Somos templos suyos

Autor: Ramón Aguiló SJ

 

 

Jesús de Nazaret, nosotros, los que te seguimos, no somos solamente hombres y mujeres, como todos los demás. Los seres humanos tenemos un cuerpo que es una maravilla, aunque a veces se pone enfermo, se deteriora. También tenemos un alma, que piensa, que ama, que siente, que prevé y puede recordar. Pero los cristianos que queremos estar en tu gracia, nos convertimos en algo más grande que todo eso. Nos convertimos en una forma de TEMPLO VIVO, PERO NO UN TEMPLO DE PIEDRA, SINO UN TEMPLO DIVINO, UN TEMPLO DONDE HABITA TU PADRE, DONDE HABITAS TÚ Y CONTIGO EL ESPÍRITU SANTO.

Nosotros constantemente estamos recordando los templos que los cristianos han construido a través de los siglos. Muchas veces son preciosidades arquitectónicas, de los más diferentes estilos. Desde los más sencillos de las catacumbas romanas hasta los más curiosos del estilo ultrarrealista de nuestros tiempos, pasando por lo románico, lo gótico, lo barroco, etc.

Hay preciosas catedrales. Hay maravillosas Basílicas. Y durante el año litúrgico vamos recordando sus DESDICACIONES. 

Los que hemos vivido en Roma, la Capital de tu Iglesia, o por lo menos, la han visitado por unos días, como hacen los turistas, conocemos que en esta Ciudad hay cuatro grandes Basílicas, las más históricas, las más significativas. Todos las sabemos de memoria: San Pedro del Vaticano, San Pablo Extra Muros, Santa María la Mayor y San Juan de Letrán.

Todas esta Basílicas, todas las Catedrales del Mundo, todas las Iglesias de las Ciudades y los Pueblos, donde hay hombres y mujeres que viven su fe y luchan por mantenerse en tu gracia, expresan, con su fuerza comunicativa de piedra, lo que nosotros, los que Te seguimos somos. Y hemos de ser siempre. HEMOS DE SER TUS TEMPLOS VIVOS.

Y ello nos recuerda que ESTAMOS YA EN EL CIELO.

El otro día hemos recordado la Basílica de SAN JUAN DE LETRÁN. Y su dedicación. Es la Catedral del Papa que trabaja y vive en el Vaticano. San Juan es la MADRE Y CABEZA DE TODAS LAS IGLESIAS DE LA URBE Y EL ORBE.

Yo creo que esta Basílica comunica al Universo un Mensaje: VOSOTROS, CRISTIANOS, SOIS EL GRAN TEMPLO DE DIOS Y CONCRETAMENTE DE JESÚS DE NAZARET. Debemos cuidar muy bien este templo.

Recuerdo que Zaqueo, aquel hombre que te admiraba, quería contemplarte de cerca, pero la multitud se lo impedía, porque era bajito de estatura. Para verte, se subió a una Higuera. Y Tú le viste y le dijiste que querías hospedarte en su casa. Aquello fue la conversión de Zaqueo que dio casi todo sus bienes a los más necesitados.

Si Tú, Jesús, estuvieras con nosotros, y nosotros viviéramos esa bella realidad de ser templos tuyos, el mundo sería un mundo mejor, más tranquilo, más generoso, más feliz.

San Pablo lo decía y repetía a sus seguidores, y lo dejó escrito en una de sus Cartas (en la Primera a los Corintios, Capítulo 3). Decía: “Cada cual recibirá el salario según su propio trabajo, ya que somos colaboradores de Dios, y VOSOTROS, CAMPO DE DIOS, EDIFICACIÓN DE DIOS”. Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como buen ARQUITECTO, PUSE EL CIMIENTO Y OTRO CONSTRUYE ENCIMA… NADIE PUEDE PONER OTRO CIMIENTO QUE EL YA PUESTO, JESUCRISTO… ¿NOP SABÉIS QUE SOIS SANTUARIO DE DIOS Y QUE EL ESPÍRITU DE DIOS HABITA EN VOSOTROS. SI ALGUNO DESTRUYE EL SANTUARIO DE DIOS, DIOS LE DESTRUIRÁ A ÉL. PORQUE EL SANTUARIO DE DIOS ES SAGRADO, Y VOSOTROS SOIS ESE SANTUARIO”

San Juan, tu Apóstol escritor, nos recuerda también unas hermosas palabras tuyas que dijiste cuando expulsabas a los comerciantes del templo de Jerusalén, profanándolo. Tú hiciste un látigo, para echarles con más fuerza. Hablaste del Templo destruido. Y te refería a tu cuerpo. Juan lo dice así: “ÉL HABLABA DEL SANTUARIO DE SU CUERPO

Nosotros nos parecemos en algo a Ti, Jesús. Nuestro Cuerpo, nuestro Ser, ES UN SANTUARIO.

Concédenos, Jesús, que sepamos cuidarlo, conservarlo, respetarlo, evitando todo pecado que lo pueda profanar. JESÚS, QUE NOS PAREZCAMOS MÁS A TI, Y A TUS TEMPLOS.