El punto final del universo

Autor: Ramón Aguiló SJ

   

Tus previsiones sobre el futuro de nuestro bello Universo están envueltas en unas nubes que de una parte parecen negras, amenazadoras, tormentosas, ciclónicas, destructoras, pero, por la otra parte, son unas nubes repletas de Sol, de Luz, de Alegría, de Eternidad, de Gloria. Esta combinación se da también a veces en la realidad. Es una inspiradora mezcla de Luces y de Tinieblas, como si las nubes oscuras sirvieran para dar más encanto a los rayos luminosos que las circundan y penetran.

 

LAS FUENTES DE TU DISCURSO SOBRE EL FINAL. Tus Profecías describen las Fuerzas Espirituales que serán al mismo tiempo, destructoras de un Mundo que parecerá a todos caduco, viejo, agotado, y constructoras de un Nuevo Cielo y una Nueva Tierra, en los que todo será diferente a lo que ahora experimentamos. Porque serán el Reino de Dios, de la Vida, de la Felicidad: Unas Energías nuevas, fundadas, no en las energías integradas en la materia, sino en la Voluntad de un Dios Padre, comunicador de Inmutabilidad.  

Yo quisiera hoy recordar lo que Tú nos dijiste sobre todo esto. Quisiera escucharTe, como Te escuchaban curiosos, a veces alarmados y hasta aterrorizados, tus Discípulos y tus Oyentes Israelitas.  

Estoy seguro de que hablaste de este asunto en repetidas ocasiones, porque se trataba ede un tema tan importante, tan acuciante para los pensadores religiosos que necesariamente Te lo debieron plantear varias personas, maestros o diferentes discípulos, cuando apareciera una oportunidad especial, como la muerte de alguien o algun suceso de esos que llaman la atención y crean inquietudes.  

Los Evangelistas probablemente recogen en unas pocas páginas lo que salió a relucir en estos diferentes casos. Es por ello que a veces se pasa de un tema a otro con tanta facilidad, y sin determinar claramente los límites.  

Me parece que el que más largamente lo trata es Mateo en su Capítulo 24. Marcos, en su Capítulo 13, es bastante completo. Y Lucas también recoge tus enseñanzas escatológicas, en el Capítulo 21. En cambio Juan lo trata a su modo y ya hemos visto cómo, en otra Carta mía. En los "Hechos de los Apóstoles" y en sus Cartas hay constantes referencias a tu Segunda Venida. Pero sobre todo, el Libro Visionario del Apocalipsis en prácticamente todos sus 22 Capítulos intenta describir el Final de este Universo y el Comienzo de uno Nuevo que será el definido como Reino de Dios y del Cordero.

 

LA OCASIóN IMPRESIONANTE DEL DISCURSO. Tú hablaste especialmente de los Finales, cuando se estaba acercando tu propio Final en este mundo como Israelita Palestino, nacido en Belén de Judá, conocido como el Nazareno, Trabajador, de una Familia respetada y sencilla, Maestro que hablaba con autoridad, Mensajero de un Nuevo Camino. Probablemente el día en que se Te planteó el tema pudo ser el correspondiente al Martes de lo que llamamos ahora tu "Semana Santa", es decir la Semana que comienza con tu Entrada Triunfal en la Ciudad de Jerusalén y termina con tu Resurrección gloriosa.  

Aquellos eran días de gran actividad para Tí. Te acechaba constantemente el peligro de persecución y muerte. Los dirigentes del Pueblo estaban estrechando su cerco alrededor de tu Persona. Tú Te mostrabas en la Ciudad, y muy especialmente en el interior de su Templo.  

Era hermoso ese Templo, reconstruído, a la vuelta de los Israelitas a su Patria, después de la gran deportación a Babilonia.  

Ciro, el Rey Fundador del Imperio de Persia, había sentido simpatía por los Israelitas y por su Religión Monoteista, y les concedió la posibilidad de regresar a su territorio. Entonces tomó el mando del tu Pueblo Zorobabel, hijo de Salatiel, quien, al tomar posesión de su Tierra, quiso comenzar la reconstrucción del Templo, el hermoso Templo que Tú contemplabas y visitabas con tanta frecuencia. Todo esto está narrado muy hermosamente en los primeros Capítulos del Libro de Esdras.  

Pero el Templo de Jerusalén fue profanado, posteriormente, por la acción de Antíoco IV Epifanes, quien lo dedicó a la idolatría, estableciendo en él un especial culto a Baal. Fue siempre así. Las alternancias misteriosas de la historia.  

Pero en tu tiempo el Templo no se hallaba profanado oficialmente. Al contrario, se realizaban importantes obras de embellecimiento en él, gracias a la voluntad de Herodes el Grande que quería así atraerse las simpatías del difícil Pueblo de Israel. Estas obras de gran envergadura, se han extendido a lo largo de varias decenas de años, durante tu propia vida, hasta unos pocos años (tal vez seis) antes de su nueva destrucción por los Romanos, alrededor del año 70.   

Grandes bloques de piedra blanca, labrada, se iban colocando. Se levantaban también altas columnas monolíticas con capiteles corintios en diferentes pórticos interiores. Todo reflejaba la grandeza de una Religión, de un Pueblo, de una Cultura.  

Aquel Martes, como todos los días, al atardecer, Tú con tus Apóstoles, salías de la Ciudad probablemente por la Puerta Oriental, que daba hacia el Torrente de Cedrón, por donde debíais pasar en vuestro camino hacia el Monte de los Olivos y la aldea de Betania, donde solías pasar las noches.  

Entonces, bajo la cálida y sugestiva luz anaranjada del sol poniente, todo el conjunto se coronó con una aureola de encanto y de religiosidad. Algunos miraban hacia atrás, hacia la Ciudad que estaban dejando, hacia el Templo que estaba en primer término del cuadro. Estaban impresionados. Había además aquellos días mucho sentimiento en tus discursos. Y se notaba flotando la angustia de lo que se avecinaba.  

Algunos Apóstoles llamaron tu atención sobre aquel espectáculo maravilloso. "Maestro, mira qué piedras y qué construcciones",  Te dijo alguien, según Marcos.  Y otros llamaron tu atención sobre los numerosos exvotos y regalos que personas religiosas habían ido depositando en el Templo, como dice Lucas, en el capítulo 21. Y algunos concretamente Te preguntaron más pormenores de lo que iba a suceder, como dice Marcos (en su Capítulo 13). Eran Pedro, Santiago, Juan y Andrés.  

Tú habías expresado unas horas antes aquel desahogo afectuoso sobre tu querida Ciudad, Capital de los Israelitas tus hermanos de raza, y exclamaste: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los Profetas y apedreas a los que te son enviados!. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!. Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa. Pues os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor". (Mateo, capítulo 23)  

Impresionado ante la belleza del Templo que iba creciendo cada vez más hermoso, Tú en primer lugar has profetizado su próxima destrucción y el baño de sangre en el que se iban a ahogar tantos de sus habitantes.

 

DESTRUCCIóN DEL TEMPLO Y DE JERUSALéN. Esta es la primera afirmación que brota de tus labios de Israelita. Dices así, según Mateo: "¿Veis todo eso?. Yo os aseguro: no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derruída". Comenzabas así las páginas evangélicas más difíciles para los estudiosos de todos los tiempos. Se han hecho largas cábalas sobre lo que Tú dijiste en aquella y en otras ocasiones acerca de las dos destrucciones: De Jerusalén con su Templo y del Universo con toda su belleza.  

Vendrán años de confusión. Tú has previsto nuevas dificultades para tus seguidores. "Mirad que no os engañe nadie. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: 'Yo soy el Cristo'. Y engañarán a muchos. Oiréis también hablar de guerras y de rumores de guerras. ¡Cuidado, no os alarméis!. Porque es necesario que suceda, pero todavía no es el fin. Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá en diversos lugares hambre y terremotos. Pero todo esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento".  

"Entonces os entregarán a la tortura y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre. Muchos se escandalizarán entonces y se traicionarán y odiarán mutuamente. Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos. Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se enfriará. Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará".  

Ante estas tristes y angustiosas previsiones es lógico que nos preguntemos todos: ¿A qué Final Te refieres?. ¿Al de la Ciudad y su Templo o al del Universo?. ¿Estas confusiones, estas agitaciones, están próximas o lejanas?.  

Para mí lo más probable es que Te referías a las dos situaciones Finales. A la más cercana, que sería precedida por años de dificultades para tus seguidores. Y también a la Final decisiva que también irá precedida de especiales problemas cósmicos, como es científicamente demostrable, y por otras dificultades de tipo humano y social.  

Antes del Final se proclamará el Evangelio. Tú mismo añadiste una frase muy significativa, según Mateo: "Se proclamará esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero, para dar testimonio ante todos los gentiles. Y entonces vendrá el Fin".  

Antes de la destrucción de Jerusalén en el año 70, el Evangelio que es tu Buena Nueva, había sido predicado y conocido en los centros más importantes y más influyentes del Imperio Romano. Pero quedaban grandes naciones y numerosas razas y pueblo muy diversos, todavía desconocidos, y prácticamente aislados de las influencias romanas.  

¿Se puede afirmar que en el año 70, el Evangelio había sido proclamado "en el Mundo Entero, como Tú dijiste?. La respuesta afirmativa me parece muy optimista y alejada de la realidad de tus conocimientos geográficos. Sin embargo, también he de aceptar que tu previsión tiene sentido, un sentido suficientemente aceptable, en las dos hipótesis: destrucción de Jerusalén o Fin del Universo. Nos quedamos con la duda. Y es que el lenguaje profético ilumina un campo, pero deja otras zonas en la oscuridad completa o en la semi-oscuridad. Hemos de aceptarlo así.  

Lo que Tú quieres inculcar a tus discípulos de entonces y a los de ahora, es que no hemos de dejarnos impresionar demasiado por los acontecimientos, cualesquiera que ellos sean, religiosos, propagandísticos, humanos, cósmicos. Lo que importa es que seamos fieles a nuestra Fe y a tu Persona.  

El Templo y la Ciudad serán profanados y destruídos. Tú recurres a la profecía de Daniel. ¿Qué había previsto este hombre de Dios?. Se halla en su Libro, Capítulo 9. Dice así: "Después de las sesenta y dos semanas, será suprimido un mesías, o un ungido [...]. Y destruirá la ciudad y el santuario el pueblo de un Príncipe que vendrá. Su fin será en un cataclismo y, hasta el final, la guerra y los desastres decretados. El concertará con muchos una firme alianza, durante una semana. Y durante la mitad de la semana, hará cesar el sacrificio y la oblación. Y en el ala del Templo estará la abominación de la desolación, hasta que la ruina decretada se derrame sobre el desolador".  

Daniel prevía aquí la profanación del Templo por la presencia en él de la Idolatría, y su destrucción, junto con la destrucción de la ciudad que lo alberga.  

Esto es lo que Tú afirmas en las siguientes frases: "Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, anunciada por el Profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que lo entienda), entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes. Y el que esté en el terrado, no baje a recoger las cosas de su casa. Y el que esté en el campo, no regrese en busca de su manto. ¡Ay de las que estén encinta y criando en aquellos días!. Orad para que vuestra huída no suceda en invierno ni en día de Sábado. Porque habrá entonces una tribulación tan grande como no la hubo desde el principio del mundo hasta el presente ni la volverá a haber. Y si aquellos días no se hubiesen abreviado, no se salvaría nadie. Pero en atención a los elegidos, se abreviarán aquellos días".  

"Entonces, si alguno os dice: 'Mirad, el Cristo está aquí o allí', no lo creáis. Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes señales y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos. ¡Mirad que os lo he predicho!. Así que si se os dice: 'Mirad, está en el desierto', no salgáis. 'Mirad, está en el interior de las casas', no lo creáis. Porque como el relámpago sale por Oriente y brilla hasta el Occidente, así será la venida del Hijo del Hombre. Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres".  

Varias importantes Profanaciones del Templo, de la Ciudad y de toda la Tierra de Israel tuvieron lugar, años después de tu Muerte: En el año 69, los Celotes, fanáticos y exaltados, cometieron toda clase de crímenes y destrucciones. Los Ejércitos Romanos, después, trituraron a Jerusalén y a toda la Nación Judía. De hecho, los Cristianos abandonaron la Ciudad, cuando vieron todas estas cosas, y recordaron tus profecías. Flavio Josefo, el historiador, ha narrado lo que sucedió en su Libro de la Guerra Judía. Fue terrible. Y las consecuencias históricas de aquellos hechos sangrientos y apocalípticos han durado hasta el siglo XX. Ahora empieza a verse una salida luminosa.  

El Pueblo de Israel se sentía identificado con su ciudad y con su Templo. Se sentía expresado en ellos. Los amaba, como todos los pueblos que aman su propia personalidad. Tal vez mucho más que todos los demás pueblos. Porque en la Ciudad y en su Ciudadela de Sión, con su Templo, el Pueblo de Israel veía expresada su propia Religión, la Religión de su Alianza con Yahvé en Abraham, en Moisés y en todos los padres y antepasados. Cayendo la Ciudad y el Templo, destrozados, también caía la Alianza con Dios, en ellos simbolizada, expresada.

Yo recuerdo que, unos días antes de tu Pasión, cuando Tú lo preveías todo, lloraste, porque tu gran Corazón es muy sensible. Y lo era, cuando vivías entre nosotros en Palestina.  

Lo narra brevemente Lucas en su Capítulo 19: "Al acercarse y ver la ciudad, [Jesús] lloró por ella, diciendo: '¡Si también tú conocieras en este día el mensaje de paz!. Pero ahora está oculto a tus ojos. Porque vendrán días sobre tí, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, te cercarán y te apretarán por todas partes, y te estrellarán contra el suelo a tí y a tus hijos que estén dentro de tí. Y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo de tu visita'".

 

DESTRUCCIóN FINAL DEL UNIVERSO. En la Destrucción de tu querida Ciudad de Jerusalén por los Romanos, Tú ves, como Profeta, el signo de la Destrucción Final del Universo, cuando terminen los siglos y comience la Realidad visible del Reino de Dios, tu Padre. Me parece que, desde un punto de vista estrictamente científico y teniendo en cuenta las diferentes Leyes de la Naturaleza, de la Materia y de las Energías Cósmicas, es completamente lógico y previsible que existirá necesariamente un Final de este Universo, creado por tu Padre.  

Sin embargo, los científicos no pueden predecir con certeza cuándo sucederá, porque no conocen todas las causas que en su destrucción pueden confluir. Si el número de habitantes del Mundo va creciendo, como ahora, llegará un momento en que el planeta tierra no podrá contenerlos a todos. Si el conocimiento y el control de la fuerzas destructoras va en aumento, como hasta ahora, puede acontecer que el mismo hombre provoque la destrucción. Pero lo que es evidente es que las energías tienden a su equilibrio, y sin diferencias en ellas, no hay posibilidad de acción.  

De todos modos, los designios del Padre son inexcrutables. Y desconocidos. Tú, en algunas pinceladas llenas de dramatismo, has querido describir lo que sucederá con este mundo universo tan querido y tan bello, en el Final de todo.  

Lo único claro es que habrá terrores cósmicos, y problemas profundamente humanos y terroríficos.  

Terrores Cósmicos. Dijiste así, según Mateo, en su Capítulo 24: "Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el Sol se oscurecerá, la Luna perderá su resplandor, las Estrellas caerán del Cielo, y las Fuerzas de los Cielos serán sacudidas".  

Lucas, capítulo 21, presenta más colores, más fuerza: "Habrá señales en el Sol, en la Luna y en las Estrellas. Y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo. Porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas". En este caso, Tú lo presentas todo como una gran Liberación: "Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza, porque se acerca vuestra Liberación". En este fragmento Lucas mezcla los terrores cósmicos con los sufrimientos de la Humanidad aterrorizada. Mateo, en cambio, los presenta separados.  

Estas descripciones rápidas nos ofrecen la secuencia de un Cosmos que deja de serlo. Si "Cosmos" significa "Orden", "Belleza", el Universo que Tú nos describes en pocas palabras es un conjunto de seres desordenados, decadentes, agitados. Todo esto irá precedido de una Gran Tribulación, que no descubres suficientemente. Aunque los que tengan que contemplar y vivir aquella situación universal, la verán como algo aterrador.

 

La Humanidad ante el Terror. Prosigues después describiendo el Final, en sus aspectos humanos. "Entonces aparecerá en el Cielo la Señal del Hijo del Hombre. Y entonces harán duelo todas las razas de la Tierra y verán venir al Hijo del Hombre sobre las nubes del Cielo con gran poder y gloria. El enviará a sus ángeles con sonora trompeta, y reunirán de los cuatro vientos a sus elegidos, desde un extremo de los cielos hasta el otro".  

¿Cuál es "La Señal del Hijo del Hombre" que aparecerá contigo en el Cielo?. ¿Tal vez la Cruz, esa Cruz que es algo tan cercano a Ti, tan identificado con tu Personalidad de Redentor?. ¿Será la misma conmoción Cósmica, que varias veces ha sido prevista por los Profetas?.  

Los Profetas y el Terror. Me parece claro que los Profetas Antiguos, cuando describen con gran fuerza y colorido, con llantos y sangre, los Terrores que van a venir, tienen ante su imaginación varios planos: un primer plano se refriere a los tiempos inmediatos de su propia historia y de la historia de su pueblo. En segundo plano experimentan los terrores de su pueblo, a través de los gilos, y en el último plano, al fondo de la visión, ven que todo aquello que han descrito se proyecta sobre el Final de todo el Universo. Quiero recordar que toda Profecía está envuelta en el encanto, el vigor, las metáforas de la Poesía, de la buena Poesía. El Poeta es aquel que ve lo que los otros son incapaces de ver. Lo Literal en la Poesía y en la Profecía no tiene sentido.  

Jeremías, Capítulo 4: "Miré a la tierra. Y hé aquí que era un caos. A los cielos, y faltaba su Luz. Miré a los montes, y estaban temblando, y todos los cerros trepitaban. Miré, y hé aquí que no había un alma, y todas las aves del cielo se habían volado. Miré, y hé aquí que el vergel era yermo. Y todas las ciudades estababn arrasadas delante de Yahvé y del ardor de su ira. Porque así dice Yahvé: 'Desolación se volverá toda la tierra...'".  

Frases semejantes se pueden leer en Ezequiel, Capítulo 32: "Oscureceré por tu causa a todos los astros que brillan en el cielo, y traeré tinieblas sobre tu país".  

En Amós, Capítulo 8: "En pleno mediodía, yo haré ponerse el Sol".  

En Miqueas, capítulo 1: "Debajo de El los montes se derriten, y los valles se hienden, como la cera al fuego, como aguas que se precipitan por una pendiente".  

En Joel, capítulo 2: "Ante El tiembla la tierra, se estremecen los cielos, el sol y la luna se oscurecen, y las estrellas retraen su fulgor... Grande es el día de Yahvé, y muy terrible. ¿Quién los soportará?". Capítulo 3: "El Sol se cambiará en tinieblas y la luna en sangre, ante la venida del Día de Yahvé, grande y terrible".  

Isaías en su Capítulo 13 decía: "He aquí que el Día de Yahvé viene implacable, el arrebato, el ardor de su ira, a convertir la tierra en yermo y exterminar de ella a los pecadores. Cuando las Estrellas del Cielo y Constelación de Orión no alumbren ya, esté oscurecido el Sol en su salida y no brille la luz de la Luna, pasaré revista al orbe por su malicia y a los malvados por su culpa. Haré cesar la arrogancia de los insolentes, y humillaré la soberbia de los desmandados".  

Isaías, en su Capítulo 27, también utiliza la metáfora sonora, pero esta vez, producida por un Cuerno Grande: "Vosotros seréis reunidos de uno en uno, hijos de Israel. Aquel día se tocará un Cuerno Grande, y vendrán los perdidos por tierra de Asur y los dispersos por tierra de Egipto. Y adorarán a Yahvé en el monte Santo de Jerusalén". Otros traductores, sin embargo, en vez de "Cuerno Grande", ponen "Trompeta Grande". Y es una lástima porque el Cuerno tiene un aspecto de primitivismo que no tiene la Trompeta. La Idea es que Dios llama a los dispersos, a los castigados, para se regeneración.  

Pablo y los Finales. La Figura vibrante, sonora, de las Trompetas que resuenan y que llaman, ha sido recordada por tu Apóstol Pablo, varias veces, para indicar el mandato de Dios para que todos se hagan presentes ante su Juicio Definitivo y Ultimo. Son hermosas metáforas para expresar una Grande, Hermosa o Terrible Realidad, la de la Sentencia inapelable para los considerados Salvados y aquellos que han rechazado el Camino que Dios les señalaba.  

Cuando Pablo describe la resurrección final, dice en su Carta 1 a los Corintios, Capítulo 15: "Mirad. Os revelo un misterio... En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final, pues sonará la trompeta, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros [los que todavía estén vivos] seremos transformados. En efecto, es necesario que este ser corruptible se revista de incorruptibilidad. Y que este ser mortal se revista de inmortalidad". Pablo afirma que la muerte habrá sido entonces absorbida en la victoria. Y termina: "Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo".  

Algo parecido repite Pablo en su Carta 1 a los Tesalonicenses, Capítulo 4. Usa parecidos términos que los de la Primera a los Corintios y termina: "Así estaremos siempre con el Señor".  

Todos estos discursos están llenos de términos antropomórficos, es decir, que tienen en cuenta las costumbres y los modos de ser humanos, para expresar unas Verdades Inapelables: El Universo, tal como ahora es, terminará. Y los Seres Humanos, desde sus orígenes hasta su Final, se encontrarán con la manifestación de la Verdad y de su propia personal situación ante esa Verdad que eres Tú, Jesús de Nazaret. Y esta situación cristalizará en un estado eterno, invariable, decidido. Porque tu Palabra habrá pronunciado la "Ley del Punto Final". Inapelable.

 

NOS PIDES QUE ESTEMOS ATENTOS. A continuación Tú nos pides que sepamos estar atentos. Porque habrá señales y signos especiales que nos podrán manifestar la cercanía de estas realidades, tanto la destrucción del Templo y de Jerusalén como la destrucción final del Universo, sin olvidar nunca nuestra propia muerte personal.  

La Parábola de la Higuera. Nos lo dices a través de la Parábola de la Higuera, Capítulo 24 de Mateo: "Cuando ya sus ramas se ponen tiernas y brotan las hojas, caéis en la cuenta de que el verano está cerca". Y aplicas esta comparación a lo que has dicho: a la destrucción de la Ciudad y al Fin del mundo. Nadie sabe cuándo será este final universal. "Sólo el Padre" lo sabe.  

Otras Parábolas: La Parábola del señor que se va de viaje (Marcos, Capítulo 13). La Parábola del Ladrón y la del Mayordomo Corrupto (Mateo, Capítulo 24 y Lucas, Capítulo 12), la de las Diez Vírgenes y la de Los Talentos (Mateo, Capítulo 25) o de las Minas (Lucas, Capítulo 19).  

Todas ellas nos piden atención, vigilancia, estar alerta, como está alerta un Soldado de Guardia, o un Criado que espera a su Señor. Llegarás. Esto es cierto. Pero la hora, el día, es incierto para todos nosotros. Vivir cada día como si tuvieras que venir cada día: esta es la mejor norma de vida.  

Esto es lo que Tú nos dices: Habéis recibido un Capital de grandes contenidos y valores. Sois Ricos. Aprovechad lo que se os ha dado y trabajad para que vuestro Capital se multiplique, crezca. Y podáis decir el día de las Cuentas ante Dios: Mira. Hice todo lo que pude para que lo que me diste produjera frutos abundantes. Todo es tuyo.  

El Capital es la Vida Humana, Inteligencia, Voluntad, Sentimientos, Salud, Familia, Vigor, Tiempo, Fe, Esperanza, Caridad y tantos dones con todo ésto. Paz, Fraternidad, Ambiente, Belleza, etc... etc. Mucha Riqueza gratuita: Me lo encontré todo sin ningun esfuerzo por mi parte. Tú Te has ido por unos cuantos siglos. Pero volverás. Con gusto Te rendiremos el estado de las cuentas.  

Un "Talento Atico" equivalía a Sesenta "Minas" o Seis Mil "Denarios".  En nuestra moneda actual, un "Talento Atico" equivalía a unas Seis Mil Pesetas-Oro. Mucho Dinero en aquel tiempo. Tú probablemente usarías la palabra "Talento" que era la moneda propia de los Países del entorno de Israel. La "Mina" se usaba entre los griegos, tal vez por éso, Lucas, más helenista, la utiliza. Y Mateo, más israelita, usa la de "Talento". La "Mina" equivalía a Cien Dracmas  

Los Casos de Noé y de las Ciudades malditas. "Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. Porque, como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el Arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre". (Mateo, Capítulo 24).  

Lucas en su Capítulo 17 añade el caso de las Ciudades Malas y Escandalosas. "Lo mismo sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, construían, pero el día en que salió Lot de Sodoma, llovió fuego y azufre del Cielo y los hizo perecer a todos. Lo mismo sucederá el día en que el Hijo del Hombre se manifieste".  

Estos recuerdos piden la atención piadosa de tus Hermanos, para que no les sobrecoja lo imprevisto. Y por tanto, tienen validez para la propia muerte personal, para la destrucción de la Ciudad de Jerusalén y su Templo, y para el Final Definitivo del Universo. Tú nos pides vivir profundamente nuestra Realidad Sobrenatural con sinceridad. Y dejar a Dios el cuidado, la voluntad del Momento.

 

EL APOCALIPSIS Y EL FINAL. Este libro es el último del Nuevo Testamento, que es el Testamento Definitivo, o, si quieres, la Nueva y Ultima Alianza de Dios con la Humanidad, en tu Persona Maravillosa, Jesucristo.  

Fue escrito a finales del Siglo I. Se suele atribuir a Juan, tu Amigo, el Evangelista. Pero se han planteado también dudas sobre la paternidad del Libro. No importa.  

Lo que me importa subrayar es que el Apocalipsis, como su mismo Título indica, es un Libro escrito con un estilo especial, que se ha llamado precisamente "Apocalíptico", es decir, que se refiere al Final, y que ahora es un adjetivo que significa "Terrorífico".  

También se utiliza este nombre para expresar la "Escatología", lo que se refiere a los diversos Finales. Está más allá de lo estrictamente profético. Y espontáneamente se relaciona con el Libro del Antiguo Testamento que es considerado también como Apocalíptico, que es el Libro del llamado Profeta Daniel.  

El Autor, probablemente Juan, se hallaba desterrado en la Isla de Patmos, que es una pequeña Isla situada en la Costa del Asia Menor, cerca de la Ciudad de Mileto, que tuvo tanta importancia en la labor Apostólica de Pablo. Esta Isla se halla donde el Mar Egeo se pone en contacto con el gran Mar Mediterráneo.  

El Libro, presentado en forma de "esta Profecía", está dirigido a las "siete Iglesias de la Provincia de Asia". Y es una "Revelación de Jesucristo": estas son las primeras palabras del Libro, lleno de visiones.  

Luego se dice de Tí: "Jesucristo, el Testigo Fiel, el Primogénito de entre los muertos y el Príncipe de los Reyes de la Tierra". "Al que nos ama , nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados y ha hecho de nosotros un Reino de Sacerdotes para su Dios y Padre, a El la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén. Mirad, viene acompañado de nubes. Todo ojo Le verá, hasta los que lo traspasaron, y por El harán duelo todas las razas de la Tierra. Sí. Amén. Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, Aquel que es, que era y que va a venir, el Todopoderoso" (Apocalipsis, Capítulo 1).  

Después el Apocalipsis se desarrolla en dos Partes Principales, que son como dos Miradas, dos Visiones.  

Primera Parte, Primera Mirada, Primera Visión: Sobre LAS IGLESIAS CONTEMPORáNEAS. Segunda Parte, Segunda Mirada, Segunda Visión: Sobre EL DESPUÉS, EL FUTURO Y EL FINAL.   

Primera Parte: Las Iglesias Contemporáneas. Esta parte es muy breve. Sólamente ocupa Los Tres Primeros Capítulos del Libro. La Segunda Parte llena los restantes: Desde el 4 hasta el 22.  

Esta primera parte consiste en siete Cartas a las Siete Iglesias del Asia. En ellas, el Escritor describe y corrige o en su lugar, alaba, lo que sucede en las Iglesias. Y pide a todas coherencia con las exigencias del Cristianismo.  

Segunda Parte: El Después, el Futuro y el Final. Esta es la parte que ahora me interesa recordar. En esta parte, el Escritor Visionario va exponiendo una sucesión de hechos: desastres, acompañados por la Protección Divina y el Triunfo Final.  

Pero lo central de esta segunda parte es la lucha feroz, ininterrumpida, entre el Bien y el Mal. Y esta Lucha se desarrolla en la Historia entre la Iglesia, portadora del Mensaje de Dios y de Jesucristo y el Imperio Romano, portador de la Idolatría. Y en un plano superior, transcendental, la Lucha se va desarrollando misteriosamente, entre Jesucristo y el Principio del Mal, el Diablo, Satanás.  

Es una lucha terrible, violenta, terrorífica, sangrienta.

Mueren muchos. El Imperio es poderoso. La Iglesia comienza pequeña, niña, conquistadora.  

Los Idolos se muestran fuertes frente al Dios de la Verdad.  

La Victoria se va a manifestar en el Libro, con el Triunfo de la Fe Cristiana sobre la ferocidad persecutoria del Imperio Romano, que será derrotado y destruído. Y este Imperio queda simbolizado en su Capital Roma, que recuerda a la Babilonia que persiguió al Pueblo de Israel.  

En el Capítulo 20, el Profeta Apocalíptico tiene una gran visión del Juicio de las Naciones: "Luego ví un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él. El Cielo y la Tierra huyeron de su presencia sin dejar rastro. Y ví a los Muertos, grandes y pequeños, de pie delante del Trono. Fueron abiertos unos Libros. Y luego se abrió otro Libro que es el de la Vida. Y los Muertos fueron juzgados según lo escrito en los Libros, conforme a sus Obras".  

"El Mar devolvió los Muertos que guardaba, La Muerte y el Hades fueron arrojados al Lago de Fuego -este Lago de Fuego es la Muerte Segunda- y el que no se halló inscrito en el Libro de la Vida fue arrojado al Lago de Fuego".  

Prosigue en el Capítulo 21: "Luego ví un Cielo Nuevo y una Tierra Nueva, porque el primer Cielo y la primera Tierra desaparecieron. Y el Mar no existe ya. Y ví la Ciudad Santa, la Nueva Jerusalén, que bajaba del Cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia ataviada para su Esposo"...  

"No ví Santuario alguno en ella. Porque el Señor Dios Todopoderoso, y el Cordero es su Santuario. La Ciudad no necesita ni de Sol ni de Luna que la alumbren, porque la ilumina la gloria de Dios. Y su Lámpara es el Cordero".  

Y Luego en el 22: "Mira, pronto vendré y traeré mi recompensa conmigo para pagar a cada uno según su trabajo. Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin. Dichosos los que laven sus vestiduras. Así podrán disponer del Arbol de la Vida y entrarán por las Puertas de la Ciudad".  

Y en el Epílogo de este Libro Fantástico que pinta tantas fantasías verdaderas, pones tu Firma, Jesucristo. Y dices: "Yo, Jesús, he enviado a mi Angel para daros testimonio de lo referente a las Iglesias. YO SOY EL RETOÑO Y EL DESCENDIENTE DE DAVID, EL LUCERO RADIANTE DEL ALBA.

 

Tú ERES MI ESTRELLA, MI LUCERO, MI ASTRO. Los diferentes traductores del original Griego del Apocalipsis, introducen sus propias versiones en una frase tan hermosa que Tú mismo has dicho para definirte. Unos traducen "Estrella", otros "Lucero".  

El Texto Latino de la Edición llamada Sixto-Clementina del año 1592, presenta las palabras: "Stella Splendida et Matutina".  

En cambio, el Original Griego según la Edición Crítica de Agustín Merk s. J. pone: "O Astér o Lamprós o Proionós". Lo que traducido literalmente sería: "El Astro Esplendoroso de la Mañana".  

Tú eres esto y mucho más para todos nosotros los Cristianos. Y lo eres para mí. En Inglés ha surgido la palabra "Superstar", que sería algo así como "Super Astro" o "Super Estrella" o "Super Lucero", combinación que quiere indicar tu Superioridad sobre cualquier otro ser humano que pueda presentarse como Astro, Estrella o Lucero.  

Tú eres el Astro Sublime de nuestra vida Personal y Colectiva. Y Tú al mismo tiempo eres ya desde ahora nuestro Juez. Y después se manifestará tu Juicio Definitivo.  

Yo tengo plena confianza en Tí. Por esto, me siento tranquilo. Como Te digo en esa pequeña poesía que imaginé un día de Navidad. Tú brillas vigorosamente en una Mañana que ha comenzado ya en este mundo, pero que Mañana, al Final de los Tiempos, se manifestará en todo su esplendor. Así sólamente podemos sonreir, vivir gozosamente, alegres, dichosos.  

          HE VISTO UNA ESTRELLA

 

                                  "Yo soy

                                  la Brillante Estrella

                                  de la mañana".

 

                                  (Jesús. Apocalipsis).

 

                   1.   Yo ví una Estrella

                        volar.

                        Y yo volaba

                        con ella.

 

                        Y era mi vida

                        volar

                        con esa

                        Estrella.

 

 

                   2.   Yo ví una Estrella

                        danzar.

                        Y yo danzaba

                        con ella.

 

                        Y era mi gozo

                        danzar

                        con esa

                        Estrella.

 

 

                   3.   Yo ví una Estrella

                        esperar.

                        Y yo estaba solo

                        con ella.

 

                        Y era mi fuerza

                        mirar,

                        callar,

                        escuchar,

                        solo,

                        muy solo,

                        con esa

                        Estrella.  

                        R. A. Navidad.  1984.  

Astro, Estrella, Lucero. El Nombre no me importa demasiado. Lo que vale es tu Personalidad arrolladora.