La gran personalidad de Pablo

Autor: Ramón Aguiló SJ

   

SU PERSONALIDAD POLIFACéTICA. Me gustaría recordar ahora algunos aspectos de su polifacética personalidad y de su policroma actuación a través de su corta existencia. Será lo que más me ha impresionado a mi, como impresionó a tantos que lo han estudiado. 

Su capacidad de sufrir. Me han impresionado sus sufrimientos y su capacidad de sufrir por Tí y por la Iglesia. Pablo sufrió mucho, muchísimo. Basta leer las persecuciones que tuvo que soportar, los viajes que se vió obligado a realizar en aquellos tiempos con tan pocos medios seguros, las incomprensiones hasta de los más queridos hermanos. 

En la Segunda Carta a los Corintios, capítulo 11, algunas frases de Pablo derraman sangre y angustia: "¡Ojalá pudierais soportar un poco mi necedad!...No me juzgo en nada inferior a esos 'Superapóstoles'. Pues si carezco de elocuencia, no así de ciencia. Que en todo y en presencia de todos os lo hemos demostrado... Y estando entre vosotros y necesitado, no fui gravoso a nadie. Fueron los hermanos llegados de Macedonia los que remediaron mi necesidad..."  

"Ya que tantos otros se glorían según la carne, también yo me voy a gloriar. Gustosos soportáis a los fatuos, ¡vosotros que sois sabios!... En lo que alguien presuma -es una locura lo que digo- también presumo yo. ¿Que son hebreos?. También yo lo soy. ¿Que son Israelitas?. También yo. ¿Son descendientes de Abrahám?. También yo. ¿Servidores de Cristo? . Digo una locura: ¡Yo más que ellos!. Más en trabajos. Más en cárceles. Muchísimo más en azotes.. En peligro de muerte, muchas veces. Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno. Tres veces fui azotado con varas. Una vez apedreado. Tres veces naufragué. Un día y una noche pasé náufrago en el mar. Viajes frecuentes. Peligros de ríos. Peligros de salteadores. Peligros de los de mi raza. Peligros de los gentiles. Peligros en la ciudad. Peligros en despoblado. Peligros por mar. Peligros entre falsos hermanos. Trabajo y fatiga. Noches sin dormir, muchas veces. Hambre y sed. Muchos días sin comer. Frío y desnudez. Y aparte de otras cosas, mi responsabilidad diaria: la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién desfallece sin que desfallezca yo?. ¿Quién sufre escándalo sin que yo me abrase?". 

"Si hay que gloriarse, en mi flaqueza me gloriaré. El Dios y Padre del Señor Jesús, ¡bendito sea por los siglos!, sabe que no miento. En Damasco, el Etnarca del Rey Aretas tenía puesta guardia en la ciudad de los damascenos con el fin de prenderme. Por una ventana y en una espuerta fui descolgado muro abajo. Así escapé de sus manos".

 

Sus dones místicos. Aclamado como dios. A continuación Pablo narra algunas visiones místicas que ha vivido, y alguna flaqueza de la carne, que podría ser una enfermedad física o psíquica. Y añade: "¡Vedme aquí hecho un fatuo!. Vosotros me habéis obligado".  

Termina esta segunda carta a los Corintios, con una exlamación que yo uso al principio de la Eucaristía todos los días: "La Gracia del Señor Jesucristo, el Amor de Dios y la Comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros". Es una fórmula Trinitaria que ya se usaba entonces en las celebraciones Litúrgicas. 

Era tanta la sensación que causaban sus acciones, su predicación y algunos de sus milagros que por lo menos dos veces fue aclamado como si fuera un "dios". Esto sucedió en alguna de las ciudades de Licaonia, en Listra o Derbe, donde "se pusieron a anunciar la Buena Nueva" [Bernabé y Pablo]. Viva narración de los "Hechos", capítulo 14.  

"Había allí, sentado, un hombre tullido de pies, cojo de nacimiento y que nunca había andado. Este escuchaba a Pablo que hablaba. Pablo fijó en él su mirada y viendo que tenía fe para ser curado, le dijo con  fuerte voz: 'Ponte derecho sobre tus pies'. Y él dió un salto y se puso a caminar". 

"La gente, al ver lo que Pablo había hecho, empezó a gritar en licaonio: 'Los dioses han bajado hasta nosotros en figura de hombres'. A Bernabé le llamaban Zeus, y a Pablo, Hermes, porque era quien dirigía la palabra. El sacerdote del Templo de Zeus que hay a la entrada de la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas y a una con la gente se disponía a sacrificar. Al oirlo los Apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus vestido y se lanzaron en medio de la gente gritando: 'Amigos, ¿por qué hacéis esto?. Nosotros somos también hombres, de igual condición que vosotros, que os predicamos que abandonéis estas cosas vanas y os volváis al Dios vivo que hizo el cielo, la tierra, el mar y cuanto en ellos hay, y que en las generaciones pasadas permitió que todas las naciones siguieran sus propios caminos. Si bien no dejó de dar testimonio, derramando bienes, enviándoos desde el cielo lluvias y estaciones fructíferas, llenado vuestros corazones de sustento y alegría'. Con estas palabras pudieron impedir a duras penas que la gente les ofreciera un sacrificio". 

Algo parecido sucedió a Pablo en Malta, donde estuvo varios meses como detenido, de viaje hacia Roma. Pablo encadenado era llevado a Roma, en barco. Había apelado al César. Y al César debía ir. El viaje fue atroz. Tormentas amenazantes en un barco miserable. Al final, no quedaban más que unos despojos de la nave, que embarrancó en la playa. "La proa clavada, quedó inmóvil. En cambio, la popa, sacudida violentamente, se iba deshaciendo. Los soldados entonces resolvieron matar a los presos, no fuera que alguno se escapase a nado. Pero el Centurión, que quería salvar a Pablo,  se opuso a su designio y dió orden de que los que supieran nadar se arrojasen los primeros al agua y ganasen la orilla. Y los demás saliesen unos sobre tablones, otros sobre los despojos de la nave. De esta forma todos llegamos a tierra sanos y salvos". 

La Narración sigue en los "Hechos", capítulo 28: "Una vez a salvo, supimos que la Isla se llamaba Malta. Los nativos nos mostraron una humanidad poco común . Encendieron una hoguera a causa de la lluvia que caía y del frío, y nos acogieron a todos". 

Pablo había reunido una brazada de ramas secas. Al ponerla sobre la hoguera, una víbora que salía huyendo del calor, hizo presa en su mano. Los nativos, cuando vieron el animal colgado de su mano, se dijeron unos a otros: 'Este hombre es seguramente un asesino. Ha escapado del mar, pero la justicia divina no le deja vivir'. 

Pero él sacudió el animal sobre el fuego y no sufrió daño alguno. Ellos estaban esperando que se hincharía o que caería muerto de repente, pero después de esperar largo tiempo y viendo que no le ocurría nada anormal, cambiaron de parecer y empezaron a decir que era un dios". 

Realmente el cambio de opinión de los malteses fue radical. Primero sospechaban que Pablo era un "Asesino". Unas horas después, admirados, le aplaudían como a un "dios". 

Prosiguen los "Hechos": "En las cercanías de aquel lugar tenía unas propiedades el principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y nos dió amablemente hospedaje, durante tres días. Precisamente el padre de Publio se hallaba en cama atacado de fiebres y disentería. Pablo entró a verle, hizo oración, le impuso las manos y le curó. Después de este suceso los otros enfermos de la isla acudieron y fueron curados. Tuvieron para con nosotros toda suerte de consideraciones y a nuestra partida nos proveyeron de lo necesario. Transcurridos tres meses nos hicimos a la mar en una nave alejandrina que había invernado en la isla y llevaba por enseña los Dióscuros". 

Yo he conocido a varios malteses en mi vida, los hay por todo el mundo. Dicen que hay más malteses en el extranjero que en la propia Isla de Malta, ahora Estado Independiente y Soberano. Siempre los he conocido como seres agradables y amables, muy bien educados. Y además cristianos y católicos. Seguramente es que Pablo, agradecido por su comportamiento en aquel desgraciado viaje, los protege con especial cuidado.  

La Nave alejandrina, en cambio, estaba bajo la protección de Cástor y Pólux, llamados por sobrenombre los Dióscuros, divinidades paganas protectoras de los guerreros y los navegantes. Desde Malta aquellos más de doscientos encadenados, pudieron llegar fácilmente a las costas de Siracusa en Sicilia y de Regio en Italia. El camino hacia Roma, costeando, estaba abierto y fácil.

 

Pablo chocó contra los intereses de algunos. En su acción apostólica, Pablo chocó muy pronto con los Intereses Económicos de algunos grupos. Y esto tiene un interés humano y espiritual muy importante, para los hombres y mujeres de este nuestro siglo con varios países ricos y muchos pobres.  

Un choque de éstos se produjo en Filipos. Está en el Capítulo 16 de los "Hechos": "Sucedió que al ir nosotros al lugar de oración, nos vinos al encuentro una muchacha esclava poseída de un espíritu adivino, que pronunciando oráculos producía mucho dinero a sus amos. Nos seguía a Pablo y a nosotros gritando: 'Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, que os anuncian un camino de Salvación'. Venía haciendo ésto durante muchos días. Cansado Pablo, se volvió y dijo al espíritu: 'En nombre de Jesucristo te mando que salgas de ella'. Y en el mismo instante salió". 

"Al ver sus amos que se les había ido su esperanza de ganancia, prendieron a Pablo y a Silas y los arrastraron hasta el ágora, ante los magistrados. Los presentaron a los pretores y dijeron: 'Estos hombres alborotan nuestra ciudad. Son judíos y predican unas costumbres que nosotros, por ser romanos, no podemos aceptar, ni practicar'. La gente se amotinó contra ellos. Los pretores les hicieron arrancar los vestidos y mandaron azotarles con varas. Después de haberles dado muchos azotes, les echaron a la cárcel y mandaron al carcelero que los guardase con todo cuidado. Este, al recibir tal orden, los metió en el calabozo interior y sujetó sus pies en el cepo". Sin embargo, Pablo y Silas fueron liberados milagrosamente, y milagrosamente también se convirtió el carcelero y toda su familia. Y fueron bautizados. Y todos juntos, felices, celebraron una fiesta alegre y casera. 

Los pretores tuvieron miedo porque supieron que los dos eran ciudadanos romanos. Y los dejaron en libertad. Pero quedó una constatación y es que el amor del Dinero es incompatible con el Amor de Dios. Como Tú habías dicho: "No podéis servir a Dios y al Dinero". Los esclavos del Dinero, como esos explotadores de la muchacha adivina, se encuentran siempre como enemigos de Dios y de su Verdad.  

En Efeso también se agitaron los CAPITALISTAS. Y en esta ciudad tan famosa fueron los orfebres o plateros. Eran los artesanos dedicados a la fabricación de joyas que eran utilizadas en los ritos paganos. Esta es la larga explicación que se encuentra en los "Hechos", capítulo 19: 

"Por entonces se produjo un tumulto no pequeño con motivo del Camino. Cierto platero, llamado Demetrio, que labraba en plata templetes de Artemisa y proporcionaba no pocas ganancias a los artífices, reunió a éstos y también a sus obreros y les dijo: 'Compañeros, vosotros sabéis que a esta industria debemos el bienestar, pero estáis viendo y oyendo decir que no sólamente en Efeso, sino en casi toda el Asia, ese Pablo persuade y aparta a mucha gente, diciendo que no son dioses los que se fabrican con las manos. Y ésto no sólamente trae el peligro de que nuestra profesión caiga en descrédito, sino también de que el Templo de la gran diosa Artemisa sea tenido en nada y venga a ser despojada de su grandeza aquella a quien adora toda el Asia y toda la tierra'". 

"Al oir ésto, llenos de furor se pusieron a gritar: 'Grande es la Artemisa de los Efesios'. La ciudad se llenó de confusión. Todos a una se precipitaron en el teatro arrastrando consigo a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de viaje de Pablo. Pablo quiso entrar y presentarse al pueblo, pero se lo impidieron los discípulos. Incluso algunos asiarcas, que eran amigos suyos, le enviaron a rogar que no se arriesgase a ir al teatro". 

"Unos gritaban una cosa y otros otra. Había gran confusión en la asamblea y la mayoría no sabía por qué se habían reunido. Algunos de entre la gente aleccionaron a Alejandro a quien los judíos habían empujado hacia adelante. Alejandro pidió silencio con la mano y quería dar explicaciones al pueblo. Pero, al conocer que era judío, todos a una voz se pusieron a gritar durante casi dos horas: '¡Grande es la Artemisa de los Efesios!'". 

"Cuando el Magistrado logró calmar a la gente, dijo: 'Efesios, ¿quién hay que no sepa que la ciudad de los Efesios es la guardiana del Templo de la gran Artemisa y de su estatua caída del cielo?. Siendo, pues, ésto indiscutible, conviene que os calméis y no hagáis nada inconsideradamente. Habéis traído acá a estos hombres que no son sacrílegos ni blasfeman contra nuestra diosa. Si Demetrio y los artífices que le acomppañan tienen quejas contra alguno, audiencias y procónsules hay. Que presenten sus reclamaciones. Y si tenéis algun otro asunto, se resolverá en la asamblea legal. Porque, además, corremos peligro de ser acusados de sedición por lo de hoy, no existiendo motivo alguno que nos permita justificar este tumulto'. Dicho ésto disolvió la asamblea". 

"Cuando hubo cesado el tumulto, Pablo mandó llamar a los discípulos, los animó, se despidió de ellos y salió camino de Macedonia". 

Lo que podía haber sido un Drama había tenido un Final Feliz. Pero ha sido interesante constatar una vez más, la facilidad de acción que poseen los magnates del Capitalismo, en este caso, los artífices de joyas que se usaban en la Idolatría. Ellos, muy bien organizados, juntamente con sus Obreros, estuvieron dispuestos a actuar eficazmente contra Pablo, encubriendo la defensa de sus ganancias monetarias, bajo la forma de un amor inquebrantable hacia la Religión de sus Tradiciones y hacia la figura de su propia diosa y de su propia ciudad.

 

Pablo y la Cultura Griega: Atenas. Un Momento especialmente Brillante de la Vida de Pablo fue su encuentro con la famosa y bella ciudad de Atenas. Todos hemos soñado alguna vez en esa Ciudad de tanta historia y ahora recubierta con tantas gloriosas ruinas. Visitada cada año por millones de Turistas, nos recuerda a todos, los grandes valores artísticos y filosóficos que en ella surgieron y se extendieron por todo el mundo. No puedo olvidar que nuestras lenguas romances, y concretamente el Castellano, conservan muchas formas griegas porque todas ellas provienen de ese tronco cultural que tiene sus raíces en aquella península helénica. 

En su Capítulo 17, los "Hechos" exponen este encuentro de Pablo con Atenas y los Atenienses, y por tanto con aquella perezosa y decadente cultura del diálogo filosofante. Es una de las páginas más hermosas de la Obra de Lucas. Demuestra además la capacidad de Pablo para adaptarse a las nuevas situaciones.  

Los judíos de Tesalónica estabn furiosos contra Pablo y Silas que tuvieron que desaparecer para marcharse a Berea. Los de Berea los recibieron mejor, pero algunos de los judíos Tesalonicenses fueron a Berea para agitar los judíos de aquí. Los cristianos de Berea hicieron marchar a toda prisa a Pablo hasta el mar.  Y algunos lo acompañaron hasta Atenas, y luego regresaron con la orden de que Timoteo y Silas fueran a la Capital de Grecia para encontrarse con Pablo. 

"Mientras Pablo les esperaba en Atenas, estaba interiormente indignado al ver la ciudad llena de ídolos. Discutía en la sinagoga con los judíos y con los que adoraban a Dios. Y diariamente en el ágora con los que por allí se encontraban. Trababan también conversación con él algunos filósofos epicúreos y estoicos. Unos decían: '¿Qué querrá decir este charlatán?'. Y otros: 'Parece ser un predicador de divinidades extranjeras'. Porque anunciaba a Jesús y la resurrección". 

"Le tomaron y le llevaron al Areópago. Y le dijeron: '¿Podemos saber cuál es esa nueva doctrina que tú expones?. Pues te oímos decir cosas extrañas y querríamos saber qué es lo que significan'. Todos los atenienses y los forasteros que allí residían en ninguna otra cosa pasaban el tiempo sino en decir y oir la última novedad". 

"Pablo de pie en medio del Areópago, dijo: 'Atenienses, veo que vosotros ois, por todos los conceptos, los más respetuosos de la divinidad. Pues al pasar y contemplar vuestros monumentos sagrados, he encontrado también un altar en el que estaba grabada esta inscripción: AL DIOS DESCONOCIDO. Pues bien, lo que adoráis sin conocer, eso os vengo yo a anunciar". 

"El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del Cielo y de la Tierra, no habita en santuarios fabricados por mano de hombres. Ni es servido por manos humanas, como si de algo estuviera necesitado el que a todos da la vida, el aliento y todas las cosas. El creó de un solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la tierra y determinó con exactitud el tiempo y los límites del lugar donde habían de habitar, con el fin  de que buscasen a Dios, para ver si a tientas le buscaban y le hallaban, por más que no se encuentra lejos de cada uno de nosotros, pues en El vivimos, nos movemos y existimos, como han dicho algunos de vosotros: 'Porque somos también de su linaje'".  

"Si somos, pues, del linaje de Dios, no podemos pensar que la divinidad sea algo semejante al oro, la plata o la piedra, modelados por el arte y el ingenio humano". 

"Dios, pues, pasando por alto los tiempos de la ignorancia, anuncia ahora a los hombres que todos y en todas partes deben convertirse, porque ha fijado el día en el que va a juzgar al mundo según justicia, por el hombre que ha destinado, dando a todos una garantía al resucitarlo de entre los muertos". 

"Al oir la resurrección de los muertos, unos se burlaron y otros dijeron: 'Sobre esto ya te oiremos otra vez'. Así salió Pablo de en medio de ellos. Pero algunos hombres se adhireron a él y creyeron, entre ellos Dionisio Areopagita, una mujer llamada Damaris y algunos otros con ellos". 

"Después de ésto marchó de Atenas y llegó a Corinto, otra ciudad difícil, colocada en el Istmo de su nombre, puerto de mar, abierta a todos los influjos e inmigraciones. 

Pablo se mostró prudente ante los Atenienses. Partió, en su discurso, del pensamiento que interesaba a su oyentes, para orientarlo hacia tu Persona y tu Misión Salvadora. Pero aquí se interrumpió la posibilidad de dar el salto. Y Atenas se quedó en la conciencia y en la historia paulina como un interesante viaje hacia la libertad, un duro choque contra la idolatría y el paganismo, y un encuentro agradable con un mundo de arte y de filosofía.

 

Su Testamento Pastoral. En Mileto. Otro Momento fulgurante y muy emotivo de la Historia de Pablo radicó en Mileto. Pablo tenía prisa porque quería estar en Jerusalén el día de Pentecostés. Llegó a Mileto, y quiso hablar con los presbíteros de la Iglesia de Efeso. Los mandó llamar. Y ellos fueron a encontrarle en Mileto. Efeso significaba mucho para Pablo. Era la principal de las Iglesias por él fundadas.  Cuando llegaron, Pablo les habló. Quería despedirse. Quería confiarles su Testamento Pastoral. Pablo tuvo, entonces, uno de los más sentidos discursos de su vida de Apóstol. Dicen los "Hechos" en su capítulo 20: 

"Vosotros sabéis cómo me comporté con vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia, sirviendo al Señor, con toda humildad y lágrimas y con las pruebas que me vinieron por las asechanzas de los judíos; cómo no me acobardé cuando en algo podía seros útil. Os predicaba y enseñaba en público y por las casas, dando testimonio tanto a judíos como a griegos para que se convirtieran a Dios y creyeran en nuestro Señor Jesús". 

"Mirad que ahora yo, encadenado en el espíritu, me dirijo a Jerusalén, sin saber lo que allí me sucederá. Sólamente sé que en cada ciudad el Espíritu Santo me testifica que me aguardan prisiones y tribulaciones. Pero no vale la pena que yo os hable de mi vida, con tal que termine mi carrera y cumpla el ministerio que he recibido del Señor Jesús, de dar testimonio del Evangelio de la gracia de Dios". 

"Y ahora yo sé que ya no volveréis a ver mi rostro ninguno de vosotros, entre quienes pasé predicando el Reino. Por esto os testifico en el día de hoy que yo estoy limpio de la sangre de todos, pues no me acobardé de anunciaros todo el designio de Dios". 

"Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que El se adquirió con su propia sangre". 

"Yo sé que después de mi partida, se introducirán entre vosotros lobos crueles que no perdonarán al rebaño. Y también que de entre vosotros mismos se levantarán hombres que hablarán cosas oerversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí. Por tanto, vigilad y acordaos que durante tres años no he cesado de amonestaros día y noche con lágrimas a cada uno de vosotros. Ahora os encomiendo a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio y daros la herencia con todos los santificados". 

"Yo de nadie codicié plata, oro o vestidos. Vosotros sabéis que estas manos proveyeron a mis necesidades y a las de mis compañeros. En todo os he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: 'Mayor felicidad hay en dar que en recibir'". 

Es una verdadera dicha que esta frase tan hermosa y humana que pronunciaste Tú, Jesús de Nazaret, y que no fue conservada por ninguno de los Evangelistas, haya sido recordada por Pablo, en este momento solemne de su Testamento Pastoral. Esta frase es lo que se llama un "Agrafon": Un frase "no escrita". 

Prosiguen "Los Hechos": "Dicho esto [Pablo] se puso de rodillas y oró con todos ellos. Rompieron entonces todos a llorar y arrojándose al cuello de Pablo, le besaban, afligidos sobre todo por lo que había dicho: que ya no volverían a ver su rostro. Y fueron acompañándole hasta la nave".  

Maravillosa escena. Toda ella resuma ternura, emoción, caridad. Pablo sabía que sería detenido en Jerusalén. Y hacia Jerusalén se encaminaban sus pasos.

 

Sus Discursos en Defensa propia. Pablo tuvo brillantes intervenciones en los diferentes procesos a que fue sometido por causa de las persecuciones de los Judíos. Delante del Procurador Romano, Félix, en Cesarea de Galilea, Pablo supo defenderse: "Yo sé que desde hace muchos años vienes juzgando a esta nación. Por esto con toda confianza voy a exponer mi defensa. Tú mismo lo puedes comprobar: No hace más de doce días que yo subí a Jerusalén en peregrinación. Y ni en el Templo, ni en las sinagogas, ni por las ciudad, me han encontrado discutiendo con nadie, ni alborotando a la gente. Ni pueden tampoco probarte las cosas de que ahora me acusan". 

"En cambio te confieso que, según el Camino que ellos llaman Secta, doy culto al Dios de mis padres, creo en todo lo que se encuentra en la Ley y está escrito en los profetas, y tengo en Dios la misma esperanza que éstos tienen, de que habrá una resurrección, tanto de los justos como de los pecadores. Por eso yo también me esfuerzo por tener constantemente una conciencia limpia ante Dios y ante los hombres". 

Le escuchaba Félix, un hombre de buena voluntad, porque dicen de él los "Hechos": "Estaba bien informado en lo referente al Camino" (Capítulo 24). 

"Pasados algunos días, el Rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea".  Era un viaje de placer, para visitar a los amigos. Y en esta oportunidad, Pablo tuvo un discurso ante el Rey, la Reina y los representantes de Roma y otros altos dignatarios. En este largo discurso, Pablo expone su vida de perseguidor de la Iglesia, su conversión al Cristianismo en el camino de Damasco, y sus actividades como convencido Apóstol del nuevo Camino. Interrogado y acusado por Festo, Pablo insiste en su Fe y en su dedicación. Hasta que Agripa se siente obligado a afirmar: "Por poco me convences a pasar por Cristiano". "Y Pablo replicó: "Quiera Dios que, por poco o por mucho, no sólamente tú, sino todos los que me escuchan hoy, llegaran a ser tales como yo soy, a excepción de estas cadenas" ("Hechos", Capítulo 26). 

En sus discursos Pablo, el Judío, el Fariseo, en cierto modo subsiste. Está vivo. Y a veces parece querer demostrar que el Buen Israelita para ser fiel a sus convicciones más profundas, debe ser sinceramente Cristiano. Es una cuestión de lógica. Cristo y su Camino realizan las Esperanzas ancestrales del Pueblo de Israel.

 

Su Obsesión de ir a Roma. Sin embargo, la gran Obsesión del Peregrino Pablo era la de ir a Roma, la Capital del Imperio. En Roma estaba el Centro Universal del Paganismo, de la Gentilidad. Y Pablo se sentía llamado constantemente a la gentilidad. Miraba hacia Roma. Sabía que este viaje iba a ser muy importante y decisivo para el desarrollo de la Iglesia de Dios. 

Después de fundar la Iglesia de Efeso y de afrontar los problemas que le surgieron con los exorcistas judíos, "Pablo tomó la decisión de ir a Jerusalén pasando por Macedonia y Acaya. Y decía: 'Después de estar allí he de visitar también Roma'". (Hechos, capítulo 19). 

Dios lo quería. Jesucristo se lo pedía, como narran los "Hechos" (capítulo 23). Estando en Jerusalén, después de haber sido arrestado, Pablo tuvo una Visión: "A la noche siguiente se le apareció el Señor y le dijo: '!Animo¡, pues, como has dado testimonio de Mi en Jerusalén, así debes darlo también en Roma'". 

Y llegó a Roma Pablo, después de un largo, difícil y accidentado viaje. En Roma dió testimonio. Parece que esta vez consiguió la Libertad. Pero finalmente, cuando estaba llegando al final de sus Viajes Terrenos, cerca ya de su Muerte, regresó a Roma. Y entonces sí fue definitivamente Ciudadano Romano. Porque allí fue decapitado. 

Huellas de Pablo en Roma. Roma es la Ciudad de Pedro. Pero también es la Ciudad de Pablo. Yo también he vivido y trabajado en Roma. Y he procurado seguir las huellas de estos dos hombres en aquella ciudad llamada la Ciudad Eterna. Y ahora quisiera recordarTe algunos de aquellos paseos romanos, verdaderas caminatas bíblicas. 

Voy a recordar primero la llegada de Pablo a Roma, tal como la describen los "Hechos", al final de su último Capítulo, el 28.

Aquella expedición de presidiarios y otros, custodiados por soldados benevolentes, después de soportar un viaje terriblemente accidentado y de haber superado muchas tormentas, vientos y desgracias, pudo llegar a Roma. 

Esta es la narración de los "Hechos": "Y así llegamos a Roma. Los hermanos informados de nuestra llegada salieron a nuestro encuentro hasta el Foro Apio y Tres Tabernas. Pablo, al verlos, dió gracias a Dios y cobró ánimos. Cuando entramos en Roma se le permitió a Pablo permanecer en casa particular con un soldado que le custodiara". Y unas líneas después dicen los "Hechos": "Pablo permaneció dos años enteros en una casa que había alquilado y recibía a todos los que acudían a él. Predicaba el Reino de Dios y enseñaba lo referente al Señor Jesucristo con toda valentía, sin estorbo alguno". 

Paseando por Roma es posible recordar este lugar donde Pablo vivió un período de "libertad vigilada". Uno de los sitios en los que suele ubicarse la Casa de Pablo es la Piazza de San Paolo alla Regola, en donde hay una iglesia que se llama de "San Paolo alla Regola" también, y que, según la tradición, fue construida sobre la casa en la que, se supone, habitó Pablo. También hay una vieja casa en la Via degli Strengari que se presenta como la de Pablo. Estos temas suelen ser algo inciertos. 

La Via Appia, donde fue recibido Pablo por algunos de los hermanos cristianos de Roma, es una larga Via, la de más historia de la Ciudad, que está llena de recuerdos cristianos. Caminar por ella es una forma de peregrinar por los años y los siglos pasados. Constantemente surgen en nuestra mente, en nuestra fantasía, viejas imágenes y constructivos sucesos del paso del Cristianismo por allí. 

La Basílica de San Pedro en el Vaticano es, además de todo lo que es como Templo de Dios, Presencia de Jesucristo y Centro de la Cristiandad, un Monumento a Pedro, sobre su sepulcro, que está bajo el Altar de la Confesión, debajo de la Cripta que tantas veces he visitado. Pero es también un Monumento al Apóstol de los Gentiles, Pablo. En la plaza, las estatuas de estos dos hombres maravillosos se yerguen con los respectivos instrumentos de sus martirios. Allí están aquellas imágenes velando el paso de los años, de los siglos y de las multitudes que desfilan ante ellas. 

En la zona más moderna de Roma, el EUR, costruida en los tiempos de Benito Mussolini, se levanta también una moderna Iglesia que lleva el nombre de los Santos Pedro y Pablo. Tiene una cúpula muy hermosa de 28 metros de diámetro. Las gradiosas puertas y el interior mezclan escenas de la vida de los dos Apóstoles. 

Cerca está la Abadía de las Tres Fuentes (Abbazia delle Tre Fontane), rodeada de un bosque de eucaliptus. Aquí sería el lugar en donde Pablo habría sido decapitado. Su cabeza, al caer, dió tres saltos, dando origen a las tres Fuentes. Es una leyenda. Probablemente así es. Pero esta leyenda como tantas otras, manifiesta un largo mensaje de significaciones. 

Pero los paseos paulinos no pueden terminar aquí. Hay que ir a San Paolo fuori le mura, San Pablo "Extra Muros", que es el Mausoleo de Pablo, como San Pedro del Vaticano lo es de Pedro. 

La he visitado menos veces que la de San Pedro por la sencilla razón de que tenía a San Pedro a cien metros de la casa donde yo vivía y en cambio, San Pablo estaba a varios kilómetros de distancia. Pero, siempre que la he visitado, me ha conmovido. No es un lugar de multitudes. Por allí caminan grupos pequeños o turistas solitarios. Hay mucho silencio acumulado en aquella zona tan amplia, tan aireada, tan abierta. Delante tiene una gran plaza. Y después unos hermosos jardines. El interior es el más grande de Roma, después del de San Pedro.  

La historia de esta Basilica "Ostiense" llega hasta el Emperador Constantino. Antes había una pequeña casa, como memorial del Apóstol de las Gentes. Como siempre, se han sucedido las construcciones y las reconstrucciones a través de los siglos. Por todas partes se levantan fuertes columnas de mármol griego.  

El Interior es de una simetría solemne, tranquila. Se alinean 80 columnas monolíticas de granito, estructurando las cinco naves. El suelo es de mármol. Y en él se reflejan las luces que crean una intimidad muy elocuente. Yo he vivido allí la solemne emoción de las cosas severas y bellas, aunque no retóricas, ni barrocas, ni rebuscadas, ni fantasmagóricas. El techo es bellísimo con grandes profusiones de dorado. En las paredes los frescos recuerdan la vida de Pablo. Y uno necesariamente pasa con la vista lentamente los mosaicos que reproducen el busto de todos los papas desde Pedro hasta el último de nuestros tiempos.  

Bajo el Altar Mayor se encuentra la tumba de aquel Apóstol que soñó trabajar y tal vez morir en Roma. Silenciosamente su voz sigue clamando que "Jesucristo es el Hijo de Dios". Y seguirá así, gritando, hasta que Tú vengas a juzgar a los vivos y a los muertos.    

Un Jesuíta, además, no puede olvidar que, en esta Basílica, aunque no como está ahora, Ignacio de Loyola y sus primeros Compañeros que estaban fundando la "Compañia de Jesús", tu Compañía, hicieron su Profesión Solemne, el 22 de Abril de 1541.  

Era el Viernes de Pascua. Se confesaron mutuamente y se reunieron todos en una Capilla dedicada a la Virgen. Ignacio celebró la Misa en el Altar del Santísimo, presidido por la Madonna y en el momento de la Comunión, vuelto hacia sus compañeros, teniendo tu Cuerpo sobre la patena, hizo su Profesión Solemne directamente a Dios y al Sumo Pontífice, su Vicario en la tierra. Después comulgó. Ignacio recibió enseguida la Profesión de sus compañeros, dirigida a él como a Prepósito General. Jean Codure fue el primero. La hicieron todos. Y a todos dió Ignacio la Comunión.  

Acaba la Misa y hecha la oración cada uno en diferente altar de la Basílica, juntáronse en el Altar Mayor, donde besaron las manos de Ignacio como muestra de su reverencia, y se dieron un abrazo fraternal y el beso de la paz. Enseguida se levantó acta de los sucedido. Después recorrieron las Estaciones  de las siete Basílicas Romanas. El P. Ribadeneira cuenta que él les acompañó en este recorrido y que, al atardecer, él mismo les preparó la comida en San Juan de Letrán. En el camino, Jean Codure cantaba de alegría. En este momento de su vida, Ignacio tenía 50 años. Le quedaban todavía 16 años de gran actividad hasta su muerte, acaecida en 1556.