En la cajita de los recuerdos

Autor: María del Carmen Fernández

 

 

En la cajita de los recuerdos, perdida entre los mil pensamientos de una persona ocupada, encontré una palabra transformada en verbo, que al conjugarla, movió mi vida sorpresivamente. Entonces, me dije:” es hora de frenar mi silla de ruedas y traer al presente aquel estilo, no común, que un sacerdote español, el P.Manuel Duato, famoso como Quitapenas, me enseñara para que yo pudiera darle mi propio contenido.” 

NAVIDAD     ==    NAVIDEAR 

NAVIDEAR es celebrar en una noche a pocos días de terminar el año, el sentirnos como hermanos y ser más profundamente amigos. Porque en los abrazos y el brindis de ese instante, sólo el AMOR une. 

NAVIDEAR es esperar como niños que el reloj marque las doce para recibir un regalo.

NAVIDEAR, nos invita a escribir unas  líneas a aquella persona que permanece colgada en nuestros afectos, y con la que no nos comunicamos hace mucho tiempo, no importa el motivo que nos separa y la distancia que nos bloquea.

NAVIDEAR es mirar los adornos como ramilletes de luces que dan un toque de brillo a las vidrieras, invitándonos a comprar aquello que creemos dará un poco de alegría para los de nuestra casa o bien, para el que  logró venderlo.

NAVIDEAR, es tener una profunda alegría en el corazón sin saber claramente el motivo. Pero sí, sentir la necesidad imperiosa de darla, transmitirla como un grito del alma que se ahoga sino comparte la dicha de los que aman. 

Todos los años se puede comenzar a NAVIDEAR repasando el verbo:

Yo navideo, cuando soy capaz de detenerme en mis múltiples corridas de ese día y tenderte mi mano con un mensaje de paz...

Tu navideas, a pesar de sentir que el  dolor que te entristece es muy fuerte y sin embargo, levantas tu ánimo , te arreglas bonito,  pones en tus labios una de tus mejores sonrisas y compartes con los otros la dicha de estar juntos...

El navidea, recordando aquella oración que aprendió de niño y que había dejado de lado por todo aquel vocabulario que lo hizo crecer de golpe sin dejarlo madurar en el valor de los sentimientos, de la fe y de la esperanza...

Nosotros navideamos , los que hacen la revista, más vos y yo que la leemos, tratando de alimentarnos del mensaje actualizado que el Niño de Belén hoy traería a nuestra vida para  embellecer nuestra existencia...

Vosotros navideáis. Muchas otras personas pasan sus vidas ignorando el verdadero sentido de la Navidad, es para ellos un feriado más para comer y beber en abundancia. Aprovechan la fiesta para el bullicio o para un viaje postergado. Cuando no explotan a la par de los petardos aturdidores, con las broncas de sabor a rabia que acumula por la última injusticia que se tuvo que tragar o porque siempre cree más en la traición del golpe por el trasero que en el gesto  del que da solidariamente...Vieron el árbol lleno de luces que les estorba el paso pero no pudieron descubrir la luz que se desprende de los brazos extendidos de un Niño que da Vida...

Ellos navidean , los que a pesar de todos los contratiempos, de todos los sufrimientos y de todas las penurias, aquí y allá, levantan con una sonrisa el ánimo del que está enfrente o al lado de ellos. Es el reflejo de un espejo. Si al mirarse en él, sonríe, la imagen le devuelve una sonrisa. Es muy poco y hace mucho. 

Si cada uno aprende a repasar generosamente el verbo navidear, en esta Noche Buena  se obrará el milagro donde Dios Padre escriba en los corazones de las personas: PAZ  a los hombres de buena voluntad.