Jesucristo está aquí

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

 

Todo sucedió hace más de dos mil años. En una cueva nació un niño.  Comenzaba la marcha de los años, de los siglos, de los milenios, que se llamarían cristianos. Jesús no fracasó. Y la prueba es que ahora su figura, su historia, su mensaje se proyectan sobre todas las ciudades y pueblos del mundo.  

Hay estrellas luminosas con su estela en las fachadas de algunas iglesias del mundo. Brillan las calles de nuestras ciudades con los arcos triunfales de bombillas encendidas de diferentes colores: amarillas, rojas, blancas. Son casi doscientas mil en la ciudad en que vivo.  Y me parece que en todas las grandes y pequeñas ciudades y metrópolis del universo, aun de aquellas que parecen más paganizadas, sucede lo propio. En Europa, en las misteriosas ciudades del Oriente, en las ciudades de los rascacielos y de los metros más allá de los océanos y de los mares, en todas ellas se instalan las alegrías de las luces intermitentes y de los cánticos navideños. Y los árboles florecen estrellas. Las noches se visten de día. Es como si el sol no se pusiera, o hubiera muchas lunas llenas en todo el mundo. Por todas partes guirnaldas. Por todas las radios y medios de comunicación se escuchan los ritmos alegres de los villancicos.  

Todo esto es una gran señal de alegría. Todo esto es una gran llamada, un maravilloso mensaje que nos sugiere y parece gritarnos: “Hace más de 2.000 años, en Belén de Judá, nació un niño en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la posada. Y sus padre le pusieron por nombre Jesús, como lo había dicho el ángel que lo había anunciado”. Y los pastores, esos pobres hombres del campo, fueron avisados. Y se reunieron alrededor de la cuna, y lo encontraron todo como les habían comunicado. Y los magos del Oriente contemplaron su Estrella y decidieron ponerse en marcha, de viaje, para seguirla. El mundo comenzaba una nueva larga etapa, la etapa “Cristiana”. Se pondría en marcha una conquista, la conquista del mundo y de los siglos por una comunidad eclesial activa y fuerte por la fe en Jesús, para transformar el universo idólatra, materialista y engañoso. Era una gran revolución. Comenzaba el cambio total. Y los reyes se alarmaron, sintieron miedo de aquel que nacía y era adorado. Y se armaron y lanzaron sus esbirros contra los niños que habían nacido, para estar ciertos de la muerte de aquel que era adorado por tanta gente.  

Y la Madre, María, lo observaba todo, y lo meditaba todo. Y José sencillamente protegía a aquella familia misteriosa. ¿Cómo terminaría todo aquello?. Pero ¿terminaría? ¿O más bien comenzaba?.  Nadie podía ser profeta, ni ver el futuro  Nosotros lo estamos viviendo.  

Nuestra vida sigue caminando y cantando. Oigo la campanilla de un joven vestido de viejo, con un traje rojo y unas barbas blancas. Reparte caramelos a los niños. Y los peques encantados, miran y sonríen. Y sus mamás satisfechas, entran en la tiendas para comprar turrones, regalos, juguetes, cavas, bicicletas, balones ¿qué más? “Mamá, yo quiero un patinete”, grita el chiquito. “Y yo una muñeca”, dice más fuerte su hermanita. Y la mamá satisfecha: “Todo se hará”...  

Y todos pensamos, mientras caminamos y contemplamos. Y nos interrogamos: ¿Es esto la Navidad del año más de 2.000? Papá Noël vino del Norte. Los árboles que germinan estrellitas  fueron importados. Y ahora aquí los hacemos de plástico. ¿No será todo un enorme montaje comercial? Me parece que los empresarios quieren cerrar las cuentas del año y sus libros con números azules, no con números rojos. Y aprovechan estos días excepcionales para redondear bien, económicamente, el año que se está terminando. Nos preguntamos todos: ¿Quiénes pagan todos estos gastos de tantas bombillitas encendidas, que se han ido instalando durante varios meses? ¿Los que compran o los que venden? ¿Será un regalo de la Empresa? ¿Quién ha pagado a los trabajadores que durante meses han subido escaleras para  colgar los dibujos estrellados de las calles?  

Algunos han ganado. Así terminarán el jubileo del año 2.000 con una doble alegría, con una doble fiesta: Unas enormes ganancias y unas indulgencias por si acaso.   

Se enviarán cartas, tarjetas, felicitaciones en todos los idiomas. “Feliz Navidad y mejor año nuevo”, “Happy Christmas”. “Joyeux Noel”, “Buon Natale”. En las oficinas de correos se acumulan, a montones, los sobres, los paquetes. Y los sellos que no falten