Meditaciones sobre Jesús

La claridad de Jesús para escribas y fariseos

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

“cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras”.(Mt 23, 1-12)

Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: “Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen”. 

Jesús nunca estuvo al lado de la hipocresía, y siempre nos advirtió contra la soberbia, y esas palabra de “no se guíen por sus obras”, las hace para ponernos alerta. Seguramente este Evangelio produce incomodidad a todos aquellos que utilizan la jerarquía o que se asumen como superiores frente a sus hermanos, como los que “les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos”. Nuestro Señor Jesús, es absolutamente claro, consecuente y coherente en todo, es así, como nos pide que seamos iguales y si predicamos algo practiquemos lo mismo, si hacemos lo contrario, le estamos haciendo un daño enorme a los que depositan su fe en nuestro Evangelio y las instituciones que decimos representar.

Sepamos aceptar este “tirón de orejas”, este consejo que nos da Jesús, lo hace porque lo considera beneficioso, y si pecamos de soberbio, abramos nuestro corazón a las palabras del Señor y no hagamos oídos sordos, no busquemos justificaciones, seamos coherente entre nuestra forma de pensar y nuestros actos para que no se dude de nuestra honradez y no busquemos justificación el la incoherencia de nuestros hermanos, no actuemos miserablemente, juzgando a nuestro prójimo, haciéndole críticas, si luego no queremos ser juzgados de la misma manera.

Dice Jesús: “En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos”, esta es la afirmación que debemos tener siempre presente, solo El es nuestro Maestro, de El debemos aprender, a El le debemos obligación por sobre cualquier, a El debemos acudir, El es nuestra fuente, El es nuestro principio, no tenemos porque seguir otras reglas, El nos dejo el Evangelio, allí esta nuestra norma de vida. Tengamos esto muy presente, porque no faltará alguno que quiera exponerte ciertos principios adornados de moralidad y falsa prudencia en nombre de la fraternidad y la buena convivencia a fin de seducirte con actitudes que no son otra cosa que “cantos de sirenas”, tengamos cuidado, y apretemos fuertemente a nuestro corazón al Evangelio y a todos su principios, de esa forma estaremos siempre al lado de la verdad, pero atentos, el Evangelio no se interpreta al gusto de cada uno ni se acomoda, se interpreta como Jesús lo enseñó, El es el Maestro.

“Todos ustedes son hermanos”, nos dice Jesús, y si todos somos hermanos, entonces somos iguales, nos une una misma caridad, que es el Amor de Dios, nos une una misma fe, entonces nuestro trato debe ser hermanable, es digno de respeto la nacionalidad de cada uno y el origen, así estamos organizados en la sociedad, pero no olvidemos la realidad de que todos somos hijos de Dios, por eso todos somos hermanos.

Claridad absoluta en este concepto, el que busca ser servido, desvirtúa las enseñanzas y los ejemplos del Maestro, servir es nuestro gran propósito como cristianos, ese es nuestro lema, ese debe ser el actuar del que esta jerárquicamente más arriba, es el ejemplo que se debemos seguir si se nos ha encomendado un cargo superior, así los dice el Señor Jesús “El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado”, El Señor fue el ejemplo; “Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón porque lo soy. Si yo el Señor y Maestro, le he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado este ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes” (Jn13,13,-15)

No busquemos ser ensalzado ante los hombres, dejemos que sea Dios el que nos apruebe.

No olvidemos hacerle caso a nuestra propia conciencia, a lo que ella dictamine y obremos conforme con esa conciencia.

“¡Ay de ustedes!... escribas y fariseos hipócritas”, (Mt 23, 13-22)

Jesús condena fuertemente a los escribas, personas que copiaban textos o que los escribían al dictado y a los fariseos, es una desaprobación de algo que el Señor considera malo y pernicioso, es así como también los considera hipócritas, porque fingen cualidades, ideas o sentimientos contrarios a los que verdaderamente aparentan tener.

Jesús habló diciendo: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, es que Jesús dice las cosas con gran claridad, como debiéramos decirla nosotros frente a la hipocresía, porque esta actitud de fingimiento de los hombres no tiene cabida en ninguno de los hijos de Dios, por tanto en ningún discípulo de Jesús, pero con mucha claridad, el que es apóstol, debe mostrar coherencia, y ésta, está en la sencillez, en la actitud recta, honesta, en la defensa de la verdad. La hipocresía es absolutamente contraria a nuestros principios, especialmente por que ella pretende disimular la falta de sinceridad, y para ocultar lo que verdaderamente somos y así intentar que los demás no se den cuenta de la falta de inclinación para hacer el bien que se manifiesta en nuestro corazón.

Jesús consecuentemente, nos advierte, que la hipocresía es maligna en nosotros los cristianos si queremos ser evangelizadores, y si queremos ejercitar el apostolado, porque no es posible ocultar o encubrir por mucho tiempo la falta de virtud, la desidia y la poca participación y el nulo sacrificio, como la falta de amor a Dios y a los hombres.

Jesús dice: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno del infierno que ustedes! En efecto, gran daño le hacemos a aquellos que se sienten atraídos por nuestras palabras, por nuestra prédica y luego no damos autentico testimonio de una vida recta, de una permanente actitud de vida honesta, y de conciencia limpia a toda prueba, porque nunca será suficiente el convertir, y motivar nuestra fe, es necesario también motivar a los que se han acercado al Señor y a toda su fe, a que la mantengan, la refuercen y la perfeccionen.

Jesús condena diciendo:”¡Ay de ustedes, guías ciegos” En efecto, queremos ser Luz y sin embargo podemos se tinieblas, y en vez de llevar a nuestros hermanos por el buen camino, los llevamos por el despeñadero, empujados por nuestra mala actitud y malos ejemplos, y así nos transformamos en ciegos, guiando a otros ciegos por caminos peligrosos, y esto porque nosotros no somos capaces de ver cual es el verdadero camino, que conduce a la santidad, al Reino de los Cielos.

Esa es la claridad que nos pone Jesús al condenarnos si actuamos soberbiamente, si nos resistimos a la verdad y arrastramos a otros por nuestro error. Tratemos entonces de cumplir con la obligaciones de vida apostólica que el Señor nos haya encargado, hagámoslo con consecuencia, con coherencia, y debemos hacerlo siempre, es nuestra tarea como cristiano que estamos siendo llamados por Dios todos los días, no hagamos oídos sordos, no nos dejemos conducir por ciegos, seamos luces verdadera, demos todo de sí, para dar testimonio y ejemplo, para que mas hombres se hagan cristianos, y muchos cristianos católicos, nuestro mundo andará mejor.

¡Ay de ustedes,……descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! (Mt 23, 23-26)

Dice Jesus “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!”. Jesús, no esta en contra de observar la Ley, al contrario el aprueba la observancia, pero manifiesta que no se deben acallar aspectos muy importantes, entonces El denuncia la escasez de verdad, la falta de honestidad moral y el porque se silencia lo que es importante para la voluntad divina, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad.

Jesús le reclama: “¡Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.”, que la Ley por la letra, o por el espíritu, no tienen porque ser dos propuestas contradictorias, al contrario estas deben unir o armonizar para lograr un fin, esto es cumpliendo al letra, pero animadas por el espíritu.

La claridad para decir las cosas esta siempre presente en Jesús, aunque los ejemplos estén en metáforas, que es un recurso habitual en todos los evangelios, o como en muchos casos utilizando expresiones conocidas en la expresión popular, “el grano de mostaza”, o simples analogía de relación de semejanza o de parecido entre dos o más cosas distintas, pero fin del ejemplo, es recurrir a una cita para ilustrar o respaldar lo que se dice, de cualquier forma, Jesús se sabe hacer entender, para que todo quede bien claro. Aquí Jesús, emplea sus recurso para hacerse mejor entender diciendo: “¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!, para decir como muestran aversión o repugnancia a cosa pequeñas, el mosquito, y dejan pasar grandes delitos, el camello.

Jesús siempre nos esta indicando, que es lo mas importante, “La Justicia”, es importante en la Ley, porque para que esta tenga valor, ha de ser justa, respetuosa de los derechos de todos, pero antes que nada, debe respetar y cumplir los de Dios, porque están por encima de todos. Con todo, no olvidemos ser justos con el prójimo, no pienses solo en los deberes que ellos deben cumplir, ellos también tienen derechos, y algunos sobre nosotros, y si somos capaces de admitir esto, junto con los derechos de Dios, podremos pensar en que somos justos.

Juntos con guardar la justicia, tenemos que hacerlo con la misericordia, otro aspecto importante para Jesús en la observancia de la Ley, esto es que nuestro prójimo, al aplicarle la Ley, debemos ser misericordiosos, eso supone una actitud con un buen corazón, compasivo, comprensivo y con mucha bondad, esto es para Jesús algo esencial en la Ley.

La fidelidad, es parte de la Ley, esta supone una aceptación incondicional de la Palabra de Dios, fidelidad a la voluntad de Dios, a los Planes de Dios, y a toda misión que el Señor nos haya encomendado.

El Señor Jesús, no se reprime, el expresa con nitidez sus sentimientos, para poner freno a las actitudes indignas, y dice: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno! ¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera. Aquí Jesús nos pone su lenguaje de metáforas, para dejar al descubierto la falta de sinceridad habitual en los fariseos, que acostumbran a las exterioridades, a las apariencias, pero descuidan lo que es verdaderamente significativo y valedero, lo interior, el fondo del alma. Para Dios, no tiene importancia lo que aparentemos, si no lo que verdaderamente seamos. 

“por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad” (Mt 23, 27-32)

Jesús continua condenando fuertemente a los escribas, que eran expertos en la interpretación de la ley, estos eran en su mayoría de la secta de los fariseos, a quien también Jesús les habla con mucha claridad, y los siguen considerando hipócritas, y ellos no dejan de fingir cualidades distintas a las que verdaderamente aparentan tener.

Jesús habló diciendo: ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre! Jesús les habla así por que no quiere un fe que solo es apariencia, esto es que esta por fuera, tiene el aspecto de algo, pero no es, entonces lo que El quiere y exige, es una fe “en espíritu y en verdad”. Este es el empeño, el interés que pone Jesús en hacerle ver a los escribas y fariseos y a todo el que oiga, que para dirigirse a Dios, es necesario e imprescindible tener santidad interior.

Jesús, con su excelente pedagogía, aprovecha la costumbre que se tenía de blanquear los sepulcros con cal, costumbre muy remota que existe hasta hoy día, recordemos que el tocar un muerto producía impureza, al pintar las sepulturas de blanco, se podían identificar para no tropezarse con ellas. Con todo, Jesús, les hace a lo escribas y fariseos tropezarse con la verdad.

La verdad era que los fariseos a la vista de todos aparecían como hombres muy estrictos y observadores de la Ley, pero con esas apariencias tapaban y encubrían una forma de vida contrariamente a los que decían. Es así como al igual que pintar la sepulturas con cal es una costumbre que se mantiene hasta hoy para que aparenten limpias, también entre nosotros aún hay muchos fariseos que aparentan lo que en verdad no son.

Es así como en Jesús nos hizo abrir los ojos para ver como los fariseos, blanqueados semejantes a los sepulcros, en alta voz hablaban de su bondad, y sin embargo por dentro eran abundantes en malignidad.

Jesús de los escribas y fariseos nos dice: “Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad”. Los fariseos hicieron merito suficientes para que Jesús los regañara desaprobando su conducta, por su rechazo del Mesías, al que perseguían con oscuros propósitos, como darle muerte, algo que ellos estaban acostumbrado, porque con su forma de ser había dado muerte a hombres justos y a profetas. 

En efecto así nos señala Jesus: "! De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmen entonces la medida de sus padres!

Así es, como también tenemos que tener mucho cuidado, en caer en las mismas faltas de aquellos fariseos, esto es, aparentar los que no sentimos en la fe y ser exigente en todo lo que así esta escrito sin ser capaces de ver con el espíritu, con la verdad, con natural inclinación de hacer el bien, con espíritu de santidad, con autentica piedad, no esta bien decirle o hacerle de manera intencionada y generalmente desmedida lo que se cree que puede agradar a otra persona por el solo hecho de hacerle creer algo que no es cierto, eso es hipocresía.

No hace ninguna falta que nos vean hacer otros el bien, como cuando oramos en silencio, sabemos que Dios nos oye, sabemos que a Dios no le podemos ocultar nada, menos lo que hay en el fondo de nuestro corazón. 

Este es Jesús, nuestro Señor, así nos habla, así se dirige a los escribanos y fariseos, con claridad absoluta, sin hipocresías, con la verdad en sus palabras, así debemos nosotros ser y actuar, a El debemos imitar.

Por comprender esto cada vez más, “Gracias Señor”