Brindar con vino bueno

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

 

Me cuentan que Tú, en una boda, has convertido el agua en vino bueno, del mejor. Y todo por la dulce sugerencia de tu Madre, María. Y a mí esto me ha llenado de admiración, y hasta de un cierto estupor mezclado con unas gotas de humor.

 

LOS PELIGROS DEL VINO. Yo soy de aquellos que nunca tomo vino. No creo en sus bondades. Y así en nuestro mundo hay muchos más. Tú sabes mejor que yo que el alcohol no es bueno, que existen muchos hombres, mujeres y hasta jóvenes de ambos sexos que se aficionan a la bebida, que se emborrachan y se convierten en alcohólicos. Y esta es una gran mancha para la humanidad. Se ponen enfermos. Se inutilizan para el trabajo. Mueren jóvenes. El alcohol es una droga. Y los alcohólicos son verdaderos drogadictos. Por esto han aparecido tantas asociaciones para su rehabilitación. ¿Cómo pudiste Tú ofrecer a los invitados a la boda de Caná un vino tan bueno que les empujara a su degustación?. Y sin embargo lo hiciste. Espero que ninguno de los invitados de aquel día se emborrachara. En todas las Fiestas hay siempre algún aprovechado que abusa de lo que se le ofrece. Hubiera sido cómico. Yo veo en tu invitación una pincelada de tu temperamento alegre y de tu buen humor, campechano y lleno de humanismo.

Esto me indica que lo del vino es cosa vieja. Desde que aquel Noé famoso cultivó las viñas, inventó el vino, y se emborrachó, han sucedido muchas cosas, y el vino ha llenado muchos vasos, copas, botellas y cerebros humanos. No puedo criticarte. Por algo lo hiciste. Este fue tu primer milagro con el que manifestaste la gloria de Dios. Con la intervención amorosa, atenta, de tu Madre, que también estaba allí, invitada, en aquella Fiesta de los Novios.

 

LO MARAVILLOSO DE TU PRESENCIA EN UNA BODA. Lo que me impresiona de este relato no es el milagro del vino, en el que veo un rasgo de tu humanismo y de tu buen humor. Lo que realmente me parece maravilloso es tu presencia en aquella Fiesta, en el banquete de aquella boda. Tu aceptación de la invitación de aquellos amigos tuyos es una demostración de tu genial humanismo, de tu cercanía a todo lo humano, de que tu encarnación expresaba realmente una verdadera humanización. Tu ser hombre significaba realmente esto: ser un Hombre como todos los demás, sumergido en todo lo que se puede definir como humano. 

Tú fuiste invitado. Y estuviste allí, entre los demás, charlando, con uno y con otro, con aquella muchacha y con aquel joven, comiendo, bebiendo, admirando las danzas, danzando tal vez. Y con esto querías subrayar, resaltar, expresar tu gran respeto ante el amor humano de una pareja de esposos recién casados, y tu deseo de que todas las parejas del mundo y de la historia sepan vivir el amor en la magnificencia de un "Sí" pronunciado ante su propia conciencia y ante Dios.

 

LO BELLO DEL AMOR. El amor entre un hombre y una mujer es algo muy hermoso. Es una experiencia muy compleja, que abarca desde los sentimientos más profundos y las más profundas convicciones hasta las más inusitadas vivencias conjuntas. Y Tú que fuiste Virgen, hijo de una Madre Virgen, y mensajero de la virginidad a causa del Reino de Dios, has bendecido con tu presencia la bella grandeza del amor matrimonial. Has dignificado, divinizado el amor hasta elevarlo a la categoría de un Sacramento. Así la nueva vida se engendra, se concibe entre las sinfonías de la dignidad y de la bendición.

 

LAS FAMILIAS DE AHORA. Pero no creas que nuestras gentes piensen así, como Tú. A mí no me gusta darte malas noticias. Pero la verdad es que nuestras familias de ahora están siendo maltratadas. La verdad es que el amor es un bien muy escaso. Como el oro. Como el platino. Como la santidad.  

Los matrimonios se rompen. Se separan. Se divorcian. Y los hijos se quedan sin padre. Sin madre. Se habla de matrimonios entre homosexuales, como si fuera posible justificar lo antinatural, lo absurdo. Se usan píldoras para evitar los hijos, que son la flor natural y espontánea del amor realizado. Si se les concibe por equivocación, se les mata antes de nacer sin ninguna piedad. Todo esto es terrible. La Familia se convierte en un pequeño infierno, donde el ardor del fuego y de la rabia ocupa el puesto del amor conyugal. Y no son pocos los hogares con estos problemas. Son muchos. Y muchos comienzan muy pronto esa transformación hacia el mal.

 

Tú DEBES SER EL INVITADO PRINCIPAL DE LAS BODAS. Yo creo que todas nuestras jóvenes parejas deberían invitarte para el día de su boda. Y Tú deberías estar allí, con ellos, en la Fiesta que celebran. Si Tú estás, todo se vuelve más fácil. Porque los novios ven el futuro más claro. Y saben que les esperan días de sol claro y de cielos punteados de estrellas, pero también días de nubes y de tormentas. Vivirán horas felices y semanas de sacrificio. Pero Tú les darás una copa de buen vino para gozar de lo bueno, y ser fuertes en el sufrimiento de las llagas y de los golpes que nos da la vida. 

Brinda conmigo para la felicidad de todos y de todas los que se han casado. Quédate con ellos. También después de la Fiesta. 

Y a los que hemos renunciado por Tí al matrimonio, danos también una copa de tu buen vino, de marca desconocida pero famosa, para que podamos ser alegres, confiados y buenos comunicadores de tu Mensaje. No hemos renunciado al amor. Lo hemos universalizado. Lo hemos espiritualizado.

 

UN CUADRO QUE ME IMPRESIONÓ. Quiero terminar la presente recordando aquel hermoso cuadro de mi amigo el pintor que reproduce aquella escena de Caná, puesta en el lenguaje del siglo XX.  

En el grupo, con mucho movimiento, estás Tú de pie a la derecha, junto a tu Madre que está sentada. A su izquierda el novio sentado y enfrente la novia de pie. Tú estás vestido de fiesta con una americana blanca, y a tu lado, el mayordomo, está llenando la copa del novio,  una copa típicamente de champaña. Y es que la botella es una botella de champaña, o de cava, como se le llama en España. Todos están dispuestos a brindar. No sé si había champaña entonces, pero ahora el champaña es el símbolo de lo mejor de las fiestas. Tú ahora les darías champaña a los felices recién casados de todo el mundo.  

Gracias por el milagro, tan simpático, tan humano. A la izquierda del cuadro veo un fotógrafo con su cámara, o su video, para que quede constancia de tu generosidad fraternal. Todos los demás Te están mirando atentamente. Eres el Centro de la reunión. Una copa de champaña no daña a nadie y puede ser una pincelada de alegría y de amistad en una Fiesta. Esto es lo que parece querer comunicar ese cuadro de colores tan equilibrados y de movimientos tan expresivos. Este Cuadro es un modelo de perfección del arte de la pintura que está tan destartalado en nuestro tiempo de la Post-Modernidad. Sólo él puede expresar la categoría de un gran pintor.

 

EXALTACIÓN DEL AMOR. El amor humano se lo merece todo. El amor humano entre un joven fuerte y una hermosa muchacha ha merecido el primero de tus milagros caseros, para indicarnos que este amor ha quedado bendecido por tu Presencia, y que ya no es solamente un hecho creativo, sino además, una entrega consagrada a los fines del Padre de todo, Dios. 

Los novios recién casados salen de nuestras iglesias en medio de una nube de granos de arroz, blancos. Son recibidos por sus amigos y amigas, familiares e invitados, con una salva de aplausos. Son acompañados a un coche que los paseará por la ciudad hasta el lugar de la Fiesta, y todos los ciudadanos podrán participar de su alegría, al ver pasar el coche perfectamente adornado con cintas blancas, flores blancas y arrastrando una larga hilera de latas vacías o de botellas de plástico, que sirven para atraer la atención de las gentes. 

Así la alegría de la pareja se extiende por la ciudad como una estela luminosa y musical. La Alegría brotó del Altar. Y de tu Testimonio presencial. Dentro de unos meses, de unos años, habrá más alegría en el mundo porque le habrá nacido un hombre, una mujer, como has notado Tú mismo, en unas palabras que subrayan una vez más tu enorme carga de humanismo. 

Quisiera que leyeran esta carta todos los novios que creen en Dios, que creen en Tí, Jesús de Nazaret. Se la dedico con mi afecto fraternal. Estoy seguro de que Tú también la firmas. Las Familias que nacen entre aplausos, alegría, bendiciones y algunas copas de buen champaña de la mejor marca, necesitan tu aplauso, tu compañía, tu palabra de aliento. No todo lo que les espera va ser maravilloso, por desgracia. También tendrán que beber algún trago amargo. Porque la vida tiene éso: de cuando en cuando, cuando menos te lo esperas, te ofrece un bofetón. Y no sabes por qué, aunque a veces lo podrías adivinar. Paciencia. Pero si Tú estuviste como Testigo Cualificado en su boda. Serán Fuertes. Y vencerán.