Meditaciones sobre Jesús

"Ya viene el Señor, ¿estamos preparados? Mateo 25

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

"Ya viene el esposo, salgan a su encuentro" (Mt 25, 1-13)


[1] Escuchen, pues, lo que pasará entonces en el Reino de los Cielos. Diez jóvenes salieron con sus lámparas para salir al encuentro del novio. [2] Cinco de ellas eran descuidadas y las otras cinco precavidas. [3] Las descuidadas tomaron sus lámparas como estaban, sin llevar más aceite consigo. [4] Las precavidas, en cambio, junto con las lámparas, llevaron sus botellas de aceite. [5] Como el novio se demoraba en llegar, se adormecieron todas y al fin se quedaron dormidas. [6] Al llegar la medianoche, se oyó un gritó: « ¡Viene el novio, salgan a su encuentro!»

En este fragmento del Evangelio de hoy, encontramos la parábola de las diez vírgenes que esperan la llegada del esposo, algunas son consideradas necias, esto es imprudentes, faltas de razón, y otras prudentes, esto es, actúan con moderación y cautela, sin embargo les entró sueño a todas y se quedaron dormidas. Pero a medianoche se oyó un grito: "Ya viene el esposo, salgan a su encuentro". Entonces las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas.

Estas son las dos opciones que tenemos en nuestra forma de esperar el regreso gloriosos de Jesucristo, rezamos en el credo, “desde allí ha de venir a juzgar los vivos y a los muertos”, esperamos pasivamente, sin preocuparnos o lo hacemos activamente y con responsabilidad.

[7] Todas las jóvenes se despertaron y prepararon sus lámparas. [8] Entonces las descuidadas dijeron a las precavidas: «Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando». [9] Las precavidas dijeron: «No habría bastante para ustedes y para nosotras; vayan mejor a donde lo venden, y compren para ustedes». 

De las diez vírgenes, cinco son las necias, estas actuaron con irresponsabilidad y no estaban preparadas, y luego cuando ellas necesitaron la fuente de su luz, acudieron a las prudentes, "¿Podrían darnos un poco de aceite, porque nuestras lámparas se apagan?" y quienes mostrando su buen juicio y su reflexión antes de actuar les respondieron: "No va a alcanzar para todas. Es mejor que vayan a comprarlo al mercado". 

La negativa a facilitar el aceite, o el no conseguirlo, nos dice que no se puede improvisar esto en el último momento ni se puede prestar ni transferir de uno a otro.

[10] Mientras fueron a comprar el aceite, llegó el novio; las que estaban listas entraron con él a la fiesta de las bodas, y se cerró la puerta. [11] Más tarde llegaron las otras jóvenes y llamaron: «Señor, Señor, ábrenos». [12] Pero él respondió: «En verdad, se lo digo: no las conozco». [13] Por tanto, estén despiertos, porque no saben el día ni la hora.

Así fue, como cuando el esposo es finalmente anunciado a media noche, las muchachas necias no están preparadas, y no tienen luz para ofrecerle, y no fueron consideradas para entrar al fiesta nupcial y luego cuando ellas pensaron que sí, el regreso se produce demasiado tarde; su grito "Señor, señor, ábrenos", pero él respondió: "Les aseguro que no las conozco" .Así estas muchas necias, están representando a aquella comunidad de los fieles que carecen de auténtica entrega, y por tanto no están preparados, aquellos que escuchan el mensaje, pero no lo han llevado a la práctica. Las otras cinco, las prudentes, simbolizan a las personas pertenecientes a la comunidad, que viven su vida de tal manera que dan luz a los demás, y que el mensaje de Cristo lo han hecho parte de su vida, con prudencia y sensatez, es por esos cuando llegó el esposo, estando preparadas entraron con él en la sala nupcial y se cerró la puerta. 

El esposo representa al Hijo Jesucristo, como en la parábola de Mateo 22,1-14. La fiesta nupcial, el banquete que esta preparado, la alegría y felicidad del Reino.

Este Evangelio es una voz de alerta para todos nosotros, "Ya viene el esposo, salgan a su encuentro", esto es ¡Que viene el Señor!, esto debe resonar en nuestros oídos y en nuestro corazón, nos debe poner en estado de alerta y acción, es un despertador para que no nos quedemos dormidos y para que tengamos suficiente luz, con lámparas donde abunde el aceite de la fe, esa luz que nos ayuda a ver y a descubrir a Dios. El aceite, representa nuestra conducta, nuestras buenas obras, el quedarse dormido, la tibieza espiritual.

Ciertamente, nos llegara el día y la hora en el que deberemos presentarnos delante del Señor, no sabemos cuando, pero si sabemos que ocurrirá, no nos olvidemos de Dios, el no se olvida de nosotros, estemos preparados, que no nos sorprenda, esperémoslo con una vida pensada en El, viviendo y haciendo cosas por El, para que cuando llegue ese día no nos desconozca, lo que no se hace por el Señor, queda desconocido por El.

Hagamos de nuestra vida debe ser una lámpara encendida que brille con la luz de la fe.

"Está bien, servidor bueno y fiel, le dijo su señor; ya que respondiste fielmente en lo poco, te encargaré de mucho más: entra a participar del gozo de tu señor"



(Mt 25, 14-30)

[14] Escuchen también esto. Un hombre estaba a punto de partir a tierras lejanas, y reunió a sus servidores para confiarles todas sus pertenencias. 

Jesús nos esta nuevamente haciéndonos ver como debemos ser para llegar a vivir en el Reino, nosotros somos los siervos, los bienes que nos son confiados, los talentos, son todas esas condiciones con la que Dios nos ha dotado a cada uno, tales como la inteligencia, la capacidad de generar amor, de hacer felices a los demás, los bienes naturales. 

En aquel tiempo, el talento era una unidad contable que equivalía a unos 35 kilos de plata, (algunos sostienen 50, pero no es lo importante), esta medida se empleaba para medir grandes cantidades de dinero, y representaba mas o menos unos seis mil denarios, y un denario aparece como el jornal de un trabajador del campo, con esto podemos deducir que el siervo que recibió menos bienes (un talento) obtuvo del Señor una gran cantidad de dinero, entonces pensemos que hemos recibido bienes incontables.

La parábola sigue: [15] Al primero le dio cinco talentos de oro, a otro le dio dos, y al tercero solamente uno, a cada cual según su capacidad. Después se marchó. [16] El que recibió cinco talentos negoció en seguida con el dinero y ganó otros cinco. [17] El que recibió dos hizo otro tanto, y ganó otros dos. [18] Pero el que recibió uno cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su patrón. 

En efecto, lo que debemos aprender de este pasaje, es que todos tenemos la necesidad de hacer fructificar los dones recibidos, de una manera esforzada, exigente y constante durante toda nuestra vida. Tenemos la necesidad de producir buenas obras, y estas buenas obras deben ser realizadas proporcionalmente a los dones recibidos, ya que los talentos de la parábola designan la capacidad que recibimos para hacer buenas obras.

Continuando con la parábola, dice [19] Después de mucho tiempo, vino el señor de esos servidores, y les pidió cuentas. 

El tiempo que dura el viaje del señor o el amo, es nuestra vida, el regreso inesperado, el fin de la vida terrenal, la muerte, el arreglo de las cuentas, la rendición de cuentas, es el juicio, y se desarrolla con el ejemplo del pasaje siguiente: 

[20] El que había recibido cinco talentos le presentó otros cinco más, diciéndole: «Señor, tú me entregaste cinco talentos, pero aquí están otros cinco más que gané con ellos». [21] El patrón le contestó: «Muy bien, servidor bueno y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te voy a confiar mucho más. Ven a compartir la alegría de tu patrón». Esto es, entrar al Reino de los Cielos.

El Señor, nos esta enseñando con este pasaje, es que todos tenemos que corresponder a las gracias que hemos recibido, hayan sido estas mayores o menores. Aquel que recibió mucho, deberá rendir cuenta por lo mucho que recibió, y se le exigirá muchos frutos. Pero aquel que recibió poco, también está obligado a responder por aquello que recibió, así se manifiesta cuando nos dice 

[22] Vino después el que recibió dos, y dijo: «Señor, tú me entregaste dos talentos, pero aquí tienes otros dos más que gané con ellos». [23] El patrón le dijo: «Muy bien, servidor bueno y honrado; ya que has sido fiel en lo poco, yo te confiaré mucho más. Ven a compartir la alegría de tu patrón». [24] Por último vino el que había recibido un solo talento y dijo: «Señor, yo sabía que eres un hombre exigente, que cosechas donde no has sembrado y recoges donde no has invertido. 


[25] Por eso yo tuve miedo y escondí en la tierra tu dinero. Aquí tienes lo que es tuyo». [26] Pero su patrón le contestó: « ¡Servidor malo y perezoso! 

Observamos como el servidor que recibió un talento lo enterró, no lo usó, y entonces fue reprendido duramente por ello. No es suficiente evitar el no utilizar nuestro talento para el mal, el servidor no malgastó su talento en cosas inservibles ni en maldades, pero no fue capaz de realizar cosas positivas con el talento.

Si sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he invertido, [27] debías haber colocado mi dinero en el banco. A mi regreso yo lo habría recuperado con los intereses. [28] Quítenle, pues, el talento y entréguenselo al que tiene diez. [29] Porque al que produce se le dará y tendrá en abundancia, pero al que no produce se le quitará hasta lo que tiene. [30] Y a ese servidor inútil, échenlo a la oscuridad de afuera: allí será el llorar y el rechinar de dientes».

De acuerdo a la cuentas para calcular cuanto es un talento, estamos hablando de 6000 días de trabajo, por tanto no es poco, es una vida de trabajo. Dios sabe por que nos entrega cantidades distintas de talentos, no son comparables nuestros talentos con lo que otros han recibido, pero igualmente es una cantidad importante. Se nos ha otorgado una vida de talento y somos invitados por Dios a utilizar lo que nos otorgado para su gloria.

Si nos hacemos algunas preguntas, estas pueden ser, ¿Qué talento poseo? ¿Cuáles son mis dones y que de bueno puedo obrar mediante ellos? ¿Qué soy capaz de realizar por la gracia de Dios? ¿Qué bien, si omito realizarlo, nunca será realidad?, Cada uno hemos de contestar a estas cuestiones por sí mismo. 

Tenemos que pensar en nuestra vida toda en servicio y entrega a Dios, para su honor y gloria, trabajar en nuestra vocación en servicio a los que nos rodean, en favor de la paz y la justicia, de la comprensión entre los seres humanos, del bien común, es parte integral del servir a Dios y darle gloria. La justicia, la honestidad y solidaridad, con la que vivimos cotidianamente es sustancial a la realización del reino de Dios.

Debiera ser nuestro anhelo hacer el mejor y mayor uso posible del talento, los talentos, que Dios nos brinda. Hemos de estar siempre dispuestos y abiertos a hacer algo más o algo mejor de lo que ya estamos realizando a fin de que Reino de Dios se haga realidad en la tierra así como ya lo es en los cielos.

Esperar el Reino no es quedarse parados a ver qué sucede, sino trabajar para que se haga realidad ahora mismo. La persona que escondió su talento, es como el que guarda la fe entre sus recuerdos, el que nunca se arriesga a tomar iniciativas fructíferas, el que no tiene el valor de emprender algo nuevo.

Los que arriesgaron sus talentos son los que desean colaborar con Dios, que necesita la cooperación de los hombres, no porque él no pueda obrar solo, sino porque nos hace partícipes de la salvación del mundo. Arriesgando construimos en la tierra, y esta obra se convierte en el inicio de lo que seremos en el cielo. Confiar en Dios y en nosotros mismos es confiar en los talentos que Dios nos ha dado para ponerlos al servicio de los demás. 

“Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber”

(Mateo 25, 31-46)


[31] Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria rodeado de todos sus ángeles, se sentará en el trono de Gloria, que es suyo.

Después de las parábolas que nos enseñan como debemos estar preparados para el día y la hora en el que deberemos presentarnos delante del Señor, Jesús no entrega un discurso admirable y extraordinariamente bueno. Sin embargo El no nos dice ahora “el reino de los cielos es semejante a “, sino que manifestándose y revelando su propia persona dice: "Cuando viniere el Hijo del hombre en su gloria y majestad".

Jesús antes de su muerte nos esta prometiendo que vendrá con el triunfo de su resurrección, y quién a de ser visto con majestad es el Hijo del hombre. Volverá rodeado de todos sus ángeles que convocó de las alturas para celebrar el juicio, concurrirán todos para dar testimonio ellos mismos del ministerio que ejercieron por orden de Dios para la salvación de los hombres, allí estarán también a todos los que predicaron a los hombres su salvación. 

[32] Todas las naciones serán llevadas a su presencia, y separará a unos de otros, al igual que el pastor separa las ovejas de los chivos. 

Será visto de tal forma que lo verán los que no han tenido piedad ni compasión, los que no han tenido religión y los que guardaron el respeto debido a la fe, todos juntos con los que han obrado con justicia y los que tienen la gracia de Dios y que han vivido según su ley.

Todo estos para que nadie le ignore, ningún justo y ningún pecador, todos juntos estarán presente, allí todos se conocerán, y serán separados los buenos de los malos, por cuanto los pecadores conocerán sus delitos y los justos verán con alegría los frutos de su justicia que les acompañaron hasta el fin. 

Las ovejas, dan lana, leche, los corderos son apetecidos, son tranquilas y mansas, no atacan a nadie, en fin dan frutos y representan a los que se salvan, por la mansedumbre con que aprendieron de Aquél que dijo: aprended de mí, que soy manso (Mt 11,29); y por cuanto estuvieron dispuestos hasta sufrir la muerte, imitando a Jesucristo, que como oveja fue llevado a la muerte (Is 53,7). Los malos, en cambio, son llamados chivos o cabritos, estos mismos que treparon por los más ásperos peñascos y caminaron siempre por el borde de los precipicios, además no son muy mansas y representa al animal lascivo.

[33] Colocará a las ovejas a su derecha y a los chivos a su izquierda. 

Después separará a estos, colocando a las ovejas a la derecha, y los cabritos a la izquierda, estos los que fueron santos, por que obraron bien y reciben como premios el lado derecho, esto es a lado del descanso y la gloria y los malos a la izquierda, por sus siniestras obras, allí solo hará tristeza y penas.

[34] Entonces el Rey dirá a los que están a su derecha: «Vengan, benditos de mi Padre, y tomen posesión del reino que ha sido preparado para ustedes desde el principio del mundo. 

Entonces Jesucristo dirá a los que fueron santos, "Benditos de mi Padre", para que se manifieste la grandeza de la bendición de ellos, pues con preferencia son benditos del Señor que hizo el cielo y la tierra (Sal 113,15), porque son benditos, aquéllos a quienes por sus buenos méritos, se les debe la bendición eterna. 

[35] Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed y ustedes me dieron de beber. Fui forastero y ustedes me recibieron en su casa. [36] Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver». 

Todo lo que menciona Jesús, son obras de misericordia, dio de comer, beber, dio techo y abrigo, vistió, cuido del enfermo, visto a los presos, estas son las obras de amor, por las cuales se merece el cielo. También se da de comer con el pan de la Palabra, también existe sed de justicia, también es techo la Iglesia que acoge, también se sana el enfermo del pecado. 

[37] Entonces los justos dirán: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te dimos de comer, o sediento y te dimos de beber? [38] ¿Cuándo te vimos forastero y te recibimos, o sin ropa y te vestimos? [39] ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y te fuimos a ver? 

Esa es la actitud de los humildes, se sienten como si fueran indignos de alabanzas, entonces preguntan, ¿esto hicimos?, todo esto porque fue hecho por amor, no por interés, porque el que ama hace las cosas buena con naturalidad y se deja hacer por el Señor y muchas veces les parece poco lo mucho que han obrado bien y quieren hacer mas de este bien.

[40] El Rey responderá: «En verdad les digo que, cuando lo hicieron con alguno de los más pequeños de estos mis hermanos, me lo hicieron a mí». 

Así, como la Madre Teresa, como el Padre Hurtado, que entendieron que Jesucristo hambriento sería alimentado en todo pobre, y sediento saciado, y de la misma manera respecto de lo otro, pero como también los santos que alimentaron a los pobre de espíritu, como san Juan de la Cruz, Tersa de Jesús y Teresita del Niños Jesús entre tantos.

[41] Dirá después a los que estén a la izquierda: « ¡Malditos, aléjense de mí y vayan al fuego eterno, que ha sido preparado para el diablo y para sus ángeles! 

Continúa: "Entonces dirá también a los que estarán a la izquierda, aléjense, así con la misma convicción que les dijo a los justos, vengan, porque los que guardaron los Mandamientos son llamados para acercarse, y los que no cumplieron a alejarse, a los que llamo les dijo "Benditos de mi Padre" y a los que no fueron elegidos le llamó «¡Malditos, aléjense de mí y vayan al fuego eterno, por que los buenos hicieron cosas benditas y lo malos cosas malditas. Los que se apartan de Jesús, caen en el fuego eterno, el cual es de distinta naturaleza del fuego de que hacemos uso, pues ningún fuego es eterno entre los hombres, y ni siquiera de mucha duración, fuego eterno lo está para el diablo y para sus ángeles. Porque por lo que a El toca, no ha creado a los hombres para que se pierdan, pero los que pecan son los que se unen con el diablo

[42] Porque tuve hambre y ustedes no me dieron de comer; tuve sed y no me dieron de beber; [43] era forastero y no me recibieron en su casa; estaba sin ropa y no me vistieron; estuve enfermo y encarcelado y no me visitaron».

Porque nunca fueron capaces de hacer obras de misericordia, como dar de comer, beber, techo y abrigo, no se preocuparon del enfermo ni visitaron al preso, esto es no hicieron obras de amor.

[44] Estos preguntarán también: «Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, desnudo o forastero, enfermo o encarcelado, y no te ayudamos?»

Como siempre vivieron cegados por el odio y la avaricia, y el egoísmo no fueron capaces de ver al que tenia hambre, sed y necesidad de amor, por eso preguntan ¿Cuándo?, ¿A que hora? ¿Dónde?, preguntas típicas del a todo bien ha sido irreverente, además es propio de los hombres malos, para excusarse, dar a entender que no tienen culpas, o que no es para tanto y que son leves y pocas.

[45] El Rey les responderá: «En verdad les digo: siempre que no lo hicieron con alguno de estos más pequeños, ustedes dejaron de hacérmelo a mí». [46] Y éstos irán a un suplicio eterno, y los buenos a la vida eterna».

Rezamos en el Credo, “desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos”

En este admirable discurso, Jesús no hizo saber que todos seremos juzgados ante nuestro Rey, allí estaremos todos, buenos y malos, ricos y pobres, sanos y enfermos, los que tuvieron fe y os que no, y que al final de la tarde se nos examinará en el amor. Este es el único criterio valido que nos ofrece Cristo, Rey Universal. ¿Cuánto hemos amado? ¿Cuántas ofensas hemos perdonado y cicatrizado? ¿Cuántas veces nos hemos puesto en la piel de nuestros hermanos, en sus preocupaciones, en su hambre humana y espiritual, y qué hemos hecho al respecto? Y más importante todavía, ¿con qué actitud hemos acudido? ¿Ayudamos a los demás con las sobras y migajas de nuestro tiempo, o más bien les ofrecemos nuestras horas más valiosas? 

Cristo, el Juez Universal de todas las generaciones nos hace con este fragmento de evangelio profundizar en el día en que seremos testigos presénciales del "gran juicio". ¿Estamos preparados?, en nuestras manos esta el elegir como llegaremos a aquel día, en el Evangelio nos enseña Jesús, como debemos prepararnos.

Por comprender esto cada vez más, “Gracias Señor”