuando se canta con Maestría y con Júbilo.  

Este Salmo 150 clama, canta, por las voces de la Comunidad de los que Te aman y por los instrumentos que los hombres han ido creando a través de la historia:

 

             "Alabad a Dios en su Santuario.

             Alabadle con clangor de cuerno.

             Alabadle con arpa y con cítara.

             Alabadle con tamboril y danza.

             Alabadle con laúd y flauta.

             Alabadle con retumbantes címbalos.

             Alabadle con címbalos de aclamación.

             Todo cuanto respira alabe a Yahvé". 

 

Yo quisiera que la Música del Universo fuera siempre un Cántico a la Mayor Gloria de Dios, tu Padre, y a la Mayor Gloria de su Hijo, Jesús de Nazaret. Y cuando tus Sacerdotes y Religiosas, en los Coros o en sus Casas, rezan el Breviario de cada día, repitiendo la belleza de los Salmos, se convierten en Cantores, en Juglares de tu Gloria, en la Expresión ingenua de un Arte que se ha puesto a tus órdenes supremas.