Los dones del Espíritu Santo, meditación y súplica

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

I          SABIDURIA  

II         INTELIGENCIA.  

III        CONSEJO.  

IV        FORTALEZA  

V         CIENCIA.  

VI        PIEDAD.  

VII       TEMOR DE DIOS.  

 

I          SABIDURÍA


Lo mejor que siempre hemos recibido, es lo que tiene buen sabor, especialmente cuando eso que hemos probado, nos satisface totalmente, e incluso es todo para nosotros, así es como probar la existencia de Dios, es lo mejor que nos ha ocurrido, es que el buen sabor tiene buen gusto, y el gusto por Jesús, nos hace sentirnos maravillados, porque con El viene el gusto por la Paz y la hermandad, ahora bien después de haber probado la dulzura de Nuestra Madre María, no conocemos sabor maternal tan hermoso como ese.

Esa es la sabiduría más importante que conocemos y bien, por que esta palabra viene de la palabra sabor y del conocimiento de lo bueno, como el bocado delicioso que nos ha hecho saber nuestro Señor Jesucristo, comer su cuerpo y beber su sangre, para la dulce vida eterna. Sabor infinitamente adorable de la comunión, que nos invita a la perfección y a la pureza de nuestra alma.

Sabiduría, Don al cual pertenecen las dulzuras de vivir camino al encuentro con el Señor, gracia bendita para sensibilizarse y conocer el consuelo espiritual, que purifica nuestras indiferencias y nos hace cambiar de actitud con los hombres y probar lo agradable que es ser hermanable, lo gratificante que es amar y respetar y entender a los demás.

Sabiduría, Don para saber mirar, para saber sentir, para conocer la diferencia que produce el gusto por lo espiritual, y así sentir el gozo del alma cuando miramos a Dios, de Donde se obtiene el dulce conocimiento, a cambio de la visión material, Donde no hay alma que se enternezca por la vida y el amor, allí Donde la ciencia sin sentimiento busca manipular los genes realizados por el creador.  

Sabiduría, Don que produce caridad, motiva la perfección y la salud del alma, caridad para agradar a Dios, perfección para recibir su gracia y salud del alma, por que todo lo que esta sano tiene vitalidad,  y así no enfermar de egoísmo, caminar por lo recto y tener capacidad para saborear las cosas divina de Dios.

La sabiduría que nos permite discernir entre lo inspirado por el Espíritu Santo, y lo motivado por la razón, lo primero es inspirado por Dios y lo segundo es de materia no divina, ¿acaso no es mejor la paz que la guerra?, ¿o el amor al odio?, ¿o la caridad al egoísmo?. Sabiduría necesaria cuando un bebé pide en el vientre clemencia y la madre le aplica la mala ciencia.

Sabiduría para paladear lo divino y conocer lo insípido que es lo terrenal, porque las cosas de Dios se saborean con este Don, y las cosas de la tierra, pintan de agradable, pero pronto se descoloran y saben amargas,  porque no es lo mismo saborear la presencia del Señor cuando nos anima en la desolación, que el sabor amargo de la desolación por falta de amor.

Sabiduría para purificar el alma, y el espíritu, así se haga fuerte y capaz de enfrentar la maldad y a los que se jactan de ella, porque con el alma pura y buena, seremos como no enseño a vivir Jesucristo, como lo han hecho los santos, y con el alma sucia solo se siente sabor por el mal. Hemos visto a  humillados pidiendo compasión y a hombres malos dando palos si razón.

Sabiduría para entender las palabras de los santos, como a  San Bernardo, y este bello sermón:

«La sabiduría es el amor a la virtud, no es otra cosa que el sabor del bien; cuando entra en un alma vence la malicia y destierra al sabor del mal que ella había introducido, llenando el alma de las delicias que el bien lleva siempre consigo. Cuando entra en el alma, modera los sentimientos de la carne, purifica el entendimiento, cura el gusto corrompido del corazón, da al alma la perfecta salud que la pone en disposición de paladear el sabor del bien y el de la sabiduría misma, que es de todos los bienes el más excelente y dulce»

SUPLICA  

Espíritu Santo, deseamos ser adicto al Don de la sabiduría, para disfrutar del agradable sabor del amor de Dios Padre, del Hijo, y del Espíritu, para gozar de los Evangelios, palabra de buen sabor, enseñanza de amor, y así saber que la única sabiduría viene de Dios.

 

II         INTELIGENCIA


Gracias Señor, hemos comenzado a probar la sabiduría y con ella vamos entendiendo el Don de la inteligencia, gran ayuda para conocer bien cada cosa, por ver bien y así entender que el Don de la inteligencia es la luz que el Espíritu Santo concede para penetrar profundamente en las verdades oscuras.  

Inteligencia para servir al Señor, y entender rápidamente sus misterios, Don necesario para apreciar la relación de EL con nosotros.  

Inteligencia para que cada acción nuestra sea agradable a Dios, con la Fe constantemente fortalecida en la capacidad de mirar con gran aprecio lo que nos quieres hacer llegar el Espíritu Santo.  

Inteligencia, para que la fe no sea una cosa simple y sin capacidad para darnos valor en nuestras debilidades.  

Inteligencia para que nuestra fe no sea débil, para que no tengamos dudas por la incapacidad de comprender como maneja Dios nuestro plan de vida.  

Inteligencia para captar las malas actitudes y para que estas no se adueñen de nuestras buenas intenciones.  

Inteligencia para enseñar a nuestros hijos e instruirlos en el bien.  

Inteligencia para ser claros en explicar el sentido de la Palabra del Evangelio y las enseñazas de nuestro Señor Jesucristo.  

Inteligencia para ser formadores de una juventud que rinda honor y gloria a  Nuestro Señor Jesucristo y se haga más santa al conocer sus enseñanzas.  

Inteligencia para comprender bien los sentimientos revelados en las Sagradas Escrituras, para comprender bien a Lucas, Marcos, Mateo y Juan, para interpretar a Pablo y conocer porque Pedro fue gran amigo de Jesucristo, a fin de que el mensajes de las buenas noticias de los santos evangelios lleguen inequívocamente a nosotros.  

Inteligencia para recibir y aprovechar eficientemente los Dones del Espíritu Santo, vivir conducidos por El.  

Inteligencia para saber que a ti Señor se te conoces sintiendo tu presencia más que comiendo libros, porque no es necesario saber mucho de ti para amarte, pero es necesario abrirte nuestro corazón sin miedo y necesitados esa luz que nos aclarara la oscuridad.  

Inteligencia para no vivir desordenados, no caer en falta ni en el pecado, para no hacer  nuestras las pasiones del mal vivir, y saber como actuar frente a la iniquidad, al error, para elegir el buen camino, y ayudar al que vive en la oscuridad a salir de ella, para utilizar los conocimientos en procurar un mundo mas humano y respetuoso de lo divino.  

SUPLICA

Espíritu Santo, aquí estamos a tu voluntad, dispuestos a este Don, ayúdanos a estar preparados para recibirlo, sin dejar de ser humildes, sin olvidarnos que debemos utilizarlo con caridad, concientes que es para procurar una vida mas agradable a TI y mas santa, así, tendremos un mundo de convivencia como el que tu esperas de tus hijos.

 

III        CONSEJO

 

Cuanto necesitamos de este Don, para ser prudente, considerados con los demás, para saber elegir y tener una buena dirección en nuestras vidas, para no equivocarnos tanto.  

El buen consejo, es la luz por  la cual el Espíritu Santo muestra lo que debemos  hacer, como debemos actuar en determinadas circunstancias, que gran necesidad de este Don, cuantas veces nos preguntamos que hacer ahora, cuantas veces nos falto para saber que haríamos algo mal, cuantos errores y malas obras nos hubiéramos evitado.  

La sabiduría y la inteligencia necesitan del Don del consejo para su mejor aplicación, porque no basta saber algo y sentir que se analiza con inteligencia si  estamos mal aconsejados, es así como muchos decimos, “el hombre es bueno, pero estaba mal aconsejado”.  

Cuantos arrepentimientos tiene la falta de un buen consejo, cuantas recriminaciones evitaríamos con este Don, cuantos errores se pagan por la faltas de este Don, cuantos abortos se habrían evitados, cuantas celdas estarían vacías, cuantos habrían sido bien guiados, cuantas veces no llego a tiempo, cuantas veces se le cerraron los oídos.  

El consejo, ese Don que nos indica lo que debemos hacer en el  momento oportuno, el que nos permite deliberar, que gran alegría recibirlo, mas felicidad nos da oírlo, necesario para nuestra vida diaria, esta en todos los evangelios, esta en cada prédica o homilía, o en los labios del consejero espiritual.  

La mejor idea, la actitud más segura, mas respetuosa viene de la mano del buen consejo y es fuente del Espíritu Santo. Con el sabemos por Donde caminar, sabemos reconocer el camino que nos lleva al encuentro con el Señor y no tomar caminos equivocados. 

SUPLICA  

Espíritu Santo, aliméntanos de este Don, haznos dependiente de el, para vivir siempre en paz, para ser fiel al Dios Padre y a Dios Hijo, para no equivocarnos con nuestros hermanos, para cumplir con la voluntad del Padre, para llevar a cabo las tareas del plan de Dios en nosotros, para no juzgar injustamente, para no vivir miserablemente con el que necesita una palabra oportuna. 

Espíritu Santo, no deseamos ser vanidosos, pero con el Don del  buen consejo, trataremos de hacer las cosas aspirando a la perfección, esto, para cumplir de mejor forma lo que haz preparado para nosotros y para no hacer vivir a nuestros hermanos en caminos equivocados.  

Así es, sin el buen Don del consejo, ¿que podemos hacer que no tenga algún defecto?, si hacemos las cosas por nuestra iniciativa sin contar con el consejo del Espíritu Santo, ¿Cómo actuaremos con prudencia?  

SUPLICA  

Ven con este Don Espíritu Santo, lo necesitamos para reconocer en cada día cual debe ser nuestra forma de ser, para que sigamos la dirección del camino que va a al encuentro con el Señor, para que seamos dóciles, humildes y sencillos de corazón como tu nos haz enseñado, para que tengamos la certeza de que no estamos obrando mal, y así actuemos con pureza de corazón y con mayor capacidad para recibir los Dones que tanto esperamos, para que seamos prudentes, por todo ello te rogamos que el Espíritu Santo nos favorezca, conciente que con el podremos vivir como apóstoles adheridos a Cristo y sus enseñanzas que esta por encima de la razón.  

También te pedimos que derrames en los corazones de los hombres este Don, para superar los conflictos y desavenencias, haz que la autoridades se dejen guiar por los Dones del Espíritu Santo, así habría menos equivocaciones, menos desgracias, menos injusticias, mas prudencia, por tanto menos sufrimientos y permitiría abrir los ojos a las penosas consecuencias que vemos en este mundo cada día.

 

IV        FORTALEZA  

El Don de fortaleza, cuantas cosas habríamos completado de tener este Don a tiempo, cuantas situaciones no queremos enfrentar por temor a fracasar, cuantas veces hemos sido débiles Donde deberíamos haber sido fuertes, este es el Don para que no seamos permisivos y así poder enfrentar sin temor las dificultades del día a día.  

Este es el Don que con mayor dolor hemos admirado, el tener fortaleza, como la tuvo Jesucristo nuestro Señor,  para soportar el sufrimiento de la flagelación,  para subir hasta el calvario, para bendecir a sus verdugos mientras le clavan en la cruz.  

Cuantos mártires admirablemente supieron de este Don, cuanto trabajo duro tienen que hacer muchos hombres y mujeres para cumplir con su plan de vida, cuanta fortaleza de la madre Teresa para soportar tanta miseria, la del Padre Hurtado para darle a cada abandonado un hogar, como no admirar este Don en Juan Pablo II, que no abandona su tarea y que a pesar de todo lo que le ha ocurrido, se levanta para asomarse al balcón.  

Que gran necesidad de este Don hay sobre la tierra y cuanta disposición hay para recibirlo, especialmente en estos tiempos que son tan difíciles, donde la amargura causada por la maldad llega  tan rápido como violenta, rompiendo el corazón de las familias.  

Este Don del Espíritu Santo,  es muy necesario minuto a minuto, porque nos hace evitar las tentaciones, nos da fuerza para resistir las invitaciones hacia la maldad, por eso necesitamos su asistencia y rogamos para que se nos haga llegar para mantener el alma fiel a Dios.  

Fortalecer el corazón e iluminarlo por el Don del espíritu, es una gracia extraordinaria, porque nos ayuda a ser solidario con los que más sufren y salir a sus necesidades, atender los llamados de socorro que nuestros oídos no quieren oír, porque nos permiten acompañar al dolor de manera generosa y nos da la oportunidad de hacer vida cristiana.  

SUPLICA

¡OH! Dios, cuanta fortaleza necesitamos, especialmente para defender a nuestra Iglesia fundada por Cristo, para defender los evangelios y sus enseñanzas, Tu nombre, el de Jesús tu único Hijo y el de Maria Santa Madre de nuestro Señor Jesucristo y madre nuestra.  

Espíritu Santo, entréganos el Don de la fortaleza para no caer en la tentación de abandonar los principios que nos enseño Jesucristo.  

Espíritu Santo, cólmanos con el Don de la fortaleza, para caminar junto a Jesús, ya que no es fácil seguir sus pasos,  muchas veces es ir cuesta arriba, nos fatigamos, nos agotamos, pero con  tu fuerza todo es posible y  es una dulce oportunidad para permitirnos poner el hombro bajo cruz de Cristo.

 

V         CIENCIA  

Este Don, del que muchos se apropian, viene directamente del Espíritu Santo, que unido al Don de la sabiduría y al Don de la inteligencia, ilumina el alma de los hombres para conocer las cosas humanas, y de esta manera tener un juicio más exacto de la relación con Dios.  

En efecto el Don de la ciencia ayuda a la inteligencia a descubrir como salir de las dificultades y de las oscuridades.  

“A las 17.17 hrs., del 13 de Mayo de 1981, en el Vaticano, mientras daba la segunda vuelta a la plaza, se escucharon los disparos contra Juan Pablo II. Alí Mehmet Agca, un asesino profesional, disparó con una pistola, hiriendo al Santo Padre en el vientre, en el codo derecho y en el dedo índice”.  

Pero allí Donde se hizo presente la maldad, se hizo presente el Don de la Fortaleza para que el Santo Padre alcance la clínica, el Don de la sabiduría se hizo notar en las decisiones que se tomaron para ayudar la Papa herido, el Don de la Inteligencia se hizo presente en los corazones de los que lucharon por su vida, los consejos fueron buenos y prudentes, el Don de la ciencia no fue menos al aportar la utilización de recursos apropiados, es así, como oportuno fue el Espíritu Santo con sus Dones.

En  el Don de la ciencia  participa Dios,  es una luz del Espíritu Santo que ilumina el alma para hacerla notar. La sabiduría y la ciencia participan de algo de común, ambas nos acercan más a Dios.  

Observamos a los hombres y las maravillas que hacen cada día, especialmente en las comunicaciones, estas nos han hecho conocer más a Dios, bendita la buena ciencia y el gusto que se demuestra por emplearla en beneficio de los hombres para la gloria del Padre.  

A diferencia de los animales, Dios nos hizo inteligentes, con capacidad de discernimiento y reunir experiencia, la que aprovechamos en la ciencia a través del conocimiento.

El Don de la ciencia, nos ayuda a discernir lo que debemos creer, lo que debemos hacer, como lo que no debemos creer y hacer, que junto al Don del buen consejo podemos obrar por el bien de los hombres, para ser mas claro en este asunto, debemos creer que con el Don de la Ciencia en medicina se puede avanzar más, pero no debemos forzar a la natura a lo insospechado.  

Los que más participan del Don de ciencia, son los que han recibido el Don de la sabiduría, el Don de la inteligencia, han vivido bajo las premisas del buen consejo, estos son los más iluminados en el conocimiento, gracias Señor porque en el mundo hay muchos de ellos, que ven maravillas en la práctica de la virtud. Descubren grados de perfección Donde otros las desconocen. Ven rápidamente las acciones que son inspiradas por Dios y conformes con sus deseos; enseguida se dan cuenta si se separan un poco de los caminos de Dios.  

Sin embargo también los hay en la búsqueda de desafiar a la naturaleza del hombre creado por Dios, y viven en un mundo de imperfecciones y no alcanzan a ver lo grande que es Espíritu Santo, y se dejan llevar por el alma inescrupulosa sorprendiendo con falsa ilusiones a los irreverentes con el Señor.  

SUPLICA:  

Espíritu Santo, aliméntanos con el Don de la ciencia y así no estar expuestos a equivocarnos en nuestros  sentimientos y  no dejarnos sorprender por las ilusiones que llenan el mundo con falsas expectativas, para que nuestra lucha contra las almas inescrupulosas en el campo de la ciencia rindan los frutos que de ellos esperamos.  

Que este Don tan necesario para superar tantas dificultades de hoy, nos entregue conformidad en nuestras necesidades espirituales y podamos a la vez resolver admirablemente la dudas gracias a la luz superior que el Espíritu Santo nos entrega.  

En efecto, un medio excelente para adquirir el Don de ciencia, es la pureza de corazón, cuidando nuestro interior. Este cuidado atraerá las bendiciones de Dios Padre, que no dejará de derramar sus luces en el alma, dándole poco a poco el conocimiento de ella, que es lo que más falta nos hace y de esta forma descubrir en nuestras conciencias la superioridad de Dios.  

Con Don  de la ciencia, dejaremos atrás la ignorancia o falta de conocimientos que podemos y debemos tener para conocer nuestro comportamiento y el de los demás.

 

VI        PIEDAD

 

Este es un Don muy apreciado por Dios y muy querido por todos los hombres, este el Don que nos une como hijos a Dios Padre, es la mas amorosa aptitud del corazón, es la bondadosa manera de ser de Dios con nosotros.  

El Espíritu Santo, nos honra con este Don, que nos lleva a comprender tan amorosamente como amar a nuestro prójimo y servir a Dios Padre Celestial como sus hijos que le aman por sobre cualquier cosa.  

Que distinto sería el mundo si los corazones se empaparan de este Don, que alegría mas grande para nuestro Señor Jesucristo el que fuéramos hombres piadosos, especialmente cuando El esta en cada pobre, en cada necesitado, en cada enfermo.  

La piedad es promotora del autentico cristianismo, porque es justa, es considerada, es bienvenida, es respetuosa del dolor, es aliento para la angustia, es compasión y trae satisfacción darla, poseerla y recibirla.  

La piedad es el Padre Bueno y es lo que nos conduce a El, a su servicio y disposición, es nuestra esperanza eterna, es nuestra salvación, es vida ejemplar, es santificadora, y quien la posee es un bienaventurado.  

La piedad hizo santos a los santos, Dice San Agustín: “Don de piedad da a los que lo poseen un respeto amoroso hacia la Sagrada Escritura , entiendan o no su sentido. Nos da espíritu de hijo para con los superiores, espíritu de padre para con los inferiores, espíritu de hermano para con los iguales, entrañas de compasión para con los que tienen necesidades y penas, una tierna inclinación para socorrerlos”.

El alma se excita con este Don, la hace ser suave, sabia, inteligente, comprensiva, prudente, devota, sensible, amable, diligente, sentimental, solidaria, compasiva, comprensiva, preocupada,  servidora de los hombres en el servicio al Señor.  

La piedad es un dulce atractivo que nos lleva a Dios, es una lágrima conmovedora por los que sufren, es afligirse por lo afligidos, es una mano tierna que consuela las penas, es alegría de ver a otros contentos, es entregarse por completo por las enseñanzas de Jesucristo.  

La piedad es un golpe contra la dureza de corazón, es una tarea ferviente contra la injusticia, es una práctica que llama a ser condescendientes con nuestros hermanos, rompe el silencio Donde se pretende acallar las necesidades de igualdad y atención a los desposeídos.  

Los que no poseen el Don de la piedad, son insensibles al amor, no vibran con la felicidad de los que encuentran refugio en el Padre, no sienten pena por los que ofenden al Señor, no tienen compasión por el prójimo, no se molestan en servir a los demás, conocen el egoísmo en su propio corazón, viven en el reino de la amargura, la venganza y el odio, no conocen la caridad, no lloran por no gastar una lágrima y no pueden borrar de su rostro la antipatía.  

Hemos vistos ricos avariciosos, la dureza implacable en los tiranos, sabios sin devoción, son los mismos que no lloran sus pecados, resplandecen en impureza, encadenan su alma y la amordazan para que no delaten su impiedad.  

Pero para no dejar de ser honesto, también hemos visto corazones duros, contrarios a la piedad en muchos que predican la palabra, esos que son como las piedras cuando se lanzan al agua, que se empapan por fuera y permanecen secos por dentro, que falta de dignidad para la religión, que poca fineza de espíritu.

SUPLICA

Espíritu Santo, no deseamos destacarnos por ser talentosos, o mas sabios que otros, ni mas inteligentes que cualquiera, o por buenos consejeros, o por ser grandes entendedores de la ciencia, pero si deseamos a cambio de todo eso, poseer todo el Don de la piedad que nos puedas dar, para sentirnos dignos de pediros perdón, piedad,  clemencia e indulgencia.

 

VII       TEMOR DE DIOS

 

Este es el Don que nos ayuda a tener victoria sobre el mal, es el que nos hace recordar la necesidad de cumplir los mandamientos, y nos hace someternos a la voluntad del Padre.  

Este Don bueno, temor de Dios, aleja del alma toda posibilidad de participar en lo que desagrada a nuestro Buen Padre, hace huir  a la maldad, por este Don se llega a Dios, se alcanza  la sabiduría, porque conocemos y gustamos de Dios, se recibe la inteligencia porque sabemos comprender mejor nuestra relación con EL,  es el mejor consejo para vivir en la prudencia, es la fortaleza para salir de las aflicciones, es vivir entendiendo la ciencia, porque esta, no sería nada sin El, es el camino a la piedad, el primer paso en el camino de Dios.  

Es con este Don Donde se perfeccionan los Dones, cuando se empieza a gustar de Dios es cuando se le empieza a temer, pero de forma amorosa, pura, Donde no existe el interés personal.  

Quien teme de Dios, no le es irreverente, no le ofende, no cae en tentación, no vive en la maldad, no conoce el odio, disfruta del amor, no cae en inclinaciones desordenadas, es respetado, sabe respetar, purifica el alma, tiene el corazón bueno, humilde y manso,  es cuidadoso en su actuar, es amigo de la bondad, sabe de la caridad.  

Que bueno es temer de Dios.  

Este Don debe ser bien administrado y así acompañar nuestra felicidad por ser hijos de Dios, buen amigo de Jesucristo, fieles a la Santísima Trinidad, y muy conciente que Dios quiere lo mejor de nosotros y nosotros damos lo mejor de si.  

El temor de Dios, no hará comprender como llegar a la perfecta pureza de conciencia, porque nada le podemos ocultar a EL, y estaremos atentos a los sentimientos del corazón y a cada pensamiento.  

Este Don, nos facilita nuestra mas difícil tarea, dominar nuestro desorden, nuestros defectos, nuestra debilidades del corazón, pero al mismo tiempo, nos ayuda a darnos cuenta de haber cometido faltas o pecado, nos ayuda a arrepentirnos, a ser contristo, a mejorar nuestro examen de conciencia, y aceptar la penitencia.  

SUPLICA

Ven Espíritu Santo a nosotros, danos el Temor de Dios con la capacidad de entender bien el sentido de este Don, sin que nos impida el necesario afecto al amor a Dios, lo necesitamos porque deseamos liberarnos de la frialdad, de los falsos orgullos, del libertinaje inconciente, para que no seamos nunca irreverentes con el Señor y para que no actuemos con desprecio a la vida.  

Cólmanos Espíritu Santo del Don de Temor a Dios, para que no seamos tibios Donde el coraje para defender nuestra fe se hace necesario,  para no ser parte de la desidia frente a la injusticia, para que seamos fieles colaboradores como apóstoles de nuestro Señor Jesucristo, haciendo llegar el santo evangelio a todo lugar.