El consumismo y el cochero

Autor: Ramón Aguiló sj.

Son frecuentes los duros ataques contra el Consumismo y el Lujo. Como si fueran las grandes bestias causantes de muchas desgracias en nuestro agitado mundo. Yo no voy a defenderlos ahora. Pero me voy a atrever a plantear algunas dudas sobre este tema. 

Me parece que Consumismo y Lujo, considerados desde diferentes aspectos, pueden contribuir a una mayor justicia social. Porque crean una enormidad de puestos de trabajo, y, a través de los impuestos, que suelen ser altos en estos casos, aportan una parte importante de los recursos necesarios para la redistribución de la riqueza, el mantenimiento de los servicios públicos y de las prestaciones sociales. De hecho, nuestro sistema económico occidental se apoya, casi exclusivamente, en el consumo y en su crecimiento, es decir, en el consumismo. 

Cayeron todos los estatismos. También los Comunistas. Y estamos prácticamente todos los países en un sistema Neo-Liberal o Neo-Capitalista. Pero éste también tiene sus aspectos negativos y sus contradicciones. No siempre la Libertad Económica significa Justicia. No siempre significa distribución. No siempre significa trabajo. Porque el sistema Neo-Liberal piensa más en el crecimiento del Producto Bruto que en los Hombres. El Estado como empresario está desprestigiado. Que no se meta. Que nos deje hacer. Nosotros, los privados, vamos a producir más, productos de más calidad, productos más baratos, más competitivos. Vosotros, los demás, comprad mucho. Consumid mucho. Lo mejor. A nosotros nos basta con que se mantengan salarios bajos, flexibilidad en el mercado de trabajo y pocos impuestos.

Esto es lo que nos repiten Empresarios, Economistas, Técnicos, algunos Políticos. Esto es lo que nos sugieren las tiras publicitarias de las cadenas de Tv y de las Radios y las páginas de las Revistas y Periódicos. Consumismo y propaganda del Lujo. 

Así perdurará el sistema productivo. Así aumentará. Así se absorberá el paro obrero. Esto es lo que nos decía un señor al que llaman "Super". Los españoles pueden llegar a tener cuatro o cinco coches. Por tanto se puede instalar una nueva factoría de coches en España. Se crearán puestos de trabajo. Pero el Señor "Super" no dice dónde se van a colocar los coches, dónde se van a aparcar, ni si van a contribuir a la contaminación del ambiente. Esto es consumismo y lujo. 

Como también es consumismo y lujo comer ostras, caviar, buenos mariscos, calamares rellenos, pasteles exquisitos, tartas de varios pisos al wisky, beber vinos buenos, espumosos cavas caros, licores extraños. Y vestir hermosos trajes, vestidos de seda, pieles de visón, collares de perlas naturales, joyas de brillantes y diamantes, de oro, platino y otros metales y piedras preciosas. Y tener aparatos de TV, Radio, Discos Compactos, de alta fidelidad y estereofónicos. Y hermosas y grandiosas obras de arte. ¿Qué sucedería si no se comprasen estos productos?. Suspensión de pagos de las Empresas y aumento del paro. El Turismo de sol y playa, para comer y dormir en otros países no es necesario, parece un lujo y su promoción el consumismo. Pero cientos de miles de baleares viven bien gracias al turismo. Y millones de hombres y mujeres de hoteles, bares, restaurantes, compañías aéreas, trenes, barcos, tiendas, agencias de viajes, touroperadores, etc., se alimentan y alimentan a sus familias gracias a ese lujo consumista, que es el turismo. 

Todo eso que he escrito puede parecer irónico, mordaz, duro. ¿Será un insulto a la austeridad cristiana, un insulto a la igualdad social?. Sin duda el consumismo y el lujo tienen sus aspectos negativos, pero yo no puedo olvidar los positivos para bien de los trabajadores. 

Algo parecido podría decirse considerando estos dos fenómenos económicos desde el punto de vista de los impuestos que proporcionan a las diferentes administraciones. Los impuestos suelen ser altos en los productos de lujo y siempre existen en los demás. Cuando se adquiere una joya cara, se pagan también los impuestos debidos. Se contribuye, por tanto, al ejercicio, mantenimiento y hasta aumento de las prestaciones sociales que irán a los más necesitados de la sociedad, al mejoramiento de los servicios públicos, a la redistribución de la riqueza producida. Pero exhibir una joya cara es un insulto a la pobreza de la humanidad. Lo mismo que viajar por diversión o por placer.  

¿Es todo tan claro? No lo sé. Pero no importa. Esta dinámica de dudas nos lleva a la verdad. Como sucedió en aquel Príncipe de la Novela "Resurrección" de León Tolstoi, que parece una historia de dos siglos y de nuestros días. El Príncipe de la novela pasa con un carruaje ante un gran edificio en construcción. El cochero se le vuelve y le dice: "¡Mire: ¡Qué hermosa casa están levantando!". Pero el Príncipe, que estaba cambiando sus ideas y quería acercarse al pueblo, no lo veía así, y afirmó que le parecía una cosa absurda. El cochero replicó con energía: "¡Cómo absurda!...¿No vé Ud. que da trabajo a mucha gente?". El Príncipe insiste que es un trabajo inútil. Y el cochero vuelve a su idea: "Si la construyen, señal de que es útil. Y así dan de comer a muchas personas... ¡Cuánta gente viene a la ciudad!.  No es extraño que luego no haya trabajo para todos." El Príncipe quedó lleno de dudas. Como había embarrancado en las dudas, cuando quiso repartir sus tierras entre los campesinos.  

Y ahora digo yo: Lo que nos parece absurdo, puede demostrarse útil y beneficioso. ¿Será así? Esta es nuestra Historia de final de siglo. Estamos como a final del siglo XIX. Ojalá no se repitan los sucesos terribles que Tolstoi no llegó a ver, porque murió en 1910. 

¿El Cristianismo austero puede encontrarse desarmado y sin respuesta frente a las exigencias de trabajo de los parados posibles o reales? Una pregunta que no me atrevo a contestar y que nos llevaría probablemente a analizar la necesidad de la proclamación de un nuevo Orden Social, diferente del que se está imponiendo ahora en el mundo y que con tanto ahínco defienden algunos Partidos Políticos. ¿Derechas, Izquierdas? El hombre es el que sufre. Mientras, ellos discuten .