La Cruz y el globo

Autor: Ramón Aguiló SJ  

 

 

Cada año asistimos, medio alegres, y medio aterrados, a su muerte. Parece como si cada año, especialmente encantador, nos estuviera revelando en profundidad la experiencia vital de lo que llamamos humanidad. Se están acabando los sueños de las parcelas, cerradas, entre alambradas y fronteras, inculturizadas, a pesar de los nacionalismos  extremos.

 

La realidad va por otra parte. Experimentamos que nuestra personalidad colectiva ha ido creciendo, unificándose, mundializándose, universalizándose. Es lo que se llama “globalización”.  El  globo terráqueo se ha vuelto pequeño. Todos sus componentes están más cercanos.  Conocemos el rostro de los que gobiernan los países de los antípodas y de los que secuestran conciudadanos o turistas extranjeros, el uniforme que visten y hasta de qué color llevan la corbata, si es que la llevan.

 

Cada día nos asomamos a esta gran ventana por la que penetra el mismo sol del universo, o la misma luna con su luz matizada y creadora de belleza. Es una experiencia maravillosa, encantadora, solidaria, unitaria. Contemplamos, sentimos, soñamos, pensamos y queremos comunicar.

 

La experiencia humana, globalizante, de cada año nos ha llegado con una cruz en la mano.  Una Cruz semejante a la que empuñaba el tembloroso Papa, Juan Pablo II, cuando caminaba hacia el altar, por en medio de las multitudes polifacéticas, plurilingüísticas, multirraciales, que le aplaudían, mientras recibían  su bendición. El Globo globalizado se nos está manifestando, un globo “Cristiano” (en parte) que recuerda, con alegría, a Jesucristo, el Hijo de Dios, el Hijo del Hombre, el Hombre por antonomasia, la Encarnación de toda la Humanidad, que nació en el Portal de Belén de Judá, para comunicar un Mensaje, para ofrecer una muestra de su Personalidad única en la Historia, para ser condenado a muerte de Cruz, para resucitar, como Vencedor de la Muerte.

 

Hasta los dirigentes de otras Religiones monoteístas han quedado impresionados por esta realidad, y lo han dicho varias veces. Se han acercado al Papa, se han dado la mano, se han besado, y han orado juntos al Unico Dios Verdadero. Hasta los agnósticos dirigentes del mundo han reconocido la autoridad personal del hombre de la Cruz, el Papa.

 

Pero no hemos de soñar demasiado. La realidad de este globo también presenta sus aspectos dudosos, negativos. La Economía manda. El Dinero, el Dólar, el Euro, el Yen... El neo-capitalismo está en todas partes. Cuando los “tipos” no funcionan más allá del océano, los banqueros y traficantes de aquí comienzan a toser, y utilizan nerviosos sus “móviles” de misterio y miran hacia los monitores de sus ordenadores. La economía está globalizada, y el liberalismo, la privatización, la libre competencia, lo agita todo. Por todas partes, están las empresas multinacionales, concentradas. Y, como consecuencia, la pobreza va aumentando en los  continentes de otras razas y de otras latitudes. Sin embargo, Jesús nos había sacudido con aquella su postura anti-capitalista, cuando dijo: “No podéis servir a Dios y al dinero... Más fácil  es que un camello pase por el ojo de una aguja...”. Nuestro globo adora al dios “dinero” con sus intereses y ganancias. ¿Cuántos trillones? ¡Cuidado con la “inflación”!. Ya vendrán los pobres, que serán mano de obra barata.

 

Se ha globalizado la moda. Se ha globalizado el sexo. Se han globalizado el preservativo y la píldora del día siguiente. El otro día me quedé maravillado, cuando escuché por los Medios de Comunicación que en cierto país las autoridades obligaban a los transportistas llevar en su botiquín de viaje al menos tres preservativos. Supongo que había precedido un profundo estudio científico y estadístico, antes de tomar una tal decisión. 3 y 3.  Se ha globalizado la educación unisex. Están desapareciendo en todas partes las fronteras de los dos sexos. El y ella van siendo parecidos o lo mismo. Y además, entre carcajadas. Drogas, “éxtasis”, mafias, narcotraficantes, cocaínas, camellos, monos,  estupefacientes, de todos los colores y formas. Todo esto está aquí y está allá.  Un mar de materialismo ha invadido el globo.

 

Cada día nos ponemos en contacto con el globito a través de WWW, le “telaraña de extensión mundial” de Internet, o por nuestros propio e-mail (¿Emilio?) con su característica @ (Arroba) y sus palabritas extranjeras escritas casi siempre en letras minúsculas. Y naturalmente no se olvide del “password”. Si no, se quedará solo. Y mucho cuidado con los virus, aunque se presenten con las bellas palabras del amor. “Vale más estar solo que mal acompañado”. Nunca mejor dicho.

 

De modo que, junto a la Cruz, habrá que enarbolar una Jeringuilla de las que se utilizan para drogarse, y el verde símbolo de un Billete de banco, de esos que sueltan los cajeros automáticos de las ciudades y pueblos del mundo. “Ponga su tarjeta, por favor, y su contraseña secreta”. No podremos olvidarnos de la @, símbolo de las nuevas tecnologías. Y así con estos cuatro símbolos podremos expresar el ramo de flores antitéticas, opuestas, que serán la expresión de nuestro universo globalizado.

 

¿Cómo será este universo, este globo, cuando termine el  encantador año que estamos viviendo? ¿Cuando sigan aumentando los vulgares números del tercer milenio, del siglo XXI?  Me parece que habrá novedades. Me parece que el futuro próximo no será tan “Cristiano”. Lo siento. Este pensamiento me hace sufrir. Podríamos esforzarnos para que no sea así, para que la presencia de la Cruz con Jesucristo sea más universal.