Eres un hombre de corazón

Autor: Ramón Aguiló sj.


Yo conozco a muchos hombres y mujeres, que he ido encontrando a través de mi cambiante vida. Son de todos los Continentes y de muchas Naciones. Y he observado que descubro en ellos y en ellas algunas diferencias y algunos parecidos. Son los rasgos de su personalidad. 

El Inglés es típico. El Alemán también. Muy pronto reconozco al Italiano, aun a través de sus gestos. Enseguida al Argentino, al Colombiano, al Boliviano, al Norteamericano.  

Pero, además, surgen enseguida en la conversación, en la actitud, en el rostro, las peculiaridades que vuelven a unas personas seres irrepetibles, totalmente diferentes de las otras. Estos rasgos diferenciales se ven en los ojos, en el color de la piel, en los labios, en lo que dice y en el modo con que se dice. Todos estos rasgos, los comunes y los diferentes, juntos, constituyen la Personalidad de alguien. 

Muchas veces me he esforzado por definir la Tuya. Tu grandiosa Personalidad, que me ha parecido genial, insuperable, única. Pero he chocado con la dificultad de que en Tí coexisten lo Divino y lo Humano. Entonces me pregunto: ¿CUáL ES TU PERSONALIDAD?. ¿CóMO LA PODRÍA DEFINIR?. Y no sé qué respuesta darme. Me encuentro ante un misterio. Pero me siento también ante un reto, ante el que no puedo darme completamente por vencido.

 

UNA PERSONA Y DOS NATURALEZAS. Tu Persona es Divina, la segunda de la Santa Trinidad. Tú eres el Hijo de Dios. Y nosotros Te adoramos, como a nuestro Dios. Y sabemos además, por la Fe y por la Teología que desarrolla nuestra Fe, que, al humanizarTe, al hacerTe Hombre, hay en Tí dos Naturalezas, la Divina y la Humana, que se unen, sin confundirse, en la estricta Unidad de una única Persona que es la Persona Divina. Esto es lo que se llama la "Unión Hipostática". 

Por tanto, cuando hablamos de Tu Persona, hablamos siempre de tu Persona Divina.

 

TU PERSONA DIVINA SE HUMANIZA. Sin embargo, no hay duda ninguna para mí de que esa tu Persona Divina, se manifiesta a través de tu Naturaleza Humana, cuando Te presentas, ante el Universo y la Historia, como "Jesús de Nazaret". Y así, también tu Persona Divina, queda profundamente humanizada, integrada en la humanidad, secularizada en el mundo, temporalizada en los días, años y siglos, limitada en los parámetros de la Cultura, de las Tradiciones, de las Costumbres, de las Fronteras y de otras realidades humanas contingentes. 

Dicho de otro modo, más sencillo, para mí resulta evidente que tu Persona Divina adquiere contornos, colores, formas físicas y psíquicas estrictamente ligadas a las personas humanas. Podemos decir y afirmar que tu Persona de Dios se humaniza, se sumerge toda ella totalmente, en lo que significa ser Hombre, con todas las consecuencias y limitaciones que esto significa, de dolor, alegría, angustia, limitación, incertidumbre, luchas interiores y exteriores, etc., etc. 

Si no fuera así, tendríamos que decir que tu Persona Divina se ha puesto una máscara de humanidad, para acercarse a nosotros. Todo lo humano sería en Tí como un disfraz de carnaval. Una careta de cartón, como las que se ponen los hombre y la mujeres, en las fiestas, para parecer lo que no son, y ocultar así su identidad. Yo no puedo aceptar esto. De ningún modo. En Tí. 

Como decían los Antiguos Padres de la Iglesia: Tú eres Dios Perfecto y Hombre Perfecto.  

Pero en tu Ser, en tu Vida, en tu Obra se manifiesta mejor y más plenamente tu Perfección de Hombre. Porque tu Perfección de Dios es inasequible para nuestra limitada capacidad de conocer. Como Dios solamente podemos conocerTe por Analogías.  

Siendo como eres Hombre, podemos conocerTe mejor, como Te conocieron tu Madre, José, tus Apóstoles, discípulos, y los contemporáneos que tuvieron la suerte de encontratTe, conocerTe personalmente, y tal vez relacionarse contigo. Yo creo que es precisamente por causa de esto que Tú tantas veces Te has definido como HIJO DEL HOMBRE, lo que significa, "ESTE HOMBRE" que lleva en sí la Perfección Humana, y es la expresión, la encarnación de toda la humanidad tal como ella es, menos en el pecado personal.

 

LO QUE SIGNIFICA PERSONALIDAD. Te digo todo esto que parece muy abstracto y teológico, porque deseo hablar contigo de tu abultada Personalidad. Y ser una Personalidad encierra un concepto típicamente psicológico y una cierta forma de proyección social. 

Cuando los Historiadores recogen los datos de un hombre o de una mujer famosos en cualquier campo de las Ciencias, de la Política, de la Filosofía, del Arte, y los analizan, utilizan generalmente la Palabra "Personalidad".  

Y así se habla de la Personalidad de Sócrates, de Platón, de Aristóteles, de Alejandro Magno, de Eurípides, de Sócrates, de Horacio, de Virgilio, de Agustín, de Tomás de Aquino, de Leonardo da Vinci, de Miguel Angel, de Napoleón Bonaparte, y de tantos miles y miles de personajes históricos. 

Estas Personalidades han tenido unas características personales muy especiales y sobresalientes, han realizado unas acciones de repercusiones relevantes e importantes sobre sus tiempos y los que les han sucedido.  

De modo que se puede pensar e imaginar que lo que sucedió de un modo podía haber sucedido de otro, y sin embargo, no fue así, a causa de la presencia y de la acción de aquella personalidad en aquel determinado momento de la historia en aquel pueblo en aquellos años y después. 

Por tanto una Personalidad se define por unos ciertos rasgos psicológicos, por una importante relevancia social y por unas consecuencias históricas determinadas. En los casos de hombres y mujeres más normales, menos conocidos, menos influyentes, también se puede hablar de Personalidad. Pero en estos casos será de una Personalidad limitada, sin irradiaciones especiales.

 

TU PERSONALIDAD INMENSA. Me agradaría ahora dialogar contigo sobre tu Personalidad, y ver conjuntamente, si puedo llegar a describirla de una forma asequible, aunque no podremos llegar -estoy seguro- a una definición perfecta y completa.  

Porque tu personalidad humana es inmensa y mi capacidad de comprensión, de análisis y de expresión es muy pequeña. Los hombres nos convertimos en unos enanos cuando nos acercamos a Tí que eres un grandioso Gigante de la Historia. 

Todos aquellos nombres de los libros, algunos de los cuales he citado anteriormente, me parecen poca cosa, me sugieren unas imágenes muy pequeñas, unos bosquejos apenas comenzados de lo que han sido realmente como hombres. No pueden compararse contigo. 

Muchos de ellos, los que han existido después de Tí y Te han llegado a conocer, poseen una cierta grandeza, a causa de haberTe conocido, haberTe estudiado, haberTe imitado o por haber creado alguna Obra de Arte que reflejara tu Personalidad en acción. En este sentido su limitada grandeza proviene de Tí. 

Todos ellos son personalidades históricas a pesar de sus claras limitaciones demostradas. Destacan en algún aspecto, pero son irrelevantes y opacos en todos los demás.

 

LA COMPLEJIDAD DE TU PERSONA. Siempre que intento definirTe, fijar en unas cuantas palabras los inmensos horizontes de tu Ser, me siento incapaz. Te he escrito muchas cartas, Te he dicho muchas cosas, he escuchado de tus labios, muchas frases, muchas ideas, muchas enseñanzas, muchas sugerencias, muchas metáforas, figuras, comparaciones, parábolas, sentencias.  

He procurado seguir tus pasos por el mundo en que viviste, tus reacciones ante tan diversas situaciones, tus milagros, tus perdones, tus controversias, tus acusaciones, tus amistades, tus confidencias, tus fracasos, tus sufrimientos, tus lágrimas, tus ironías, tus exaltaciones, tu muerte, tu resurrección, tu gloria. Y, cuando he querido resumirlo todo en unas pocas pinceladas para realizar tu retrato personal, me he sentido incapaz, y por tanto, deprimido.  

Tú has llorado por la muerte de un amigo y las súplicas pesarosas, angustiadas, de su hermana, una mujer sensible. Tú has llorado por la destrucción de una Ciudad querida que has previsto en la lejanía. Y al mismo tiempo, Tú has sabido cantar de gozo en el Espíritu y proclamar tu alegría con hermosas palabras y significativas historias fingidas como las del Buen Pastor que encuentra a una oveja perdida y la recoge sobre sus hombros y la de la Dracma extraviada que una mujer busca afanosamente "y cuando la encuentra convoca a las amigas y vecinas".  

Y en ambos casos tanto el pastor como la mujer se sienten llenos de gozo, y lo comunican y comentan con sus amistades y vecinos, como lo cuentan más largamente Lucas en su Capítulo 15 y Mateo en el 18. Esta misma alegría a causa de los pecadores que regresan al buen camino, resuma la Historia del "Padre paciente que siempre espera" a su hijo pródigo que se fue de casa (Lucas, Capítulo 15).  

Eres una Personalidad riquísima, completa, de muchas vertientes. Eres un cuadro vivo de muchos colores. Supiste llorar, cuando estabas triste, pero también has sonreído luminoso, irradiante, cuando Te sentías alegre por el éxito de las grandes causas. Te sentías feliz con los publicanos y los pecadores que Te buscaban para escucharTe y hablar contigo, y por eso Te criticaban feroces duramente, los Fariseos y los Legistas. 

En algún momento me ha parecido mejor dejarlo todo, abandonar el proyecto, y quedarme tranquilo en la contemplación interior de lo que Tú quieras manifestarme. Porque eres tan grande que ningún marco humano, ningún discurso, ninguna carta puede abarcar ni siquiera una pequeña parte de tu Personalidad Inmensa. 

La Complejidad de tu Personalidad es maravillosa, es amplia, es indefinible. No se puede rastrear, diseñar, reducir a los estrechos límites de un test psicológico, como han intentado hacer con nosotros, algunas veces, nuestros Profesores, en los Laboratorios Psicotécnicos de los Colegios. No es posible reducir a un esquema toda la riqueza de tu Ser. 

Yo tendría que repetir todo lo que de Tí se ha escrito. Y volver sobre mis pasos, para redescubrir todo lo que Te he comentado en mis "Cartas a Jesús de Nazaret". Tendría que enumerar de nuevo la larga Lista de tus Autodefiniciones, cuando nos has dicho: "Yo Soy..." y te has presentado como una Personalidad compleja, interesante y conquistadora. 

Porque Tú no eres un Poeta, ni eres un Filósofo, ni eres un Orador, ni eres un Teólogo, ni eres un Artista, ni un Sociólogo, ni un Psicólogo, ni un Estudioso, ni un Líder Político. Pero todo lo que eres y todo lo que Tú dices y realizas tiene repercusiones en todos estos campos.  

Y por esto, existen una Poesía Cristiana, una Filosofía Cristiana, una Oratoria Cristiana, una Teología Cristiana, un Arte Cristiano, una Sociología Cristiana, una Psicología, unos Estudios y una Política Cristianas. 

Desde un punto de vista estrictamente humano eres Poeta, Filósofo, Orador, Teólogo, Artista, Sociólogo, Psicólogo, Estudioso y Líder. Y podría añadir todavía unos cuantos rasgos más que Te van bien. Y se proyectan sobre todo lo que ha existido antes, durante y después de tu Venida.

 

YO TE IMAGINO ASí. No sé si el Retrato que yo tengo en mi interior responde realmente a lo que has sido y eres Tú en el campo de las Realidades.

 

Una Personalidad silenciosa, profunda, inteligente.Yo estoy convencido de que fuiste un Hombre callado, pensativo, profundo, en el que se podía observar una grandiosa capacidad intelectual. Te manifestabas, sin hablar. Y Tú, sin discurrir, pensabas. Y, sin pensar demasiado, conocías. Y así, al mirarTe, un buen observador podía sentirse impresionado por esa tu capacidad de ver el más allá de las cosas, algo así como las cosas por detrás. Tú podías ver y veías las realidades tal como son en sí mismas. No solamente las apariencias, las manifestaciones, las exterioridades de los seres. Conocías lo profundo del Ser y de las Personas. Y esto Te daba ese brillo excepcional de una Inteligencia sin parangón. 

Tu inteligencia humana no era físicamente la Inteligencia de Dios. Era otra. Pero, aun siendo otra y siendo humana, era Superior a cualquier otra inteligencia creada. 

Un gran Comunicador. Yo también estoy convencido de que Tú, a pesar de tus Silencios Profundos, eras un gran Comunicador de la Verdad en todos los sentidos. Tú callabas mucho. Pero, cuando hablabas, comunicabas, y las gentes se quedaban admiradas, porque hablabas de un modo diferente a los demás maestros.  

Hablabas con Autoridad, es decir, con seguridad, con clarividencia, expresando lo que querías expresar a través de los más variados resortes del lenguaje, los gestos, las miradas, los tonos y los silencios. Porque existen silencios que comunican mucho. Son los que se pueden llamar silencios elocuentes. 

Una Voluntad Invencible. Estoy convencido de que Tú poseías una enorme, invencible, vigorosa, Fuerza de Voluntad, que no se expresaba con grandes gritos, ni con amenazantes frases, sino principalmente por lo que Tú decías y por el modo con que lo comunicabas. 

Tu Voluntad firme Te llevó por los caminos más pedregosos de los que los hombres y las mujeres se ven obligados a seguir. Tu Voluntad Te llevó a soportar con gozo, lo más calamitoso y doloroso con que la Humanidad se puede encontrar. Te sumergiste en todo lo más desgarrador de la condición humana, sin escaparTe, sin quejarTe, sin tambalearTe. Con una fuerza y un dominio que nadie en este mundo ha podido tener.  

Supiste superar todos los obstáculos, todos los abismos, todas las controversias, persecuciones, acusaciones, amenazas, calumnias, venganzas, amargos tragos. Has bebido hasta las heces, tragos o cálices, como Tú los llamabas, como el de las más pérfidas injusticias, la corona de espinas, los azotes, la burla de los soldadotes, de la plebe y de los Sacerdotes, la cruz entre delincuentes, y el sepulcro de los muertos ejecutados. 

Has sido acusado por los dirigentes de tu Pueblo, de los más escandalosos y peores pecados y desórdenes. Has sido acusado de estar en connivencia, en una conjura secreta, infernal con la expresión y la concreción de todo Mal que es el Diablo, Tú que rechazaste siempre con tanta fuerza todo lo que fuera o pareciera malo.  

Has sido acusado de blasfemo Tú que amabas y amas tanto a tu Padre, cuya Voluntad has querido realizar siempre. Has sido acusado de apropiarTe lo que es exclusivo de Dios, como es el Perdonar los pecados de los hombres, Tú que siempre has llevado a los pecadores y pecadoras las dulces palabras de la comprensión y de la absolución. 

Lo soportaste todo, con una fortaleza inconmovible, con un carácter invencible, con una aceptación imperturbable, a pesar de lo mucho que todo esto Te dolía. Por todo ello fuiste condenado a una Muerte afrentosa de Cruz, entre dos delincuentes confesos y juzgados. 

No te has defendido. No has permitido que nadie sacara una espada para detener a los que Te agredían. No Te has quejado. En un dulce silencio has escuchado las peores acusaciones contra Tí.  

Nadie ha superado tu capacidad de sufrimiento físico, exterior, interior, psicológico, moral. Por eso puedes hablar con todos y a todos como suele decirse "De Tú a Tú".

 

EL RASGO MáS PRONUNCIADO EN Tí: TU SENSIBILIDAD. La grandeza de la Personalidad humana también se mide por la Sensibilidad que es capaz de vivir y de manifestar. 

No son grandes los Hombre y las Mujeres solamente por su profunda Inteligencia, por su Capacidad de Comunicación, por su Voluntad Fuerte, por su relevancia social eminente. Lo son también por su Sensibilidad, es decir, por su capacidad de sentir, de percibir la realidad que les rodea, de reaccionar espontáneamente ante los demás seres, de prodigarse y entregarse.  

Esos Hombre y Mujeres eminentemente Sensibles no van por el mundo como Cabezas Pensantes, frígidas, matemáticas, calculadoras. Ni como Aparatos Electrónicos que responden siempre a los estímulos, de la misma manera. Al contrario, caminan por el mundo con el corazón en la mano. Y llevando en su corazón que late, todas las riquezas de una Personalidad Solidaria, Participativa, Generosa. 

No los hay así. Prácticamente nadie en el mundo ha sido de esta forma. Y los que lo han sido, como algunos Santos Cristianos, lo han sido porque lo han aprendido de Tí y han querido imitarTe.

 

TU PERSONALIDAD ABIERTA, COMPRENSIVA. Tú Te has presentado y has actuado como un Hombre finamente sensible a todo lo que es humano, bueno, mediocre o malo. Siempre con un enorme equilibrio. Sin intentar arrollar a lo malo. Sin dejarse seducir por lo bueno. Sin descalificar a lo mediocre, que tanto abunda en nuestra humanidad. 

Basta leer las páginas de los Evangelios. Y ordenar un poco lo que de Tí se dice, lo que ha sido tu Vida y tu Muerte, tu Personalidad de Hombre para el Sacrificio, para la Resurrección y para la Salvación del Universo, lo que has proclamado como doctrina tuya, tu mensaje, tu Buena Nueva.

 

TU DIOS ES UN DIOS PADRE, HUMANO, BONDADOSO. Lo más maravilloso que he visto en Tí es que Tú has dado la vuelta a la imagen que de Dios tenían los Israelitas de tu Pueblo y los Libros del Primer Testamento, que Tú habías leído tantas veces.  

Yo mismo ahora, cuando recapacito y pienso, experimento un sentimiento de miedo reverencial ante aquella Imagen de un "Dios de los Ejércitos", que castiga duramente los pecados de los hombres y de los grupos hasta la enésima generación. El Dios del Antiguo Testamento es un Dios nacional, Israelita, que lucha por su pueblo, destruye a los enemigos de su Pueblo y quiere ser adorado en Jerusalén. 

Es verdad, sin embargo, que en mis lecturas y meditaciones sobre el Antiguo Testamento, he encontrado también expresiones sumamente simpáticas y agradables sobre la figura del un Dios Sensible y Perdonador. Bastantes de estas expresiones están en los Salmos, pero en las páginas profundas del Libro de la Sabiduría (Capítulos 11 y 12) he hallado que tu Actitud ante Egipto es considerada como clemente y misericordiosa.  

Dice el Sabio: "Tú todo lo dispusiste con número, peso y medida. Pues el actuar con inmenso poder siempre está en tu mano. ¿Quién podrá resistir a la fuerza de tu brazo?. Como el peso que basta a inclinar una balanza, es el mundo entero en tu presencia, como la gota de rocío que a la mañana baja sobre la tierra. Te compadeces de todos porque todo lo puedes y disimulas los pecados de los hombres para que se arrepientan. Amas a todos los seres y nada de lo que hiciste aborreces, pues, si algo odiases, no lo hubieras creado...Tú con todas las cosas eres indulgente, porque son tuyas, Señor que amas la vida, pues tu espíritu incorruptible está en todas ellas...Obrando así me enseñaste a tu pueblo que el justo debe ser humano, y diste a tus hijos la dulce esperanza de que, en el pecado, das lugar al arrepentimiento". 

La Imagen del Padre que Tú nos dibujas está dentro de esa tradición de la Sabiduría antigua, tan alentadora para los humanos que nos sentimos pecadores. 

Tú, en tus actitudes reverentes, en tus mensajes teológicos, en tus oraciones, Te postras ante un Dios que es tu Padre, y nos pides que Le amemos, que le adoremos y que le recemos, como a un Padre que nos quiere infinitamente, y nos conduce a todos por la fraternidad universal hacia la eterna Salvación.  

La Religión que Tú nos propones es una Religión hermosa, dulce, tranquilizadora, confiada, esperanzada, llena de seguridades y de bondades alegres y generosas. 

No quieres una Religión de Formalidades, ni de Formalismos locales ni temporales. Porque nos dices que ha llegado el tiempo en que Dios, no será adorado aquí ni allá, sino "En Espíritu y en Verdad", hasta en la propia habitación silenciosa, cerrada y aislada de todo ruido.  

Y nos has dicho que el Hijo del Hombre es Señor hasta del Sábado, que era y sigue siendo el Día consagrado al culto de Dios, y que es más importante cumplir la Ley del Amor que someterse a las normas del Sábado. 

Este Dios, Padre Nuestro, que podemos adorar con la Oración Dominical que Tú nos enseñaste, es un Dios que sonríe siempre, y que nos habla en el fondo de nuestra conciencia, para decirnos: "Os quiero. Te quiero, Hijo mío". Y repetirnos, como el Padre Bondadoso del Hijo que se fue a la Perversión: "Cuando te vayas lejos a pecar, Te esperaré para perdonarte y celebrar un banquete de Fiesta".  

Este Dios es como el Buen Pastor que se alegra por haber recuperado la Oveja Perdida, o como la Mujer ama de casa, que busca la moneda extraviada y celebra su recuperación con las amigas y vecinas, aunque estas Parábolas se pueden y se deben aplicar también a Tí, como lo dije antes, porque también Tú eres Dios Supremo. 

Tú, en tus Relaciones Misteriosas, vagamente manifestadas por tus actitudes de plegaria y tus palabras espirituales, con tu Padre y nuestro Padre, nos has revelado la Existencia del Espíritu Santo, el Espíritu de la Verdad, el Consolador, el Abogado, aquel que iba a poner en marcha la novedad de una Iglesia unida, fuerte, conquistadora del mundo, en el día de Pentecostés. Lo prometiste a tus Apóstoles, antes de morir. Y se lo enviaste, después de partir, resucitado, glorioso, hacia la Patria del Padre. 

Este Dios, tan asequible para todos los cristianos, es el Dios de los Misterios, especialmente el desconcertante Misterio de la Trinidad: Tres Personas y Un solo Dios. 

Gracias por estas Revelaciones que han revolucionado todo lo que significa la palabra "Religión". La Religión antes de Tí es muy diferente de la Religión después de tu Existencia Terrena.

 

TU SIMPATÍA POR TODO LO HUMANO. Analizando un poco más tu Personalidad,  aparece la figura de una gran cercanía, de una enorme simpatía para todo lo que significa ser Hombre o Mujer aquí, en este Planeta. 

Has vivido una vida social muy intensa, siempre rodeado de gentes, multitudes, de todos los Partidos Religiosos, de todas las clases sociales, de todos los niveles morales, israelitas y extranjeros. 

Te han invitado los señores de la Sociedad Israelita, fariseos y saduceos. Y Tú has tomado parte en sus comidas, banquetes, aun cuando sabías que lo que deseaban los anfitriones era espiarTe, conocerTe de cerca, para poderTe acusar, tentar, enredar, ponerTe zancadillas y dificultades. 

Has tenido grandes amistades, como la de Juan el Evangelista, la de Mateo el Publicano exactor de los impuestos, Pedro Simón Bar Jona, los demás Apóstoles, la Familia de Lázaro, María y Marta, Nicodemo. 

Has sido capaz de descubrir hermosos gestos de caridad y religiosidad en sencillas personas del pueblo, como las Viudas que has citado varias veces en tu Vida Real y en tus Parábolas. 

Te has conmovido profundamente ante las originales y simpáticas manifestaciones de las más variadas mujeres de la Buena Vida y de otras, a las que has demostrado comprensión, bondad, perdón de sus graves faltas privadas y públicas. 

Te has fijado varias veces en la alegre espontaneidad de los niños y de las niñas que jugaban en las calles y plazas de las ciudades y aldeas, llenando de gritos y de emoción tus paseos apostólicos. Tú has admirado sus reacciones infantiles, y las has reconocido como espontáneas y buenas. Y las has presentado como ejemplo a imitar por los mayores.

 

HAS HABLADO DE TESOROS Y DEL CORAZÓN. Tú dijiste una frase que es de aquellas que puede pasar a los Diccionarios de Frases Famosas, bien logradas, expresivas, breves y contundentes. Dijiste: "Donde esté tu Tesoro, allí estará también tu corazón". (Mateo, Capítulo 6).  

Con esta frase estableces una relación entre la mente y el sentimiento, entre una realidad muy apreciada interiormente y el afecto que por esta realidad se siente. Y es así para todos los seres humanos normales: Lo que pensamos como de gran valor, lo queremos con nuestros sentimientos. Lo que la cabeza aprecia como Tesoro, el corazón lo ama, para buscarlo y poseerlo. 

Esta frase adquiere un enorme y nuevo sentido si se aplica a tu Personalidad. Lo que Tú piensas que vale verdaderamente, lo quieres con todo tu gran corazón de Hijo de Dios e Hijo del Hombre. Por esto, amas tanto a Dios, tu Padre y nuestro Padre. Por esto amas tanto a la Humanidad, aunque sea una humanidad caída, pecadora y siempre titubeante.  

Por esto, nos pides a nosotros que sepamos tener una Escala de Valores Seria, fundada en la realidad y en tu Mensaje, para que poseamos además una Escala de Amores, que responda a lo que debe ser y a lo que ha sido en Tí, Modelo de todos nosotros. 

Tu Madre, María, sabe también exactamente lo que significa tener un Tesoro y sus repercusiones sobre el Corazón Maternal. Seguramente fue Ella la que sugirió a Lucas (Capítulo 2) esta Frase: "María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su Corazón". Y después de tu Aventura en el Templo, dice también Lucas (Capítulo 2): "Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su Madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su Corazón".  

Ella contemplaba todo lo que iba sucediendo en tu nacimiento, en tu niñez, en tu juventud. Lo meditaba. Y lo guardaba, silenciosamente, en su Corazón de Madre. Porque allí, en aquel Niño, en aquel Adolescente y Joven,  estaba su Tesoro. Y aprendía de Tí. Y Te imitaba. 

Yo quisiera también imitarTe. Hay mucho desorden en nuestros amores. Porque hay mucho desconcierto en nuestras ideas. Y esta triste realidad se da en todas partes.  

Los Seres Humanos piensan que el Bienestar, las riquezas que lo procuran, la Salud Física y Psíquica, la Familia limitada, el placer sexual, la Paz Social y Política, la Represión de la Delincuencia son los grandes tesoros de este mundo.  

Por esto aman tanto, el trabajo bien remunerado, las agitaciones sociales cuando no se da, los diferentes seguros, los seres dispuestos a las aventuras de sexo, la familia sana, los métodos anticonceptivos, la casa propia confortable, los Ejércitos y los diferentes Cuerpos de Policía siempre presentes  en las calles. Estas son sus preocupaciones, porque aquellos son sus Tesoros. 

No creo que estas actitudes y estas escalas respondan a tu Mensaje, a tu Voluntad, a tu modo de vivir el Cristianismo.

 

HAS SABIDO VER EL CORAZóN EN LA HUMANIDAD. En una de tus Bienaventuranzas Te has fijado en el Corazón Humano, y has dicho: "Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios". En esta frase Tú hablas de la limpieza del corazón, para referirTe evidentemente al Interior de la Persona, a su Conciencia más íntima, a todo lo que es este mundo difícil de definir que está dentro de nosotros, cuando estamos conscientes, despiertos: es nuestro pensamiento, nuestra voluntad, nuestra tranquilidad, nuestra responsabilidad, nuestra aceptación y búsqueda del bien o del mal.  

Todo esto debe estar limpio. Y estará limpio, cuando esté ordenado, según tu Ley, dominado por una decisión firme, transparente como un cristal o como el aire de una mañana soleada y sin nubes ni humedad, sin sombras, ni esquinas oscuras, ni insurgentes recuerdos que a veces nos turban. Cuando todo es así, el interior, el corazón está limpio. Y entonces es posible "Encontrar", "Ver", "Contemplar" dulce, sencillamente a Dios, al Dios, Padre de Jesús. 

Lo que enturbia el interior es, sobre todo, el desorden pecaminoso, o el mismo pecado. Por esto, Tú has hablado del "Corazón que peca", porque del corazón sale todo lo malo, y del corazón brotan los adulterios. Lo dijiste así: "Yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón". 

Para Tí el interior de un hombre queda expresado en su corazón. Por ello, pudiste decir que el Corazón piensa. Y muchas veces piensa mal. Por ejemplo, perdonaste los pecados a un paralítico, y algunos juristas que lo vieron, se escandalizaron y pensaron que estabas blasfemando. Entonces Tú les descubriste sus íntimos pensamientos y les mostraste su equivocación. Les dijiste: "¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?". Hiciste el milagro de la curación del paralítico, para demostrar que podías perdonar los pecados de los hombres. Y con este hecho, además, demostraste una vez más que del interior de la Personalidad Humana, brotan los pensamientos, también los malos pensamientos, los erróneos.  

Se lo dijiste a la "Raza de Víboras", los Fariseos Hipócritas: "¿Cómo podéis vosotros hablar cosas buenas siendo malos?. Porque de lo que rebosa el corazón habla la boca. El Hombre bueno, del buen tesoro saca cosas buenas, y el hombre malo, del tesoro malo saca cosas malas". Y en otro lugar dices, hablando de lo puro y de lo impuro: "Lo que sale de la boca, viene de dentro del corazón, y eso es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. Eso es lo que hace impuro al hombre. Que el comer sin lavarse las manos no hace impuro al hombre". 

En el corazón del hombre siembra el Sembrador la Buena Semilla, y, si no germina adecuadamente, se debe a la acción del Maligno, "que viene y arrebata lo sembrado en su corazón", es decir, en su interior, en su conciencia personal. 

Hay que perdonar a los demás de todo corazón. Así lo quiere Dios. Así lo quieres Tú. Si queremos que Dios nos perdone. Y hay que amar a Dios, como quiere el primero y más importante de todos los Preceptos: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente".  

En las páginas que recogen lo que Tú dijiste hay mucho Corazón. Te fijas sobre todo en el interior de los seres humanos, más que las manifestaciones externas. Y cuando Te fijas en lo exterior, es para afirmar que lo de fuera procede de lo de dentro, del corazón humano. 

Tú quieres que tus seguidores sean Hombres y Mujeres de gran Corazón. Como lo fuiste Tú.

 

Tú ERES UN HOMBRE DE GRAN CORAZóN. Mateo, en su Capítulo 11, tiene una hermosa frase con que Tú mismo quisiste definir tu Personalidad. Y es una frase que se fija en tu Sensibilidad, la recalca, la subraya, para invitar a todos a que Te sigan.  

La dijiste así. Es una exclusiva de Mateo: "Venid a Mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados. Y Yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo. Y aprended de Mí, que soy Manso y Humilde de Corazón. Y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera". 

Quisiera recoger aquí las palabras de un comentarista de profesión: "Con que sólo nos hubiera conservado las palabras de Jesús que leemos en los tres últimos versículos de este capítulo, merecería este Evangelista el reconocimiento de toda la humanidad. Jesús llama a Sí a todos los desgraciados y oprimidos por toda clase de penalidades, trabajos y miserias, promete aliviarles y consolarles... Jesús invita a los hombres fatigados y hastiados por los trabajos morales y físicos de esta vida y cargados con aquel pesado yugo de la Ley antigua, como estaban los judíos, o con el peso moral de aquella espantosa corrupción en que vivían anegados los paganos, a que con fe y amor reciban sus enseñanzas, en las que encontrarán la paz del alma y con ella el alivio para todas sus penalidades". 

Nos invitas a tomar "el Yugo" porque es "el Tuyo", "Mi Yugo", y con esto quieres decirnos, utilizando un lenguaje propio de los rabinos de tu época, que "Te escuchemos y aceptemos" tu Verdad, la Verdad que nos propones como Maestro de la Humanidad naciente. Nace la Nueva Ley. Nace el Nuevo Testamento. La Nueva Alianza. El Nuevo Mundo de los Hijos de Dios, de tus Hermanos. Y nos propones que nos hagamos todos discípulos tuyos, afiliados a tu Iglesia, a esa Escuela de Cristianismo que Tú has fundado. Nos invitas con suavidad, con afecto, con ese respeto que Tú siempre has demostrado hacia las conciencias humanas, a que seamos tus discípulos con todo lo que ésto significa.  

Y para convencernos, para impulsarnos, para atraernos, nos propones dos razones convincentes: 1ª. Por tu modo de ser. Tú no eres como aquellos Maestros que Te precedieron y que Tú mismo viste, escuchaste y censuraste: duros, sin entrañas, leguleyos, hipócritas, que cargan sobre los demás pesos que ellos no pueden soportar, y cierran las puertas para que no puedan entrar los que les escuchan. Tú dices de Tí mismo: "Yo soy manso y humilde de corazón". Y con ellos Te defines. Y defines a tu Personalidad subrayando manifiestamente los aspectos de tu Sensibilidad Humana, tu Mansedumbre, tu Humildad, tu Amor a la Humanidad que sufre y está agotada. 2ª. Por el modo de ser de tus enseñanzas totalmente contrarias, antitéticas, a las enseñanzas de los Maestrillos del Paganismo o del Israel culto, escriba y fariseo, integrista y fanático. Tu Mensaje es "Suave y Ligero". Y si es considerado como una carga, entonces "Mi Yugo es suave y mi Carga ligera".   

Y así "hallaréis descanso para vuestras almas".  ¡Cómo conoces, Jesús de Nazaret, a nuestra humanidad tan orgullosa y tan deleznable!. Nuestra Humana existencia colectiva es como un edificio de adobes, al que el viento y la lluvia van deshaciendo, como aquellos que he visto por el Altiplano de los Andes, en Sud-América. 

Ya no es la antigua Ley del Temor. Ahora es la Ley del Amor. Esta es la Ley que nos ofrece, tranquilo, agradable, sonriente, el Hombre de gran Corazón, que eres Tú. Sólamente Tú, por tu Sensibilidad Personal, podías ofrecer y entregar a la Humanidad ese gran Regalo de tu Mensaje.

 

LOS ESPLENDORES DE TU CORAZóN. Leyendo los Libros que se han escrito describiendo tu Vida y tus Palabras, los Evangelios, encuentro varias expresiones, generalmente muy vivas, muy sentidas, que yo llamo "Esplendores de tu Corazón", porque en ellas se manifiestan tus Sentimientos, tus Temores, tus Alegrías, tu Súplicas al Padre, con una gran espontaneidad, fuerza y Luz. 

1. Uno de estos Momentos de Estallido Sentimental es el que recoge Lucas en su Capítulo 12: "He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!. Con un Bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla!". Este fogonazo de tu Interior es una exclusiva de Lucas. 

En cambio, lo que sigue también lo tiene Mateo (Capítulo 10): "¿Pensáis que estoy aquí para dar paz a la tierra?. No, os lo aseguro, sino división. Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos". Mateo, en su versión, da unas frases más brillantes: "No creías que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a traer paz, sino espada". 

Estas frases son la expresión de un corazón inquieto, de un corazón humano, del corazón de un hombre que sabe a dónde va, y cuál será después el curso de la historia. 

No creo que se deba limitar el sentido de estos fogonazos íntimos. En ellos se hacen patentes los sentimientos de un Corazón. Y especialmente sus deseos, sus temores y sus turbulencias. Tú deseabas que estuviera ya encendido este fuego del hablas, y que el mundo ardiera con él. Y esta metáfora se puede interpretar de varias formas. O expresa el entusiasmo de tu Corazón que ama la Salvación de los Hombres y su consumación a través de la Cruz y del Bautismo de sangre que debes recibir... O puede significar tu ardiente entrega a la Causa del Reino de Dios que vas construyendo desde los fundamentos. O señale tal vez la llegada del Fuego del Espíritu para el nacimiento oficial de tu Iglesia conquistadora del mundo. O quizás tu disposición total a soportar el fuego de la prueba y de la lucha contra el Mal. 

Esta guerra está ya comenzada, pero tendrá sus episodios más decisivos y sangrientos en los días de tu Pasión, que están tan hermosamente expresados bajo la metáfora del Bautismo que debes recibir, un Bautismo de Sangre, Lágrimas y Muerte. Todo esto está por llegar. Y Tú quieres y deseas que llegue pronto. Estás dispuesto a afrontarlo todo. Porque ésta es la Voluntad del Padre, Señor de Cielos y Tierra. 

Finalmente, Te tortura el constatar a través del conocimiento que tienes de tu ambiente y de lo que en el mundo va a suceder, que tu Presencia aquí y tu Mensaje, tu Obra y tu Lucha contra todo lo que Dios rechaza, será causa de "guerras", de "divisiones", de la fabricación y uso de las "espadas", y de todo lo que la Espada simboliza. Tú ves los hogares convertidos en centros de discusión y de enfrentamientos. Tú ves la Ciudades y las Naciones del Universo y la Historia convertidos en Lugares de Polémicas encendidas, y muchas veces, en hospitales ensangrentados o en grandes y tristes cementerios, por las Guerras de Religión. 

Nosotros hemos de elegir. Y hemos elegido ya. Porque en esta lucha Universal, hemos decidido estar contigo, aunque sea superando los más profundos y "sagrados" sentimientos humanos entre familiares y hermanos, aunque sea aceptando ser diferentes de aquellos que son nuestros cercanos parientes o vecinos. 

2. Otro de los Momentos de Explosión Sentimental es presentado por Mateo (Capítulo 11) y por Lucas (Capítulo 10). Dice así Mateo: "En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: 'Yo Te bendigo, Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes. Y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito'". Lucas (Capítulo 10), incluye en su narración una breve introducción muy significativa: "En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo:" 

Y es que Lucas, médico, observador implacable, investigador de tu Verdad entre los Testigos Oculares, atiende a los pormenores, que parecen poco importantes, pero lo son, y mucho. Y así subraya que, en este caso, aquellas palabras tan sencillas, expresaban lo que brotaba de tu Corazón, bajo la fuerza de la realidad y del impulso del Espíritu de Dios. Tu Rostro, tus Ojos, tus Latidos, tu Sangre expresaban "Gozo", "Plenitud de Gozo". Como dice, "Te llenaste de gozo en el Espíritu Santo", y estuviste tan exultante y rebosante de gozo, que este sentimiento de felicidad estalló, y se expresó en unas pocas frases, muy expresivas. 

Tú has dicho estas expresiones de gozo, en un contexto concreto, cuando los discípulos, enviados en parejas ante Tí, iban regresando después de haber cumplido la Misión que Tú les habías encomendado. Ellos se sentían felices y Te contaban y comentaban sus experiencias. Así se produjo tu Gozo y estalló tu Corazón con él. Tú Te sientes muy cerca de los "pequeños", y en cambio, muy lejos de los que el mundo califica de "sabios y prudentes", los maestros de la Ley, los instruídos, los hombres de cultura, aquellos que se creen saberlo todo y siempre están dispuestos a dar una lección a los demás. 

Los "Pequeños" para Tí son los "niños", las "gentes sencillas",  como tus discípulos, tus Apóstoles, aquellos que Te seguían, Te admiraban y Te escuchaban con gusto. El Orgullo de los Sabios, de los Prudentes es siempre un obstáculo, una barrera, una nube, que dificulta la visión clara de las cosas y muy especialmente de la Revelación de la Verdad. 

Este simpático rasgo de tu Personalidad, tu Atención especial para los que Tú llamas "Pequeños", Te presenta muy grande ante la humanidad. Se necesita mucho Corazón para mostrarse así. 

3. Y enseguida continuó la manifestación de tu Gozo a través de estas palabras: "¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis!. Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oir lo que vosotros oís, pero no lo oyeron". En este momento Tú estabas recordando a los Profetas del Antiguo Testamento que Te vieron en la lejanía, como Isaías y otro Profetas Mesiánicos. También recordabas a Reyes como David, Salomón y Ezequías. Mateo (Capítulo 13) pone la palabra "Justos" que es más amplia y abarca a los más famosos personajes de la Antigua Historia de Israel, desde Abraham hasta los más cercanos a tu Nacimiento. Te esperaban, Te imaginaban como Mesías, Ungido, Libertador, Salvador. Los Discípulos y los que Te escuchaban y recibían tus milagros y enseñanzas, eras Dichosos. Y Tú les calificas así. Y tu Corazón salta de alegría, y late más fuerte porque es así. 

4. Finalmente yo quisiera recordar, como una larga secuencia de "Flashes" y "Reflejos" brillantes de tus Sentimientos y de tu Interior, todo lo que hiciste y dijiste en aquellas largas y densas horas que precedieron a tu Pasión y Muerte. 

No los puedo recoger todos. Porque sería interminable, aunque muy agradable para mí. Me parece sobre todo una gran llamarada del Corazón que ama a la Humanidad, la Oración llamada Sacerdotal, el Lavatorio de los pies de tus Apóstoles y la Institución de la Eucaristía. Todo aquello, tan sagrado, tan íntimo, tan elocuente, es la llamarada de un gran fuego que iluminó y calentó a tus Apóstoles, Testigos de aquellos Hechos, y sigue iluminando, calentando y dando vida y energías, a las generaciones de los que, a través de los siglos, van creyendo en Tí. 

5. Termino esta Visión de tu Personalidad Profunda. Eres un Hombre de Gran Corazón, Jesús de Nazaret. Y no es extraño que tu seguidores, pequeños, gentes sencillas, pero honradas y consecuentes, se sientan felices Contigo. Lo observaba Pedro en su Primera Carta, Capítulo 1: "Por lo cual rebosáis de alegría, aunque sea preciso que todavía por algún tiempo seáis afligidos con diversas pruebas, a fin de que la calidad probada de vuestra Fe, más preciosa que el oro perecedero que es probado por el fuego, se convierta en motivo de alabanza, de gloria y de honor, en la Revelación de Jesucristo. A quien amáis sin haberle visto. En quien creéis, aunque de momento no le veáis, rebosando de alegría inefable y gloriosa. Y alcanzáis la meta de vuestra Fe, la Salvación de las Almas".