El estruendo de las aguas

Autor: Ramón Aguiló sj.


 

Los meses de verano suelen ser agobiantes por sus fuertes calores. Y por ser muy secos. El Agua se va convirtiendo en un bien escaso. Hay restricciones en muchas ciudades y pueblos de España. No llueve. Hay sequía. Se piensan diversas soluciones: trasvases de aguas de unos ríos a otros, transporte de aguas en barcos cisternas, pozos, canalizaciones, desalinizaciones, etc. Las gentes y los campos y campesinos sufren a causa de esta sequía.

 

EL DON DE LA LLUVIA Y EL AGUA. La lluvia abundante y serena es un gran don para la humanidad. Así puede beber agua limpia, así puede lavarse. Así se pueden regar los campos para que produzcan hortalizas, frutas, bosques, todo eso que ayuda a la salud corporal y psicológica. 

Escribí una poesía después de una lluvia torrencial que convirtió las calles en ríos, restauró el paisaje, dió brillo a los colores de las cosas, y volvió verdes, muy verdes a los árboles y a los parques. Dice así: 

LA RISA DEL AGUA

 

               "Hoy las cosas se han cubierto

               con un turbante de agua.

               Hoy el viento se ha mecido

               por el cielo y las montañas.

 

               Hoy todo es negro y sombrío.

               Hoy las olas van manchadas.

               Hoy las nubes vuelan ciegas

               sin mirar por dónde avanzan.

 

               Hoy todo ruge violento.

               Hoy los árboles se agachan.

               Hoy todo se ha vuelto fiero,

               la espumas y las riadas.

 

               A mí me parece dulce.

               Me gusta el ritmo del agua,

               ese canto de la lluvia,

               esa coral de cascadas.

 

               Todo se me pone claro.

               Todo se lava la cara.

               Es un lienzo que se cubre

               de colores y de manchas.

 

               Y mis manos se me abren

               para que abrace la calma.

               Y mis ojos quieren ver

               la belleza de las calas.

 

               El huracán se me llena

               de rayos y de fantasmas.

               Y escucho el cielo que ríe

               con la risa de las aguas.

 

               Aguas que vienen de arriba.

               Aguas que corren lanzadas.

               Aguas que pintan la rosas

               con brochazos de alborada.

 

               Son los ríos de la vida,

               que atraviesan nuestras casas.

               Son las risas de los hombres,

               que estallan en carcajadas.

 

               Las cosas saltan felices

               por esas gotitas blancas.

               Esos trocitos de vida.

               Esas notas de una flauta.

 

               R. A.            1991

 

LA SEQUíA DEL AGUA DE LA VIDA. La alegría del Agua se experimenta sobre todo, después de largos meses de sequía. Pero esa sequía del agua de lluvia parece ser el símbolo de otra sequía mucho más importante, la que podríamos llamar sequía del agua de la vida. Somos testigos de ella todos los días. Los hombres y las mujeres tienen sed, una sed que no puede quedar satisfecha con un vaso de agua fresca, con una lata de cerveza o una Coca-Cola. Tú en diferentes ocasiones Te has referido a esa Sed del Alma, y has sugerido cómo se puede calmar. Porque el Agua que la satisface es ciertamente indispensable y sólamente Tú la puedes dar. 

Pero también lo es el agua caída de las nubes. Un vaso de agua fresca es el símbolo de la Vida. Y de la Alegría. Y aun de una limitada felicidad corporal. Cuando el calor nos ahoga, necesitamos del agua. Necesitamos lavarnos, refrescarnos con agua. Y quitarnos la sed con unos  sorbos de agua limpia, refrescante, y, si es posible, con unos cubitos de hielo, que no son más que unos centímetros cúbicos de agua congelada.

 

EL AGUA Y LA VIDA. El Agua de la que Tú y tus Apóstoles habéis hablado tantas veces es, al mismo tiempo, Realización y Símbolo de la Vida Eterna. Sin agua no hay vida en la naturaleza. Para poder vivir la Sobrenaturaleza tenemos necesidad de participar de las Fuentes Vivas del Espíritu, necesitamos asimilar profundamente todo lo que el Espíritu significa en nuestra santificación, y así nos convertimos también nosotros en vigorosas y renovadoras Fuentes de esta nueva Vida en el mundo de lo material. Si yo he sido restaurado por esa Agua de Vida que Tú me has regalado, también me convierto en una especie de surtidor cuyo caudal vivificante puede contribuir al bienestar moral y espiritual de otros hermanos. Y todo ese trasvase invisible, silencioso, pero profundo y alentador, se está realizando en la intimidad misteriosa de las conciencias sinceras.

 

EL AGUA EN MI VIDA. Yo he visto el agua casi constantemente en mi vida de hombre, desde mi niñez. Porque he nacido en una Isla tan hermosa y tan pequeña como lo es Mallorca. Mis paseos preferidos, cuando era muchacho, con algunos amigos, se dirigían hacia el puerto y las playas. Y allí gozábamos y jugábamos sobre los muelles y las planchas contemplando aquel movimiento interminable de los barcos, los veleros y las lanchas. El agua estaba azul, y cuando el sol se ocultaba, aparecía gris, como si fuera un líquido de la plata. Y si era por la mañana, el mar chisporroteaba, dorado, como si fuera oro diluido en las olas. 

Después he viajado por el mundo. He visto ríos. He visto mares. He visto hermosas y recoletas fuentes naturales en algun recodo de las montañas, y he bebido con fruición, el agua fresca y transparente que brota de ellas.  

Recuerdo, con tanta admiración, mi visita a la hermosa y original Ciudad Mora de Granada, con su Albaicín, la Cartuja, la Alhambra y el Generalife, y detrás de todo ese conjunto de bellezas, alta, majestuosa, cubierta de nieve, la Cumbre del Mulhacén, de la Sierra Nevada, el pico más alto de España, con sus 3.481 metros. 

Todavía tengo presente la impresión que me produjo ver tanta  agua y tantos surtidores, fuentes y albercas en la Alhambra que significa en Arabe, "La Roja", construcción de los siglos 13, 14 y 15. Es como si los árabes llegados de los secos y ardientes desiertos del Africa, se hubieran encontrado de repente con el encanto de las aguas y hubieran comenzado a jugar con ellas en todos los rincones y en todas las salas del gran Palacio de los Reyes Moros que llegaron a dominar gran parte de España. Y es que el agua es alegría. El agua es limpieza. El agua es bienestar. 

También no puedo olvidar aquella ciudad inmersa toda ella en grandes lagunas: Venecia, la Ciudad más extraordinaria de todas las que he visitado. Está en el Norte de Italia. Sus calles son lagos tranquilos, canales, No circulan por ellas coches, sino sólo peatones, vaporettos y embrujadas Góndolas. El Canal Grande es como la Avenida Central de esta ciudad. Multitud de hermosos puentes hacen posible el acceso a otras barriadas, como el Puente de Rialto, el Puente de los Suspiros.  

Yo he vivido en Fondamenta Nova de Venecia durante unos diez días, y he visitado las inolvidables islas que la rodean, como la de San Michele, la de Murano, la de Burano, y la de Torcello. En cada una de ellas hay algo que admirar y todas ellas fabrican objetos de arte. Son famosos los Vidrios de Murano y los Encajes de Burano. En todas ellas hay templos preciosos, de gran antigüedad y llenos de historia y de arte religioso. El más famoso es la Basílica de San Marcos con su hermosísima plaza. En esta Basílica estaría el sepulcro de tu Evangelista, Marcos, discípulo de Pedro y de Pablo. 

Venecia tiene 117 Islas, 150 canales y 400 puentes. Parece una conquista de la Tierra sobre el Mar, un conjunto de ensueños surgidos de las aguas. 

Antiguamente cada año se celebraba una fiesta en recuerdo de la Boda entre el Mar y Venecia. En esta ocasión, el Doge, la máxima autoridad del Ducado, lanzaba al Mar un anillo dorado, gritando: "Nosotros nos casamos contigo, Mar Nuestro". Y es que el Mar Adriático es como un esposo querido, íntimo, para la bella Ciudad de las Lagunas.  

Además hay otro dato interesante en esta relación Mar-Ciudad. Venecia fué fundada en el año 811 por los habitantes de la Ciudad de Malamocco, cerca del Lido, cristianos, porque querían defenderse de las invasiones de los Francos. Así en aquellos tiempos de guerras, los fugitivos cercados crearon una fortaleza inexpugnable, defendida por el Mar, que fue su defensor.  

El Agua del Mar tiene este hermoso y humano cometido: aisla y por tanto fortalece, da seguridad, además de todas las cualidades y bondades que he observado anteriormente.   

Todo esto, y mucho más, es para nosotros el Espíritu de Dios que poseemos, del que somos Templos vivos y cuyos reflejos, a veces muy brillantes, llevamos sobre nuestras personas, nuestras actitudes, nuestras palabras y acciones. El es Alegría, El es Limpieza Moral, El es Bienestar Espiritual, El es nuestra Fortaleza.  

Tengo otros muchos recuerdos del Agua en mi archivo mental de imágenes. El Barroco de Francia y Alemania en el siglo 17 y comienzos del 18 iba adelante jugando con el agua, mientras fantaseaba escultóricamente con Bóvedas, Cúpulas, Columnas, Baldaquinos y tantas formas bellas de las Iglesias, las Basílicas y los Palacios. 

Los Jesuítas han sido promotores y maestros en este campo de la creación artística, hasta el punto que el mismo estilo barroco ha sido llamado "Jesuítico". Y es que la expansión de la Compañía de Jesús coincidió con esa nueva y exuberante concepción del arte renovado, espectacular y engrandecido. En el Centro de las Iglesias "Jesuíticas" estabas Tú, Jesús de Nazaret. Como se puede ver en las hermosas Iglesias del "Gesú" y de "Sant'Ignazio" de Roma, y de otras grandes ciudades de Europa. Estas iglesias pueden ser calificadas de monumentos arquitectónicos y pictóricos para la glorificación de tu Nombre, el Nombre de "Jesús", que ha sido siempre la bandera de la Compañía. 

Los grandes Palacios del Barroco y posteriormente de su evolución que es el Rococó no han sido diseñados, realizados y pintados para darTe gloria a Tí directamente, sino para exaltación de los que se consideraban grandes Reyes, Emperadores y Dinastías de los Reinos de la Tierra. En las Iglesias, a pesar de la exuberancia de formas y colores, se mantenía siempre un cierto grado de equilibrio y de austeridad cristiana. En los Palacios, en cambio, no había límites. Las construcciones se concebían, levantaban y ornamentaban para el placer. Y por ello, los Jardines tenían mucha importancia, y, en los Jardines y Parques, el Agua brotaba, saltaba, cantaba, corría, reflejaba las luces del cielo, en los Surtidores, Chorros y Estanques. 

La Vida de los Reyes Barrocos fue una Vida Barroca. Con toda la exuberancia que la palabra señala y significa. Divinización de las personas reales y Confortables Sensaciones de Bienestar personal, familiar, nacional. Hay que visitar el Conjunto Palaciego de Versailles. Y hay que recordar que fué puesto en marcha por un Rey Francés, Luis XIV, que reinó  en la segunda mitad del siglo 17 y comienzos del 18 y a quien todavía ahora se le llama "El Rey Sol". Aquí el destino del Agua es el servicio de unos Hombres que se creen semidioses, aunque tienen en su propia casa a un Confesor Católico. El Agua manipulada para llenar de placer la Vida de aquellos, a quienes Tú siempre has criticado y condenado, sin paliativos, los Ricos Epulones de la Humanidad. Estos son los Reyes Absolutos y Absolutistas de la Historia. Y estos palacios y Parques tan hermosos, donde aparece frecuentemente, la cara de un Sol que ríe, redondo, grueso, con sus rayos en forma de aureola, son la expresión del mito de un Poder que no tiene rival. 

El Agua es también una llamada, una fuerte sugestión hacia el placer. Y el placer puede ser material, corporal. Pero también existen los limpios y equilibrados placeres del Espíritu que Tú nos das, y de los que han sido testigos los grandes místicos de la Iglesia. Ahora recuerdo la escultura que realizara Bernini, llamada "El Extasis de Santa Teresa",en la que se muestra ella, profundamente conmovida y atravesada por la flecha del Amor.  

En la Ciudad de Roma que tanto quiero y admiro hay fuentes en todas las plazas y rincones. Ruidosas columnas de agua, que se deshacen en el espacio, en forma de abanicos blancos, y caen sobre las tazas de piedra, para que las gentes, turistas, peregrinos, admirados, jueguen con ellas. La misma plaza de San Pedro tiene grandes obras barrocas de Miguel Angel Buonarrotti con su Basílica, la más grande del mundo, y de Giovanni Lorenzo Bernini, con sus Columnatas. En ella hay dos fuentes de 14 metros de altura que son unas maravillas. Suben y caen las aguas de día y de noche, o doradas por el Sol, o iluminadas por los focos sumergidos en las grandes tazas. Recuerdo que cuando el Papa era Pablo VI, de noche se detenía el flujo de estas fuentes, para que el Papa pudiera descansar sin ser molestado por el fragor de las aguas, y entonces se apagaba también la luz eléctrica de la ventana de su despacho en el Palacio Apostólico. 

Y es que el agua utilizada como placer mundano, a veces se convierte en tortura y dolor físico, mientras el Agua de la Vida que Tú nos das cada día es siempre la culminación de una transformación interior y de una mirada nueva sobre el mundo. 

Hay que pasear por Roma para ver cosas bellas, rodeadas siempre por tradiciones y leyendas fantásticas. Todos hemos visitado centenares de veces la Fontana di Trevi, que comenzó, pero no pudo terminar Bernini.  En ella los turistas van echando monedas con la creencia de regresar alguna vez a Roma. La Fuente de los Rios que construyó Bernini en la Piazza Navona con las imágenes de los Cuatro Ríos más grandes y hermosos del mundo: El Nilo, el Danubio, el Ganges, el de la Plata. Siempre chorreando, brillante, a borbotones, el agua.  

La Fuente de la Barcaccia, en piazza di Spagna, dirigida por otro Bernini, el padre de Giovanni Lorenzo . La del Tritón, Obra de Bernini, hijo, al final de la Via Quattro Fontane. Y tantas otras. Las grandes ciudades del mundo también las tienen. El Hombre no puede prescindir del Agua y se divierte con ella.  

 

LA SENCILLEZ DEL AGUA: H2O. Y sin embargo, el agua es una cosa tan sencilla. Y hasta contradictoria. Desde que comencé mis estudios de Química en el Colegio de La Salle de Palma de Mallorca, siempre me llamó la atención que dos gases, como son el Hidrógeno y el Oxígeno, pudieran ser los únicos elementos componentes de un líquido como es el agua. Y es así, aunque parezca extraño y curioso. Lo que se ve en la fórmula H2O. Al combinarse esos dos gases dan un líquido tan útil y juguetón, tan ruidoso, agresivo y alegre como el agua de nuestras botellas en las mesas y el agua no tan limpia de nuestros grifos y cañerías. De nuestros mares, aguas saladas, y de nuestros Torrentes y Ríos, Embalses, Lagos y Montañas Nevadas.

 

LOS PELIGROS DEL AGUA. Muchas veces las Aguas concentradas, desbocadas, se vuelven peligrosas y hasta enemigos mortales. Cuando las Trombas se desatan, cuando se rompen las Gotas frías, los campesinos temen y los hombres de las ciudades y pueblos se preparan para las inundaciones y los desastres. 

No es así, cuando se trata de las Aguas del Espíritu. Porque su Fortaleza nos conquista, y con más vigor nos transforma, y toda nuestra vida cristiana se vuelve más fácil, cuando el Espíritu actúa con más contundencia. Hasta cuando nos arrolla y nos inunda con su poderosa fuerza y nos arrastra hacia el Calvario de nuestros años, el Agua del Espíritu nos concede la Fortaleza y el gran Milagro de la Resignación y de la Identificación contigo Crucificado.

 

EL VIGOR DE LAS AGUAS. El Vigor de las aguas está presente en muchas páginas de la Historia Bíblica. El primitivo escritor del Génesis nos cuenta con su estilo algo simple y lleno de fórmulas populares que "En el Principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era algo caótico y vacío, y tinieblas cubrían la superficio del abismo, mientras el Espíritu de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas". 

Hay un segundo relato de la creación en el capítulo segundo del mismo Génesis. Todavía es más sencillo e ingenuo. Dice: "El día en que hizo Yahvé Dios la tierra y los cielos, no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahvé Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el suelo. Pero un manantial brotaba de la tierra, y regaba toda la superficie del suelo". Después creó el Edén que era un jardín, donde puso al Hombre. Y "de Edén salía un río que regaba el jardín, y desde allí se repartía en cuatro brazos". Estos cuatro brazos  son cuatro famosos Ríos, los más famosos y conocidos de los cuales son el Tigris y el Eufrates. 

Así al comienzo de la Historia Humana nos encontramos con el Agua, en forma de Mar Inmenso sin Continentes, en forma de Manantial, en forma de Rios fragorosos. Es una imagen muy expresiva de lo que es la Vida de los Seres vivos, y la configuración de la Corteza Terrestre. Sin agua, ni siquiera pueden ser pensados, ni imaginados, los Seres Vivos. 

El Pueblo de Israel también se encontró con el Agua en su Camino de Liberación, bajo la Guía de Dios, del Arca y de Moisés. El Nilo de los Egipcios sufrió y fué instrumento de las Plagas. Después se emprendió la marcha hacia la Libertad y la Soberanía. Fue preciso cruzar el Mar Rojo, fué necesario pasar el Río Jordán. Dios hizo el milagro. Y las aguas se abrieron para que el pueblo pudiera cruzar a la otra orilla, con los pies secos.  

Los caminantes del Desierto tuvieron sed, porque se les agotaron las provisiones de agua que seguramente llevaron consigo. Y protestaron. Entonces Moisés oró a Dios. Y éste hizo brotar agua viva de una roca dura. "Danos agua para beber", repetía y gritaba el pueblo sediento. Y Moisés, por orden de Dios, golpeó con su vara. Y brotó un manantial de agua fresca. Y los sedientos bebieron hasta calmar su ardorosa sed. Y pudieron seguir caminando y soportando los ardores del sol.  

Algo semejante nos sucede a todos nosotros. Con la Vida que nos das Tú y el Espíritu que Tú nos das, podemos atravesar confiadamente el desierto de nuestros años aquí, desterrados y peregrinos "en este Valle de Lágrimas". 

El Salmo 107 es un "Himno al Dios Creador" y contiene muchas alusiones al Agua: 

          "Extiendes los cielos como una tienda,

          construyes tu morada sobre las Aguas.

          Las nubes Te sirven de carroza,

          avanzas en las alas del Viento.

          Los vientos Te sirven de mensajeros,

          el Fuego llameante, de ministro.

          Asentaste la Tierra sobre sus cimientos,

          y no vacilará jamás.

          La cubriste con el manto del Océano.

          Y las Aguas se posaron sobre las montañas.

 

          De los manantiales sacas los ríos,

          para que fluyan entre los montes.

          En ellos beben las fieras de los campos,

          el asno salvaje apaga su sed.

          Junto a ellos habitan las aves del cielo,

          y entre las frondas se oye su canto.

          Desde tu morada riegas los montes,

          y la Tierra se sacia de tu acción fecunda.

          Haces brotar hierba para los ganados,

          y forraje para los que sirven al hombre.

 

          Cuántas son tus obras, Señor,

          y todas las hiciste con sabiduría.

          La Tierra está llena de tus creaturas.

         

          Ahí está el Mar: ancho y dilatado.

          En él bullen sin número,

          animales pequeños y grandes.

          Lo surcan las Naves, y el Leviatán

          que modelaste para que retoce.

          Cantaré al Señor mientras viva.

          Tocaré para mi Dios mientras exista:

          que le sea agradable mi Poema.

          Y yo me alegraré con el Señor".