El arte de crucificarse

Autor: María Ferraz



El Museo Bolzano de la región italiana de Trentino exhibe las obras de un tal Kippenberger, entre las que cuenta una representación de una rana crucificada con el fin de suscitar repugnancia hacia este hecho. El icono de la crucifixión es, sin embargo, Jesús, un Amor tan terrible como la tortura que le ata a la Cruz. En él se ensambla, ya para siempre, la obra de la Redención del género humano con la Persona de Jesucristo. Este acontecimiento ha sido tomado por mal intencionados para hacer de él burla y escarnio público en nombre del arte o del espectáculo musical. Siempre habrá gentes que se autoexcluyan del Cielo haciendo inútil en ellos la salvación. Muchos olvidan que el arte persigue la elevación hacia la belleza, en cuyo origen y término siempre está Dios.