Es fácil cambiar

Autora: Noris Capín

Sitio Web:  ¡Mujer, levántate!,

Autora del libro: ¡Mujer, levántate!

 

 

“Envía tu luz y tu verdad, para que
ellas me enseñen el camino.”
Salmo 43:3

Dentro de nosotros existe una gran polémica interna. Queremos hacer cambios en nuestras vidas, sin embargo hay algo que interfiere el canje que desea nuestra persona.
No se si será porque nos hemos acostumbrado a la falsedad que está a flor de piel, o si
es que somos nosotros los que somos falsos. El caso es, que ha llegado el momento en
que deseamos convertirnos en seres diferentes; con un propósito que transcienda más allá de la verdad y que llegue aún más lejos.
Al estar en ese estado meditativo que algunas veces toca el fondo de nuestro corazón,
nos damos cuenta, que la vida sigue su curso y no hay nada que altere el ritmo de esta.
Caminamos dispuestos a conseguir lo que ella nos ofrece, sin pensar si haría o no la diferencia, en cuanto al cambio que deseamos tener.
Dada esa condición automatizada, no somos capaces de ser personas predecibles, al mismo tiempo, nos caracterizamos por ser incorregibles candidatos a ganar una carrera
o a saltar un muro, no importa cuán alto sea.
Y en medio del estallido de nuestra propia conciencia, renace una luz que nos ilumina para que nuestras propias virtudes florezcan, sin que esa misma luz cubra nuestras incontables faltas.
Queremos hacer tantas cosas que muchas veces, varía el curso de nuestra vida, porque no hemos tomado decisiones sensatas e inteligentes. Lo podemos leer en la carta de San Pablo a los Romanos 7:15 “No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero,
y en cambio aquello que odio es precisamente lo que hago.”
Sabiendo esto, encontramos que a través de los siglos, el ser humano sigue siendo imperfecto. La deficiencia que nos domina, afecta el desear hacer innovaciones que dejen ver a una persona nueva en Cristo Jesús. Una mujer y un hombre que caminen para mejorar las relaciones humanas, por medio del buen sentido que nos dicta la Palabra de Dios.
Pensamos que los deseos de implementar algo nuevo en nuestra vida, ha llegado muy tarde y por consiguiente, aplastamos el clamor que vibra dentro de nuestro ser; cuando encontramos que es imposible alterar comportamientos y corregir actitudes.
Por eso decimos: ¡Qué difícil es cambiar! Idealizar nuevos hábitos, modificar el vocablo y suavizar los gestos. ¡Qué difícil es cambiar! cuando nos hemos acoplado al ritmo trivial que rige nuestra vida. ¡Qué difícil es cambiar! cuando nos miramos al espejo y la vanidad glorifica la imagen que nos devuelve la luna.
¡Qué difícil es cambiar! cuando nos sentimos mimados por la gente y ensalzados por nuestros amigos. ¡Qué difícil es cambiar! cuando pensamos que merecemos
reverencia y veneración, por parte de los que nos rodean. ¡Qué difícil es cambiar! cuando creemos que nuestra inteligencia basta y que la sensibilidad del alma, no importa.
¡Qué difícil es cambiar! cuando hablamos mal de nuestros semejantes y nos divierten sus dolencias. ¡Qué difícil es cambiar! cuando el egoísmo entorpece los planes de nuestros seres queridos. ¡Qué dificil es cambiar! cuando la envidia toma poseción de nuestros actos. ¡Qué difícil es cambiar! Sin embargo, no es imposible...
Dice la Palabra de Dios “¡Desdichado de mí! ¿Quién me librará del poder de la muerte que está en mi cuerpo? Solamente Dios, a quien doy gracias por medio de nuestro Señor Jesucristo.” Romanos 24-25
Poder apreciar los dones que realzan nuestro carácter, es un buen punto para poder comenzar la búsqueda de nuestro propio ser. Estar de acuerdo con los mandatos de Dios, es hacer un recuento de las cosas que queremos implementar, dejando a un lado el temperamento negativo, al dar paso a una ola refrescante; que vivifica nuestra vida y que sólo viene de Dios.
Cuando esto ocurre nuestras actitudes se corren a un lado, al nacer dentro de nosotros personas nuevas; las que suelen decir: ¡No es tan difícil cambiar!
Es por eso, que cuando nos dejamos llevar por la sinceridad y el buen juicio, cosas maravillosas pasan en el nombre de Jesús. Entonces decimos: ¡Qué fácil es cambiar! cuando nuestro corazón se expande al amor y a la caridad. ¡Qué fácil es cambiar! cuando
decidimos tomar un día, para consagrarnos a la paz del alma. ¡Qué fácil es cambiar! cuando deliberadamente, excluimos el chisme de nuestra rutina diaria.
¡Qué fácil es cambiar! cuando meditamos las consecuencias que generan nuestros actos. ¡Qué fácil es cambiar! cuando estamos atentas a poner freno a palabras hirientes. ¡Qué fácil es cambiar! cuando recordamos que existe Dios, en medio de nuestro egoísmo.
¡Qué fácil es cambiar! cuando hablamos sobre paz y misericordia. ¡Qué fácil es cambiar! cuando la verdad brilla por encima de la mentira. ¡Qué fácil es cambiar! cuando dejamos atrás la hipocresía. ¡Qué fácil es cambiar! cuando abrimos nuestra mente a la humildad de espíritu. ¡Qué fácil es cambiar! cuando profesamos compasión a un enfermo. ¡Qué facil es cambiar! cuando honramos la fidelidad del matrimonio. ¡Qué fácil es cambiar! cuando visitamos a un anciano solo y olvidado. ¡Qué fácil es cambiar! cuando
levantamos al caído con palabras de aliento. ¡Qué fácil es cambiar! cuando Dios
toca la puerta del corazón y le invitamos a vivir en el. ¡Qué fácil es cambiar! definitivamente, es maravilloso...

“Llegaré entonces a tu altar, oh Dios,
y allí te alabaré al son del arpa, pues
tú mi Dios, llenas mi vida de alegría.”
Salmo 43:4

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Autora del libro: ¡Mujer, levántate!