El mensaje de la Madre Teresa

Autor: Ramón Aguiló sj.


El ya pasado Domingo, 19 de Octubre, el mundo miraba hacia una mujer anciana, y la aplaudía, y la ovacionaba, y oraba con ella, y con ella pensaba en los más pobres de los pobres. Era la Madre Teresa de Calcuta. Ella había logrado conmocionar a todos los países, a hombres y mujeres de diferentes religiones, a intelectuales, científicos, escritores, gentes de las más variadas noblezas, reyes, gobiernos, jurados que conceden los más deseados premios de la cultura y de la vigorosa y activa acción social y pacificadora.  

El Papa de Roma, Sucesor de Pedro, Juan Pablo II, con voz apagada, con sus manos temblorosas, proclamaba Beata a esta mujer de rostro arrugado y de ojos tímidos y bondadosos. Trescientos mil seres humanos llenaban la plaza de San Pedro, la Plaza de Pio XII, la Via della Conciliazione. Ocupaban las primeras filas, las más cercanas al Papa, tres mil pobres, especialmente invitados para esta bella ocasión. Todos ellos pudieron también participar en un banquete, para celebrar el triunfo de la Madre de los Pobres. Millones estaban pendientes de las pantallas de las Televisiones  que transmitían en directo, lo que sucedía en el Vaticano.  El universo demostró que, a pesar de todas las tristezas y violentas noticias de cada día, todavía tiene un corazón que siente, que provoca lágrimas amorosas, que sabe reconocer dónde está la bondad y el camino.  

¿Quién era esta mujer, a la que todos admiraban, aclamaban, admiraban?. También nosotros. Todos los Medios de Comunicación Social, los WEBS  de la Informática, las Revistas gráficas, las parroquias, las Diócesis, todo vivió unos días de verdadero paroxismo afectuoso internacional.  

Todos la reconocemos, cuando la contemplamos en una fotografía, en una página, en una estampita, en la portada de un libro. Y ella nos sacude a todos, ante esta triste realidad de los millones y millones de pobres que mueren de hambre en todos los países del mundo, aun en los más ricos. Porque esta mujer, con sólo su presencia, nos grita que hemos de buscar, amar, construir la Justicia Social, tal como Jesucristo la quiere: amad a todos, especialmente a los pobres, trabajad por ellos, lo que hacéis con ellos, lo hacéis por Mí. “Tuve hambre y me disteis de Comer” gritó Jesús, y gritará el día del Juicio Final.  

La Madre Teresa de Calcuta (India) había nacido en una ciudad que actualmente es la capital de Macedonia: Skopje, el día 16 de Agosto de 1910. Y se llamaba Gonxhe Agnese Bojaxhiu. Pero, en aquella niña recién nacida, se daba una curiosa forma de contradicción. Sus apellidos eran y son de origen albanés. Por todo ello hay una forma de lucha entre Macedonia y Albania. Cuando nació aquella niña que se llamaba Inés (en castellano), no existía el estado de Macedonia. Entonces triunfó en ella el aspecto albanés. Y por eso los albaneses reivindican a la Madre Teresa como un gloria propia.  

Inés perdió a su padre, cuando ella tenía nueve años. Pero su viuda madre era una persona de gran espiritualidad cristiana e influyó poderosa, profundamente, en su hija, huérfana de padre.  

Joven, Inés, quiso ser religiosa. Pasó por diferentes encrucijadas, hasta que percibió el mensaje evangélico, cristiano, que anteponía a todo, el amor a los marginados. Y cuando ya tenía treinta y seis años, dejó la Congregación en que estaba.  Entonces, impresionada por la gran pobreza de familias numerosas en la India y especialmente en Calcuta, fundó la Congregación de Misioneras de la Caridad, que ha dado origen a varias ramas, también para hombres.  

Las Religiosas tomaron un hábito sencillo, pobre, un hábito blanco como lo suelen usar las mujeres de la India, y ella le puso unas  franjas azules. Inés murió en 1997, cuando tenía ochenta y siete años.  Fue una muerte sencilla. Pero su vida con los pobres había sido reconocida por los intelectuales del Premio Nobel. Y en el año 1979 había recibido el Premio Nobel de la Paz.  

El Mensaje de la llamada Madre Teresa de Calcuta, que había querido imitar a Santa Teresa del Niño Jesús, y por ello, tomó su nombre, se puede resumir en pocas palabras: Jesús y los Pobres del mundo.  

Ha llegado hasta mis manos un libro que ha preparado un religioso de alguna de las Congregaciones originadas por la influencia espiritual de la Madre y  que lleva como título: “Jesús, la Palabra que debe ser pronunciada”. Y un subtítulo expresa claramente su contenido: “Oración y Meditaciones para cada día del año”. Todo extraído de lo que dijo, escribió y practicó la Fundadora de las Misioneras de la Caridad.  

Es un libro que dedica unas seis o siete líneas a cada día de los doce meses del año. Palabras sencillas, claras. Comienza señalando la importancia del Silencio para orar (Día 1 del primer Mes). El día 31 del Mes 12 termina con estas palabras:  “Para mí, Jesús es mi Dios, Jesús es mi Esposo, Jesús es mi vida, Jesús es mi amor único, Jesús es mi todo en todo. Jesús es todas las cosas. Jesús, yo lo amo con todo mi corazón, con todo mi ser. Yo le he entregado todo, aun mis pecados, y Él me ha tomado como esposa con toda la ternura y amor. Ahora, y por toda mi vida, yo soy la esposa de mi Esposo crucificado. Amén”.  

Breves, pero emotivos pensamientos de la Madre Teresa de Calcuta para todos los días de todos los años. Mensajera de Cristo y de los pobres.