La tierra esta herida

Autor: Ramón Aguiló SJ

   

No se pueden leer las primeras páginas de los Diarios, ni los titulares de los Canales de Televisión local, nacional o internacional sin experimentar una desagradable sensación de escalofrío, Jesús de Nazaret. Y uno necesariamente se siente impulsado a preguntarse: ¿Qué sucede en Mallorca, qué sucede en España, en América, en el mundo? ¿Qué ha sucedido en esta querida Isla de la calma, en aquella nación pacífica, rica?. Y lo peor es que no encuentra una respuesta adecuada y convincente a esta angustiosa cuestión.

 

Yo no soy de aquellos que creen que el mar aísla, a los pueblos, a las naciones. Somos un País, una Nación. Es verdad. Pero siempre he creído que, en este siglo de comunicaciones rápidas e intensivas, el mar no separa. Al contrario, el mar es una especie de múltiple carretera que se extiende en todas direcciones, y recorre las carreteras con más rapidez. Y mucho más crece la novedad y la variedad de las comunicaciones, si se mira hacia el aire. Porque, junto a los barcos y por encima de ellos, han aparecido los aparatos voladores, los aviones, los Douglass y los Concorde, los aviones con motores a reacción, y todo lo que ha ido amontonando la nueva tecnología. Todo ello ha producido una verdadera invasión. Estamos soportando una especie de ciclón humano. El viento se mueve en todas las direcciones, de todos los puntos cardinales. Y de todas partes llegan nuestros huéspedes. A veces están unos días. Otras veces se quedan. Y procuran ser asimilados por la sociedad que encuentran. Esta es la realidad. Y yo no voy atribuir las enfermedades, las heridas de nuestra convivencia, precisamente, exclusivamente, a esta invasión humana, Jesús de Nazaret, a este movimiento continuo de las masas humanas.

 

Pero la triste realidad es que el planeta humano se muestra herido. Y con heridas de gravedad. Parece como si estuviera tendido, gritando por el servicio de  urgencias de un Hospital de Ciudades. Tal vez a los mayores nos impresionan más esos gritos   que delatan sangre.

 

No se puede leer una página o escuchar un párrafo de información, sin encontrarse con desastres de diferentes categorías. Se podría hacer una verdadera colección. Y el conjunto parecería una novela de episodios de terror.

 

He aquí algunas muestras: “Un alemán muere atropellado y tiroteado en una carretera secundaria de...” “Los investigadores desconocían ayer los móviles del nuevo asesinato”, “La víctima había trabajado en un restaurante... y no tenía antecedentes policiales”, “La juez deja libre a un joven detenido por raptar y abusar de una niña en...”, “Los investigadores continúan sus pesquisas  para determinar el verdadero alcance de los hechos denunciados”, “La Guardia Civil ha detenido a un joven de 21 años al que se le requisaron 80 pastillas de éxtasis ”, “Acto terrorista en Madrid en el 11-M”, “Las Torres gemelas en el día 11-S...”, etc., etc.

 

Todo esto me parece grave, e impropio de un mundo civilizado que debería ser el mundo de la Calma y del Amor, que Tú, Jesús, le enseñaste. Pero hay sucesos que todavía me resultan más rechazables porque tienen la forma de profanación religiosa. Una imagen de Cristo Crucificado fue mutilada. La imagen0 era hermosa. Y se la encontró hecha trizas por el suelo.

 

En la misma iglesia una imagen de Nuestra Señora le Virgen del Carmen también fue destrozada.  La multitud del pueblo quedó perpleja, admirada, asustada, escandalizada. Eran dos bellas imágenes de mármol.   En este suceso hay algo de sacrílego. Tal vez se ha llegado más lejos de lo que los protagonistas hubieran querido. ¿Habrá sido un simple accidente?.  Iglesias quemadas en aquella nación del Oriente o en el Africa subsahariana...

 

Es escandaloso que las niñas, las muchachas, no puedan divertirse tranquilas, sin temores, sin sentirse objeto de las excitaciones de los violentos, capaces de abusar de ellas y matarlas.

 

Por desgracia todo esto sucedió de hecho, hace pocos meses, y sigue sucediendo. Es una clara señal de que algo va cambiado en nuestra querida Tierra tan hermosa, tan brillante, con ese sol que la ilumina, con esa poética luna, que le sonríe durante las noches, con esas iglesias antiguas y modernas, donde estás Tú, Jesucristo, con esos templos de otras religiones, en donde multitudes de hombres se postran ante tu Padre Celestial. ¿Mundo de la Calma, del Amor?. No sé qué responder. Lo que puedo decirte, Jesús, es que algunos días estoy, estamos, muy tristes, porque las muertes violentas y las destrucciones nos aplastan.

 

Nosotros no estamos en contra del progreso, no luchamos contra el turismo, no queremos poner vallas a nuestras costas, ni a nuestros aeropuertos. Somos personas y mentes abiertas. Respetamos a los que vienen a descansar y gastar unos días con nosotros. Pero también les pedimos que ellos nos respeten, respeten a nuestras juventudes, y sepan mantener esa limpia atmósfera de solidaridad y respeto mutuo en todo el mundo, sea Cristiano, Musulmán, Judío, Escéptico o Ateo.  Tú nos pides que nos respetemos y nos amemos, a pesar de todas las diferencias.