Jesús ama a los humildes

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

 

Hay algunos gestos y algunas enseñanzas que nos conmueven profundamente, Jesús, Hijo de Dios y del Hombre. Es como si nos dijeras “Sois pecadores, pero tened confianza en Mí. Vuestras mentes os afirman que sois unos santos, sin embargo os digo que podéis estar equivocados”.

Jesús de Nazaret se acercó muchísimas veces a los que eran considerados pecadores. Y también, en la comunicación de la Verdad Evangélica, tuvo muy hermosas y alentadoras enseñanzas, afirmando su benevolencia y su comprensión hacia aquellos hombres y mujeres que todos los demás judíos, muy en especial los Fariseos, consideraban los mejores, los seres ejemplares.

He leído una breve Parábola que me ha impresionado profundamente. La expone el Evangelio según San Lucas (capítulo 18). Dice así:

“Dijo Jesús esta Parábola por algunos que, teniéndose por justos, SE SENTÍAN SEGUROS DE SÍ MISMOS Y DESPRECIABAN A LOS DEMÁS.

Dos hombres subieron al templo a orar. UNO ERA UN FARISEO. EL OTRO, UN PUBLICANO. 

El FARISEO, erguido, oraba así en su Interior: ´¡OH DIOS!, Te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros. Ni como ese Publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo`

EL PUBLICANO, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo. Sólo se golpeaba el pecho, diciendo: ´¡OH DIOS!, ten compasión de este pecador’ 

OS DIGO QUE ÉSTE BAJÓ A SU CASA JUSTIFICADO Y AQUÉL NO. Porque todo el que se enaltece será humillado. Y EL QUE SE HUMILLA SERÁ ENALTECIDO”

Hay otro texto de Lucas (Capítulo 16) que es también profundamente impresionante. No se sabe sin Tú, Jesús, narraste lo que voy a recordar ahora, como una historia verdadera o una parábola. De todos modos la enseñanza, tu mensaje, no cambia. Es el mismo. Dijiste esto: “Era un Hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y uno pobre, llamado LÁZARO, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del rico… pero hasta los perros venían y le lamían las llagas. Sucedió, pues, que murió el pobre y fue llevado por los Ángeles al seno de Abraham. Murió también el rico y fue sepultado.

Estando [el rico] en el Hades entre tormentos, levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a LÁZARO en su seno. Y gritando, dijo: ´ Padre Abraham, ten compasión de mi y envía a LÁZARO a que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.´ Pero Abraham le dijo: ´ Hijo, recuerda que recibiste tus bienes durante tu vida y LÁZARO, al contrario, SUS MALES. Ahora, pues, ÉL ESTÁ AQUÍ CONSOLADO, y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan. Ni de ahí puedan pasar donde nosotros ´. Esta es una importante enseñanza, Jesús, porque, por desgracia, son muchos los que en este mundo confían en el dinero, en las grandes riquezas, y son muy pocos los pobres que aceptan su realidad de ser personas marginadas, despreciadas. Son muy pocos los LÁZAROS de tu parábola. Son muy pocos los que saben sobrellevar su pobreza, sin quejarse, sin clamar contra los ricos.

No sólo fuiste el Maestro promotor de la Humildad y de la Sencillez, sino que, en tu vida real, en tus decisiones de enormes consecuencias para el futuro, has elegido personas que no pueden llamarse IMPORTANTES, NI RICOS, NI PODEROSOS DE LA ALTA SOCIEDAD. Hay un caso que es muy aleccionador. Se trata de la sencilla historia del que después fue tu Apóstol y tu Evangelista, Mateo. Él mismo la recuerda en su Evangelio, y también la explican Marcos y Lucas.

Mateo escribe (Capítulo 9): “Cuando se iba de allí [de Cafarnaún], al pasar vio Jesús a un Hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: ´ Sígueme ´ .Él se levantó y le siguió. 

Y sucedió que estando Él en la mesa en casa de Mateo, VINIERON MUCHOS PUBLICANOS Y PECADORES, y estaban en la mesa con Jesús y sus discípulos”

Los fariseos se escandalizaron. Y Tú, Jesús, les diste una especie de varapalo, que terminó con esta frase tan enérgica: “NO HE VENIDO A LLAMAR A JUSTOS, SINO A PECADORES”

Tú experimentaste muy profundamente tu misión salvadora dirigida muy concretamente a los pobres y a los heridos por el pecado, hombres y mujeres. Son muchas las historias que podríamos ahora recordar.

Pero no puedo alargar más esta CARTA. Sacamos una gran conclusión de todo lo que hemos podido leer hoy: QUE TÚ, JESÚS DE NAZARET, AMAS A LOS HUMILDES.

Gracias, todos los que Te seguimos procuramos ser humildes, pobres, sencillos.