Fantasía de un Papa Mallorquín

Autor: Ramón Aguiló sj.


 

No es absolutamente imposible: El Papa de Roma puede ser un Mallorquín. Nadie puede demostrar lo contrario. Imaginemos que es así. Y forgemos una hermosa, poética y utópica historia. Esto es lo que ha realizado un escritor de nuestra tierra, Joan Francesc March, sacerdote y religioso, en la lengua que él más quiere, el catalán. Y en un libro que se titula: "Branca d'Olivera" (Rama de Olivo)

 

Y ha logrado interesarnos en esa fantasía, que a veces tiene acentos de una gratificante poesía, y a veces la milagrera apariencia de una ingenua Rondaya Mallorquina.

 

Todo se reduce a la vida de un Sacerdote que, después de haber trabajado como Misionero en un País del Tercer Mundo, regresa a su patria chica, Mallorca, ejerce como Párroco en un pueblo costero, Voramar, llega a ser Obispo, Cardenal y finalmente Papa. Lo peculiar de ese hombre, que se llama Don Cosme en todas las ocasiones, es su decisión de vivir el mensaje de Jesucristo plenamente, sin concesiones a las estructuras recibidas de situaciones históricas anteriores. Y así se convierte en un verdadero revolucionario con todo lo que ello significa. Un Revolucionario cuya única arma es el Ramo de Olivo, símbolo de la Paz y de la Comprensión e instrumento de la Bendición total. Don Cosme transforma la Iglesia.

 

Hay rasgos en su vida, casi todos, que son una verdadera exaltación de la Pastoral Parroquial. Por eso, muchos Párrocos encontrarán en su narración de los primeros años, una forma de autobiografía que podría desembocar, como cosa natural, en la más alta investidura del Papado. Como si cualquiera pudiera llegar a esa cumbre. Como si un Párroco bueno estuviera llamado a ser Papa.

 

Lo extraño de ese hombre bueno, pacífico y espiritual, lleno de evangelio y de fuerza, es que sabe hacer cosas que los demás Párrocos no suelen saber. Don Cosme sabe hacer milagros, unos milagros que llegan en el momento más oportuno para sus sucesivas promociones.  Tal vez así se quiere explicar por qué él vence todas las dificultades que se le presentan y por qué llega tan alto.

 

A mí, más que los milagros, me han interesado sus ideas, sus sueños, sus fantasías y una serie de situaciones extraordinarias que transpiran poesía y encanto. Yo creo que ahí, en ese nivel de ensueño y de fantasía, hay que buscar la belleza de esa obra de arte, una obra literaria que puede pasar a los archivos de nuestra historia. Como si toda ella fuera la narración de un sueño.

 

El autor insiste en la profunda relación entre el protagonista y su tierra nativa, como si sus raíces mallorquinas, isleñas, explicaran su grandeza. Cuando Cosme trabajaba en el Tercer Mundo experimentó una crisis interior que le llevó a detenerse en el camino misionero "tomando la drástica decisión de regresar a su tierra de nacimiento, a sus propias raíces". "Un cordón umbilical sutil le arrastraba hacia su tierra y al pequeño bendito pueblo, en donde se le habían abierto los ojos a la vida por vez primera".

 

Cosme comienza su vida de Obispo con un retiro en la Montaña Sagrada y tiene un sueño que es el resumen  de su ser y de su misión, un "sueño encantador con colores más vivos que los del mundo real". El se ve vestido con una túnica blanca, y bendice al mundo con un rama de Olivo. Cuando sale del Retiro, él mismo rompe un ramo de un Olivo de la Montaña, bendice desde aquellas alturas hacia todos los vientos del mundo, y después se la lleva como un trofeo y el símbolo del nuevo camino que estaba a punto de comenzar.

 

Siendo ya Obispo se niega a llevar y utilizar los llamativos símbolos de su cargo, comenzando así la simplificación de una iglesia que Jesús quiso sencilla y servidora.

 

Después le hacen Cardenal. Y va a Roma. En Roma vive uno de esos ensueños tan poéticos y maravillosos. Cuando pensaba retirarse a una vida monacal, vive el encuentro con un italiano borracho, cerca del Puente Sant'Angelo. Aquel hombre caminaba inseguro y cantaba una bella canción de amor y de sol. Es un pobre marginado que reconoce al Cardenal bueno. Y le desea      que llegue a ser Papa. Es como un Profeta del pueblo que canta.

 

Momentos como ese llenan ese jardín que es la Obra. Hay también momentos de tensión: Secuestros, muertes, intentos de asesinatos. Es una ficción interesante y agradable.  

 

Un sueño. Una fantasía. No es todo tan fácil. No es fácil desmontar la creación de veinte siglos. Ni tal vez el intento pueda ser considerado como prudente. Pero el ensueño está ahí. Como un deseo imposible. Enhorabuena al autor que ha sabido soñar poé ticamente.