Cristianismo y comunicación

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

Van surgiendo en diversos países y en los últimos tiempos, diferentes pequeños debates, sobre las opiniones de algunos "Teólogos" Católicos. Los "Teólogos" exponen sus ideas, a veces teológicas, y otras veces se refieren a actitudes y enseñanzas de los altos dirigentes de la Iglesia, para criticarlas. Y esto se publica en los "Medios", los "Medios" las resaltan con sus instrumentos. Y siempre aparece algun que otro lector o vidente que reacciona, protestando, contra-atacando y exigiendo más seriedad. Esto es lo que llamo pequeña controversia, pequeño debate. Otras veces se publican noticias sobre "escándalos" de miembros de la Iglesia. 

Yo no voy a dar consejos a los Teólogos, ni mucho menos a los siempre dispuestos a atacar y exigir desde las bases. Los Teólogos -se supone- son personas serias, estudiosas, preparadas, y prudentes, aunque a veces no lo parezcan demasiado. El pueblo católico, por su parte, tiene sus ideas fundamentales, su propia fe, recibida de la Iglesia local y de la Iglesia Universal. Una fe sencilla, intelectualmente definida, formulada en frases tomadas de un Catecismo o de algunos libros. Esquemática. Sincera. 

A mí lo que me interesa de estas controversias elementales es lo que ellas manifiestan sobre el fenómeno de la Comunicación. No es nuevo. Es tan viejo como el hombre, cristiano o no, en Sociedad. Los Evangelios y los Libros Sagrados del Cristianismo están llenos de reminiscencias de estas Comunicaciones y de los debates que se producían entre los mismos cristianos. En otros tiempos, sin TV, sin Radio y casi sin Periódicos, las gentes intervenían y se emocionaban ante las discusiones - es un ejemplo - entre Dominicos y Jesuítas sobre la Predestinación y los Auxilios de la Divina Gracia. Ahora no llegamos a tanto. Pero las cosas se saben. 

Todo esto nos indica que la Iglesia, sus Dirigentes de allá y de acá, los miembros activos en los varios niveles deberían tener en cuenta que no actúan aislados, como si estuvieran envueltos en una burbuja de plástico que les aisle de toda contaminación y de todo ruído. No vivimos nuestro Cristianismo en la soledad de nuestra Ermita Casera, de nuestro Monasterio con Clausura Papal, como si nuestras acciones y nuestras palabras estuvieran fuera de toda crítica y de toda resonancia, y hasta de toda contaminación ambiental. 

Hay un proceso de comunicación entre estos vasos vivientes que somos nosotros como personas y como grupos, en medio de los demás. Y esta intercomunicación tiene sus grandezas y también sus aspectos críticos. 

Antes se dejaba a la Historia el Juicio de los Papas y de los Reyes. Los hombres y mujeres de su tiempo se contentaban con alabarles, y, cuando querían criticarlos, lo hacían en voz baja. Pero ahora ya se atreven a criticar en voz alta. Y, a través de los medios, llegan a gritar. Nada digamos de los que no son Papas, ni Reyes. Pero tienen una imagen social. 

Por la Historia sabemos muchas cosas, muchas flaquezas, muchas inoportunidades cometidas por los Dirigentes en su tiempo. Y ahora los gentes, y algunas veces los Teólogos, ya se atreven a opinar así, durante la misma vida de los criticados. Esta es una realidad. Y es conveniente tenerla en cuenta, y actuar en consecuencia. No basta decir, proclamar, lo que creemos, o lo que creen los que dirigen. También es necesario tener los ojos bien abiertos, y los oídos muy atentos, porque vivimos en unas circunstancias especiales, y lo que hacemos y decimos tienen variadas repercusiones. 

La Iglesia es un Casa abierta. Cuando Jesucristo se definió a sí mismo como "PUERTA", evidentemente se refería a una Puerta Abierta, porque la puerta cerrada se parece más a una muralla que impide el paso. La Puerta es para ENTRAR Y SALIR.

 

Evidentemente hay cosas intocables en nuestro tesoro común de la Fe Cristiana, un Tesoro -con mayúscula- que poseemos entre todos,  bajo el cuidado del Sucesor de Pedro por encargo de Jesucristo. Biblia y Tradición son los dos brazos de este caudal cristiano. Pero también es verdad que este tesoro, debe ser investigado, re-investigado, iluminado por las nuevas conquistas de conocimiento que nos proporcionan los siglos y los años.

 

En cuanto al Juicio de las Personas concretas, es claro que las opiniones variadas tienen un más ancho campo de expresión. Porque las personas, por muy arriba que estén, son personas humanas. Y por tanto, susceptibles de todas las posibilidades achacables a los hombres y a las mujeres de este mundo. Pero siempre ha de quedar limpia y evidente una virtud que es la característica del Mensaje de Cristo: la Caridad, o dicho con una palabra más mundana: el Amor, además de la VERDAD sin el culto al sensacionalismo y sin caprichos de opiniones personales. 

Casi todo puede llegar a saberse y discutirse actualmente, y por tanto, todos los conflictos pueden llegar al gran mundo, a través de la Comunicación Social. Creo que deberíamos todos alegrarnos de esta Comunicación inmediata y de las reacciones que produce, porque ello nos llevará a actuar con más cuidado, más precisión y más calidad en los mensajes y en las actitudes personales. No podemos contentarnos con enviar todas estas cosas al hermetismo de los archivos secretos. Para la opinión pública, de intelectuales y pueblo, los archivos secretos ya no existen. "Todo se dirá desde los techos" -lo afirmó El. Y sobre los techos están las antenas de TV, también las parabólicas.