Lo humano de la política

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

 

Los Partidos Políticos están continuamente en pre-campañas y campañas electorales. A penas han llegado al poder, ya están pensando en las próximas elecciones y en las posibles “mociones” que prevé la Constitución. 

El ciudadano de a pie, el hombre y la mujer que no piensan más que en lo cotidiano, llegan a sentirse aburridos y cansados de ver las mismas caras, las mismas sonrisas, los mismos “eslóganes” más o menos bien logrados, las mismas multitudes debidamente amaestradas y los mismos discursos con los mismos gestos “patateros”.

A medida que se acerca la fecha de las elecciones, las pre-campañas y las campañas se van calentando, que es lo que sucede en los partidos de fútbol y en los campeonatos, ligas, Uefas y otras modalidades por el estilo. Y las gentes se van enfriando. Las señoras y señoritas prefieren contemplar las pasarelas, y los Jefes de Redacción recogen los más impresionantes sucesos del Exterior, para contentar mejor al tanto por ciento de la audiencia que les corresponde. Y, si son canales televisivos, acumulan series y concursos para fabricar los más apetitosos embutidos asimilables por los televidentes. Lo mismo sucede en las Radiodifusoras. Hasta la “Señora María” no deja de repetir sus verdades con un acento inconfundible para hacer pensar y reír.

Llegó el día de la decisión nacional. Y los Soberanos Ciudadanos de la Soberana Nación se reunieron para depositar su voto. y así decidir cuál debía ser la composición del Congreso de Diputados y el Senado, es decir, la máxima autoridad democrática que señalara y legislara cuáles debían ser los caminos que todos los ciudadanos y todos los Nacionalistas no-separatistas deberían seguir en el próximo futuro, por lo menos durante cuatro años. Pero, para poder decidir, los Soberanos debían ponerse en las colas de los votantes que pacientemente se formaban en los Colegios Electorales. 

Esto es el hueso duro de la Democracia: Levantarse pronto. Peinarse pronto. Buscar el sobre con la papeleta debidamente, inteligentemente, elegida, y puesta en el secreto de papel. Dirigirse a la calle tal, número cuál, y esperar a que le digan “ahora le toca a Usted”. 

Antes y después de aquel día las empresas especializadas publicaban sus sondeos y encuestas... Y los tantos por ciento iban variando, subiendo o bajando, según los días y la calidad de los pocos miles de seleccionados para las preguntas.

Lo que viene después ya es menos claro, menos evidente. La realidad de cada día es otra. Hay que trabajar, hay que comer, hay que cuidar de la familia, y hay que procurar ser un buen ciudadano, una buena ciudadana con todos los sacrificios que todo esto trae consigo. 

La vida de cada día ya es otra cosa. Días de pequeñas alegrías, algún que otro disgusto, cansancios por el trabajo, desilusiones, encontronazos con el vecino o con algún familiar, y una dosis de nerviosismo que nos lleva al insomnio o al aburrimiento de la diversión subvencionada por las grandes Empresas, los Comercios y los Gobiernos Políticos de todas las más variadas alturas, desde el Central hasta el Autonómico y el Ayuntamiento con sus planes polvorientos de embellecer la ciudad, levantando las piedras de las calles y cubriendo de diferentes colores las fachadas.

En la política no todo son discursos más o menos crispados. No todo son votos y elecciones. Porque la política es una actividad que llevan a cuestas los hombres y las mujeres elegidos para trabajar todo el día (“full time”), aunque no gratuitamente (“ad honorem”). 

Estos hombres y estas mujeres merecen un estudio, un estudio psicológico, un estudio psiquiátrico y un estudio sociológico.

Se han Ustedes preguntado alguna vez: ¿Por qué el Señor A se ha dedicado, entregado, ligado, a la acción política?. ¿Por qué la Señora C ha querido estar en las listas de los Partidos?. ¿Será para crear una España que esté entre las mejores naciones del mundo de los ricos, y llegue a entrar en el grupo de los 7, aunque sean después 8?

Hombres y mujeres por partes iguales. Y esto merece un aplauso porque el mundo está dividido en dos mitades, aunque las mujeres suelen ser más que los hombres. Para ser enteramente justos, deberíamos aceptar que las mujeres fueran la mitad más dos, aunque esto les daría la mayoría absoluta en los Partidos, que se volverían feministas cien por cien.

Para mí lo mejor sería que los Políticos y las Políticas tuvieran todos y todas una característica esencial que sería la capacidad de dialogar, aunque algunas pocas veces llegaran a levantar la voz y realizar algún gesto teatral. Dialogue Usted, Señor A. Dialogue Usted, Señora C. Se lo agradeceremos todos los que queremos vivir, trabajar, y dormir en paz.