Meditaciones sobre Jesús

Como oír el Santo Evangelio

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant

 

Cuando nos disponemos a oír el Santo Evangelio, lo hacemos de pie, por que es un mensaje del Señor, y ese mensaje es para nosotros, recordando que asistimos la Santa Misa también para alimentarnos de la Palabra del Señor, es así como debemos estar en una actitud y disposición de atención para sentir su presencia entre nosotros con la convicción de nuestra fe, especialmente cuando sabemos que si dos o mas nos reunimos en su nombre esta en medio de nosotros. Comparto la opinión de muchos, y doy fe sobre lo hermoso que es oír con los ojos cerrados, pues es una buena forma de sentir la presencia de Cristo, pero en cualquier de los casos, solo la compenetración en lo que se proclama, y la fe en la Palabra, es la nos traerá paz a nuestro corazón y entenderá la divina enseñanza.

Si nos preguntamos cuantas personas estuvieron caminando o sentados junto a Jesús y escucharon directamente de El sus palabras, cada uno de nosotros podría decir una cierta cantidad, como así también podríamos imaginarnos cuantos vieron sus milagros, cuantos gozaron de sus parábolas, cuantos recibieron de su manos los panes y peces, o cuantos fueron los que lo recibieron en las puertas de Jerusalén. 

Muchos fueron felices por haber vivido tan cerca del Señor Jesús, aceptaron, comprendieron e hicieron suyas las enseñanzas del Maestro, pero también muchos gritaron a favor de Barrabas, y camino al calvario fueron irreverentes y no les importo el sufrimiento de Cristo.

A diferencia de aquellos que compartieron y gozaron la presencia de Jesús, muchos de nosotros y desde hace 2000 años no le hemos visto con nuestros ojos, pero lo hemos sentido junto a nosotros, nos hemos alimentado de su palabra, hemos comido su cuerpo y bebido su sangre, entonces sin verlo le conocemos, lo amamos y le seguimos. Todo esto ayudado por oír bien el Santo Evangelio y atesorar cada una de sus palabras en nuestro corazón.

Leer y oír atentamente los Evangelios, es reforzar nuestro conocimiento de la vida de Cristo, es conocerlo cada vez mejor, es reforzar nuestra fe, es fortaleza para cada uno de nosotros. Esta es una gran razón para que nos motivemos y promovamos leer y asistir a la Liturgia o la Eucaristía y a estar atento a cada una de las palabras del Señor, a sentir y a disfrutar de su presencia, y así de esta forma, será también esta palabra, el mejor alimento para nuestro espíritu.

Por comprender esto cada vez más, “Gracias Señor”