Aventuras de hombres y gatos (1990, 1994)

(Tome estos versos a broma)

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

1

Yo conozco a un buen señor
Que tuvo una crisis rara:
Sentía envidia de un gato
Que se hospedaba en su casa.

Era un gato dulce y negro.
“Carbonilla” le llamaban.
Era el encanto de todos.
Y todos le acariciaban.

Le decían cosas tiernas.
Le regalaban tostadas.
Tenía muchos juguetes.
Y “Carbonilla” gozaba.

En cambio mi buen señor
Muy solito se encontraba.
Nadie le daba sonrisas.
Nadie un saludo le daba.

Entonces el buen señor
Tuvo una crisis muy alta
Con fiebre y sueños nocturnos.
Quería ser gato. Y basta.

Tal vez si fuera un gatito,
Aunque fuera gris, de plata,
Alguien le diría mimos,
Alguien reiría sus gracias.

Y una noche el buen señor
Sintió que todo cambiaba.
Ya no tuvo que ducharse.
Gato se alzó de la cama.

Y al verlo, bello y grisáceo,
Todos decían monadas.
Le daban lenguado frito.
Y hasta alguna le besaba.






Le llamaban “Cenicilla”
Por su color gris y plata.
Era el juguete de todos.
Era un gato de gran raza.

Y nadie se inquietó
Porque el buen hombre faltara.
¿Dónde se habría marchado?
Nadie sabía palabra.

Y así el gato consiguió
Lo que el hombre no alcanzara,
“Cenicilla” fue feliz,
porque todos le estimaban.

Y al señor un gran responso
Le cantaron por el alma.
“Cenicilla” estaba allí,
moviendo su cola larga.

Y se decía contento:
“Ecología lo llaman.
Yo prefiero ser un gato
En este mundo de ratas”.


2

“Cenicilla” no sabía
el golpe que le esperaba.
Era un gato respetuoso,
Mas los gatos le observaban.

No llevaba documentos.
Porque era un gato sin patria.
Había entrado “de estranquis”.
Y en extranjero maullaba.

Los negros por su piel gris,
Los blancos por piel manchada.
Por su acento y por sus ojos.
Toditos le despreciaban.

La policía gatuna
Le seguía las pisadas.
Recogía informaciones,
Y cundió una fea alarma.

Levantaba las envidias
De los Jefes y sus Damas,
Porque era un gato instruído,
Aunque mestizo de raza.

¿Por qué comía lenguado
si ellos comían piltrafas?
¿Por qué vestía de gris
como un mulato del Africa?

Le llevaron ante el juez,
Por ser de una oscura “maffia”.
Le condenaron a cárcel
Donde no comía nada.

“Cenicilla” iba tramando
cómo volver a su patria.
Se puso enfermo de “depre”:
Fracasado. Y sin jauja.

Los hombres no le atendían.
Y los gatos le insultaban.
Unos pasaban de largo,
Otros mostraban sus garras.

Y “Cenicilla” pidió
Poder regresar a casa
Y dejar el paraíso
Aquel de la Gatolandia.


3

Mientras de noche dormía
En la cárcel, con arañas,
Sintió que algo en él volvía
Y se encontró en la gran plaza.

Era un hombre nuevamente
Aunque de raza mezclada.
Se sentía muy dispuesto
Pero de forma algo extraña.

Caminó. Subió a un Taxi
Y regresó a su planta.
Nadie nada preguntó.
“Tal vez todo fue una errata”.

“Mejor es comer espárragos
con los hombres y las damas
que las truchas de los gatos
y las caricias malsanas”.

Se encontró con “Carbonilla”
Y soslayó su mirada.
Se sentó en un banco verde
Tomando el sol en la plaza.

“Mire qué gato más bello”,
le dijo a un viejo con calva,
allí sentado con él,
mientras un gato pasaba.

Y el viejo le contestó
Como un sabio en alta cátedra:
“Se equivoca Usted, Señor.
No es un gato. Es una gata”.

Y aprendió mi buen señor
Esa lección olvidada.
Y en bien de la Ecología
Tomó el sol sin decir nada.

Hay que gritar: Viva el Gato.
Y no añadir más palabras.
Dormirse ante la Te Vé,
Solito, en una butaca.