Banquetes especiales

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

UN BANQUETE EN SÁBADO QUE RESULTÓ TENSO. En el mismo banquete antes de la Parábola que acabas de escribir, había habido una especie de comentario sobre lo que habías observado. No te había parecido muy edificante, ni educado, ni tampoco conforme con lo que Tú solías enseñar. Dice Lucas, en exclusiva, al principio del mismo capítulo 14: "Habiendo entrado en Sábado en casa de uno de los principales de los fariseos para comer, ellos Le estaban observando". Había allí un enfermo de hidropesía, y lo curaste. Era Sábado, y esto estaba prohibido por las normas de los Leguleyos que nunca faltan. Tú pacientemente les explicaste por qué habías hecho esta curación. 

Después prosigue Lucas: "Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una Parábola: Cuando sea convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado otro más distinguido que tú, y viniendo el que os convidó a tí y a él, te diga: 'Deja el sitio a éste', y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que cuando venga el que te convidó, te diga: 'Amigo, sube más arriba'. Y esto será un honor para tí delante de todos los que estén contigo a la mesa. Porque todo el que se ensalce, será humillado. Y el que se humille, será ensalzado". 

Esta que Lucas llama Parábola contiene más bien un gran consejo de educación para la vida social. Por desgracia la Educación que Tú propugnas, ahora se halla bastante olvidada, aun entre personas que dicen seguirte. Se nota que cada uno va a lo suyo sin el debido respeto a los demás. Para los cristianos, la Educación adquiere todavía formas mejores y más importantes, porque es el Primer Paso, una especie de boceto, de la gran Obra de Arte que se llama Caridad. 

Además Lucas va completando el cuadro y tus atinadas y discretas observaciones, diciendo: "Dijo también al que Le había invitado: 'Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos. No sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa. Cuando de un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos. Y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos'". 

En este Cena observaste muchas cosas. Y algunas escocerían a los que Te rodeaban. Pero Te digo que me parecen totalmente realistas, y que, en nuestros tiempos llamados cristianos, están sucediendo lo mismito, igual que hace veinte siglos en tus años de Vida Pública.  

Los Invitados siguen precipitándose para ocupar los primeros puestos, con mucha discreción. Y a nadie se le ocurre invitar a esa tu querida y pertinaz lista de amigos: Pobres, Lisiados, Cojos, Ciegos, es decir, en general, "Los Marginados". Nadie piensa en ellos.  

Los Marginados de ahora, como los de entonces, son los grandes ausentes de los Festines de la Vida. Ni siquiera participan de las comidas normales, diarias, de pan con algún acompañamiento y unos vasos de agua. Mucho menos de los Banquetes refinados que ofrecen con tanta frecuencia los Potentados, a los Amigos o Personalidades, de los que esperan conseguir algo posteriormente.

 

EL ESCANDALOSO BANQUETE DE LEVí. Tú llamaste al odiado recaudador de Impuestos, Mateo o Leví el de Alfeo, que es el mismo. Y él, que manejaba mucho dinero, quiso agradecértelo organizando una Comida, a la que Te invitó con tus discípulos, y a la que también llamó a sus compañeros de trabajo que eran considerados todos ellos "Publicanos y Pecadores", es decir, lo más deteriorado y despreciable de la Sociedad. 

La que se armó. Aquello fué el "Banquete del Escándalo". Los Fariseos del Integrismo se sintieron felices. Ahí estabas Tú, comiendo con los Pecadores. Esto era escandaloso y les ofrecía una buena oportunidad para acusarte. Y se lo comentaron a tus amigos. Estos no sabían qué pensar, no sabían qué decir. Pero Tú lo observabas todo, y les diste una respuesta, digna de tu Inteligencia. Una respuesta llena de ironías. Dijiste: "No necesitan médico los sanos, sino los que se encuentran mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de 'Misericordia quiero, que no sacrificio'. Porque no he venido a llamar a justos sino a pecadores". Era la respuesta más adecuada y más contundente para aquellos que se sentían "Sanos" y "Justos", los dos adjetivos subrayados por tu Voz. 

Después discutisteis sobre el Ayuno. Los discípulos de Juan ayunaban, pero los tuyos, no. Y esto también escandalizaba a los de conciencia estrecha y mojigata. Pero Tú, tomando el vuelo teológico, les diste una hermosa lección de espiritualidad: "¿Pueden acaso estar tristes los invitados a la boda mientras el Novio está con ellos?. Días vendrán en que les será arrebatado el Novio. Y entonces ayunarán". 

Tú eres el Novio de la Humanidad. Y estás ya casado con Ella. Por esto, el Cristiano vive una vida con tonalidades brillantes de Alegría, aun en sus momentos de dificultad y de lucha. El Aleluya es el Leit-Motiv de nuestra Sinfonía.

 

BANQUETES CON DISCUSIONES MáS O MENOS APASIONADAS. Lucas ha recogido las narraciones de varios banquetes, en los que Tú participaste. En todos ellos se produjo alguna controversia. En el Capítulo 7, el Banquete se complica por la llegada de una Mujer Prostituta que se colocó cerca de tus pies, los ungía con un perfume, los mojaba con sus lágrimas y los secaba con sus cabellos.  

La murmuración del que Te había invitado brotó enseguida: "Este no puede ser un Profeta. Porque, si lo fuera, conocería quién es esa mujer que así lo toca, pues es una Pecadora".  Tú aprovechaste la ocasión para darle al Fariseo una hermosa lección de Urbanidad, de Caridad, y de tu Obra Redentora. Porque hasta perdonaste los pecados de aquella prostituta pública. Y la inquietante pregunta apareció en la conciencia de todos: "¿Quién es éste que hasta perdona los pecados?". Y Tú no inmutaste, y dijiste a la Mujer: "Tu fe te ha salvado. Vete en paz". Una gran Lección de Teología para todos los que la han escuchado a través de los siglos. 

En otro Banquete que describe Lucas, Capítulo 11, surgió también la Controversia. Esta vez fué sobre las abluciones que, con tanto esmero y tanta parsimonia realizan los judíos antes de los actos principales de sus días. "Un Fariseo Le rogó que fuera a comer con él". Y Tú aceptaste. Pero otra vez apareció el espía que quería observar tu comportamiento, y "el Fariseo se quedó admirado viendo que Tú habías omitido las abluciones antes de comer".  

Tú le contestaste. Pusiste toda la dulzura posible en tus frases. Pero, a pesar de todo, sonaron a acusación y a total rechazo de aquel integrismo hipócrita y violento. Le dijiste: "¡Bien!. Vosotros, los Fariseos, limpiáis, por fuera, la copa y el plato, mientras por dentro estáis llenos de rapiña y maldad. ¡Insensatos!.  El que hizo el exterior, ¿no hizo también el interior?. Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas estarán limpias para vosotros". 

Después atacaste sin miedo y con toda claridad a los Fariseos por su conducta hipócrita, por su orgullo, por su podredumbre moral. Y los llamaste "Sepulcros que no se ven, sobre los que andan los hombres sin saberlo".  

Intervino, defendiéndose, un Legista. Y Tú aprovechaste el momento para decirle también las verdades, porque imponen a los demás "cargas intolerables", porque "os habéis llevado la llave de la Ciencia. No entrasteis vosotros, y a los que querían entrar se lo habéis impedido".

 

LOS ESPÍAS DE TODOS LOS TIEMPOS BUSCAN ACERCARSE AL ESPIADO. Todo esto demuestra que Tú no Te sentías bien en estos Banquetes organizados por hombres que se consideraban importantes, para "espiarte".  

Yo creía que el espionaje era cosa moderna, de los Estados que se sienten inseguros ante las insidias oscuras, subterráneas de los otros Estados y Poderes de este mundo.  

Hay una gran agitación en las cloacas malolientes de la actual Humanidad. Y allí, en esos ríos asquerosos que muchos de nosotros no conocemos, ni queremos conocer, se desarrollan actividades, acercamientos, amistades fingidas, sabotajes, asesinatos, delincuencias, ajustes de cuentas aparentes, y toda una serie de actividades ilegales, realizadas por personas que defienden la Legalidad vigente. Los espías de tu tiempo no llegaban a tanto. Pero los que Te espiaban, bajo una apariencia de amistad y de respeto, estaban tramando tu Destrucción.

 

LOS BANQUETES DE LOS RICOS FRENTE AL HAMBRE DE LOS POBRES. Aquella Parábola del Rico Malo y Lázaro el Pobre también propone el tema de los banquetes: "Era un Hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas". El pobre Lázaro, en cambio, "deseaba hartarse de lo que caía de la mesa del Rico". Los Pobres Te han preocupado siempre. Y siempre les has demostrado un gran Amor. La Parábola subraya el rotundo cambio de Vida, después, en el otro mundo. 

Por desgracia, los Ricos siguen banqueteando todos los días. Y los Pobres Lázaros de la Humanidad siguen sufriendo un hambre atroz. Y los encargados de evitar estas injusticias se lavan las manos, como Pilato se las lavó cuando Te condenaron a Muerte.  

Se reúnen frecuentemente Conferencias Mundiales para estudiar estos temas. Se reúnen los Bancos, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial para el Desarrollo, y no sé cuántos representantes de los que manejan los Capitales. Pero casi todo se queda en meras palabras huecas, oratorias de Salón con ramos de flores sobre las mesas y en los tablados y tarimas.  

A veces me avergüenzo de la humanidad tan fría, tan calculadora, tan inhumana. Los Países Pobres están endeudados hasta los topes. Y los Ricos son incapaces de perdonarles las deudas.

 

EN CASA DEL PADRE QUE ESPERABA EL REGRESO DE SU HIJO. El Hijo Pródigo a quien su Padre salía a esperar todos los días, fué obsequiado con un banquete generoso. Era la expresión del Amor de Dios hacia los Pecadores. Y de la División envidiosa que se produce a veces entre los Hermanos de un mismo Padre. Es también una exclusiva de Lucas en su Capítulo 15.

 

LOS BANQUETES QUE Tú ORGANIZASTE. Nosotros, los Cristianos, podríamos celebrar cada día banquetes por las grandes alegrías y dones que de Tí recibimos. Y así lo hacemos. Porque todos gozamos de tus Enseñanzas e Instituciones que se mueven alrededor del Banquete. Tú has organizado banquetes durante tu Vida. Unos banquetes muy especiales, que se han convertido en Ritos, o en Mensajes. 

En repetidas ocasiones, Tú describiste la Vida Futura que nos espera a todos, como la gran Participación en un Fantástico Banquete con Dios, nuestro Padre. Pero ya en este mundo has instituido el Gran Banquete de tu Eucaristía. Nunca podremos agradecértelo suficientemente.

 

Tu Profecía del Pan de la Vida. Lo profetizaste en el capítulo 6 de Juan, cuando Te presentaste como "El Pan de la Vida" y afirmaste que tu "Carne es verdadera comida y tu Sangre es verdadera bebida".

 

Llegó el momento de la Realidad. Cuando se acercaba la Fiesta, todos estaban interesados en prepararla bien, porque eran conscientes de que iba a ser la última. Por ésto enviaste a varios discípulos a entrevistarse con un amigo que os dejaría el salón especial. 

Y lo realizaste todo solemnemente en tu Ultima Cena de Pascua, con los doce. Como lo narran los tres Evangelistas Sinópticos y Pablo en su Primera Carta a los Corintios, capítulo 11.  

Aquel ambiente familiar se cubrió de emoción, de silencio y de sacramentalidad, cuando tomaste el Pan, lo bendijiste y lo consagraste diciendo: Tomad y Comed. Esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros".  

Después levantaste la Copa que contenía vino con un poco de agua, y exclamaste profundamente: "Bebed todos de él, porque ésta es mi Sangre de la Alianza, que va ser derramada por muchos para el perdón de los pecados". Y añadiste: "Haced ésto en recuerdo mío", como dice Lucas en su capítulo 22.  

Y según Pablo: "Haced esto en conmemoración mía", "Cuantas veces lo bebiereis, hacedlo en recuerdo mío". Y sigue Pablo: "Cada vez que coméis este pan y bebéis este cáliz, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor".

 

Tu Presencia Física hasta el Final. Este Banquete, comenzado por Tí en el Salón prestado, abría una estela luminosa, divina, transfiguradora en el mundo cristiano.  

Tu Presencia física, oculta, mística ha sido indefectible. Los cristianos nos reunimos en las Iglesias y Capillas, para acercarnos a la Mesa del Banquete y participar dignamente en El, alimentándonos espiritualmente de Tí, Pan y Vino de la Vida. 

Y será así hasta el fin de los Tiempos, por todas las futuras generaciones. Este es el Banquete Central, el más importante, planificado y organizado por Tí personalmente, para que se repitiera en todas las lenguas, en todos los pueblos, ciudades y barriadas, en todos los siglos. Por él, Tú estás aquí, conmigo y con todos mis hermanos muy queridos.

 

Los Primeros Cristianos y tu Presencia. Los primeros cristianos vivieron especialmente tu Presencia. Era su gran "Secreto". Por este Secreto murieron algunos mártires. Las Asambleas se reunían para "Partir el Pan", como se decía.  

Y unos años después, surgieron abusos a causa de la comida especial de cada uno. Los ricos comían bien. Los pobres o no comían o comían mal. Y esto creaba diferencias entre los hermanos, envidias y discusiones. Pedro, Pablo y Judas tuvieron que corregir los excesos de los hermanos.

 

Nuestra diaria Eucaristía. El Banquete que Tú creaste ha sido constante, diario, a todas horas. Probablemente se habrán cometido sacrilegios. Pero estoy seguro de que habrá triunfado siempre el Amor, la Adoración. Y con el Banquete de tu Cuerpo y de tu Sangre muchos millones de hombres y mujeres se habrán sentido Fuertes para luchar y vencer por el Bien y el Evangelio.

 

Te reconocieron en el modo de partir el Pan. Has tenido otros rasgos Tú además, Jesús de Nazaret. A los dos discípulos miedosos que se escapaban de Jerusalén el mismo día de tu Resurrección, Tú les saliste al encuentro. Iban hacia Emaús, que distaba "sesenta estadios" de la Capital. Lo testifican Marcos y Lucas. Lucas propone una larga narración de estos hechos en su capítulo 24.  

Tú les acompañaste sin que ellos se dieran cuenta de que eras Tú en persona. Uno de ellos era Cleofás.  

Discutieron contigo, y Tú les reprendiste. Llegaron, y Te invitaron a quedarte con ellos. Cenastis juntos.  

Y ellos Te reconocieron en el momento de la Partición del Pan. "Cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando.  

Entonces se les abrieron los ojos y Le reconocieron, pero El desapareció de su lado". Tú, durante el camino les explicabas las Escrituras, y al terminar el encuentro, celebrasteis la Eucaristía.  

Este es el Sentido más claro de nuestras reuniones Comunitarias y Eucarísticas: Recordamos tu Palabra, y nos alimentamos con tu Pan. Lo quisiste así, desde el primer momento.

 

El Cuadro de un flamenco de París. He visto un cuadro muy hermoso de un amigo pintor belga flamenco, nacido en París de Francia. Su cuadro grande reproduce esta escena de los dos de Emaús contigo, precisamente en el momento de la "anagnórisis", el reconocimiento de tu Personalidad.  

Hay en todo el cuadro un ambiente de nocturnidad que se manifiesta en la luna sobre un cielo oscuro, el segundo término de la ciudad a través de una puerta abierta y un búho. Un gato mira atentamente al pájaro tal vez dispuesto a atraparlo.  

Los dos discípulos Te miran, y Tú tienes tu mano derecha sobre el pan y el cáliz lleno de vino. Es el Momento del Banquete. El Momento del Encuentro profundo. El Momento de los Ojos Abiertos sobre la Verdad.

 

Tú, Resucitado, pediste algo que comer. Lucas en el Capítulo 24 describe tu Manifestación a los Apóstoles, después de Resucitado. Estaban ellos recluidos en el Salón de la Eucaristía, porque estaban aterrorizados, sentían miedo. Y Tú estando cerradas las puertas, Te hiciste presente ante sus ojos asombrados. Ellos no estaban convencidos de que eras Tú. ¿Serías una Fantasía?. ¿Un Espíritu?. ¿Un Fantasma engañoso?. Estaban llenos de dudas.  

Tú les mostraste tus Manos y tus Pies. Y entonces se Te ocurre la idea de montar una comida improvisada. "Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: '¿Tenéis aquí algo de comer?'. Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos".  

Fue una comida frugal, de lo que les había sobrado a ellos."Parte de un pez asado...". Menos no podía ser. Pero esta comida tan sencilla y pobre les sirvió a los Apóstoles como Prueba de que Tú eras Tú, con tu Cuerpo, y no una fantasía, ni un espíritu, ni un fantasma.  

Y nosotros también creemos por la Fe que Tú, Cristo Resucitado, eres el Cristo Real, Histórico, que ha recuperado milagrosamente, por acción de Dios, la propia Vida.  

Y con ello ha sido constituído Primicia de todos los Resucitados, Nosotros. Este eres Tú. Vivo para siempre.

 

Un Almuerzo mañanero junto al Lago. Al final de tu Presencia de Resucitado en este mundo, antes de tu Ascensión al Padre, todavía tuviste tiempo para dar a tus Apóstoles, despistados, desorientados una lección de Solidaridad Comunitaria, con un almuerzo mañanero. Todo sucedió a orillas del Lago de Tiberíades. Era por la mañana, "al amanecer". Lo recuerda Juan en su Capítulo 21, un Apéndice de su Evangelio.  

Pedro una tarde estaba aburrido y dijo a sus compañeros: "Voy a pescar". "También nosotros vamos contigo", le dijeron ellos. Pero les fue mal. No pescaron nada durante toda la noche.  

Al regresar con su barca, Tú les estabas esperando, sonriente, pacífico como el ambiente dorado de la aurora. Estabas en la orilla. Y les gritaste si traían pescados. Y Te contestaron con un malhumorado. "No". Tú les propusiste que echaran la red a su derecha. Y al poco tiempo estaba llena de peces. No podían con ella.  

Entonces Juan Te reconoció y se lo dijo a Pedro, que en un instante, recobró su buen humor. Se echó al mar tal como estaba, medio desnudo. Y Te buscó. Los demás también llegaron. 

Y se encontraron con unas brasas ardiendo, un pescado sobre ellas y pan. Y Tú les dijiste: "Traed algunos de los peces que acabáis de pescar". En la red había 153 grandes peces. Y no se había roto. Y Tú les dijiste: "Venid a comer".  

Y allí, junto a aquel Lago de tantos y tan buenos recuerdos y de tantas controversias, habéis almorzado juntos, Tú y tus Elegidos Apóstoles, en un Almuerzo Fraternal, que simbolizaba sin duda la Intención Solidaria de la Iglesia por Tí fundada sobre la Piedra de Simón Bar Yona. "Viene entonces Jesús, toma el Pan y se lo da. Y de igual modo, el pez".  

El Pez por su nombre griego, Ijzús, sería la críptica representación de tu Presencia en las Catacumbas, cuando los Cristianos, siempre muy unidos por comunidades, en la Grande y Universal Comunidad de tu Iglesia, eran perseguidos a muerte. Y eran asesinados y así convertidos en Testigos, Mártires, tuyos.

 

LA TRAGEDIA HUMANA COMENZÓ COMIENDO Y TERMINA FELIZMENTE CON LA REALIDAD DE LA COMUNIÓN COMO INTRODUCCIÓN A UN BANQUETE ETERNO. Jesús de Nazaret. La Historia de la Humanidad comenzó tristemente bajo el símbolo de una Comida prohibida.  

Pecaron los primeros hombres, las Primeras Mujeres. Es la Historia de la Rebelión que comenzaba entonces. Comían lo que estaba prohibido. Era un Símbolo de una Realidad que recibía la primera sacudida, la primera contaminación, destructoras.   

Tú llegaste para salvarnos, con otro Banquete, el Banquete de la Vida. El Pan de la Vida eras Tú. Y no lo diste a través de todo lo que quisiste Ser y Realizar. Muy especialmente en la Realidad transcendental de tu Eucaristía. 

Nuestra Historia personal, aquí, en este mundo, terminará, -así lo esperamos todos-, con el Banquete de tu Cuerpo y tu Sangre. Nuestro Viático, que se puede llamar el Pan del Camino, de la Puerta que se abre.  

Y este Banquete será la Introducción al Banquete Eterno, cuando comeremos contigo en el Reino de Dios, como Tú nos has enseñado, utilizando una imagen, la del banquete, tan clara y tan humana al mismo tiempo. Y tan expresiva de la Alegría y de la Comunidad Familiar.  

Porque, las familias dispersas por el mundo, cuando quieren encontrarse y reunirse, lo suelen hacer en una Comida Familiar, donde hay siempre de lo mejor, con algunas botellas de champaña, algunos pasteles y ensaimadas, y unas cuantas formas de helado para escoger.      

Allí todos desearemos estar sentados cerca de Tí. No sé cómo lo vamos a organizar siendo tantos millones de millones. Nosotros esperamos tener un sitio "reservado", aunque sea en segunda línea. Lo importante es estar  allí. Lo que importa es dar un paso firme cada día. Siempre avanzar.