Meditaciones sobre Jesús

Jesús enséñame a imitarte en la humildad

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

 

Cuantas veces me he repetido el “Aprended de Mí que soy manso y humilde de corazón”, cuantas veces lo he intentado, cuantas veces he sentido sufrimiento por no lograrlo, cuanto temor de no poder serlo, cuantos sentimientos de inquietud por tratar de saber que me lo impide.  

Solo tu mi Señor  Jesucristo puede enseñarnos a ser humildes y entonces busco la forma de entrar en TI, busco en tus enseñanzas, busco imitarte, intento seguir tus pasos y empaparme de todos tus ejemplos.  

Busco en el desconcierto, y espero una gran sorpresa, y me encuentro que no tiene límites o que no tiene fin, que es infinita esa distancia  que me separa, y por mucho que aspire a la perfección,  no soy nada.  

Lo mas cerca que he llegado, es comprender el  conocimiento de mis  propias limitaciones y lo agradezco porque me invita a obrar sin orgullo, pero que difícil es la humildad cuando tenemos que reconocer nuestros propios errores.   

Que gran ejemplo el tuyo Señor Jesús, naciste en el mas humilde de los sitios, fuisteis carpintero, pescador, caminante de senderos humanos, fuisteis tentado y no dejaste de ser santo, viste la miseria, sufristeis la condenación, y nunca dejaste de ser suave con los hombres, que difícil tarea para nosotros al querer imitarte en la humildad.  

Que lejos estamos  de tener en nosotros mismos esos  humildes sentimientos que tuvisteis,  cuando solo  pensamos en elevarnos y engrandecernos, en nuestra propia superioridad, y  ese es el centro de nuestras aspiraciones,  nuestros pensamientos, nuestros profundos deseos en el corazón.  

Así es Señor, esa es la verdad misma, estamos convencidos que nuestros sentimientos son buenos y que hacemos méritos para ser dignos hijos de Dios, y no son mas que mentiras, y no caemos en cuenta del error, y mas encimas no llenamos de deseos de ser estimados, reverenciados, alabados y honrados, nos vanagloriamos y en ningún momento pensamos en la grandeza que significa humillarse y ser humilde.  

Por eso Señor Jesús, enséñame a imitarte en la humildad, enséñame a ser suave, dócil en mi condición y trato con mis hermanos, ser sensible, apacible y tranquilo con todos, aléjame del trato bravo de las fieras, acércame a la actitud que Dios Padre espera de nosotros.