El encanto de las utopías

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

 

Esa palabra griega -utopía- nos impulsa a soñar a veces. Porque "utopía" significa literalmente y etimológicamente "algo que no existe en ningún lugar". Y, si fuera sólamente esto, no tendría gran importancia. Porque hay muchísimas cosas que no existen. Y por tanto, no nos interesan. Ni siquiera pensamos en ellas. Pero hay otras cosas que nos interesan mucho, las deseamos, las buscamos, nos esforzamos por conseguirlas, pensamos en ellas, y sin embargo, se nos escapan, se nos deslizan entre las manos, fugitivas, sinuosas, cuando parece que vamos a alcanzarlas, cuando parece que ya las tenemos en nuestro poder. Y estas son las verdaderas "utopías".

 

Mallorca, que vive gracias al turismo, ha fundado su economía, su bienestar,su equilibrio social, su propio ser, en el débil y movedizo fundamento de varias utopías. Todo esto está ahí como si fuera un gran palacio dentro del agua, dentro del mar, construído sobre las columnas acuosas de una fantasía.

 

LOS CAMBIOS DEL ESTE.

 

Sólamente hace unos meses nos sentíamos todos tranquilos y entusiastas ante los maravillosos y tremendos, rápidos y profundos cambios en los países del Este Europeo. Esto, además de devolver o entregar la libertad a millones de hombres y mujeres que vivían bajo las dictaduras fracasadas del proletariado internacional, nos llevaba a esperar en grandes desarrollos económicos. Y como consecuencia de estos progresos y buenos tiempos, Mallorca podría vivir nuevas experiencias de esplendor turístico. Pero poco después se está viendo que esto podría ser un sueño, fundado sobre la incierta promesa de una utopía, que es la utopía de la fraternidad de los pueblos.

Han llegado los cambios, pero los pueblos siguen divididos, han renacido fuertemente los nacionalismos, y las violencias armadas no han desaparecido, sino que en algunos sitios han retomado nuevas fuerzas.

 

El Comunismo no había podido crear las condiciones del bienestar y de la justicia, de la felicidad y de la convivencia de los pueblos que dominaba y explotaba. Pero con la libertad, no se han solucionado los problemas, ni se ha cristalizado en la realidad diaria lo que es una utopía: el bienestar de todo un pueblo unido sin opresiones. Con la libertad han aflorado y se han incrementado los defectos del libertinaje: la delincuencia, la prostitución en todas sus formas, el mercado negro, la especulación, el separatismo.

 

LA PAZ Y EL DESARME.

 

Todos hemos respirado profundamente, durante el año que ha terminado, al constatar los acelerados movimientos de los pueblos, antes enemigos, hacia la paz y el desarme.

 

Desaparecían prácticamente los bloques, caían físicamente los muros de la vergüenza, se ponían importantes límites a las armas de todos los tipos. Todos los hombres y mujeres, bien nacidos, rechazan las armas y su uso. Y hasta a veces sueñan en una humanidad desarmada, donde no existan ejércitos, y todo pueda solucionarse por el camino de la discusión sincera, el entendimiento mutuo, el estudio serio, o, a lo más, a través de los tribunales de justicia, nacionales o internacionales.

Pero la realidad nos ha demostrado que todo esto puede ser una hermosa utopía, "algo que no se encuentra en esta tierra", "algo que no tiene un lugar en este mundo".

 

Desaparecieron los muros y los bloques entre el Este y el Occidente. Pero están levantándose nuevos y altos muros entre los pueblos árabes y los pueblos occidentales. Y se han armado las naciones en poco tiempo, para destruirse mutuamente. Y nuestros sueños de paz se han eclipsado ante la espesa sombra de los odios nacionalistas y religiosos.

 

TRABAJAR POR LAS UTOPIAS

 

Se nos escapan las utopías. Pero, tal vez por ello, son más seductoras, más atractivas. Vale la pena luchar por ellas. Vale la pena poner los propios esfuerzos, los propios sudores, el propia tiempo, al servicio de esas bellas y escultóricas damas, que son las utopías. Yo quisiera luchar por la consecución de una hermosa utopía, que jamás he visto claramente realizada: Un hombre, una mujer realmente cristianos, que viven su fe en una comunidad alegre, unida, fraternal, sencilla, comunicativa.

 

Tal vez todavía falta mi personal aportación para que sea así.

Como me enseñaba aquel sugerente diálogo entre un pájaro negro y una paloma blanca sobre el peso de los copos de nieve. Para la paloma los copos de nieve, no pesaban nada, y por ello, no eran peligrosos. Pero el pájaro negro fue contando los copos que caían sobre la rama en que estaba. Eran ya varios millones. Y cuando cayó un copo más, se rompió la rama de árbol. Todo por un copo de nieve. El que faltaba.

 

Mallorca necesita que las utopías puedan ser reales. Sin libertades, sin progreso, sin bienestar, sin paz, sin desarme, Mallorca languidecerá en la mediocridad. El Turismo sólamente puede desarrollarse bien en el mundo de las Utopías.